Una vida juntos

Me transpiran las manos. Se me acelera el corazón. Empieza como un temblor adentro mío que no puedo controlar. Me cambia totalmente el humor cada vez que te acercás. De seguro las pupilas se me expanden por un instante y de afuera se me ve distinta.
Me siento feliz cuando estoy al lado tuyo, es increíble lo que provocás. Siento como si estuviera enamorada por primera vez...otra vez. 
No hay nada en vos que me parezca malo, o incompleto, o defectuoso y que deba ser cambiado. Sos un ser perfecto para mí, no te cambiaría ni te agregaría nada. 
Me encanta verte caminar con ese andar tan particular. 
Es inevitable no imaginarme con vos en todo momento, cómo seríamos nosotros dos juntos en una relación como se debe, teniendo una vida juntos. 

A veces me desprendo de a ratos del mundo real y me abstraigo imaginándonos a nosotros dos en la cama, amándonos a más no poder, besándonos el uno al otro como lo hacen en las películas, sin dejar ninguna parte del cuerpo dispersa que no haya pasado por nuestros labios que parecen insaciables. Te imagino abrazándote fuerte, bien fuerte para que te quede claro que no querría dejarte ir jamás. Nos veo haciendo el amor cada vez que podamos, con esa pasión tan joven y potente que habita en nosotros. Puedo encontrarnos desayunando a la mañana siguiente, sintiendo que todo lo que nos rodea está en su punto justo y que no hay nada que pueda ser mejor que ese momento.

Nos imagino caminando juntos de la mano, planificando un montón de cosas (vaya uno a saber qué) pero planificándolas con vos. Fantaseo con la idea de que me sorprendas por atrás un día, pongas tus manos en mis ojos y me digas: "adiviná quién soy", haciendo ese juego de nenes que en realidad no hace falta que lo intentes, porque estés donde estés, en cualquier estado en el que te halles vos, o inclusive yo, puedo reconocerte a miles de kilómetros de distancia.
Te imagino contándome un problema tuyo serio que te está matando por dentro, haciendo que las lágrimas rueden por tus mejillas de manera desmedida, y me veo ahí, consolándote, mirándote directamente a los ojos y diciéndote, con una mano sincera en tu mejilla: "mientras esté yo acá, nada malo te va a pasar, acordate siempre de eso", como lo vengo haciendo y como siempre lo hice.

Te tengo siempre presente. Estoy siempre pendiente de vos. ¡Que se animen a denigrarte adelante mío, que se animen a prejuzgarte y a decir pelotudeces en contra tuya, es la última cosa que harán mientras yo esté ahí!. 
Es incomparable, increíble, inimaginable la sensación de impotencia que siento y que he sentido todo este tiempo. Me siento tan incompleta, creía que la soledad era una buena "mala compañera". Ya no sé que más hacer, no quisiera pensarte ni un segundo más, te veo tan inalcanzable que, a veces, me vence la tristeza y el desencanto, pero siempre me repongo y no puedo evitar seguir ilusionándome y creer que todo puede cambiar, que vamos a sorprender a todos y vamos a decirles, bien orgullosos de eso: "acá estamos...por fin".