miércoles, 26 de septiembre de 2018

En la lucha se refleja el alma

Desde que tengo memoria, los peores y los mejor momentos de mi vida, los viví de noche. Por eso, quizás, es que me parece tan especial que baje el sol y la luna tome un lugar protagónico.  Es complejo lo que me pasa con la ¿vida? nocturna. El silencio y la paz que se vive y se respira pueden ser tan favorables como contraproducentes para mí. 
Particularmente en éste instante no sé a dónde quiero estar, y se hizo de noche. La noche más fría y con mayor sensación de soledad e inseguridad en mucho tiempo. Me siento frágil y vulnerable. Y (me) cuestiono muchas cosas, por ejemplo: 
¿Qué se hace cuando no sabemos a dónde queremos estar?
¿A dónde corremos cuando sentimos que la vida perdió el color?
¿Cómo te corrés, o sos parte de algo, que ni siquiera sabes qué es? 
¿Cómo se sigue?
¿Cómo se sigue después de esta noche de luna llena? Esta luna que me incita a actuar, a disfrutar, a ser yo, pero al mismo tiempo a sentir la soledad, el frío y la tristeza de no poder estar mirándola junto a otra persona. 
Y, ya que pienso en “otra persona”, pienso en la soledad. 
¿Por qué no nos animamos a la soledad o a las cosas nuevas?
¿Por qué pensamos que la presencia de una persona nos puede cambiar la vida? 
¿Por qué no nos animamos a decirnos “así estamos bien y no necesitamos a nadie más"?
¿Qué nos hace pensar que no somos capaces de vivir la vida solos? 
Yo toda mi vida viví la soledad como algo horrible. La sensación del vacío de no poder compartir tus cosas con otra persona. La sensación de que si otra persona no te ve, no existís. La sensación de sentir que nunca es suficiente, porque no hay nadie que esté ahí para aprobarlo. La inconformidad conmigo misma. Las ganas de escapar de mi cuerpo, sólo por sentir que la soledad me carcomía la carne.
Desde que tengo memoria los peores y los mejor momentos de mi vida, los viví de noche. Por eso, quizás, es que me parece tan especial que baje el sol y la luna tome un lugar protagónico.
Hace un tiempo, gracias a un proceso de deconstrucción de las cosas socialmente impuestas, estoy tratando de romper con ese miedo a la soledad. De poder levantarme de donde sea que esté y de amar lo que hago por mí misma. De mirarme en el espejo y valorar que todos los días intento ser mejor persona. 
De abrazar mis mayores miedos e inseguridades y tratar de transformarlos en cosas que me ayuden a avanzar y abrir mi cabeza.
Desde que tengo memoria los peores y los mejor momentos de mi vida, los viví de noche. Por eso, quizás, es que me parece tan especial que baje el sol y la luna tome un lugar protagónico. Hoy, que tuve un día difícil, que siento que nada de lo que hago es suficiente. Hoy, que me parece que de nada sirve tener mi cabeza puesta en el otro, si no estoy bien yo antes. Hoy, que decido mirarme a mí, revisarme. Que intento cambiar y romper con esas estructuras mentales que me traban, que no me dejan ser. Hoy, que me quiero ver bien y feliz, por más de que la noche me esté dejando un sabor amargo y lágrimas en los ojos. 
Hoy necesito verme con otros ojos. No es fácil, pero tampoco imposible. Es un desafío poder comprender todo lo que valgo y todo lo que puedo lograr si confío en mí. Y no sólo en mi forma de ver las cosas, sino también en mis ideales y convicciones que es lo que me mueve.
Hoy elijo llenarme de sueños, energía y buena vibra. Elijo rodearme de gente positiva, que me haga ver el “lado b” de las cosas. Hoy me saco los lentes del miedo, del conflicto, de la vergüenza y quiero salir a la vida, a lucharla.
No quiero (ni voy a) quedarme callada, dormida. Elijo levantarme y seguir peleando. Por mi familia, por los que me rodean y por los que me quieren ver bien. Pero principalmente por mí. Porque debo luchar por lo que quiero, y más si es de una manera colectiva, me da vida y me devuelve un poco de todo lo que algún día otros se encargaron de sacarme. 
Por eso hoy me paro y salgo a luchar: porque en la lucha se refleja el alma y mi alma tiene hambre de libertad y amor.

domingo, 16 de septiembre de 2018

Querer al que no te quiere

Y te miro desde lejos sabiendo que así te tendré siempre, a la distancia, observándote pero no tocándote. Estás entretenido en tus cosas, siempre centrado en lo que te gusta y te hace feliz. Sin tenerte cerca me hacés sentir tantas cosas que hace mucho no sentía. 
Tu sonrisa de costado, tu cabello y tu voz. Todo a la perfección, todo coordina en vos. Es como mirar un paisaje y que te de paz, observar cada detalle y no encontrar ninguno feo. Tu bondad y tu silencio, tu sabiduría y tu perfume, tu manera de vestir y de mirar a las demás, pero nunca a mí. 
Ojalá me notaras pero estás tan centrado en otras personas que sólo se fijan en cómo lucís pero no en lo que transmitís. Que más quisiera que me quieras tanto como yo, que tu corazón sintiera que va a explotar al mirarme. Un abrazo, un beso, una tarde de películas o dormir con vos sería tan lindo. Qué pena que sólo tengan lugar en mis pensamientos pero no en mi realidad.
Y quiero tanto con vos. Quiero vivir abrazándote y llenándote de ese amor que mereces pero, ¿para qué forzar? No te buscaría ni mucho menos te hablaría. No me tenés en cuenta y es mejor seguir haciendo como si yo a vos tampoco. Sé que no te interesan las que están atrás tuyo ni yo soy ese tipo de chica que ruega o busca a alguien. Si las cosas tienen que seguir así, seguirán, pero sé que este amor existirá siempre.