martes, 18 de diciembre de 2018

Hacia la libertad


Cansada.
Harta.
Podrida.
Basta de mandatos sociales.
Basta de roscas.
Basta de prejuicios.
Basta de estereotipos.
El mundo no está cagado, queda esperanza.
Te hicieron creer que para progresar hay que laburar, como si todo un sistema no te impidiera crecer porque necesita pobres.
Te enseñaron a no dudar.
Te enseñaron a ser sumisa por ser mujer.
Te enseñaron a ser “macho” por ser hombre.
Te enseñaron a no dudar de tu sexualidad.
Te enseñaron a sentir culpa por conocer tu cuerpo.
Te impusieron cánones de belleza
Te alienaron.
Te corrompieron.
¡Basta!
Animémonos.
Saquémonos la venda de los ojos.
Veamos lo real.
Lo necesario.
Lo cierto.
Veamos a los otros.
Empaticemos.
Pongámonos firmes, que es la única manera de salir adelante.
No es con trabajo.
No es vendiendo tu mano de obra para la explotación.
No.
No.
No.
Es luchando.
Es juntos.
Es ahora.
Es tu momento.
Dale, vamos juntos hacia la libertad.

viernes, 7 de diciembre de 2018

Tuve suerte

En la primaria, en el recreo adentro del aula, Dieguito me tocó el culo por abajo de la pollera. Ni la pensé, agarré el borrador y se lo tiré. Él lo esquivó, pero el borrador ese iba con tanta fuerza que pegó en el canto de un pupitre y le dio a un ventanal enorme que, con el impacto seco, estalló por completo. Mirna, la directora, llamó a mi vieja. Le dio una charla de "no puede ser, su hija es violenta" y me mandó a mi casa como castigo. Dieguito se quedó en clase y yo tuve suerte de que no me echaran.
En la secundaria, a Dieguito le pareció buena idea agarrarme del culo con las dos manos por abajo de la pollera. Otra vez, ni la pensé. Giré la parte superior de mi cuerpo con envión y le dí un gancho en la pera que lo dejó sentado de culo contra la puerta del aula. El Departamento de Conducta se lavó las manos, los preceptores me llevaron con Rapari el director, que también se lavó las manos. Y la causa ascendió a Molina, el rector, que llamó a mi vieja. Mi vieja no lo dejó hablar. Como estaba avergonzada por el bife monumental que le metí a mi compañero, muy angustiada le repitió el discurso pelotudo que le dio la directora de la primaria. De la violencia y toda esa porquería protocolar que me hacía quedar como una violenta. Se disculpó. El tipo la frenó y le dijo "Señora, ¿de qué me habla? ¡Su hija actuó perfecto! Si a mi hija le hubiera pasado, me encantaría que reaccione así. ¡Acá la equivocación es del otro! Y nosotros como institución". Yo me quedé. Dieguito estuvo suspendido varios días. Tuve suerte. Gracias a que después de pasearme por todo el colegio mientras Diego estaba en el aula cursando, terminé con Molina.
A los ocho años aproximadamente mi mamá me mandó a hacer los mandados al almacén de la otra cuadra (antes los pibes no teníamos PlayStation, salíamos mucho a la calle). Era verano. Me acuerdo porque tenía un shortcito que mi madrina Gloria me había traído del negocio de ropa de Munro en el que laburaba. Volvía con todo en la mano y un tipo de rulos, de unos veinti o treinta y pico con pelo largo, me frenó y me mostró la pija. Y se tocaba. Ocho años tenía yo, repito. Y me acuerdo patente lo que pensé cuando me preguntó "¿Te gusta mi pitito? ¿Querés jugar con mi pitito?" y yo muda y dura, porque nunca había visto uno. Pensé en decirle que sí. Porque sospechaba que si le decía que no, se iba a enojar y podía pegarme. Salí corriendo. Mi familia horrorizada, mi vieja seguro lloró (eso no me acuerdo, pero siempre lloraba) y lo salieron a buscar. Me hicieron dibujar lo que me había mostrado. Tuve suerte. Porque la puedo contar casi veinte años después y porque no pasó a mayores.
Más o menos a los quince años, iba caminando con mi vieja y mi tía por Estación Rivadavia en Núñez. Y un tipo, que había salido del partido de River, pasó por al lado mío y me agarró una teta. Me apretó la teta. Así, sin más. Mi vieja lo puteaba, mi tía salió a correrlo mientras también lo puteaba. Yo me sentí mal. No caí. Tuve suerte. Porque estaban mi mamá y mi tía.
A los diecisiete, me iba a tomar el tren para ir a gimnasia, a la tarde, y un tipo me empezó a seguir. Me balbuceaba cosas horrendas, le grité y se alejó. Se subió al puente y mientras me miraba y me hacía señas, se hacía la paja. No me sacó la vista de encima. Yo estuve perseguida hasta que llegué a Belgrano. Adentro del tren. Cuando volví a mi casa y mucho tiempo después. Tuve suerte, solamente se masturbó adelante mío y me descalibró psicológicamente durante un tiempo.
Dieciocho años. Volvía del colegio con el uniforme y sentí pasos atrás. Alguien venía corriendo. Pensé que era mi hermano y me hice la que no escuchaba. Sentí una frenada justo atrás mío. Su respiración en la nuca y dos manos que por abajo de la pollera me levantaron del culo en el aire. Me di vuelta. Un flaco, de rulos y ojos claros con cara de enfermo. Salí corriendo. Tuve suerte. Era la época del violador de Núñez y yo estaba a media cuadra de mi casa. Bloqueada, pero entré a mi casa. En estado de shock, pero entré.
Seis situaciones, entre las incontables que tengo. Y guarangadas que me fumé por la calle, en laburos y tocadas de culo en transporte público, ya perdí la cuenta.
Como verán, según creé la mayoría, tuve suerte. Ahora... yo les pregunto, ¿tuve suerte?

domingo, 2 de diciembre de 2018

No es negocio

No te podés hacer cargo de todo. 
Lo de los demás es de ellos y eso está bien. 
No podés con tu vida, no quieras poder con la de los demás. 
Somos todos grandes, todos sabemos lo que está bien y lo que no. Y está bueno que tengamos la libertad de elegir vivir como queramos.
Basta.
Tu cuerpo ya no lo soporta.
Tu alma te pide un respiro.
Tu cabeza quiere dejar de funcionar por un rato.
Pará.
Mirate.
Priorizate.
Respirá fuerte.
Seguí, pero sabiendo que pase lo que pase no todo recae sobre vos... ¿Por qué te crees el centro del mundo?
No sos la mujer maravilla.
No es negocio.
No es negocio lastimarte por el afán de resolver todo todo el tiempo.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

En la lucha se refleja el alma

Desde que tengo memoria, los peores y los mejor momentos de mi vida, los viví de noche. Por eso, quizás, es que me parece tan especial que baje el sol y la luna tome un lugar protagónico.  Es complejo lo que me pasa con la ¿vida? nocturna. El silencio y la paz que se vive y se respira pueden ser tan favorables como contraproducentes para mí. 
Particularmente en éste instante no sé a dónde quiero estar, y se hizo de noche. La noche más fría y con mayor sensación de soledad e inseguridad en mucho tiempo. Me siento frágil y vulnerable. Y (me) cuestiono muchas cosas, por ejemplo: 
¿Qué se hace cuando no sabemos a dónde queremos estar?
¿A dónde corremos cuando sentimos que la vida perdió el color?
¿Cómo te corrés, o sos parte de algo, que ni siquiera sabes qué es? 
¿Cómo se sigue?
¿Cómo se sigue después de esta noche de luna llena? Esta luna que me incita a actuar, a disfrutar, a ser yo, pero al mismo tiempo a sentir la soledad, el frío y la tristeza de no poder estar mirándola junto a otra persona. 
Y, ya que pienso en “otra persona”, pienso en la soledad. 
¿Por qué no nos animamos a la soledad o a las cosas nuevas?
¿Por qué pensamos que la presencia de una persona nos puede cambiar la vida? 
¿Por qué no nos animamos a decirnos “así estamos bien y no necesitamos a nadie más"?
¿Qué nos hace pensar que no somos capaces de vivir la vida solos? 
Yo toda mi vida viví la soledad como algo horrible. La sensación del vacío de no poder compartir tus cosas con otra persona. La sensación de que si otra persona no te ve, no existís. La sensación de sentir que nunca es suficiente, porque no hay nadie que esté ahí para aprobarlo. La inconformidad conmigo misma. Las ganas de escapar de mi cuerpo, sólo por sentir que la soledad me carcomía la carne.
Desde que tengo memoria los peores y los mejor momentos de mi vida, los viví de noche. Por eso, quizás, es que me parece tan especial que baje el sol y la luna tome un lugar protagónico.
Hace un tiempo, gracias a un proceso de deconstrucción de las cosas socialmente impuestas, estoy tratando de romper con ese miedo a la soledad. De poder levantarme de donde sea que esté y de amar lo que hago por mí misma. De mirarme en el espejo y valorar que todos los días intento ser mejor persona. 
De abrazar mis mayores miedos e inseguridades y tratar de transformarlos en cosas que me ayuden a avanzar y abrir mi cabeza.
Desde que tengo memoria los peores y los mejor momentos de mi vida, los viví de noche. Por eso, quizás, es que me parece tan especial que baje el sol y la luna tome un lugar protagónico. Hoy, que tuve un día difícil, que siento que nada de lo que hago es suficiente. Hoy, que me parece que de nada sirve tener mi cabeza puesta en el otro, si no estoy bien yo antes. Hoy, que decido mirarme a mí, revisarme. Que intento cambiar y romper con esas estructuras mentales que me traban, que no me dejan ser. Hoy, que me quiero ver bien y feliz, por más de que la noche me esté dejando un sabor amargo y lágrimas en los ojos. 
Hoy necesito verme con otros ojos. No es fácil, pero tampoco imposible. Es un desafío poder comprender todo lo que valgo y todo lo que puedo lograr si confío en mí. Y no sólo en mi forma de ver las cosas, sino también en mis ideales y convicciones que es lo que me mueve.
Hoy elijo llenarme de sueños, energía y buena vibra. Elijo rodearme de gente positiva, que me haga ver el “lado b” de las cosas. Hoy me saco los lentes del miedo, del conflicto, de la vergüenza y quiero salir a la vida, a lucharla.
No quiero (ni voy a) quedarme callada, dormida. Elijo levantarme y seguir peleando. Por mi familia, por los que me rodean y por los que me quieren ver bien. Pero principalmente por mí. Porque debo luchar por lo que quiero, y más si es de una manera colectiva, me da vida y me devuelve un poco de todo lo que algún día otros se encargaron de sacarme. 
Por eso hoy me paro y salgo a luchar: porque en la lucha se refleja el alma y mi alma tiene hambre de libertad y amor.

domingo, 16 de septiembre de 2018

Querer al que no te quiere

Y te miro desde lejos sabiendo que así te tendré siempre, a la distancia, observándote pero no tocándote. Estás entretenido en tus cosas, siempre centrado en lo que te gusta y te hace feliz. Sin tenerte cerca me hacés sentir tantas cosas que hace mucho no sentía. 
Tu sonrisa de costado, tu cabello y tu voz. Todo a la perfección, todo coordina en vos. Es como mirar un paisaje y que te de paz, observar cada detalle y no encontrar ninguno feo. Tu bondad y tu silencio, tu sabiduría y tu perfume, tu manera de vestir y de mirar a las demás, pero nunca a mí. 
Ojalá me notaras pero estás tan centrado en otras personas que sólo se fijan en cómo lucís pero no en lo que transmitís. Que más quisiera que me quieras tanto como yo, que tu corazón sintiera que va a explotar al mirarme. Un abrazo, un beso, una tarde de películas o dormir con vos sería tan lindo. Qué pena que sólo tengan lugar en mis pensamientos pero no en mi realidad.
Y quiero tanto con vos. Quiero vivir abrazándote y llenándote de ese amor que mereces pero, ¿para qué forzar? No te buscaría ni mucho menos te hablaría. No me tenés en cuenta y es mejor seguir haciendo como si yo a vos tampoco. Sé que no te interesan las que están atrás tuyo ni yo soy ese tipo de chica que ruega o busca a alguien. Si las cosas tienen que seguir así, seguirán, pero sé que este amor existirá siempre.

martes, 21 de agosto de 2018

Todo lo que significás

Tus manos sobre mis mejillas, tus ojos sobre los míos, nuestros cuerpos casi tocándose. Mis brazos te rodean, lo único que quiero es tenerte así de cerca para siempre.
Sonrío y una sensación de felicidad junto con un cosquilleo mágico me recorren el cuerpo casi sin darme cuenta.
Y es que eso causás en mí: felicidad absoluta, mariposas en la panza, desearte infinitamente. 
Te sigo mirando, o mejor dicho, observando. Porque eso hago, observar cada detalle tuyo: desde tu cabello con ganas de enrularse un poquito mientras crece, hasta tus lindos tobillos. 
Sos hermoso de pies a cabeza, sos magia de principio a fin. Sos un sueño hecho realidad, sos un príncipe salido de un cuento de hadas (pero más lindo, más auténtico, más vos). Sos lo que quiero ver cada mañana al despertar, sos a quien quiero despedir cada noche con un beso. 
Sos con quien planeo un futuro, sos el amor hecho persona: transmitís paz, das cariño, entregás los mejores abrazos, relajás con palabras. Y eso, para mí, es amor.
Sos amor. Sos más de lo que alguna vez deseé, sos más de lo que esperaba de alguien, sos sorpresa y sos alegría. Sos risa.
Sos vos, sos vida (y te quiero en la mía para siempre).

domingo, 12 de agosto de 2018

Querida abuela

La lluvia no para, hace más de doce horas que empezó y aún sigue. 
Me encanta la lluvia. Me tranquiliza, me relaja, me inspira. Pero también me hace pensar. Y hoy, esta lluvia potente, me hizo pensar en vos, abuela. 
Los días como hoy, nublados y fríos, me gustaba pasarlos en tu casa, deleitando tus tortas fritas o tus pastas. Me gustaba estar en tu casa, calentita y llena de amor.
Nunca te cansabas de dármelo. Ni a mí ni a ninguno de tus siete nietos restantes. Era asegurado que al ir a tu casa había algo que jamás iba a faltar: cariño. Apenas entraba por la puerta principal, me esperabas vos con una sonrisa de oreja a oreja, feliz de que te visitara y de que estuviera ahí de nuevo, compartiendo galletitas y un mate de por medio (yo chocolatada, siempre).
El 22 de enero se cumplió un año de que ya eso no pasa. De que en tu casa solo quedó tu fragancia, la que tanto me gusta; tus fotos, fotos de tus nietos, fotos con el abuelo, fotos con tus hijos, fotos, fotos y más fotos. Y en todas aparecés vos, tan linda y espontánea como siempre lo fuiste.
En tu casa sólo quedó tu recuerdo, pero te siento en todos lados: en la cocina haciendo milanesas, en la pieza chiquita pidiéndome que te explicara cómo usar Facebook, en tu habitación mirando novelas turcas, en el living preguntándome mil cosas sobre la escuela, mis amigas y los amores. Y en el patio, ¡cómo olvidarme del patio! Donde no sólo te encantaba amasar tortas fritas sino que también eras fanática de las plantas y la naturaleza en general. Las cuidabas como si valieran oro, y así hiciste siempre conmigo.
Jamás me faltaste, siempre estuviste en los momentos más lindos de mi vida y también en los más complicados. Tus consejos eran los más sabios y sinceros, y tus abrazos los más llenadores. Cuando yo estaba sensible, recuerdo abrazarte y hundirme ahí con vos, sin pensar en nada más. Me sanabas si estabas conmigo.
Hoy, en los sillones de tu casa con "masitas" de por medio, quisiera compartir millones de cosas con vos, contarte muchos cambios que tuve, y decirte "abu, ¿cuándo me vas a ir a visitar a Córdoba?". Siempre hablábamos de eso, de cuando yo me fuera a estudiar y de lo mucho que me extrañarías.
Hoy es al revés, vos te fuiste y yo te extraño.
Pero, abuela, sé que brillás en alguna estrella y desde ahí me acompañás en cada paso que doy. Me abrazás a la distancia, pase lo que pase.
Y yo te abrazo a vos. Todos los días, porque todos los días te necesito. 
A pesar del tiempo y la distancia, juntas para siempre, porque así nos quiero.

domingo, 15 de julio de 2018

Lo que nunca hubiera imaginado

Cuando te conocí, jamás hubiera imaginado llegar tan lejos con vos.
Nunca hubiera imaginado conocer a tu familia y que vos conozcas la mía.
Nunca hubiera imaginado compartir canciones con vos en la guitarra, mirándonos y emocionándonos por todo lo que nos hacen sentir las letras. Y porque nos sentimos identificados.
Nunca hubiera imaginado dormir con vos, a tu lado o sobre tu pecho. En una misma cama, bajo la misma sábana.
Nunca hubiera imaginado planear un futuro, irnos juntos a estudiar, hablar sobre vivir juntos, sobre viajes y familias.
Me daba miedo gustar de vos. Me daba miedo lo que podía llegar a pasar. Me daba miedo salir lastimada o, peor, lastimarte a vos.
Pero todo sucedió, en su tiempo y forma, y quedé encantada. Con que esto es el amor... por fin lo siento, por fin lo vivo en carne propia, por fin lo entiendo.
Por fin entiendo lo que es desear con todas tus fuerzas un abrazo de alguien. Un abrazo tuyo, en este caso. Que con sólo pensar en lo cómoda y protegida que me siento cuando tus brazos me rodean, sonrío
Por fin entiendo lo que es mirar a alguien y sentir mil cosas hermosas por dentro. Porque yo con sólo mirarte ya soy feliz. Apreciar tu cara, tus facciones, tus lunares, tus cejas, tus manos... Apreciarte estando distraído, tocando la guitarra, cocinando, escuchando tu artista preferido. Nada me provoca más felicidad que eso: apreciarte.
Por fin entiendo lo que es ponerse feliz por el otro. Te escucho, me contás tus planes, algo que querés hacer o algo que lograste, y me pongo feliz porque vos lo estás. Porque con tus palabras transmitís todo lo que sentís, porque la sonrisa que se te forma cuando conseguiste lo que querías es incomparable.
Por fin entiendo lo que es no poder despegarse de alguien. Porque cada vez que nos tenemos que ir, estamos más de quince minutos despidiéndonos. Porque me cuesta un montón estar lejos tuyo. Me acostumbré a tu presencia.
Por fin entiendo lo que es amar. Y qué bueno haberlo aprendido con vos. 
Por fin sé lo que es estar enamorada, por fin entiendo que el amor... es darlo todo por el otro, es arriesgarse a que las cosas puedan salir mal pero igualmente intentarlo. Es mirar al otro y pensar "no necesito nada más".
Es sentir su fragancia y automáticamente sonreír, porque te enamoraste hasta de sus olores. Te enamoraste de su forma de hablar, de la forma en la que se expresa. Te enamoraste de sus hobbies, de sus objetos, de sus palabras. Te enamoraste de su risa, de su mirada, de sus labios al decirte "te amo".
(Me enamoré de vos, de todo tu ser), y ya no hay vuelta atrás. 
Sólo queda disfrutar, vivir y brillar. Juntos.

jueves, 7 de junio de 2018

Constantemente sufriendo por vos

Hoy es uno de esos días en los que, desde que me levanté, no dejé de pensar en todo y la conversación que tuvimos dio en la tecla para que quiera escribir lo que me pasa. Y llegué a la conclusión de algo que tenía miedo de admitir: cualquier cosa que me pasa con vos me afecta muchísimo. Constantemente tengo ese "miedo a perderte", como si fueras mío y no lo sos. Constantemente pienso en que soy tuya, pero no lo soy. Constantemente se me cruza la idea de que algún día te vas a despertar, vas a venir y me vas a decir que nos dejemos de joder los dos y veamos qué onda. Constantemente pienso en lo bien que la podríamos pasar si no tuviéramos los mambos que tenemos. Y lo más triste de todos esos "constantemente" es que nunca va a pasar. Y aunque me lo niegue, me mienta a mí misma y me lo reprima, me duele en el alma.
No sé qué tenés que me gustás así. Quizá sea el hecho de que seas imposible, o que seas tan distinto a mí. No sé. Sé que lo que me pasa enseguida lo ligás a que estoy confundida, pero ¿cuánto tiempo se puede estar confundida? No creo que sea ese el tema.
El tema es que me gustás mal y me gusta todo de vos. Ojo, con esto que te escribo no pretendo nada más que sepas lo que me pasa, porque sabés cómo es mi personalidad y cómo demuestro todo.
No quiero que cambie nada entre nosotros, pero sí que mejore. Porque a veces tengo miedo de ser totalmente yo por temor a tus reacciones, tus respuestas. Y si te vivo estando encima y te hincho las pelotas es porque me importás. Y porque muero de celos todo el tiempo y porque me gustaría ser yo por la que dejás todo para verla o por la que no podés parar de pensar y se te cruza una sonrisa.
Somos algo que no va a poder ser, pero si algún día hay una mínima esperanza, por más chiquita que sea, yo voy a decir que sí.
Hoy para vos no es el momento, quizá para vos tampoco lo sea mañana ni nunca, pero yo me quiero quedar tranquila que te dije lo que sentía, que me la intenté jugar por vos y no que me quedé con las ganas de decirte lo que me pasaba. Más no puedo hacer. Más que estar ahí para vos, para despejarte y demás... Más que eso no puedo. Porque de ser por mí, con vos haria todo. Y me duele el pecho cada vez que tengo que reconocer que nos conocimos en el momento o la vida equivocada, pero es lo que me pasa con vos. Y como te dije una vez llorando adelante tuyo, te quiero ver feliz y me encantaría ser yo la que te da esa felicidad.

Te quiero. Y ojalá algún día te des cuenta que es de verdad. Quería que lo sepas.

lunes, 7 de mayo de 2018

Amistad entre ex

Ya no puedo estar de acá para allá esperando encontrarte. Nunca fue mi intención que la situación se nos vaya de las manos.
Teníamos algo muy lindo, sí, pero de eso sólo puedo hablar en pasado. Y perdón si la realidad es demasiado cruel para tus sentimientos, pero no puedo ser como vos... Yo no puedo desaparecer y de un día para el otro volver como si nada hubiera pasado.
Me planteás amistad. Y sí, puede ser una opción, pero no funcionan las amistades donde hubo amor.
¿Cómo voy a ser amiga de alguien que me hizo llorar como una nena chiquita? ¿Cómo voy a ser amiga de alguien a quien amé con locura? ¿Cómo voy a ser amiga de la persona con la que proyecté toda una vida juntos?
Tus sentimientos no están en mis manos y mi mente entera se va con aquel vos que me enamoró por completo.
No me sujetes a tu vida como amiga, porque no va a funcionar, y más nos vamos a lastimar aunque hoy no podamos soltarnos. Dejémonos de hacer daño, dejame ir y vas a ver que es lo mejor que podemos hacer, aunque hoy nos cueste y nos derrumbemos por dentro.
Andate, desaparecé otra vez de la misma manera que lo hiciste antes...

martes, 1 de mayo de 2018

Hoy tu amor, mañana el mundo

Tanto tiempo había buscado a alguien que me quiera. Cada vez que pasaba abajo de un tren, pedía siempre el mismo deseo: "conocer a alguien que me quiera". Apenas llegó, se instaló para siempre en mi vida. Y no hay nada mejor que encontrar un amor a medida.
No brillo si vos no brillás. Y antes de que te vayas, ¿podés leer mi mente? Yo puedo hacerte feliz de nuevo. Dame una esperanza. Sólo una. Dejame creer que puedo ver el mundo como lo soñamos. Dejame creer que puedo ver, hacerlo como imaginamos. Quisiera hacer con vos lo que la primavera hace con las flores.
Todos tus amigos dicen que tenés que seguir adelante, que soy otra chica más, y que es un mundo enorme. Sé que el hablar es barato y las mentiras son caras, y día a día estoy pagando el precio de mis errores.
Estoy destruida por dentro, mi amor. Constantemente chequeo mis signos vitales para saber si todavía estoy viva, y camino sola... Y más ya no puedo. Me siento como si me hubieran quitado mi birome preferida, me siento en el boulevard de los sueños rotos, como si nunca más me dieran la bienvenida al mundo angelical, como un caso perdido. Mi sombra es la única que camina a mi lado. Mi corazón superficial es lo único que late. Y deseo que me encuentres... Hasta entonces, voy a caminar sola.
Aparecé.
Perdoname.
Reinventémonos.
Gritame hasta que mis oídos sangren, porque estoy poniendo atención sólo para vos.
Porque "today your love, tomorrow the world". Sólo tenemos que entender vos y yo, que el único remedio es el amor.

viernes, 20 de abril de 2018

Vos y yo... distintos

Somos tan distintos vos y yo. 
A mí me gusta que charlemos en la vereda, que flasheemos hijos, perros, gatos, un viaje por el mundo. Vos preferís ver con tus amigos lucesitas de colores.
Yo en las noches de verano quiero salir a caminar, recorrer... y por las noches de invierno mirar pelis de terror abrazados, comiendo pochoclos. Vos preferís hacer el amor y dormirte encima mío. No importa si es verano, invierno, otoño o primavera. 
Yo a la tarde quiero hacer planes nuevos. No me importa si hacen treinta grados de calor, elijo acompañarte a donde tengas que ir, ayudarte. Vos siempre querés hacer las cosas rápido: me llevás, me traés y listo. 
Yo a veces sólo quiero caminar por cualquier lado mientras charlamos y nos reímos de anécdotas viejas. Vos siempre querés terminar en tu casa y no te gusta contar tus cosas. 
Yo tan abierta al mundo y vos tan cerrado. 
Yo tan yo y vos tan vos. 
Me duele amarte, pero te amo. Te amo como nunca a nadie y estoy loca por vos. Pero me duele leer tus mensajes de "estoy aburrido" en vez de "¿estás ocupada?". 
Somos tan distintos. Dicen que los opuestos se atraen pero, ¿hasta cuando tengo que esperar que hagas lo que me gustaría?

lunes, 9 de abril de 2018

Recordar su voz

Hoy, otro día más en el cual lo extraño. ¿Será la lluvia? No sé por qué será que se me vienen mil recuerdos a la mente, de los viernes a la noche en los cuales dormir con él era mí único plan porque me hacía olvidar de la semana de mierda que había tenido, de hacer el amor una y otra vez, de apoyar mi cabeza en su pecho y dormirme sin pensar si el mundo se acababa, de sentirme completa, de sentir que alguien me aceptaba tal cual soy. 
Esta semana lo soñé y lo pensé mil veces en el día, y me acordé de que no recuerdo cómo es su voz... Son como recuerdos pero en mudo. Tal vez el hecho de darme cuenta de que me olvidé de parte de él me obligó inconscientemente a intentar acordarme de su voz.
Su recuerdo está a flor de piel más que nunca, y capaz que sea porque hoy me siento rota, vacía y quiero contarle cómo estoy y no está ahí.
Lo veo tan enamorado, veo que hace las mismas cosas que hacía conmigo, que yo era esa persona en la que él confiaba, la que por más que se mande mil mocos él sabía que hablarme bastaba para que esté incondicionalmente. Duele saber que no soy esa, esa que lo escucha, que lo ve dormir, esa que se siente completa con sus abrazos. Duele todo, todo duele. Y lloro... y esto no se me pasa.
Quiero hablarle pero mi orgullo no me lo permite. Lo extraño aunque no quiera admitirlo. Tengo mil motivos para seguir sin él, pero no sé si realmente quiero borrarlo de mí vida.
Quisiera verlo sonreír una vez más, que me haga reír una vez más, tirarnos en la cama a jugar como siempre, saber que él me ama a su manera . Sólo una persona que amó y de verdad sabe lo que se siente extrañar a alguien y que esa persona ya no te extrañe. Tal vez sea eso, lo extraño sin recordar su voz...

sábado, 31 de marzo de 2018

Días como hoy

Días como hoy me miro al espejo cientos de veces, esperando ver una mina linda que se quiere y todo lo que veo es un nuevo defecto en cada intento. 
Días como hoy examino minuciosamente todo lo que como, las calorías, pienso en salir a correr, arrancar un gym, algo me tiene que poder hacer más linda.
Días como hoy termino comiéndome todo llena de ansiedad y la angustia no tarda en llegar.
Días como hoy veo lo hermosas que son otras minas, con esos lomazos, ropa perfecta, cara ideal y no entiendo cómo podría fijarse alguien en mí. 
Días como hoy, oscuros, tristes, solitarios... aparecés vos. 
Me abrazás fuerte, me llenás de besos y me hacés sentir linda. Me hacés quererme así como soy, con mi pancita, con mi acné, con mi estatura, mi celulitis, mis estrías y sobre todo resaltando lo lindo que tanto me cuesta ver.
Por un momento me olvido del mundo y lo mal que me siento ahí. Vos sos mi mundo y el mejor lugar donde puedo estar.

lunes, 5 de marzo de 2018

Hasta siempre

No quería imaginar que este día llegaría. Tratarnos como dos desconocidos, tenernos cerca y no abrazarnos, no escribirnos ni siquiera para saber cómo está el otro. 
Te valoré y te cuidé como a nadie, así que no me vengan con el cuentito de que “no sabés lo que tenés hasta que lo perdés”. Porque yo sí sabía. Sabía que tenía al mejor hombre a mi lado, sabía que alguien como vos no iba a encontrar nunca, sabía que eras el amor de mi vida y, aunque ahora no estemos juntos, ese puesto será tuyo para siempre.
Porque te la jugaste por mí como nadie, porque me hiciste vivir experiencias que jamás hubiera creído posibles, porque me enseñaste lo que es el amor sano, puro y verdadero. Porque por vos hice cosas que nunca hubiera hecho, porque con vos aprendí a vivir y a ser la mejor versión de mí.
Lamentablemente nadie es perfecto (o por suerte), y mucho menos una relación, en la que son dos personas las que comparten un sentimiento tan grande. Y yo me entregué en cuerpo y alma, dejé todo por vos, pero nunca es suficiente.
Tranquilo. Sé que me amaste como jamás habías amado a alguien y sé que también, como yo, diste todo por lo que teníamos. De vos me despido segura por esa misma razón: porque jamás dudé del inmenso amor que sentías hacia mí... Sólo que este no es nuestro momento, no es nuestro tiempo o tal vez no es esta vida la que nos quiere juntos.
Esperemos, confiemos, que los reencuentros son mágicos.
Y vos, sos magia.
No es casualidad.
Hasta siempre.

viernes, 2 de marzo de 2018

Las acciones hablan más alto que las palabras

Me estoy cansando de darte mi amor, de entregarme completamente en cuerpo y alma, y no llegar nunca a ningún lado. Con vos siempre pasa lo mismo: me enamorás con palabras, me desilusionás con hechos.
Si en realidad me quisieras, me demostrarías que soy lo que querés, me cuidarías, me valorarías, simplemente estarías. Y la verdad es que me estoy cansando de caer en algo temporal. Quisiera que me trataras bien hoy, mañana, pasado, siempre.
Pero por cada cosa que sucede me dejás dudando... y nada duele más que la duda.
"Te quiero", "te extraño", "quiero estar con vos", pero, ¡mi amor!, tus acciones dicen lo contrario. ¿Y sabés qué? Las acciones hablan más alto que las palabras. Gritan. Se hacen escuchar. Siempre.
Quisiera que me dieras más razones para quedarme y no para irme. Pero sé que no lo vas a hacer (¡si te conoceré!). Por eso te doy un beso en la frente apago la luz, y me voy.
Me cansé.
No vuelvas, no me busques (aunque es lo que más deseo), por favor.

lunes, 5 de febrero de 2018

Buscame

En otro momento de mi vida hubiese hecho cualquier cosa por verlo o por estar aunque sea una hora juntos. Me quería tan poco y me subestimaba tanto que me chupaba un huevo tener que mentir o tener que dejar el estudio para más tarde, por ejemplo. Dejaba todo por un poco de amor porque, justamente, era lo que me faltaba a mí conmigo misma: amor propio.
En cambio hace un tiempo, pero no hace mucho, empecé a quererme y a valorarme como mujer y como persona; si algo no se puede, no se puede y listo, basta de forzar las cosas para que se den.
Ya no soy capaz (ni quiero ser capaz) de cambiar todo mi día, toda mi rutina, de pelearme con todo el mundo, solo por un poco de cariño. Porque ahora tengo el mío y con eso me alcanza. Quizá suene cursi, dramático o como quieras llamarlo, pero es así: cuando empezás a quererte no necesitás más amor que ese. Ojo, tal vez sí, pero ninguno va a ser más importante que el amor propio.
Si te querés, te quieren. Si te valorás, te valoran.
Y mirá que me costó entenderlo, eh, pero mejor tarde que nunca, dicen.
No quiero mover más cielo y tierra por un par de besos, y me muero de ganas de hacerlo (¿para qué mentir?), pero después me acuerdo de lo mucho que ya me esforcé por alguien y de lo mucho que valgo y se me van las ganas. Ahora sé que soy capaz de decir que no aunque me cueste, y esto va para vos: ¡si tenés ganas de verme, poné tu parte y demostrá!
Porque aunque no seamos nada, una relación tenemos... y eso se construye de a dos.

domingo, 28 de enero de 2018

El mundo es de los que luchan

El mundo es de los que luchan” me dijeron una vez cuando era chica. Yo miraba a mi abuela extrañada mientras me hablaba del mundo y la importancia de luchar. Me lo dijo más de una vez y yo no le di importancia, o le di menos de la que debería haberle dado. En ese momento lo único que pensé es que me lo decía para que yo luchara por conseguir un lugar en la facu, mi casa, mi familia y un trabajo estable... Pero un tiempo después, entendí lo que me quiso decir. Dicen que todo llega a su tiempo ¿no? Y esta no es la excepción. 
Cuando empecé la facultad y me uní a militar para una agrupación, tuve problemas para que la gente entienda qué era lo que de verdad quería hacer, para que la gente entendiera cómo podía ser posible que cambiara del día a la maña. Y no los culpo, porque literalmente fue un cambio rotundo. 
Durante la secundaria no entendía lo que de verdad importaba que hiciéramos, no me interesaba el centro de estudiantes y mucho menos ser delegada del curso. Me creía viva siendo la que no estudiaba, vivía de joda y se llevaba mil materias a diciembre. Nunca pude ver más allá, nunca quise ver más allá
Sin embargo, ya en la facultad, me di cuenta que la vida era más que eso. Logré conocerme y ser yo más que nunca. Y no lo digo sólo porque está bueno estudiar algo que nos gusta y recibirnos para ejercerlo. La vida universitaria tiene algo más que lo académico, tiene un trasfondo lleno de ilusiones y sueños. Fue un gran momento de claridad donde pude ver todo con mis verdaderos ojos, esos ojos que nunca había tenido. Pude sacarme los ojos de una persona que siempre pensó que ya todo estaba hecho, que no había más sueños para realizar ni metas que cumplir. Una persona frustrada, gracias a esta sociedad que cada vez nos quiere menos sabios y con los ojos apretados, sin poder ver ni un poco de esa claridad que vi cuando entre a militar. Ese momento en el que abrí los ojos, y ya nunca los pude volver a cerrar, me di cuenta que por fin entendía la frase “el mundo es de los que luchan”. Y sí, hoy puedo decir que estoy luchando porque quiero que el mundo sea para todos otro lugar, bah... este lugar pero convertido, diría Callejeros. 
Le tengo que dar las gracias a mi abuela, que supo desde el principio que el mundo es de los que luchan, y sobre todo que pudo hacérmelo saber a mí. Yo hoy podría ser la misma del secundario, o ser una persona únicamente académica. Y sí, me recibiría antes, eso seguro. Sin embargo, prefiero luchar y tomar las riendas de mi vida. Ganarle a un sistema que quiere que crea que acá todo está hecho. Hoy logro pararme y gritar fuerte ACÁ ESTOY, Y DE ACÁ NO ME VOY MÁS, porque el mundo es de los que luchan.

miércoles, 24 de enero de 2018

Preguntame si me lastimaron

Hoy te extrañé. 
Hoy me volviste a doler.
Hoy no pude asimilar que mi vida ya no estaba al lado tuyo. 
Hoy después de tanto te lloré, a lágrima tendida, sin poder entender nada, buscándole la lógica a cosas que según pensaba ya había superado. Pero volviste a aparecer vos, con tus mensajes largos y tus chistes bobos, tus consejos al azar y tus enormes ganas de lastimar. 
A cada paso un nuevo puñal. Sabías que era así, sabías cuánto me dolía y sin embargo lo hiciste igual, y yo te dejé, te dejé que me volvieras a destrozar el alma y a romper la vida por tenerte un ratito más. Y así fue como hoy nuevamente volví a pensar que otro amor como vos no voy a encontrar, porque nunca sentí tanto mientras el otro no sentía nada, y puedo asegurar que me va a costar horrores volver a amar porque creé un caparazón irrompible, y no voy a confiar en nadie nunca más. Me cuesta tanto creer palabras lindas o que alguien pueda volver a quererme, o mejor dicho quererme por primera vez. Le tengo miedo al amor, me da terror no poder superar y me cuesta aún más soltar. No quiero volver a amar. Preguntame si me lastimaron, supongo que la respuesta ya la sabés.

jueves, 18 de enero de 2018

Jueves gris

Jueves. Jueves gris. Me acordé de vos. Quizás como hago cada jueves que llueve, o cada día que pasa, porque sería estúpido no reconocer que existen infinitos lugares en los que huelo tu perfume, siento tu presencia o recuerdo tus ojos mirándome con un amor que ni siquiera sé si era real, pero que a mí me llenaba el alma de ilusión. 
Era feliz verdaderamente porque me habías arrancado los ojos y me era imposible ver la realidad, pero en cierto modo no creo que exista sensación más placentera que entregarse ver a alguien como si fuese magia y viceversa.
Hoy, en este jueves gris, entendí que me sometí a más cosas de las permitidas, que esto no era normal, que era tóxico, porque vos eras tóxico. Entendí que después de cada tormenta sale el sol y con él un arco iris.
Salí de vos, me alejé, me permití por primera vez ver más allá de lo que eran tus ojos y comprendí que había una realidad de la que me habías alejado.
Hoy, jueves gris, dejé que la lluvia me pegue de lleno en la cara y me deje secar con el sol. Miré mi reflejo y por primera vez me reconocí, vi ese brillo que vos habías apagado, me vi hermosa, feliz, capaz de todo, capaz de soltarte y de no pensar nunca más en vos. Puedo conmigo, con vos, sin vos, puedo contra el mundo porque soy fuerte, porque volví a ser yo, la misma que era antes de vos pero con más batallas encima, batallas que gané, porque yo te gané y vos me perdiste a mí.
Hoy, jueves, fue el ultimo jueves que pensé en vos, tampoco voy a pensarte más. Los lunes agobiantes, los martes eternos, los miércoles de paja, los viernes felices, los sábados pasajeros y los domingos depresivos van a ser días normales en los cuales no vas a ser mi recurrente pensamiento, voy a dejar de familiarizar los olores con tu perfume, y de mirar esas esquinas en las cual dejamos millones de besos perdidos. 
Te amé y elegí durante mucho tiempo pero hoy, jueves, jueves gris, me elijo a mí, y por eso ya no es más un jueves gris, ahora es un jueves multicolor.

martes, 9 de enero de 2018

Una vez amé

Una vez amé.
Una vez amé y me hicieron mierda.
Una vez amé y no quise volver a amar nunca más.
Porque amar me dolió, amar me costó el corazón, el alma y mi luz.
Se cagaron en mí, en mi amor, en todo lo que había en juego. Di todo de mí, todo, y no sirvió, no alcanzó, no importó. 
Me entregué en cuerpo y alma para que te quedaras (para que quisieras que me quede) y no sirvió. Hicimos lo que teníamos que hacer y seguimos nuestros caminos como quien no ama, como quien sólo busca eso, y no me importó porque sabía que ibas a amarme como en algún momento lo hiciste y nunca pasó. 
Todo empeoró, vos te alejaste, me cambiaste, te fue indiferente y acá estoy yo, mil días después, encerrada en mí, negada a volver a amar, negada en volver a abrirme para que alguien me quiera y me conozca. 
Y no, no vivo con cara de orto porque sí, tampoco soy antipática ni desamorada. Tengo sentimientos, muchos solamente que cuando los mostré los arruinaron, por eso decidí que así están mejor, ocultos, sin que nadie sea capaz de tocarlos, escondidos de gente sin alma, capaz de destruir todo lo que toca.

viernes, 5 de enero de 2018

Cuando te piden perdón

Piden perdón. Otra vez, después de hacer lo que ya hicieron una vez. Y lo dejás pasar porque así te enseñaron, porque así sos, porque no sabés decir que no, porque no te sale no perdonar, porque te liberás de algo que obviamente te incomodaba más a vos que a la persona que te lastimó. Pero el dolor sigue ahí, porque te piden perdón una, dos, mil veces, pero después vuelven a cometer el mismo error, y todo sigue intacto, como una pared rota que cubrís con papel que parece que ya arreglaste, pero que si rasqueteás sigue igual de destrozada que antes, pero te empeñás en tapar el agujero y le ponés papel, uno sobre otro para que no se note, para que todos vean que la pared está intacta, que nadie la rasgó, que nadie la rompió, que es dura y no pueden con ella. Y ahí es cuando creás un caparazón que impide que la realidad quede a la vista. Pero no entendemos que para arreglar una pared hay que tomarse un tiempo, tener delicadeza y esperar, despacio, primero lijar y sacar lo malo, después construir poco a poco lo que se rompió para por fin pintarla y dejarla como antes.
Todo lo mismo que les conté antes pasa con nosotros. ¿De qué sirve aparentar que estamos bien y que nada nos duele cuando por dentro nos caemos a pedazos?
Lloremos, gritemos, pidamos ayuda, no nos hace más débiles, al contrario, para ser fuertes tenemos que caernos, tocar fondo, pelear por salir, y no fingir que somos invencibles. 
Eliminá lo tóxico de tu vida, quedate con la gente que te mire como si fueses magia, porque sos magia. Y la próxima vez que te pidan perdón, si no es con el corazón, si ya te lastimaron más de una vez, perdoná, pero que esa persona salga de tu vida porque así vas a estar mejor.