jueves, 30 de octubre de 2014

El precio de la felicidad

Solía pensar que todo tiempo pasado fue mejor. Solía pensar que la etapa más feliz de mi vida había pasado y que ahora me tocaba vivir un sufrimiento tan grande del que jamás podía salir. Hasta llegué a pensar que ese sufrimiento era el costo que tenía que pagar por tanta felicidad durante tanto tiempo, porque al fin y al cabo, en la vida todo tiene un precio, porque es así el sistema, porque no está bien ni mal, porque si querés tener algo, tenés que dar algo a cambio y, ¿por qué con lo más valioso que un ser humano puede tener no iba a ser así? ¿Por qué la felicidad no iba a tener un precio?
Me equivoqué.
Me di cuenta que la vida, por mucho que me pese, no es un cuento de hadas donde viene el príncipe azul y te rescata de aquella torre en donde te dejó encerrada la bruja malvada. Si querés salir de esa torre, flaca, arremangate el vestido y entrá a trepar porque nadie va a venir a rescatarte, porque solamente vos podés salvarte de las maldades que tiene la vida, porque hay que ser sinceros, la vida es hermosa, pero tiene sus maldades, su lado oscuro...¡Pero qué aburrido sería si no fuese así!
Yo no esperé que nadie me rescatara, yo sabía que si no salía de esta por mis propios medios, me quedaba ahí en esa torre, para siempre, y en el fondo de mí sabía que ese no era mi destino, sabía que yo tenía que ser una princesa con una historia en este mundo real, no con un final feliz, no con un príncipe a mi lado, sino con una historia, sea cual sea
Hoy me doy cuenta que la felicidad no tiene un precio, que la felicidad es parte de lo bueno de vivir, estamos vivos y mientras eso sea así, todo es posible
Uno no puede ser siempre feliz ni tampoco puede ser todo el tiempo infeliz. La vida tiene sus altibajos, sus cosas buenas, sus cosas malas. De las cosas malas se sale más fuertes y más guerreros que nunca, porque saliste de eso por tus propios medios, porque nadie vino a rescatarte, porque vos te arremangaste ese vestido y le diste batalla a la vida, y ganaste, o vas a ganar. Porque al fin y al cabo, los buenos siempre ganan...


@Incredulas - 30/10/14

martes, 28 de octubre de 2014

Arrivederci

En ocasiones como éstas es cuando me pregunto cómo fue que la vida se pasó tan rápido, cuándo fue que los años se tornaron enemigos tuyos y te vencieron en la batalla de tu aguante óseo, que te dejó postrada en una cama ortopédica. ¿Cuándo fue que aparecieron todas esas marcas en tu piel, nona querida? ¿Tanto me perdí de lo tuyo? ¿Tan cruel fue el destino con vos? Ama y señora de la fortaleza femenina, soldado inquebrantable ante la guerra de la nostalgia al sentir y escucharte hablar de tu Italia querida que tan lejos está de vos pero siempre tenés en la memoria...
¿Cuándo fue que tu piel, que perfumaba los ambientes con esas cremas que usabas, hoy se ha convertido en ese papiro arrugado y deshecho por los años? Mientras hablabas y balbuceabas palabras sin sentido con la mirada perdida mirando hacia la ventana, el sol caía e iluminaba de naranja tus ojos llorosos, y el nudo en la garganta apareció. 
Cuánto te debo, vieja querida. 
¿Dónde quedó ese andar decidido y firme que arrasaba con todo lo que se encontraba a su paso? ¿Cuándo fue que la conciencia decidió jugarte esas malas pasadas y hacerte ver gente alrededor tuyo? ¿Debo apenarme por eso o debo ponerme feliz al decirme que ayer vino a visitarte tu hermano, que hace tanto tiempo no veías y hace algunos años se murió? ¿Te agrada transportarte al pasado y sentirte rodeada del sol del mediodía de un pasado mejor, viendo personas que en realidad no están ahí pero para vos están más presentes que nunca?
Tu mirada, tu ser y tu presencia tienen tantas cosas para decir...Nadie se imaginaría que ese cuerpo tan frágil vivió las mil y una vivencias. Como aquella vez que tu mamá corrió atrás del taxi destrozada por el dolor y gritándote en ese dialecto italiano mientras dabas la vuelta a la esquina que no la abandones...Otra vez. O las bombas que explotaron tan cerca de tu humilde casa. O esa segunda guerra cruel que hizo que la pasaras mal, muy mal. O el hijo que perdiste. Tantas, tantas cosas te han sucedido y sin embargo nunca perdiste esa fortaleza y esa sangre caliente que tanto te caracterizó. ¿Dónde quedó todo eso, nona? ¿Dónde?
Ahora, mientras escribo, las lágrimas no dejan de caer en el teclado, porque no lo creo, me resisto a creer que en tan poco tiempo te hayas desvanecido en el aire de esta manera. Me niego rotundamente a creer que la mujer que está ahí es en realidad mi nona, la nona que preparaba los mejores sorrentinos que pudiera haber probado jamás, aquella esposa todo terreno que cargaba los cajones de Coca-Cola de vidrio para reponer en el negocio y no dejaba nada sin hacer, esa mujer con los ovarios bien puestos que más de una vez evitó que la pasaran por encima de las maneras más descabelladas.
Estaría siendo egoísta si te digo que no quiero que dejes este mundo porque en el fondo, muy dentro mío, en realidad sí lo quiero. Porque los dolores que te aquejan cada día son más agudos y los veo convencidísimos en su afán de acompañarte hasta el último momento de tu vida. Y ya no quiero más de eso, no lo quiero más para vos. Por más que nos duela, el más allá te espera, ya está arreglando los últimos detalles para tu placentera y larga estadía allí, y es lo mejor que te puede pasar. Ya me estoy preparando, vieja querida, para cuando llegue el momento de decirte con lágrimas de dolor y orgullo en los ojos: ¡Arrivederci!


@Incredulas - 28/10/14

domingo, 26 de octubre de 2014

Entrelazados - Capítulo 29

El velorio fue una de las escenas más tristes que tuvieron que presenciar todos.
Pachetti y Nico no se movieron de al lado de su amigo un segundo e hicieron todos los arreglos para que la fiesta de inicio del club sea la semana siguiente, cuando las cosas estén más tranquilas y quizá un tanto más superadas. No querían suspenderla definitivamente ya que le haría bien a su compañero despejarse un poco. Con esta decisión, el entrenamiento en el club comenzaría diez días más tarde.

Macarena acompañó a su amiga a cada paso que daba, no la dejó sola un momento y la contuvo de la mejor manera que pudo. Este acto de valentía de Maca generó aumentar su nivel de autoestima, se sentía más útil esta vez...Siempre habían estado todos atrás de ella escuchándola, y esta vez era distinto, entonces le confortaba muchísimo estar ahí.

Lautaro asistió al velorio y al entierro vestido de traje, muy formal y de negro, junto al gordo Ale, quien sentía un gran apego por aquella persona por las tardes que han pasado juntos charlando de la vida y anécdotas antiguas.

Rocío estaba deprimida en su hogar, llorando desconsoladamente por la escena que presenció y por haber tenido que ser ella quien avisó a lo demás de lo ocurrido. Además, era la única testigo y en las fuentes policiales va a tener que ir a declarar...¡Con lo que le atemorizaban las comisarías!. Decidió no asistir al velorio ya que no tenía nada que hacer ahí. El joven no era su amigo y bastante tortura tuvo al haber visto lo que vio.
Apenas sucedió el accidente, Rocío se acercó al cuerpo que había creído reconocer y estaba en lo cierto: era el remisero que la llevaba todas las noches de un lado a otro. Las dos jóvenes también fallecidas no las conocía, no las había visto nunca. Llamó a la ambulancia y a la policía, y se quedó allí tendida, paralizada, sin saber qué hacer. Investigando la escena en la espera de la ayuda médica, y con los vecinos saliendo de sus casas, se acercó al remis que quedó arruinado por completo, y vio cómo dentro del mismo yacía el cuerpo sin vida de Haydée, la abuela de Bautista.
Una vez que los cuerpos estaban en camino a la morgue, ya que no había esperanza de vida, Rocío corrió nuevamente a lo de Celeste sin dudar. Cuando le contó lo sucedido, la morocha irrumpió en un llanto imposible de consolar.

¡Amaba a su abuela Haydée! Era jovial, simpática y moderna. Salía todos los fines de semana con sus amigas, a veces iban al casino, al teatro, o se juntaban en la casa de alguna a jugar a las cartas...¡Era muy trasnochera! La noche del accidente, había ido al cine con sus compañeras de bingo y luego al mencionado lugar a realizar unas apuestas. Si bien era a diez cuadras de su casa, se pidió un remis para volver: lo que nunca imaginó Haydée era que su vida iba a acabar en ese mismo instante.
La noticia esa madrugada cayó como un balde de agua fría para Bauti. Otra vez solo. Otra vez se perdía alguien de su familia. Otra vez tenía que cargar con una muerte. Otra vez iba a tener que conseguir apoyo maternal. Otra vez todo. Otra vez...

La tarea más dura fue la de Celeste. Al enterarse, luego de llorar un largo rato, tenía que ir a la casa de su novio a contarle todo lo que había pasado. Encima era plena madrugada, y despertar a sus padres a los gritos por el llanto y tener que irse de su casa a altas horas de la noche, asustó mucho a toda la cuadra que la escuchó. Le ofreció a Rocío acompañarla a lo de Bautista, pero la se negó rotundamente: ya había tenido demasiado esa noche y decidió irse a su casa.
Bautista continuaba jugando al truco con el gordo Ale, chusmeando por todo lo sucedido con Lautaro, Nicolás y Rocío. Pache y Maca se habían ido hace apenas unos segundos cuando escuchó el timbre y los portazos. Ambos amigos bajaron juntos, tomados del brazo, cada uno con un palo en la mano...¡Tenían un miedo terrible! ¿Quién golpeaba así la puerta de una casa a plena madrugada? Al abrir la puerta, la vida de Bauti volvió a dar un giro rotundo.

Retomando el velorio, el joven no se movió de al lado del cuerpo de su abuela ni un segundo. Cientos de familiares, amigos y vecinos se acercaron a saludar, a dar el temido pésame y a preguntar qué había pasado...Pero Bauti no contestaba: sólo sonreía mirando a Haydée, recordando todo lo que ella había hecho por él, lo bien que lo había criado, lo feliz que era merendando con ella, y lo orgulloso que estaba de todas las metas que su abuela había alcanzado en la vida. Pero ya está. Todo terminó. Su vida había concluido de manera totalmente trágica e inesperada, pero tampoco podía ahogarse en un mar de depresión ya que tenía que salir adelante por él, por su hermano Pedro, por su novia y por sus amigos...¡Era tan sólo un adolescente para vivir las terribles cosas que padeció! Sin embargo, eso no haría que baje los brazos. No se comportaría como Pedro, no tomaría el camino de las drogas y el alcohol...Debía mantenerse, debía sobrevivir con lo poco que sabía sobre mantenimientos domiciliarios y tantos otros trámites que debía realizas. La peor parte era tener que ir a dar declaraciones, pero creía que ya con haber visto a su abuela fría, adentro de un cajón marrón decorado con flores truchas y con los ojos cerrados para siempre, ya era suficiente castigo.

Todos se comportaron de maravilla con Bautista: lo acompañaron al entierro, se quedaron durante todo el día en el velorio y luego fueron con él hasta su casa. Finalmente, cuando Celeste y Bauti se quedaron solos, el joven empezó a llorar: finalmente había caído en la cuenta de que el fallecimiento de su abuela era real, que ahora estaba solo en una casa tan grande...Faltaba el perfume de colonia de Haydée, el olorcito a masitas secas y a té...Nunca más probaría sus pastelitos de membrillo. Nunca más la vería pasar hacia el comedor para pintarrajearse y mirarse al espejo. Nunca más mirarían a Tinelli juntos. Nunca más comería sus pastas los domingos al mediodía. Nunca más escucharía sus gritos de aliento en medio de un partido del club. Nunca más tendría una figura materna. Nunca más podrá superar este dolor.
Pero sabía que contaba con Celeste. Ambos eran conscientes de que su amor era lo único que podía reflotar la vida personal de Bautista, y que sólo la mano de Celeste harían que el joven no se caiga, que siga levantándose y dándole para adelante a la vida.
Sin decir una palabra, y aún llorando en silencio para no herir más su susceptibilidad, Celeste le preparó a su novio un filet de merluza con puré. Bauti no le sentía gusto a la comida, a todo le faltaba sal, a todo le faltaba pimienta, a todo le faltaba algo...Incluso a los besos de Celeste le faltaban ese "no sé qué" que lo hacían temblar cada vez que recibía uno.
Esa noche durmieron juntos, abrazados y Bautista soñó con su casamiento con Celeste, con sus padres de testigo y su abuela persiguiendo el ramo desde el fondo...

La semana que se aproximó fue fatal para Santino. Hubo dos días que faltaron sus profesores a clase, por lo que volvió a su hogar en San Isidro ya que sus padres regresaron de viaje. No le gustó para nada pasar tiempo con ellos, de hecho ni le preguntaron cómo le estaba yendo en la facultad ni cómo se sentía viviendo solo. La única persona que se preocupaba siempre por él era su tía.
Aquellos dos días fueron eternos, y no veía la hora de regresar a su departamento para estar en paz. En todos estos días no había recordado a Malena ni una sola vez.

La joven, por su parte, estaba llevando muy bien el trato con la clínica. Tenía buen trato con su psiquiatra, le hacían bien los medicamentos, y su psicóloga la estaba tratando como alguien único y no como una más del montón. Faltó un par de veces al colegio porque se había quedado dormida, y la verdad estuvo esperando con ansias algún mensaje de Santino. Esperaba verlo aquel sábado en la fiesta del club, pero cuando le informaron que se había cancelado por problemas familiares de un integrante del equipo de fútbol, Malena se avivó de que no vería a Santino ese fin de semana, a menos que él la llame o le mande un mensaje de buenos días, cosa que no pasó. Detestaba abrir su WhatsApp y verlo en línea...¡peor aún cuando su última conexión había sido hace horas! ¿Qué estaba haciendo que andaba tan ocupado? ¿Tenía una mina? ¿Lo de ella había sido pasajero? Prefirió no perseguirse con preguntas estúpidas y concentrarse en ponerse al día con la tarea escolar que debía.

Lauti estaba devastado. No tenía ganas de ir a la facultad, no quería juntarse con los pibes, no quería comer, no quería salir a correr, no quería ejercitar...¡No quería hacer nada! Extrañaba muchísimo la figura de Rocío. Extrañaba besarla. Extrañaba llamarla y oír su voz. Extrañaba abrazarla. Extrañaba sacarle la ropa con delicadeza. Extrañaba esa voz chillona que tantas veces lo aturdió. Extrañaba llamarla veinte veces por día sólo para repetirle que la amaba. Extrañaba dormir con ella, incómodo, y no moverse para no querer despertarla. Extrañaba que le elija la ropa para ponerse. Extrañaba que lo vaya a ver jugar a la pelota en los clásicos barriales. Simplemente la extrañaba...Pero por otro lado, sabía que debía mantener su postura distante, que no debía hablarle, que tendría que resistir a la tentación de querer saber cómo estaba...

Por su parte, Rocío faltó toda la semana a la facultad. Se la pasaba en casa de sus amigas llorando, sufriendo, insultándose a sí misma. Se había arrepentido totalmente de haber actuado así aquel viernes, y para empeorar aún las cosas, se sintió terrible por haber presenciado la muerte de cuatro personas en menos de un segundo en aquel fatal accidente de tránsito.
La rubia perdió su dignidad día y noche mandándole mensajes y llamando a Lautaro, quien no le respondió jamás. Cuando se enojaba con él por ignorarla, llamaba a Nico y tampoco obtenía respuestas. Lo que más bronca le daba, además de haberse quedado sola como un perro, es que parecía que a ninguno de los dos le interesaba qué pasaba con su vida, cómo estaba, sobre todo después de haber ido a declarar por el accidente automovilístico.
Una tarde, Rocío pasó a visitar a Macarena quien, entusiasmada, le contaba todos los planes para la fiesta del sábado en el club. La rubia estaba totalmente desanimada, pero intentó fingir un rato de felicidad y aceptó ir. Sabía que se cruzaría con su ex y con Nicolás, pero estaba bueno hacerlo para demostrarse fuerte y superada. Se vestiría más linda que nunca. En realidad, más que linda, se iba a vestir perra, para que todos la miren y ambos se quieran matar. Macarena apoyó la emoción de su amiga pero aún, lo que le quedaba a ambas por hacer, era convencer a Celeste de que asista a la fiesta.

Nico, Pache y el gordo Ale se comportaron muy bien con Bauti. Día por medio pasaban inesperadamente a saludarlo, le llevaban unas cervezas, jugaban a la play o hacían un picadito en el parque. A Bautista le hacía muy bien y lo reconfortaba saber que tenía amigos a su disposición y que eran tan buenas personas con él.
A medida que pasaron los días, Lautaro fue introduciéndose cada vez un poco más en el grupo. Una tarde, mientras todos tomaban una Coca en la puerta del club, que aún permanecía cerrado, entre todos se pusieron a charlar.
- Y nada, no volví a hablar con ella. No me interesa tampoco.- mencionó Lautaro refiriéndose a Rocío.
- Yo tampoco hablé. Me llama y todo, pero ni bola.- agregó Nico.
Lauti dejó escapar una sonrisa irónica.
- ¡Es una zorra! A mí también me llama.
- Para mí la piba hizo bien las cosas.- dijo sorpresivamente el gordo Ale.
- ¿Eh? ¿Qué flasheás, gordo?.- preguntó Nico con vehemencia.
- Sí, para mí hizo bien en decirles la posta.- Ale dio un trago a su Coca-Cola bien fría.- Los dos querían sinceridad y honestidad...Una vez que la tienen, la dejan sola a la piba. A mí me da lástima, qué se yo...
- ¿Lástima?.- saltó Pache, indignado.- Estaba re jugando con Lautaro, y encima se le hacía la linda a Nico...Para mí es una pelotuda.
- Tampoco la bardeen, che.- Lauti aún tenía un instinto defensor hacia su ex novia.
- ¡Caradura! Recién le dijiste zorra.- comentaron entre risas.
Pache observaba la cara apesadumbrada de Bauti, quien se colgó mirando el suelo.
- ¿Bau?
No respondió.
- ¡Bauti!
Finalmente, reaccionó y preguntó qué sucedía.
- Estás en otra, ¿no?
No pudo evitar contener las lágrimas, y el joven arrancó a llorar sin parar un segundo. Sus cuatro amigos se acercaron y lo consolaron con gestos de amistad como una palmeada en la espalda o tomándole una rodilla dándole golpecitos para que se calme.
- No puedo más, chabones. No puedo más.
Pache se puso de pie, forzando a Bauti a que haga lo mismo, y lo abrazó fuerte, conteniéndolo.
- Llorá, hermano, llorá todo lo que quieras.
- Sí, posta.- dijo Ale.- Es la mejor manera de descargar. 
- Y no tengas vergüenza nunca de llorar con nosotros.- agregó Nico.
Una vez que estuvo más tranquilo y le dio un par de sorbos a su vaso de gaseosa, se sentó nuevamente en la silla y comenzó a hablar, contando todo lo que pasaba en su vida.
- A mi abuela la extraño con todo mi ser. Me siento re solo, re inútil, como que me falta algo, me falta una parte de mí. Pero entiendo que es lógico este tipo de sufrimiento, lo que no entiendo es la otra parte de mí.
- ¿Cómo? No entiendo.- preguntó Lauti sin comprender a qué se refería su amigo.
- Celeste.- dijo Bauti apesadumbrado.- Siento que le estoy cortando toda su libertad, que está re pendiente de mí para que no me deprima y así pierde tiempo y no ve a sus amigas ni a su familia. Además tengo miedo que le vaya como el orto en la facultad por mi culpa.
- ¿Por tu culpar? Nada que ver, amigo, estás flasheando una banda.- dijo Nico.
- Eh, posta, Celeste te re quiere, lo hace por lo que siente, no por lástima.- agregó Pache.
- Sí, ya sé que no es por lástima...Es que...No sé, es re buena piba. Para mí se merece alguien que esté bien para ella y no tan hecho mierda como yo, ¿entienden?
- ¿Y qué vas a hacer, entonces? ¿La vas a dejar?

Pedro, el hermano de Bautista, estaba totalmente en cualquiera. No aparecía nunca por la casa, casi ni llamaba a su hermano menor, y además cada vez que llegaba, estaba en un estado deplorable pasado de drogas y alcohol. Bauti todavía no entendía cómo no había caído en cana, pero tampoco deseaba que eso ocurra ya que, a pesar de todo, era su hermano. La noche del jueves, Pedro tocó la puerta a las doce de la noche. Celeste y Bauti dormían, y se asustaron con el ruido en medio del silencio. Sin embargo, con paciencia, hicieron pasar a Pedro, lo recostaron en su cama, le hicieron un té y esperaron a que se duerma.
Celeste no sabía cómo lidiar con todo esto. Para su suerte, sus padres le daban todo el permiso necesario para estar en lo de Bauti hasta que las cosas se calmen un poco. Le agotaba un poco estar tan pegote a él pero no porque se aburra o se canse, sino porque necesitaba estar un poco en paz en su casa, y relajarse. El viernes, una vez que salió de la facultad, llamó al trabajo de Bautista para avisarle que iba a ir a su casa y que cenaría con sus padres para luego ir a dormir con él. Su novio le indicó que no se preocupara, que vaya tranquila y, si así deseaba, se quede a dormir en su casa por la noche. Celeste le comentó que vería cómo venía la mano en su casa, y qué tan cansada esté. Bautista se alegraba de que esa noche no vaya a su casa, así podría estar solo y plantearse cómo le plantearía a Celeste lo que tenía pensado.

Santino, finalmente, volvió a su casa. Estaba feliz de no escuchar más la voz gritona de su madre ni los retos de su padre. Apenas llegó, se fumó un cigarrillo de marihuana y se reía solo, recordando cosas de su infancia. En un instante, recordó la figura de Malena y lo bien que la había pasado con ella. Ya había sido una semana de aquel fugaz encuentro, y recién ahora volvía a pensar en ella. Marcó su número y llamó.
- ¿Apareciste?
- Hola, bonita.- a Malena le agradaba tanto escuchar esa voz otra vez.
- Hola...Pensé que te habías olvidado de mí.- su tono vocal no sonaba a reproche, sino más bien como un juego de histeriquearse mutuamente.
- Para nada, ¿cómo podría olvidar esos ojazos?
Santino notó cómo del otro lado Malena se había sonrojado y estaba sonriendo, intentando disimularlo al hablar.
- ¿Todo bien?.- preguntó ella, cambiando de tema.
- Se...Un poco aburrido...¿Quiere venirse?
- ¿Vos me llamás nada más cuando te aburrís?.- reprochó nuevamente Malena.
- Quizá.
Ella, como buena arrastrada que era, aceptó la invitación de Santino. Obvio que era para tener relaciones sexuales, pero a Male sólo le importaba distraerse un rato y, por supuesto, hacer lo que más le gustaba en la vida: tener sexo. Lo que más le sorprendió a la joven fue llegar a lo de Santino y verlo vestido muy lindo.
- ¿Qué hacés así?.
- Usted también está muy linda...
- Sí, pero...- Malena no pudo evitar sonrojarse y esto le impidió seguir hablando.
- Hoy usted y yo vamos a salir. No le diré a dónde, ¿está de acuerdo?
Malena amaba las sorpresas y le encantó la propuesta de Santino, así que enseguida aceptó.

La vuelta de Rocío al bar Álamo fue estupenda. Se coparon algunas amigas de la facultad a ir. Le ofreció a Celeste que la acompañe, pero ella le contestó que estaba muy agotada y quería descansar, aprovechando esa noche para dormir en su casa luego de varios días. Macarena también se negó a asistir, ya que aquel viernes cumplía dos meses con Pache y la invitó a comer afuera. El rechazo de sus amigas con la propuesta de salir no bajó su ánimo, y Rocío quiso salir de todas formas.
Apenas entró al bar, recordó aquella noche donde comenzó toda su relación con Nicolás, cómo el joven le había derramado alcohol encima suyo y lo mucho que se había preocupado en que lo disculpe. También se acordó que Bautista y Celeste se conocieron esa noche, y que Pache, borracho como siempre, se arrastró muchísimo ante Macarena, quien se hacía la que no lo quería mientras que entre ellos había toda la onda.
A Rocío le encantaría volver unos meses atrás y cambiar un montón de cosas, pero sabía que eso no era posible. Quitó los pensamientos que le hacían mal de su cabeza, y se predispuso a pasarla increíble.

Celeste creyó que podría dormirse fácil, pero extrañaba el pecho de Bauti sobre el cual se recostaba y dormía plácidamente. Lo llamó entre tres y cinco veces solamente para decirle que lo amaba y cortar, y del otro lado sabía que estaba su novio sonriendo, sorprendido por tantas llamadas y mensajes tiernos. En medio de la noche, alrededor de las tres de la madrugada, Celeste recibió una llamada de número privado. Algo dormida, atendió, pensando que era Bauti, pero del otro lado la sorprendió una voz conocida.
- Hola, Celes.
¡Era obvio que iba a volver a aparecer! Le resultaba raro que Felipe haya dejado el camino tan libre. Celeste intentó disimular que estaba dormida, pero los bostezos dejaron a la vista lo que estaba haciendo.
- ¿Qué pasó?.
- No, nada...- dijo Felipe.- Intenté no joderte todo este tiempo, pero...- dudó.- No sé...
- Decime, Feli, todo bien. Sabés que me podés decir lo que quieras.
- ¿Nos podemos ver?.
La propuesta tomó por sorpresa a la morocha, sobre todo por el estado semi-inconsciente en el que estaba. Esto provocó que acepte su idea y lo invitó a ir ya mismo a su casa. Felipe, sin poder creerlo, se cambió rápido y partió a la casa de Celeste.

Maca y Pache pasaron una noche asombrosa. Fueron a comer a un restaurante llamado Friday's en Puerto Madero. En medio de la cena, una mujer se acercó a venderles rosas, y Pache compró una para su novia. La comida fue exquisita y él mismo pagó todo, gesto que a Maca le molestaba un poco pero también le pareció tierno. Caminaron y se sacaron fotos en el Puente de la Mujer, fotografiaron a ciertos turistas que se los pedían e ingresaron a visitar la Fragata Sarmiento. Luego, se predispusieron a pasar la noche en un albergue transitorio, donde las llamas de lujuria y pasión que sentían se encendieron una vez más...

No habían pasado cinco minutos en aquel lugar que Santino ya estaba borracho. Decía pavadas, hablaba con cualquiera, se sacaba fotos con desconocidos y trataba a Malena como si fuera una tarada. Esto le molestó mucho a la joven, así que una vez que se reencontró con una amigas del club sorpresivamente, dejó de darle un poco de bola hasta que se calme y para que no la haga quedar mal delante de todos. En un momento, lo perdió de vista.

Rocío se ubicó en la barra, dispuesta a tomar otro tequila. Ya estaba muy borracha, entendía poco y todos sus compañeros de facultad estaban igual. No tenía idea cómo volvería a su casa, y tampoco le interesaba pensar en eso, prefería disfrutar el momento. Luego del sexto shot de tequila, su cuerpo le daba vueltas. Cuando se volteó para ir corriendo al baño, un joven la chocó de frente y derramó su vaso de cerveza bien fría por todo su pelo.
- ¡¿Qué hacés?! ¡¿Sos pelotudo o te pagan para serlo?! ¡Enfermo! ¡Bobito!.- los insultos de Rocío eran muy precarios, pero a la vez gritaba muy fuerte.
El joven se limitó a sonreír, le pidió disculpas y ambos comenzaron a estallarse de risa. Se dieron cuenta que estaban borrachos los dos, pero aún así se divirtieron hablando pavadas que ninguno entendía. Finalmente, llegó el momento de la presentación.
- Creo que me llamo Rocío...¿vos?
- Santino.
Y no hicieron falta más que un par de palabras para que terminen ambos en el auto de Santino besándose apasionadamente y teniendo sexo desenfrenado allí mismo, mientras Malena observaba todo desde afuera, esperando el momento para atacar.

Continuará...

sábado, 25 de octubre de 2014

Melancólica

Hoy los árboles me aplaudieron...No me cachetearon como a Homero, no tardé tanto en darme cuenta de la verdad. De hecho, ésta llegó a mí sin que yo la hubiera llamado.
Primer punto importantísimo: la nostalgia no es tan mala y horrorosa como te la pintan. Al contrario, no saben qué bien me hizo. A través de ella pude caer en la cuenta de un montón de cosas: de repensar los recuerdos como un motor de vida, como la nafta premium del camino a seguir, ¿entienden? La clave, según muchos, es no alojarnos en los recuerdos e intentar arañarlos en la desesperación de que se queden con nosotros...Pero al contrario, deben seguir su camino, tenés que dejarlos ir para que te sigan empujando a la vida y a los nuevos desafíos.
¿Los sentimientos que hubo de por medio? ¿Felicidad? ¿Tristeza? ¿Desarraigo? ¿Melancolía? ¿Lujuria, inclusive? Bueno, sí, una cagada y la concha de la lora: ¿por qué no pasó?, ¿por qué no me di la oportunidad? o, mejor dicho...¡¿por qué no aproveché la oportunidad?! Esto es culpa de cada una de nosotras, señoritas, eso sí que no tiene perdón de lo que se hace llamar Dios. 
Las oportunidades nunca hay que desperdiciarlas, porque en algún momentos no vamos a arrepentir de no haber tomado las riendas de nuestra vida y buscar mejorar.
Entiendan que hay veces en que nosotros mismos nos encargamos de retratar al mundo peor de lo que ya está dibujado, del croquis o boceto previo. Descubrí la belleza que hay en las cosas, aunque sean mínimas, porque la cotidianeidad se ocupa de borronear esos detalles.
Mirá qué linda arboleda tenía esta calle por la que paso siempre y nunca la vi. Mirá qué buen contraluz produce el sol escondiéndose detrás de la casa más antigua de la cuadra. Mirá qué ternura cómo los pajaritos que siempre cantan cuando sale el sol, forman su casa con barro. Sentí qué justa es la brisa que corre, mirá cómo se complotó el clima con los grados Celsius para que la estés pasando bien. ¡Mirate qué viva que estás, mujer!


@Incredulas - 25/10/14

jueves, 23 de octubre de 2014

Gente buena

"A la gente buena le pasan cosas buenas"...¿y a la gente buena que no? ¿Qué pasa con aquellos que son héroes todos los días y pareciera ser que, cuanto más se esfuerzan en salir adelante, más puertas parecen cerrárseles? A los inescrupulosos los dejan pasar sin pedirles explicaciones. A los moralistas, a los éticos, a los pacifistas, a los correctos, a los honestos, a los justos, en cambio, les piden un argumento tras otro que permita hacerles entender por qué es que se vanaglorian de poseer semejante espíritu endeble que no les va a permitir llegar a ningún lado. Y cuando argumentan, se ríen. Y cuando se ríen, los señalan. Y cuando los señalan, ellos se entristecen un poco. Después se enternecen por dentro, les tienen compasión, y dándoles la espalda con un silencio antiguo de tiempos inmemoriales, siguen su camino y se alejan llevando consigo la sabiduría que no nos permitimos tener, por mirar la paja en el ojo ajeno mientras nuestro establo se está prendiendo fuego. 
¡Impúdicos animales contraproducentes los hombres! ¡¿Hasta cuándo?!
¿Cómo puede ser que la gente buena siempre es la que se va primero? Dicen que yerba mala nunca muere, entonces, ¿por qué la gente buena es la primera en desaparecer de la tierra? Es tan injusto...La gente que menos se lo merece es la que peor termina. Y siempre hay alguien ahí, expectante a que se den la cabeza contra la pared, porque creen que no existe el "todo vuelve" y que, para que te vaya bien, hay que ser un hijo de puta...¡Es ilógico!
A la gente buena siempre las frenan por algo, las detienen por cuestiones que, muchas veces, nos ponen a todos dudosos, pero ahora yo, te pregunto a vos: ¿Quién va a detenerte? ¿La muerte, la edad o la idea?


@Incredulas - 23/10/14

martes, 21 de octubre de 2014

Guerra de sexos

Las mujeres, cuando comenzamos a conocer a alguien nuevo, tendemos a ponernos en una postura defensiva, en la cual estamos alertas a cualquier ataque y creemos que enseguida ese chico que apareció como por arte de magia, nos va a hacer mierda, nos va a traicionar, nos va a dejar como pasó con todos los demás.
Los pibes, por su parte, siempre dejan que las cosas fluyan. ¡Ojo! Son valores generalizados, pero el hombre de por sí es mucho más tranquilo y vive más relajado que la mujer, entonces permite que las cosas surjan por sí solas y que se vayan dando cuando tenga que ser.
Las mujeres solemos escuchar siempre a nuestras amigas, aquellas que nos cagan a pedos cuando le contestamos muy rápido a ese chico, o que nos dicen: "¡¿estás loca?! No le hables vos, te tiene que hablar él". Ahora...¿qué hay con respecto a eso? ¿Por qué siempre el hombre tiene que tomar la iniciativa de todo? Después luchamos por un mundo igualitario, donde dejen todos el machismo de lado y podamos tener ambos sexos los mismos derechos...pero a veces, como en este caso, somos nosotras mismas las que estamos inmersas en la sociedad machista en la que vivimos y creemos que siempre el hombre es el que tiene que ponerse las pilas con todo.
El hombre, desde su lugar, nuevamente deja que las cosas fluyan. No se fija si le hablaste vos ayer, o si te habló él tres veces seguidas ni tampoco sufre tanto cuando le dejaste de contestar. El hombre simplemente se entretiene con otra cosa, o enseguida encuentra algo para hacer y distraerse, pero no se sienta adelante de un monitor a ver una película deprimente mientras de fondo está escuchando Arjona...¿se entiende?
La mujer antes de la primera cita se baña, se peina, se viste, se viste, se viste, se viste, se viste, se viste, se viste, "no, pero esto sí", "ay, pero me queda mal", se viste, se viste, se maquilla, le manda quinientos mensajes al grupo de amigas que generalmente se llama "Guapas" y se va.
El hombre antes de la primera cita juega cinco partidos de Play Station (hasta no ganar uno, no piensa salir de su casa), se baña rápido, se pone el famoso One Million que nos hace derretir a todas de amor, agarra plata, analiza si te va a pagar el combo de Mc o no, y se va. Capaz ni los amigos saben que se va a ver con vos, pero no por ocultarte, sino porque no cuentan todo en el momento.
La mujer siempre va a pensar que todo le va a pasar como a los demás. "Pepita estaba re enganchada con Fulano, y cuando Fulano la dejó ella se re deprimió"...Y sí, hay historias e historias...Pero no podemos dejarnos llenar la cabeza por las historias ajenas, ¿sabés por qué? Porque cada uno reacciona ante los conflictos o las alegrías de manera diferente. Y a Pepita posiblemente le haya pasado eso, entonces por este motivo tenés miedo que te pase lo mismo, pero Pepita es una persona, y vos sos otra, y el nuevo chico que estás por conocer también es distinto al Fulanito que hizo pedazos el corazón de la pobre Pepita. Las mujeres nunca resaltamos lo bueno de las relaciones ajenas, siempre pensamos que nos va a pasar lo peor y eso nos condiciona a la hora de encontrarnos con un chico.
El hombre ni siquiera sabe qué le pasó a Pepita con Fulano. Fulano es su amigo, obvio, pero como hace dos semanas que no hablan, no tiene idea de su vida, y posiblemente cuando se vean tampoco lo va a contar porque para Fulano ya está, ya pasó, lo hecho, hecho está. El hombre no se condiciona según las vivencias de los demás, no piensa en eso, no lo tiene tan presente. Pero lo que sí observan ellos, y con mucha detención, es el pasado amoroso de las mujeres. Nosotras ni hablar...¿no? Stalkear a las ex's debería ser un deporte olímpico.
La mujer está más enganchada que una percha, pero siempre se va a hacer la linda e indiferente para que el pibe no crea que la tiene como quiere, que está regalada o que es una cualquiera. La mujer siempre se va a querer demostrar superior, aunque por dentro esté hecha de cristal.
El hombre cuando se engancha, lo hace saber. Es mucho más valiente que la mujer en este sentido, y cuando se enamora y quiere algo serio, no tiene dudas en animarse a decirlo.
¿A qué vamos con todas estas comparaciones? A que somos dos sexos, por lo tanto somos diferentes, tenemos gustos y pensamientos diferentes cada uno de nosotros, seamos del género que seamos, tanto femenino como masculino. Pero hay algo que todos tenemos en común, tanto hombres como mujeres: ganas de amar. Creemos que vinimos el mundo en busca del amor de nuestra vida, y a todos nos aterra quedarnos solos en una cabaña en medio del campo cuidando a veinte gatos, ¿no? Por eso, la enseñanza de este escrito es que todos empecemos a disfrutar más de lo que somos. Si sos mujer, sentite orgullosa de lo que sos, nunca te creas más ni menos que nadie ni tampoco te consideres más fea o linda que otras, porque cada una tenemos una propia belleza que nadie puede igualar, y tenemos que sacar lo mejor de nosotras mismas para que los demás perciban eso. La frente bien alta, siempre. Si sos hombre, sabemos que sos un poco más frío que nosotras, de por sí es un sexo más avasallante y distante, pero no temas en demostrarle a una chica lo mucho que la querés, no tengas timidez en decirle que está linda, no vas a ser un "maricón" por llevarle una rosa cuando la ves, o comprarle un chocolate. 
El amor está hecho por pequeñas acciones de parte de los dos. Aprendamos a respetarnos y a no creer que por tener algo colgando entre las piernas van a dominar la situación, y tampoco creer que por tener un par de tetas nos van a poder usar, y mucho menos tener que bancar todo lo que no les gusta solamente porque somos mujeres.


@Incredulas - 21/10/14

domingo, 19 de octubre de 2014

Una madre

¿Qué es una madre?
Principalmente, es quien nos sostuvo nueve meses dentro suyo, quien cuidó su salud para brindarnos la nuestra, quien soportó nuestras patadas, soportó que nosotros le cambiemos el ritmo de vida, soportó que nosotros nademos dentro de ella, jugando con todos los órganos, soportó que nosotros rasguñemos su pancita desde adentro. 
Ella, la mujer que con sólo mirarte ya sabe lo que sentís porque comparte mucho con vos, compartió momentos significativos, y es la que da los mejores abrazos en los momentos más difíciles.
Algunos pueden tener más afinidad, otros menos, hay madres y madres, y siempre hay que lograr ser el ejemplo bueno...
Ser una madre debe ser lo mejor que hay en el mundo. Das la vida a alguien, le das la vida al dueño de tu corazón. Ser madre es estar, ser madre es dar, ser madre es ayudar, ser madre es acompañar. Ser madre es ser un otro significativo. Ser madre es ser referente. Ser madre es ser luchadora, ya que muchas cumple el rol de padre también. Ser madre es amor. Ser madre es brindar cariño. Ser madre es tener la sonrisa más hermosa. Ser madre es aquella con la que podés llorar. Ser madre es aquella a la que le podés contar tus cosas y sabés que no te va a juzgar. Ser madre es ser una amiga. Ser madre es lo que sos: mi mamá...Y te doy gracias por todo lo que haces por mí.
La tengamos o no físicamente, siempre están, siempre nos brindan el apoyo que necesitamos, porque en una crisis ella te da su hombro, porque ella conoce tus humores, ella conoce tus más oscuros temores, ella te conoce como si fuese ella misma. Porque ella te tuvo dentro, y eso ya es una conexión incomparable. 

Las madres son la luz de las mañanas, las que nos preparan el desayuno, las que nos acompañan al colegio, las que aportan todo su amor al hogar para que el mismo esté de pie, en donde si ella no está, es un caos. Las madres son las que trabajan y son madres al mismo tiempo, las que tienen el tiempo y espacio para dedicarle a sus hijos y también son esposas. Las madres son las que no tienen problema en que le cambies de canal para que veas una película,, las que duermen con vos y te abrazan, las que te liberan de las pesadillas, las que saben tus gustos, las que tienen el toque justo para ayudarte a elegir ropa, las que siempre sonríen.
Están las mamás cancheras que mandan WhatsApp para saber si llegaste a tal lugar, las madres que piden que te abrigues, las madres "Ok"...Y más...
Y por eso y por todo lo demás, les deseamos un feliz día a esas madres grandes, a esas madres jóvenes, a las que tuvieron las cosas fáciles y a las que tuvieron que luchar, a esas madres que estudian, trabajan y son madres y padres. Feliz día a las madres altas, a las bajas, ya sean rubias, morochas, pelirrojas o de cualquier color que se quieran teñir. Feliz día a las que ambas en la pareja son madres, a las que adoptan al amor, a las que tienen el fruto del amor. A todas, a todas las del mundo, a todas las que están y a las que van a serlo.
¡FELIZ DÍA DE LA MADRE!
Porque una madre lo es todos los días, pero cada tanto hay que mimarlas de esta manera.
Y tampoco podemos dejar de lado otras cuestiones...En el mundo en que vivimos, desde el momento en que un niño carece del abrazo y el arrullo de su madre, somos todos parte de un episodio trágico en el que sufrimos nuestro propio abandono. Es una escena muda. Aunque hayamos tenido una madre hermosa y protectora, nos rehusamos a pensar que el mundo debe ser así, y reaccionamos como para intentar rehacer los lazos que son el origen del crecer. Ser abandonado por la madre es ser devuelto al mundo de otra manera: la del silencio.
Una canción de cuna es un encuentro entre la piel y el aire, es el toque de un ángel en medio de la locura de las horas, que nos presenta la paz como el cauce fundamental de la propia conciencia y la sensibilidad.
De ahí en más, cantar una canción de cuna es un acto materno, nos pone en la piel del que ampara y es amparado y se desvive en hacerlo. El niño debe ser uno mismo. 
Y también, desde esa misma imagen de preciosos latidos compartidos, uno puede volar un poquito y pensar que también estamos arrullando al mundo.

@Incredulas - 19/10/14

sábado, 18 de octubre de 2014

Entrelazados - Capítulo 28

Macarena abrió los ojos. Estaba tendida en su cama, con el celular de Pache a unos centímetros de ella. Se sentó sobre la almohada y miró a su alrededor. Revisó las sábanas: no había manchas. Puso una mano sobre su vientre y no sintió nada extraño. Tomó el celular de su novio y miró el WhatsApp: había un mensaje de "Tía Nelly" que decía: "Vas a venir a cenar a casa hoy? Viene tu primo también". Abrió la foto del contacto de su supuesta tía y sí, era una mujer grande con un perro en la imagen.
¿Qué había pasado? No entendía nada pero, de repente, las lágrimas comenzaron a brotar de su rostro. Había tenido la pesadilla más horrible de todos los tiempos. Nunca se había sentido tan mal y acongojada...¡y encima fue todo tan real! Escuchó un grito de su madre, proveniente de la cocina, y sintió la voz de Pache. Justo en ese instante, él ingresó en la habitación y la vio a su novia llorar, acercándose a él para abrazarlo muy fuerte.
- Mi amor, ¿qué te pasa?.- preguntó Pachetti con preocupación. Si había algo que detestaba, era ver llorar a Macarena...Lo ponía muy mal.
Ella no decía nada, simplemente lo abrazaba fuerte e intentaba calmarse. Una vez más relajada, se sentó en el borde de la cama y, tomada de la mano de su novio, le contó el sueño espantoso que acababa de atravesar. Pache sonrió y le corrió las lágrimas con los dedos, suavemente.
- No dudes más de mí, Macarena, por favor.- el tono de su voz estaba entre el enojo y la congoja.- Ya me fastidia esto.
Pache soltó las manos de su novia y se alejó un poco. Luego, se puso de pie, tomó su celular y miró sus mensajes.
- Por las dudas miraste, ¿no?
Maca levantó la cabeza y lo miró fijo, asintiendo. Pache guardó su celular en el bolsillo izquierdo del pantalón.
- Qué desconfiada de mierda que sos.- respiró hondo y continuó hablando.- La verdad es que a mí no me sirve estar al lado de alguien que no confía en mí...¡Encima dudás de lo que siento! No sé cómo podés cuestionar eso.
Macarena quería hablar, quería decirle todo lo que le cuesta sentirse segura por sí misma, quería contarle los fracasos amorosos que tuvo anteriormente, quería decirle que gracias a él se había mejorado y no era más bulímica, quería decirle todo lo que pensaba y sentía...Pero no se animaba. Temía a que él se enfade o que la tome como una loca. Pache la miró, esperando una respuesta.
- ¡Decime algo!
- Nada.- dijo ella.- Tenés razón.
Con sólo esas tres palabras se sacó de encima el conflicto con su novio, pero la realidad era que internamente tenía un montón de sentimientos duros, esperando el momento indicado para salir a flote...Si es que alguna vez se animaba.

Los primeros días de retorno a la rutina fueron diferentes para todos.
Santino comenzó el segundo año en administración de empresas. Como la facultad era privada y tenía muchas materias correlativas, coincidió con sus compañeros del año anterior con quien tenía un muy buen vínculo. Un miércoles, después de clase, fueron todos a la casa de él a tomar mates y a pasar el rato. Santino estaba re feliz de vivir solo. Todos los lunes y viernes iba su tía a verlo, sus padres lo llamaban cada dos o tres días y cada quince días recibía plata de ellos. Ahora se encontraban paseando por Playa del Carmen, México. Estaba contando los días en un almanaque para incorporarse a su nuevo club, pero como todavía allí estaban de vacaciones, faltaban un par de días para ir.
Un viernes a la tarde, segunda semana terminada de cursada, caminaba por los pasillos de la facultad en busca del Starbucks nuevo que habían instalado dentro del lugar, hasta que sonó su celular. Con la mochila pesada sobre su hombro izquierdo, una pila de fotocopias que acababa de retirar y el celular leyendo los mensajes, no vio a la joven delante de sí que venía en condiciones similares, corriendo. Ambos chocaron y cayeron todas las hojas de Santino al suelo, mientras la chica se quedó hipnotizada, observando la escena: era Malena. El joven negó con la cabeza sin decir una palabra, y se dispuso a levantar las hojas desparramadas por todo el piso de mármol.
- ¡Uy, perdón! Juro que no te vi.- dijo Malena.- Esperá que te ayudo.
Los dos levantaron todas las hojas y las acomodaron. Luego, Malena sacó de su mochila un clip gigante color rosa y lo puso en las hojas de Santino.
- Tomá, tenelo. Lo vas a usar más que yo.
El muchacho sonrió de costado.
- Medio maraca, ¿no?.
Malena asintió y le estrechó la mano.
- Malena, ¿qué tal?
Santino volvió a reírse más fuerte. Respondió al saludo, tomándole la mano y besando la parte superior.
- Santino Volpe, mademoiselle.- su pronunciación en francés era perfecta y muy sexy.
Malena observaba cada dos segundos por encima del hombro derecho de Santi, quien se dio cuenta del gesto y retrocedió.
- ¿Qué mira?
- ¿No te llama la atención que yo esté acá?
Santino revoleó los ojos...¡Es cierto!
- ¿No era menor usted? ¿Qué hace en una universidad a tan corta edad? ¿Es una niña genio acaso?.
A Malena le encantaba cómo Santino jugaba con tratarla de "señora" y "usted", así como también le divertía que use palabras antiguas.
- Vine de excursión con el colegio para conocer facultades. El otro día fuimos a la del Salvador, hoy nos tocó la UADE...¡Nunca pensé que te iba a volver a cruzar! Encima tengo planeado estudiar acá.
Santino se sorprendió y no podía creer la casualidad.
- ¿Y por qué corría?
- ¡Porque se me está yendo el micro que me trae de vuelta al cole!.- a Malena se le escapó el grito de preocupación, ya que desde adentro vio cómo el micro escolar se iba, dejándola dentro de la facultad sólo por haberse atrasado en el baño y por la interrupción del choque con Santino.- Tarde. Ya se me fue.
Ambos se miraron fijamente, Santino puso cara de pícaro y le propuso algo que Malena estaba esperando.

Rocío, como suponía que iba a pasar, se quedó dormida el primer día y llegó tarde. Se perdió entre los pasillos de la sede Montes de Oca de la Universidad de Buenos Aires. Para encontrar un aula tuvo que recorrer la facultad entera, preguntarle a los desconocidos para que la vayan ubicando. Cursará tres materias: química, pensamiento científico y matemática. Odiaba las tres materias...¡nunca pensó que sería así! Además, analizaba una y otra vez qué tendrá que ver el pensamiento científico y la matemática con la medicina. Le encantaba la carrera que estaba por iniciar, pero no estaba muy conforme con el establecimiento. Por otra parte, todas las materias las cursaba con distintos compañeros. Uno de sus profesores, en medio de la explicación, prendió un habano en la clase y explicaba sin temor a que nadie le diga nada.
Al pasar tres días, Rocío se sentía cada vez más incómoda y con ganas de irse. Todas las clases se la pasaba leyendo el celular y hablando con su novio Lautaro, con quien las cosas, luego de la charla de aquel domingo a la tarde, mejoraron un montón.
A Rocío le dolía en el alma haberle prometido a Lauti que no hablaría más con Nicolás, pero lo amaba de verdad a su novio y era lo mejor para su relación. Nico realmente la caía bien, le agradaba como pocas personas. Nunca se le cruzó por la mente engañar a Lautaro, pero a veces le era muy difícil resistir las ganas de querer partirle la boca de una beso a aquel morocho de ojos verdes. Para colmo, Nico no se cansaba de mandarle mensajes, de llamarla, de preocuparse por ella. Rocío temía que un día aparezca en su casa, y también hizo un esfuerzo sobrehumano para no contestarle ni una sola vez. Quería bloquearlo de WhatsApp, pero todavía no tuvo las agallas suficientes para hacerlo y creía que, si hasta ahora no lo eliminó por completo de todos lados, es porque algo pendiente en su vida, con respecto a él, quedó latente.

Lautaro estaba feliz de la promesa de Rocío. Confiaba plenamente en la palabra de su novia y eso hizo que el joven pueda encarar mucho más feliz sus primeros días reincorporándose al Ciclo Básico Común. Le encantaba la Facultad de Derecho: era enorme, imponente, limpia y llena de gente aplicada. También le agradaba mucho ir de traje a las clases. Obvio que no era necesario, pero a Lauti le encantaba arreglarse, ¡a veces era tan metrosexual que hasta él mismo se preocupaba! Pero tampoco era un pecado vestirse bien y perfumarse, ¿no?. Este cuatrimestre re-cursaría la única materia que le quedó pendiente: derecho latinoamericano. Le daba mucha fiaca perder cuatro meses sólo en una materia, pero se predispuso a buscarse un trabajo en estos días. Acompañado por Rocío, fueron por varios bares, locales de ropa y lavaderos de auto dejando los currículum vitae de Lautaro para que lo llamen a trabajar. Como cursaba a la noche, tenía toda la mañana y la tarde libre dispuesta para trabajar. Por otra parte, no veía la hora de empezar a entrenar...¡Moría de ganas de volver a encontrarse con sus amigos y compañeros!.

Nicolás, como era costumbre, solamente entrenaba todas las mañanas, y a la tarde le hacía algún que otro mandado al supermercado chino de la vuelta de su casa, "changa" que le dejaba unos pesos (que no necesitaba, pero tampoco le gustaba ser un inútil). Estos días se encontraba de mal humor y bastante apesadumbrado, sobre todo ante la repentina desaparición de Rocío. Desde aquel domingo donde se reencontraron luego de la horrible experiencia del joven en la comisaría, Nicolás no paró de mandarle mensajes a la rubia preguntándole cómo estaba. El primer lunes de su ingreso a clases la llamó por teléfono, y aquella llamada no fue contestada jamás, ni devuelta. Ya por el miércoles se hartó de insistir, y optó por no hablarle más hasta que ella aparezca. El jueves volvió a extrañarla y a querer saber cómo le estaba yendo. Pensó en acercarse a su casa, pero cuando recordó todo el conflicto que había traído eso la última vez, prefirió no hacer nada y quedarse en el molde. Realmente la extrañaba...Se pasó todos los días en la casa de Pache jugando a la play station, y lo acompañaba a buscar trabajo.

Nombrado anteriormente, Pache estaba muy aburrido. No hacía otra cosa que molestar al gordo Ale en su casa y pavear toda la tarde con Nicolás. A veces iba a tomar algo gratis al restaurant donde trabajaba Bauti y se quedaba haciéndole compañía en caso de que esté vacío y nohaya nadie. 
Por otro lado, Pache buscó trabajos en algunos lugares, pero le ofrecían sueldos bajísimos por muchas horas de empleo que no le servía en absoluto. Desde el domingo, luego de la fiesta del club, había decidido tomar una nueva postura con su novia. Se había hartado verdaderamente de la constante desconfianza de Macarena. Si bien moría de ganas por amigarse con ella, darle besos y ser el mismo tierno de siempre, prefería ser un poco más frío y distante para que ella, de una vez por todas, sea sincera con él y le diga lo que le pasa. La iba a ver todos los días, por supuesto, pero no estaba tan "goma" como antes, ni la molestaba tanto tocándole el pelo o haciéndole cosquillas.

Macarena, por su parte, estaba feliz de empezar a estudiar la carrera que realmente la apasionaba. Desde muy chiquita, decoraba sus muñecas, les inventaba ropa y hasta se armaba sus propios conjuntos. Por eso ahora decidió estudiar diseño de indumentaria en la UBA. La parte negativa era el extenso viaje en colectivo y tren que tenía hasta la facultad, pero cuando estaba allí era tan feliz, que se olvidaba de todo lo demás.
Las primeras semanas de clases transcurrieron tan rápido para Macarena que casi no tuvo tiempo para pensar en ver a sus amigas o en notar la distancia que estaba tomando su novio. ¡Estaba tan contenta por todo lo que estaba viviendo que no se distrajo un segundo de su realidad! Se había hecho amiga, al punto de hablar todo el día, de una chica que comenzó a cursar con ella y vivía no muy lejos de la casa de Macarena. Ella se llamaba Vera, tenía veinte años y era bailarina del teatro Colón. Tenía un cuerpo maravilloso...¡y se vestía tan bien! Macarena adoraba su estilo. Tenía el pelo castaño lacio con el degradé rubio en las puntas, se lo acomodaba de costado y sus ojos eran verdes o celestes, según el clima. Maca era "fan" de Vera: le encantaba cómo pensaba, cómo hablaba, cómo sentía. Además de estas cualidades que eran de admirar en Vera, su personalidad era muy atrapante. No le importaba lo que decían los demás, era divertida y extrovertida, ¡para nada tímida!. Macarena estaba feliz de haber conocido alguien nuevo fuera de su entorno del club y el colegio.

Volver a trabajar en el restaurant le daba mucha fiaca a Bauti, pero ya necesitaba recaudar unos pesos para ayudar a pagar algunas cosas de la casa y no depender solamente de la jubilación de su abuela. La relación con Celeste iba mejorando día a día. Iba a buscarla a la facultad día por medio y casi todas las noches se quedaba a dormir en lo de ella, o viceversa. Adoraba pasar tiempo con su novia, y también le encantaban las visitas de Pache en su trabajo. Ya no lo sorprendían, pero era imposible que no se le alegre la tarde con la divertida presencia de su amigo.
Se estaba acercando la vuelta al entrenamiento del club, y Bautista estaba bastante preocupado ya que Martín (el famoso "cejón") se había mudado, por lo que iría a otro club y quedaría un puesto vacante en la defensa de Lion. El entrenador, Chipi, no le adelantó quién sería el nuevo integrante y prefirió dejar la intriga.

Celeste estaba atravesando esta nueva etapa "facultativa" con total emoción y disciplina. Cursaba tres materias en la sede de la UBA de Filosofía y Letras, cerca de su casa. El ambiente era muy bohemio: eran todos hippie. Salir al patio y oler el porro recién armado y el mate recién hecho, hacían que Celeste se sienta como en casa...¡Además podía vestirse como quería! No le avergonzaba usar allí sus polleras largas de colores cual Floricienta, ni sus Topper escritas ni los pantalones de bambula rayados, expresión del reggae y la religión rasta. Tenía tres grupos de compañeros distintos, pero coincidía con las mismas cuatro chicas y el mismo chico en dos materias, así que optaron por armar un grupo entre ellos y comunicarse entre sí ante cualquier duda o para hacer trabajos prácticos.
La morocha cada día ansiaba más rendir e introducirse finalmente en la carrera de psicología que tanto la atrapaba. También estaba muy feliz su vida amorosa y la relación con sus viejos. Con Bauti todo iba viento en popa: no discutían por nada (no tenían motivos tampoco), se veían casi todos los días y hacer el amor juntos era lo más increíble que Celeste había experimentado jamás. Nunca se había sentido tan mujer, tan linda, tan querida y única como con Bauti, quien le aseguraba a cada rato lo enamorado que estaba de ella, y no se agotaba de escuchar los: "te amo" provenientes de esa boca carnosa y perfecta.
Mario y María Sol, los papás de Celes, estaban felices con Bautista. Era un chico educado, dulce y participativo...¡No le daba vergüenza nada! Además, era hincha de Independiente como Mario y eso sumaba muchísimo. 
Lo que Celeste no podía evitar pensar era qué estaba sucediendo con Felipe, quien no volvió a aparecer luego de aquella noche...Pero no por importarle, sino más bien por intriga. Otra cosa que preocupaba a Celeste era la falta de comunicación con sus amigas en estas semanas. El grupo que tenían en WhatsApp estaba cada vez más abandonado. La última vez que hablaron fue el fin de semana anterior a aquel viernes donde Celeste las recordó. Como cada una estaba en su mundo, con sus novios, su nueva vida facultativa y todo lo que eso conllevaba, se habían dejado un poco de lado y esto apenaba muchísimo a Celeste. Apenas llegó de la facultad aquella tarde de viernes, llamó por teléfono a Macarena y a Rocío para arreglar algo para la noche...

Lo último que Malena hubiera imaginado de aquella tarde donde se cruzó a Santino en la facultad, era que iba a terminar en su casa besándolo y teniendo relaciones sexuales con él luego de un par de copas de vino encima, y con la panza llena por una exquisita pizza preparada por él.
Santino estaba prendido fuego: movía a la joven de un lado a otro, la revoleaba para todos lados y hasta logró que Malena alcance su punto máximo de placer, cosa que Nicolás nunca había conseguido.
El post relación sexual no fue para nada incómodo, y ese era el principal temor de Malena: quedar mal, no tener tema para hablar o que el pibe la eche de su casa. Todo sucedió al contrario: Santino se ofreció en llevarla hasta su casa en auto, pues ya eran alrededor de las diez de la noche y Malena no podía continuar con la mentira a sus padres de que estaba en la clínica de rehabilitación porque quizá llamarían y se iban a dar cuenta que Malena había faltado aquella tarde. Afortunadamente, los del colegio no se percataron de su ausencia, entonces todo salió perfecto. 
En medio de unos cuantos besos, Santino le acariciaba el pelo mientras ella reposaba sobre su pecho. Inoportunamente, él se atrevió a hacer la pregunta fatal.
- ¿Alguna vez me va a contar por qué está golpeada?
Si bien sabía la respuesta, él quería oírla de parte de Malena. Ella se separó un poco de él y se sonrojó. Su cara se transformó automáticamente en un rostro triste y desolado. Ambos se sentaron y Santino la tomó de la mano, acariciándole el cachete y jugando con su pelo.
- Si no me quiere contar, no pasa nada...Pero sepa que puede confiar en mí, ¿está bien?.- cuando hizo la pregunta, tomó a Malena de la pera y la miró fijo. Como no recibió respuesta, reiteró la pregunta.- ¿Está bien?.- esta vez hizo más énfasis en la cuestión.
Malena asintió y le explicó que quería contarle eso más adelante, que ahora no se animaba, que era una parte oscura de su pasado. Luego, Santino le siguió preguntando cosas, como por ejemplo:
- ¿Y por qué va a una clínica de rehablitación?
Malena bufó tiernamente.
- Algún día te lo voy a contar. Pero no hoy. No ahora.
Santino respetó la decisión de la joven y comenzó a cambiarse mientras le cantaba algunas canciones de Joaquín Sabina. Malena estaba exhausta de felicidad, al punto de no haber recordado a Nicolás ni un segundo pero, en el momento que lo hizo, sólo sintió repulsión.

El viernes previo al comienzo del entrenamiento, Pache volvió a organizar con la comisión directiva del club, una fiesta para ese sábado...¡Obvio que estaban todos invitados! Iba a ser súper divertida esa fiesta. Esta vez, por la buena reputación de la anterior, iría muchísima más gente, por lo que cobrarían una entrada de veinte pesos que iría para los fondos del club, mejorar las instalaciones, comprar más cosas y demás. El gordo Ale sería el DJ nuevamente, y Pache se ofreció en pagarle con un Big Mc, comida pasión del gordo. Con ayuda de Maca, quien le pidió permiso para invitar a su compañera Vera, Pache se ocupó de avisar a todos los miembros del club y amigos de alrededores a presenciar la fiesta del sábado.

Finalmente, esa noche de viernes donde no paró de llover un segundo, las tres amigas se juntaron en la casa de Celeste. Tenían pensado comer una picada con unas cervezas en la terraza de la morocha, pero como la tormenta cada vez era más fuerte y no había techo, se conformaron con cenar en la cocina sentadas en la mesada y luego subir a la habitación de Celeste a tirarse al piso, mirar el techo y chusmear como sólo ellas sabían.
Una a una contaron sus experiencias en la facultad, la gente que conocieron, los profesores lindos o feos, buenos y malos. Luego tocó el turno de sacarse fotos para subir a todas las redes sociales. Al finalizar toda la ronda de cosas de mujeres, les faltó lo más importante, que por eso dejan al final: ¡hablar de sus chicos!.
- A mí me incomoda tanta tranquilidad, es como que no me siento cómoda cuando todo me sale bien...¡No estoy acostumbrada a eso!.- las tres rieron luego de estas palabras de Maca, estaba totalmente en lo cierto.- Hace mucho que no estoy contenta, ¿no?.
La rubia y la morocha asintieron.
- ¿Y con Pache? ¿Todo legal?.- preguntó Celeste.
Macarena sonrío y asintió con la cabeza, luego revoleó los ojos y se puso una mano en el corazón.
- Imposible estar mejor. Ayer se vino a cenar a casa, y cuando se fue, yo estaba dormida. Cuando me levanto, tenía una rosa en la punta de la cama.
Las tres comenzaron a gritar de la emoción debido al gesto tan tierno de Pache...¡Tan inesperado! Luego de chusmear otros detalles de su relación, les contó sobre el sueño de la otra vez. Celeste, en ese momento, sintió cómo se le ponía la piel de gallina, y Rocío sólo se limitaba a morderse los labios en señal de desgracia.
- ¡Qué feo, boluda! Encima es horrible cuando los sueños son tan reales.
- Mal.- agregó Celeste.- Es como que te levantás y dudás si pasó posta o no.
- ¡Sí, tal cual!.- gritó Macarena.- Pero no saben lo feo que fue...¡Tengo calma en mi vida real, pero en los sueños soy un desastre!.
Después de hablar todo lo de Maca, llegó el turno de Rocío. Contó apenada lo mucho que la entristecía perder el vínculo con Nicolás. Celeste, fiel a seguir sus sentimientos, acotó, rudamente:
- Para mí es corta la bocha. A Lautaro le tenés que decir lo que te pasa, boluda.
Rocío se puso de pie y comenzó a actuar de manera ridícula sobre ella misma, poniendo voz de boba y siendo irónica.
- ¡Ay, zí! ¡Lauti, mirame! Zoy tu novia Rochi, la de hace un año y medio, pero te voy a dejar porque me guzta un pibe zólo porque tiene linda zonriza, ¿sí? Te amo, bezitoz.
Por enésima vez en la noche, se rieron fuertemente. Las imitaciones burlonas de Rocío eran lo más gracioso del mundo. Nunca iban a entender por qué se auto imitaba poniendo la voz tan aguda y resaltando la letra "z", pero eso no importaba...¡era graciosa igual!.
- No, para mí tiene que ponerse las pilas con Lautaro...
- Como estoy haciendo ahora.- interrumpió Rochi.
- ¡Claro!.- continuó Macarena.- Yo creo que él es el que está día a día bancándote, el que te conoce como nadie y te banca todas tus forradas y desplantes.
- ¡Eu, pará! ¡Tampoco soy una forra!
Maca la miró con gesto cómplice.
- Bueno, sí, soy un poco garca....
Macarena continuó mirándola.
- ¡Está bien! ¡Soy bastante yegua! Pero no sería capaz de cagar a Lauti, no se lo merece...
- No se merece tampoco que mires a otro pibe siquiera.- retrucó Macarena.
Rocío se agarró del pelo, sacada.
- ¿Sos la defensora de pobres, Macarena?.
Celeste comenzó a aplaudir para que se calmen y no empiecen a discutir. Las dos chicas se calmaron y se quedaron en silencio, hasta que, luego de unos segundos, irrumpieron en risas. Cuando Rocío terminó de contar todo lo que tenía que ver con extrañar a Nico pero amar a Lauti, llegó el turno de la rollinga, quien habló de Felipe instantáneamente.
- Me llama la atención que todos estos días no haya aparecido, que se haya rendido tan fácil. Es como que...
- Pará.- interrumpió Rocío.- ¿Querés que siga apareciendo a rogarte?
Celeste revoleó los ojos en señal de fastidio.
- No, tonta, nada que ver. Es sólo que...me parece raro.

A pocas cuadras de la casa de Celeste, se encontraban Nicolás, Pache y Bauti jugando a la play en la casa de este último que siempre estaba solo. Estaban esperando que llegue el gordo Ale con la comida: lo habían mandado a McDonald's para traer hamburguesas para todos y el gordo, contento, aceptó a cambio de que le paguen un McFlurry. 
Los jóvenes pasaron las primeras dos horas jugando a la play sin hablar de cosas que no sea fútbol, el torneo nuevo, la salida del cejón Martín y luego la versión de Nicolás en la comisaría. Les contó que había conocido a un pibe llamado Santino, también les comentó la sentencia a Malena que había sido muy liviana por su corta edad, y también les dijo del reencuentro con Rocío.
- Fue re groso todo lo que hizo por vos.- dijo Pache.- No hay muchas minas así.
- Posta, es re buena piba Rocío.- acotó Bauti.- Bah, por lo que me cuenta Celeste es re buena. 
- Está media loca igual.- comentó Nico, entre risas. Luego se produjo un silencio de unos segundos, hasta que volvió a romper la calma.- Igual desapareció.
Pache y Bauti lo miraron sin comprender.
- ¿Cómo?
Nico se encogió de hombros y puso pausa en el juego. Se volteó a sus amigos, sentado como indio en el suelo, y les contó la desaparición repentina de Rochi.
- Seguro fue Lautaro el que le dijo algo.- supuso Pachetti.
- Sí, seguro que sí. Pero al menos estaría bueno que Rocío me hable y me diga que no le hable más, no desaparecer así, de la nada.
Bautista se puso pensativo un momento, y luego volvió a acotar:
- Para mí tenés que hablar con el flaco.
- Naaa, ¿para qué?.- preguntó Nicolás.- Al pedo, le voy a generar más quilombos a ella y no es la idea.
Pachetti le dio la razón a Nico.
- No te digo que le hables para pedirle que te deje hablar con su novia.
- Mal, ni que la piba fuera...No sé...- Pache no supo qué más decir o con qué comprar a Rocío.
- Claro.- continuó Bautista.- La idea es generar buena onda con Lauti, explicarle qué onda vos con Rocío, contarle que nunca pasó nada...Te lo digo para que puedas hablar con ella sin problema, y además para poder invitar a Lauti a estos encuentros que hacemos. No te olvides que es compañero nuestro.
- Pero no es su amigo.- dijo Nico.- ¿Por qué lo tenemos que invitar? ¿Sólo por ser del equipo?
- ¿Te parece poco?.- retrucó Bautista.- En un equipo las cosas tienen que estar bien...Encima no tienen por qué odiarse.
- ¡Menos por una mina!.- Pache siempre con sus comentarios machistas.
Una vez que el gordo Ale llegó, los cuatro amigos se dispusieron a comer y, en medio de la cena, Nicolás accedió a llamar a Lautaro.
- Digámosle que venga acá a juntarse con nosotros. Yo me lo llevo a un costado y hablo todo lo que tenga que hablar...¿Les parece o quedo muy idiota?
Pache y el gordo Ale acotaban comentarios delirantes por lo bajo.
- ¡Dale, bobos! ¡Díganme!
- Para mí está perfecto.- dijo Bauti.
- Para mí también.- aprobó Pache.
- ¿Y vos, gordo?.- preguntó Nicolás.
Pero Ale no iba a contestar, estaba muy ocupado devorándose con un Big Mc triple.

Lautaro, desde su casa, le llamó la atención la llamada de Nicolás. No quería ir, tampoco cruzarlo por ningún lado, pero era inevitable ya que en unos días comenzaría el nuevo torneo y deberían verse las caras día por medio. Además, para trabajar en equipo, es fundamental el buen trato entre todos. Aceptó la propuesta de ir a lo de Bauti pero, antes de hacerlo, le mandó un mensaje a su novia, no pidiéndole permiso, sino informándole.

Rocío, cuando leyó el mensaje, estaba semidormida. Las tres amigas se pusieron a ver películas románticas acostadas en la cama, pero ya casi estaban durmiéndose, excepto Maca que lloraba con "Diario de una pasión".
La rubia se levantó de golpe, despertando a Celeste y asustando a Macarena, provocando que revolee los pañuelitos que tenía en la mano, lleno de mocos, para cualquier lado.
Sin decir una palabra, Rocío se acomodó la ropa y se empezó a preparar rápidamente.
- ¿Estás bien, Ro? ¿Qué pasa?.- preguntó Maca, preocupada.
- ¡No! ¡Todo más que mal!
Celeste callaba a Rocío, incitándole que baje la voz.
- No grites que son las tres de la mañana, boluda, están mis viejos durmiendo.
Rocío pidió disculpas, se puso un saquito, guardó su celular y, sin contestarle a Lautaro, comenzó a bajar las escaleras para irse. Maca y Celeste la siguieron.
- ¡Esperá!.- gritó Maca. Celeste la retó nuevamente por aullar.- Nosotras vamos con vos.
Rocío las miró fijo y sonrió levemente, agradecida por el gesto. Celes se cambió rápidamente hasta que recordó que sus padres no la dejarían salir a esa hora.
- Chicas, yo mejor me quedo. No tengo ganas de que mis viejos me pregunten todo y que me hinchen las bolas...¿No se enojan?
Ni Rocío ni Macarena se ofendieron, por supuesto, así que rápidamente saludaron a su amiga y siguieron su camino, a las corridas por la calle a las tres de la madrugada.

Malena había pasado una noche increíble. Santino, si bien era más grande que ella, no le resaltaba la diferencia de edad a cada rato, ni se hacía el maduro. La trataba muy bien y le gustaba, sobre todo luego de haberle salvado la vida.
Alrededor de las tres de la mañana, aún despierta luego de mirar su serie favorita, Breaking Bad, Malena recibió un mail en su celular: era una invitación de la comisión directiva del club invitándola a la fiesta del sábado siguiente a la noche. Malena creyó que no la aceptarían más, y le daba vergüenza regresar, sobre todo ante el desafío de cruzarse a Nicolás después de lo sucedido...¡Ni hablar de tener que verle la cara a la puta de Rocío! Pero como a Malena le gustaban los retos, aceptó ir.

Una vez en la puerta de la casa de Bauti, Rocío y Macarena, desesperadas, tocaron el timbre con furia, importándoles poco si estaba la abuelita de Bauti o no.
Bauti miró por la rendija de la puerta y allí las vio a ambas. Les abrió rápidamente para que no estén solas en la calle a esa hora de la madrugada y las hizo pasar. Había silencio.
- ¿Qué hacen acá?.- dijo Bauti.
- ¿Está acá mi novio?.- Rocío comenzó a caminar por todo el piso de abajo, en busca de Lautaro.- ¿Dónde está?
- Pará, Ro.- comentó Bautista.- Está arriba, en mi pieza. Está hablando con los pibes.
Rocío clavó una mirada fulminante en los ojos de Bautista, y aún con su cartera colgada y el saco puesto, subió a golpes las escaleras. Macarena miró a Bautista en gesto de no comprender, pero ambos se rieron por la actitud de Rocío.
La rubia ingresó furiosa a la habitación, y allí estaban: Pache, Ale, Nico y Lauti sentados, jugando al truco. Había un cigarrillo a punto de consumirse sobre un cenicero, los celulares tirados sobre la cama y de fondo una pelea de boxeo vieja. Lautaro se puso de pie automáticamente.
- ¡Amor! ¿Qué onda?.- se acercó a ella y la abrazó. Rocío lo sacó de encima. 
- Vos, y vos.- acusó la rubia, señalando bruscamente a Lautaro y a Nicolás.- Bajan conmigo a hablar. ¡Ya!
Ninguno se atrevió a decir nada. Pache quería acotar uno de sus chistes, pero el gordo Ale lo codeó para impedir que diga algo. Mientras Nico, Lauti y Rocío bajaban las escaleras, a la vez subía Maca. Se acercó a su novio y se saludaron tiernamente. Luego de eso, continuaron jugando el partido de truco los cuatro.

No pudo pegar un ojo en toda la noche. Se acostó a la una de la mañana, luego de llevar a Malena a su casa, y desde ahí está mirando el techo. Se fumó un porro entero para ver si podía relajarse, pero solamente provocó que piense más y más. Le atemorizaba que esa Malena que acababa de conocer sea la misma que Nicolás le relató aquella noche en la comisaría...Esta chica no se parecía en nada a la que ese chico le había relatado. No parecía violenta ni mentirosa...Es más, hasta le había parecido divertida, copada y sincera...Y sobre todo, muy linda. No parecía tener dieciséis años en absoluto. Aparentaba ser más madura y se mostraba muy inteligente y dicharachera. Estas cualidades de Malena le atraían a Santino.
En un momento de sus pensamientos, sonó su celular. No tenía idea quién podía ser ya que los de su facultad no salían, otros amigos no tenían, con su tía ya había hablado y sus viejos seguro estaban durmiendo en la otra punta del mundo. La notificación era del WhatsApp: un mensaje de Malena copiándole el mail del evento en el club. Santino se sorprendió, y optó por llamarla por teléfono.
- ¿Hola?
- ¡Hola, bonita!
Santino notó cómo del otro lado se le dibujaba una sonrisa en la cara a Malena.
- ¿Qué pasó? ¿Ya me extrañás?.- preguntó ella.
- La llamé por el mensaje que me mandó...Primero, ¿está con insomnio?
- Ajam.
- Segundo, ¿usted va a ese club? ¿Entrena ahí?
- Sí.- comentó Malena.- Juego al voley.
- ¡Mire qué casualidad!
- ¿Por qué?
- Yo empiezo a entrenar en ese club el lunes, para fútbol de salón.
Del otro lado, Santino escuchó un golpe seco, como si el celular hubiera terminado en el piso.

Rocío caminaba de un lado a otro, histérica, gritándole a ambos y dándole sermones constantes tanto a Nicolás como a Lautaro, quienes simplemente la observaban en silencio. La joven no paraba de hablar un segundo. Retaba a ambos por hacerse los amigos, cuando en realidad supuestamente se odiaban. Se enojó también con su novio por haberle prohibido hablar con alguien que a ella le agradaba, pero también se enojó con Nicolás por no haber puesto interés en recuperar el contacto. Básicamente, todo lo que los dos muchachos habían hecho en estos días molestó a Rocío, al punto de explotar al enterarse que se iban a juntar a hablar.
- ¡A hablar! ¡Por favor! ¡¿A hablar de qué?!.- Al igual que en la casa de Celeste, Rocío se puso a imitar a Lautaro con voz burlona y movimientos exagerados.- Ay, zi, Nico, zoz mi mejor amigo...¡Juntémonoz a inzultar a la tarada de Rozío! ¡Ay!
Lautaro irrumpió en risas, y Nico se limitaba a sonreír para no generar más enojo en la rubia. Rocío, interrumpida por las risas y el jolgorio, se sentó en la silla, al lado de Lautaro, y se agarró la cabeza con las manos. Su novio le acarició la espalda tiernamente, aún riendo un poco.
- ¿Qué te pasa, amor? Nos juntamos no para hablar solamente de vos, sino para llevarnos mejor.
 - Sí, posta.- agregó Nico.- Ahora empieza el torneo y no queremos tener problemas entre nosotros...Menos por...
Rocío levantó la mirada y su dedo índice.
- Llegás a decir "menos por una mina" y te rompo la cara, ¿me escuchaste?.- Nicolás asintió, temeroso.- No soy ninguna mina cualquiera. Soy tu amiga y la novia de Lautaro.
- ¿No era más fácil llamarme y retarme en vez de venir acá y hacer este papelón?.- preguntó Lauti sin temor. Realmente la actitud de Rocío le había dado un poco de vergüenza ajena.
- No...No. Dejá, no entienden nada.- la rubia se puso de pie.- Quiero dejar las cosas claras ahora que estoy en un ataque de sinc...sinceramiento...sinceración...
- Sincericidio.- corrigió Nicolás...¡A Ro le daba tanta ternura que la corrija!
- Miren, la realidad es esta.- Rocío volteó a mirar a Lautaro, luego de un largo suspiro.- Antes de que empieces a sacar conclusiones apresuradas, te afirmo que te amo y que no dudes nunca de eso. Siempre que te dije que te quería fue porque lo sentía de verdad y me salía del alma hacértelo saber.- tragó saliva y continuó. Lautaro estaba totalmente atemorizado.- Todo lo que viví con vos fue único e irrepetible, miles de recuerdos que siempre van a quedar grabados en mí. Con vos aprendí todo: a amar, a ser mujer, a valorar más a la gente que me quiere y a ser persona. Pero...
- Siempre un "pero"...- interrumpió Lauti.
Rocío lo ignoró y continuó su discurso.
- Nunca dejé de lado mis mambos, mis quilombos mentales internos de los cuales nunca voy a poder zafar. Por un lado tengo las cosas que quiero hacer, las que me apasionan, las que me dan vida. Por otro lado están las cosas que debo hacer, el camino correcto, las responsabilidades y el orden, los mandatos de mis viejos y las obligaciones. Siempre estoy entre lo que quiero y lo que debo y nunca lo que quiero es lo que debo.- Rocío miró a Nicolás esta vez y volvió a dirigirse a su novio.- Por un lado, no debí enamorarme de vos, Lauti, y menos de un chico como vos que es tan perfecto y buena persona conmigo cuando no me lo merezco, pero por otro lado no podía pensar en otra cosa que...Que en él.- señaló a Nico.- Estaba y estoy atorada entre lo que debo y lo que quiero...Otra vez. Y cuando tenés un mambo así en la cabeza, sí o sí metes la pata, no terminás haciendo ni lo que debés ni lo que querés. Entonces cuando uno no puede pensar con claridad, comete errores muy graves...Y lastima a la gente que más quiere.
Hubo un silencio rotundo que nadie se animaba a romper. Rocío, ahogada en lágrimas, retomó.
- Les juro que es una tortura estar así, dividida. No sé, si fuera sólo un mambo mío me la banco, pero así lastimo a los demás y eso no me lo puedo permitir porque no debo, ni quiero lastimar a nadie y menos a ustedes...Y sobre todo a vos, Lauti, que no lo merecés y te quiero tanto.
Lautaro quería contener las lágrimas para no quedar como un tarado frente a Nicolás, pero llegó un punto que se le hizo imposible. El morocho de ojos claros atinó a levantarse e irse, pero Rocío le indicó que se quede.
- Ro, yo puedo ayudarte a...A que te vuelvas a enamorar de mí. Te juro que lo intento día a día, pero...Ya no sé qué mas hacer.- la voz de Lauti era temblorosa.- No puedo forzarte a amarme.
Dejame solucionar mis quilombos mentales internos sola, Lauti...Al menos hasta que pueda darme cuenta de qué es lo que quiero hacer de verdad. Perdoname, en serio...
Lautaro, con la cara roja y empapada por el agua de las lágrimas, se puso de pie y miró fijamente a Rocío.
- No te voy a esperar toda la vida. No soy tan boludo como para esperarte sentado en mi casa a que vos te decidas cuál de los dos te calienta más. Te dejo el camino libre...Yo sólo quiero que seas feliz. Pero no te olvides que todo vuelve.
Sin decir más, Lautaro saludó a Nicolás con un gesto con las manos y se fue de la casa.
En un silencio nuevamente incómodo, Rocío tomó una mano de Nico.
- Nico, yo...
- No.- dijo Nicolás.- Ya fue.
- ¿Qué cosa?
- Esto, Rocío.- Nicolás tenía un tono de voz enojado.- Basta de boludear a la gente, de hacer que todos estemos atrás tuyo por tus caprichos y boludeces. Yo no soy Lautaro que te banca todo, eh. Desapareciste de un día para el otro y...
- Es que le había prometido a Lauti...
- ¡Ya sé lo que le prometiste! ¿Pero pretendés que yo esté a tu disposición, cuando se te cante el orto? Ni ahí, nena.
Rocío lloriqueaba cada vez más. Nicolás también se puso de pie y llamó a Lauti, gritando, y salió corriendo de la casa tras él.
Y allí quedo la rubia, sola, devastada, recostada sobre la mesa de la cocina de Bautista. Se quedó, finalmente, sin el pan y sin la torta. Sin el chico que amaba pero también sin el chico que le gustaba. Esto le pasó por histérica, y le dolía en el alma tener que reconocerlo. Sin avisarle nada a Macarena por escucharla reírse con su novio y amigos en la pieza de Bauti, Rocío se fue caminando sola a su casa...Lo que menos iba a imaginar era que, en el trayecto del hogar de Bauti al suyo, iba a presenciar un accidente de autos fatal, en el cual salió disparado un joven, cayendo el cuerpo a pocos metros de donde estaba Rocío. Al acercarse a la escena, vio cómo yacían sobre el cordón del asfalto los cuerpos sin vida de dos chicas jóvenes, y unos pocos metros más allá, un cuerpo que le era conocido...


Continuará...

Mi eternidad

Algunas personas aparecen como por arte de magia, como que algún ángel lo envió desde el cielo para poder salvarnos la vida, para recuperar nuestra felicidad...Y eso provocás, provocás lo mejor que tengo dentro mío, porque sólo con vos existe este infinito amor, ya que con vos aprendí a amar, ya que con vos aprendí a levantarme todos los días felices porque sé que te tengo al lado mío, ya que vos sos el significado del amor, ya que te amo todos los días, porque me cambiaste la vida.
Podré ser ridícula, pero estoy completamente enamorada. Enamorada del hombre que con sólo mirarme ya me hace sentir la mujer más hermosa del mundo. Enamorada de la persona que con un abrazo logra que me sienta mejor. Enamorada del hombre más hermoso que vieron mis ojos. Enamorada del amor de mi vida. Enamorada de mi futuro. Enamorada de mi eternidad.
Enamorada de vos.
Es la persona que con sólo aparecer hace que todo se convierta en perfección, esa persona que con sólo agarrarte de la mano hace que caminar por la calle sea divertido. Esa persona que juega con vos, que se tratan como nenes y que, al final de todo, terminamos con un: "vení acá", acompañado de un abrazo. Se formó un mundo donde no hay nadie más, salvo ustedes dos. Esa persona que te sigue por todos lados cuando estás enojada, ya que sabés que lucha por vos, que no te deja sola un minuto, que hace de todo para sacarte una sonrisa y para que surja un nuevo: "te amo" de tus labios. Es la persona que reclama por tus besos, la persona que reclama tus caricias, ya que son las únicas que le dan tranquilidad. La persona que te mima, la persona que te alaga, la persona que te ama. De esa persona me enamoré. 
Me enamoré de la persona más hermosa y buena del mundo. 
Me enamoré de lo mejor que me pasó en la vida. 
Me enamoré de lo que hace que mis ojos brillen. 
Me enamoré de la persona más sincera y compañera. 
Me enamoré de alguien que apareció en mi vida porque sí. 
Me enamoré de un no celoso, pero para eso estoy yo. 
Me enamoré de un no gruñón, pero para eso estoy yo. 
Me enamoré de una persona que no discute, pero para eso estoy yo. 
Me enamoré de la persona perfecta, ya que hasta sus defectos son hermosos. 
Me enamoré de mi salvador. 
Me enamoré de mi portador de felicidad día a día. 
Me enamoré de la persona que me acompaña en cada paso de mi vida. 
Me enamoré de la persona que vive para escucharme, la persona a la que le interesa lo que yo cuento. 
Me enamoré de la persona que me regala cosas tiernas.
Me enamoré de la persona que me da sorpresas. 
Me enamoré de la persona que me enamora día a día. 
Me enamoré de la persona que puedo ver hoy, y ya extrañar mañana, ya que su existencia es necesaria para mí.
Feliz de tenerte. Feliz de saber que puedo contar con vos. Feliz de saber que voy a tener un futuro 
con vos y que todo va a ser perfecto. Feliz de saber que se puede estar enamorado hasta sentir que el corazón va a explotar de felicidad. Feliz de saber que tu pecho siempre va a estar para que yo me recueste en él. Feliz de saber que sos el amor de mi vida. Feliz de saber que fue un privilegio conocerte. Feliz de saber que sos vos quien es dueño de mi corazón y de mi alma. Feliz de saber que estoy completamente entregada a nuestro amor. Feliz de saber que siempre vas a ser vos, y que nunca se va a poder amar a otra persona de la manera en la que te amo a vos.
Se puede siempre amar más. 
Se puede siempre sentir más. 
Gracias por aparecer en mi vida, por iluminar mis días, por provocar miles de sonrisas, por estrecharme la mano y jamás defraudarme. 
Gracias por esta infinita felicidad.

@Incredulas - 18/10/14