Ale se quedó completamente paralizado. No sabía si era una buena o mala noticia, pero de todas formas se acercó a ellos y cuando vio sus rostros llenos de felicidad, comprendió lo alegres que estaban. Malena también los saludó muy amablemente y los felicitó.
Santino, Nico y Lauti se acercaron a ambos y los saludaron, también dándoles las congratulaciones por la buena nueva.
Todos los pibes rodearon a Bauti y comenzaron a saltar a modo de pogo, mientras lo felicitaban y cantaban canciones.
Rocío simplemente no lo podía creer. Celeste...Ella, su hermana, con la que compartió tantos años de risas, llantos, peleas, momentos de gloria...Y ahora estaban distanciadas..."¿En qué estaba pensando cuando prioricé a mi novio sobre mis amigas?", pensó Rocío lamentándose de sí misma. Quiso llorar, pero a la vez no le salían las lágrimas por la sorpresa que le dio la noticia. Se acercó a Celeste y ambas se tomaron de las manos.
- Te felicito mucho. Estoy re contenta por vos.- dijo Rocío.
- Gracias. ¿Vos cómo estás?.- preguntó Celeste acariciándole los dedos.
Rocío se encogió de hombros.
- Un poco mejor, ordenándome en mi desorden
- Eso va a tardar un poco.- dijo Celes entre risas.- Tenés más problemas que Kosovo.
Y ambas amigas se abrazaron, invitando a Maca a un abrazo triple entre las tres, como en los viejos tiempos.
Vera se puso a llorar en silencio, sin poder creerlo. Se tapó la boca con las manos y se quedó mirando fijo la pancita de Celeste. ¿Cómo no se habían dado cuenta? Había sido muy obvio. Caminaba más despacio, no tomaba alcohol, Bautista le hablaba al oído a cada rato y le acariciaba la panza...¡Era más que evidente y nadie lo supo ver! Le dio mucha bronca a sí misma no haberse avivado antes del buen momento que estaba pasando su mejor amigo con la novia...¡Y ella iba a ser tía! Estaba realmente emocionada, pero a la vez pensaba que todos habían estado tan ocupados y ensimismados en sus problemas, que no prestaron atención a las verdaderas razones buenas para ser feliz en esta vida, y dejaron de lado durante tres meses a Celeste, parte del grupo, que quería dar una buena noticia y jamás se le permitió por tantos líos que se avecinaban día a día.
Vera decidió dejar de pensar por un momento, y se acercó a Bautista. Ella lloraba de emoción y él le estiró los brazos para abrazarla fuertemente. Ambos se sonrieron y se dieron ese caluroso abrazo, mezclado con llanto de alegría y risas de felicidad.
- Te felicito, hermano.- le dijo Vera mientras Bauti le pasaba el dedo índice por la cara, secando sus lágrimas.- Te merecés ser muy feliz. Te adoro.- y volvieron ambos a fundirse en un tierno abrazo de amistad. En ese momento, para Bauti las palabras sobraban, así que se limitó a mirar a su mejor amiga, volver a abrazarla, agradecerle y decirle cuánto la quería.
El resto de la noche la pasaron todos hablando, recordando cosas pasadas, riéndose y muy tranquilos. Hace rato no había tanta serenidad en el ambiente y nunca habían podido estar los once todos juntos hablando sin discutir, o sin que alguien odie al otro.
- ¿Se acuerdan la vez que Pache re caliente en un partido dijo que amaba a Macarena y salió corriendo?.- dijo Nico.
Maca se enterneció porque no sabía que había pasado eso, así que abrazó a su novio y le dio un tierno beso.
- ¡¿Y cuando Ale le dejó la carta en el casillero a Malena y se olvidó de poner el nombre?!.- gritó Lauti, y todos comenzaron a reír.
- Lo mejor fue el video de Rocío con Santino.- dijo Malena.- ¡Qué quilombo que armé esa vez! ¡Perdón!.
La rubia puso mala cara por recordar ese momento donde fue tan humillada, pero aceptó las disculpas de Malena y luego se acurrucó en los brazos de Santino, quien le dio un beso en la frente y continuaron hablando con el resto.
- Ay, amiga, cuando vos te fuiste a Estados Unidos...- dijo Maca recordando.
- Fue horrible, te re extrañamos todos.- adhirió Rocío.
Celeste recordó ese momento y se golpeó la frente con su propia mano.
- Una tarada...La verdad no sé qué flasheé.
- Igual me extrañaba tanto que enseguida volvió.- dijo Bauti abrazando a su novia.
- ¿Enseguida? Estuvo tres meses allá.- acotó Ale, haciendo reír a los demás.
Y así transcurrió toda la noche, en la que no pararon de hablar un segundo. El único que estaba un tanto apartado por momentos era Lautaro, que se colgaba hablando por celular con Catalina, la chica que conoció esa noche y tanto le había atraído. Esta actitud de él provocó que los pibes lo deliren y le digan que era un pollerudo, así que hubieron más risas y momentos cómicos a lo largo de esa madrugada.
La relación entre Catalina y Lautaro fue progresando día a día. Ambos se iban a ver hacer deportes en el club, se apoyaban en los entrenamientos y también solían ir a correr juntos.
Lautaro estaba muy acostumbrado a la relación que mantenía con Rocío, con la personalidad avasallante de la rubia que era todo lo contrario a Catalina. La pelirroja era tranquila, apacible, amable y tierna. No demostraba celos innecesarios como hacía Rocío. Catalina realmente sabía aprovechar a la clase de chico que tenía al lado. Era el primer novio de ella, así que la joven lo disfrutaba muchísimo y conocía el nuevo mundo junto a él, sobre todo el mágico universo del sexo, que también hizo que, luego de dos meses de noviazgo, las cosas cambien y se pongan más serias.
La familia de Lautaro estaba realmente encantada con Catalina, y hasta se alegraban de tener una joven tan tranquila y respetuosa como ella. Valentina, la hermanita menor de Lautaro que tan bien se llevaba con Rocío, alcanzó una química superior y de amistad con Catalina, y a veces pasaban horas juntas jugando mientras Lautaro jugaba a la Play, o dormía una siesta, o simplemente las miraba jugar a ambas, ya que eso le parecía muy tierno.
Catalina y Lauti no hablaban todo el día. A veces pasaban dos o tres horas sin saber nada del otro, y era porque estaban ocupados. Lautaro en un principio tardó en comprender que no hablar no es falta de interés en este caso, sino que no hace falta estar informados todo el tiempo de lo que hace el otro a cada instante como hacía con Rocío, sino que está bueno verse y tener cosas para contarse.
Catalina realmente era muy madura, y se lo demostraba a Lautaro todo el tiempo. Él se sorprendía de ciertas actitudes de ella. Se mostraba siempre con mucha calma y dejaba fluir las cosas notablemente.
La relación cada día mejoraba más, y por fin Lautaro encontró a esa princesa soñada de su cuento, la que tanto esperó...
Los padres saludaban de abajo a los nuevos egresados. El micro hizo un ruido de motor extraño pero enseguida arrancó y salió disparado hacia la autopista. Los jóvenes entre 17 y 18 años gritaban sin parar canciones insultando a otras empresas de viajes de egresados. Los coordinadores incitaban al quilombo y ya había unos cuantos ganándose el chape fijo del viaje completo. Es así: Bariloche había llegado para Malena. Desde el primer año de secundaria soñaba con este tan ansiado día, y finalmente comprendió que la espera valió la pena.
Se sentó en el micro junto a Catalina, una compañera de ella con la que se empezó a llevar mucho mejor debido a que se convirtió en la novia de Lautaro hace cinco meses, por lo que compartían muchas salidas las dos parejas juntas.
Varios jóvenes de otros colegios intentaron acercarse a ambas para hablar, y posiblemente para tener algún amorío pasajero de viaje de egresados, pero ninguna de las dos aceptaban siquiera hablarles, solamente se codeaban con sus compañeros de curso que eran amigos y nada más. Ambas sabían que allá, en San Carlos de Bariloche, las esperaban sus novios, a esos que tanto querían y con quienes compartirían uno de los momentos más importantes de cualquier adolescente.
Allí se veían varias veces a la tarde, e incluso algunas noches Malena se atrevió a escaparse de los boliches que no le gustaban para ver a Ale. Cuando no estaba con él, que era la mayor parte del tiempo, se la pasaba haciendo juegos con sus amigos en la previa, sacándose fotos, haciendo guerra de almohadas o yendo a comprar chocolates para su familia. Las excursiones las disfrutó todas, y era lo que más quería hacer, por eso ciertas noches no iba a los boliches o iba un rato nada más. No le divertía ir a bailar, ni siquiera en Capital lo hacía. Las noches que iba era porque sus compañeros le insistían o porque había alguna temática interesante.
Catalina, por su parte, hacía absolutamente todas las actividades, y veía a Lauti en los ratos libres, pero no era muy seguido. Lautaro se sintió un poco mal al ver que Malena se preocupaba tanto por Ale mientras que su novia aparecía sólo cuando tenía tiempo libre. Una noche que se cruzaron en Puerto Rock, él decidió planteárselo de buena manera.
- Cata, me jode un poco que casi no me des bola.- le dijo con cara triste mientras ella lo observaba fijo y le daba un sorbo a su daikiri de frutilla. De fondo sonaba La Vela Puerca con una canción que a ella le fascinaba.- Male a cada rato le manda mensajes al gordo, lo viene a ver de sorpresa, cosas así y...
Pero Catalina no estaba escuchando, sino que estaba cantando apasionadamente la canción que sonaba de fondo: "Sabemos que la vida es dura pero la amargura no es la solución...". Lautaro decidió esperar en silencio a que la canción termine, y ahí sí Catalina se dio vuelta, lo miró, le dio un beso en los labios y otro trago al daikiri.
- Todas las parejas son distintas, be.- dijo ella.- Algunas hablan todo el tiempo de manera obsesiva, otras se dan un respiro para necesitarse más y tener más cosas para decir. Yo soy de las del último grupo. No hay nada más lindo para mí que extrañarte aún sabiendo que estás a tres cuadras de donde estoy yo.- Catalina se acercó más a su novio, hasta llegar a apoyar su cabeza en los hombros.- Es mi viaje de egresados y lo quiero disfrutar con mis amigos. Vos viniste a segundear a Ale con Male, no a cuidarme a mí. Yo me sé cuidar sola, sé lo que hago, sé quién soy y sé con quién estoy. Ahora solamente falta que vos te des cuenta de quién soy yo, y que no soy Rocío.- en un gesto de ganar la discusión, Catalina le dio un beso en la mejilla a Lauti y se alejó para ir a hacer pogo con sus amigos mientras sonaba "Jijiji" de los Redondos. Madurez de Catalina 1 - Madurez de Lautaro 0. Una vez más, la colorada había ganado. En ese momento, Lautaro comprendió que había ciertas reglas de esta nueva relación que le quedaban por comprender.
La mudanza de Macarena y Pache fue todo un éxito. Consiguieron alquilar un departamento en el mismo edificio donde se alojaban Bautista y Celeste, sólo que el de Maca y Pache tenía una habitación menos. Estaban realmente felices y todas las noches invitaban a alguien diferente a cenar. Querían disfrutar su departamento a toda costa, porque es el sueño de toda pareja...¿y qué más increíble que mudarte con tu pareja a los veinte años? ¡Ellos finalmente lo pudieron lograr! Como la familia de Macarena se trasladaba a Córdoba por trabajo de su mamá y también para que su hermano Martín se pueda recuperar de las drogas lejos de todo lo que le hace mal, ella no quería dejar todo acá: ni su carrera, ni su nuevo trabajo como niñera a bebés del barrio, y mucho menos a sus amigos y al amor de su vida. No fue difícil convencer a su madre de quedarse, y además ahora que ambos trabajaban era más fácil mantenerse.
A Maca le aterraba un poco el hecho de quedarse sola en una ciudad tan grande, pero luego comprendió que era un paso muy grande en cuanto a su crecimiento personal, la mejora de su relación y también de su salud, ya que hace un año atrás no podía quedarse sola porque tenía tendencias suicidas, y ahora sin embargo estaba arrancando su vida en paz, sin nada que la atosigue. Aprendió a aceptarse después de muchos años de sufrimiento. La única persona que logró que ella se vea y sienta hermosa fue Pache, y por eso sabe que le debe la vida. Se deben la vida mutuamente. Se salvaron de todas las formas en que se puede salvar a alguien. Ella lo salvó de vivir de los pensamientos ajenos y del prejuicio. Él salvó a ella del hundimiento físico y psicológico por odiarse a sí misma.
Hoy Macarena se mira al espejo y ve toda una mujer. Se sube a unos tacos de diez centímetros y ya no teme romperlos por su peso. Se mira una y otra vez y comprende que todo cambió, que ya no es la misma adolescente de hace un tiempo atrás, sino que ahora es toda una mujer. Lo sabía. Sabía que Pache era el hombre de su vida, que Celeste, Vera y Rocío eran sus mejores amigas y que el bebé que venía era la luz que iluminaría tanto tiempo de tempestades y tristezas.
Macarena ya no se corta. Ya no vomita. Come. Y come sin vergüenza. Por fin comprendió que la belleza de una mujer depende de cómo se vea ella a sí misma, y cuando por fin empezó a verse hermosa y sentirse como tal, los demás también comenzaron a respetarla y a valorarla por la gran persona que era.
Pache admiraba el esfuerzo diario de Maca de auto aceptarse, y fue él quien la apoyó en todo ese proceso de entender que la vida es una y la tiene que aprovechar siendo como es, que cortándose e hiriéndose a sí misma no iba a conseguir nada más que más problemas y dolores. Y también le hizo entender que el amor es más fuerte que todo.
Verse todos los días era un poco complicado. Si bien no vivían juntos, pasaban ratos largos del día acompañados, y también algunas noches compartían cama cuando uno se quedaba a dormir en la casa del otro. Santino le había propuesto a Rocío que se mude a su departamento, pero la respuesta de ella no fue la que él esperaba.
- Creo que tenemos que ir despacio. Ahora es el momento de seguir conociéndonos, de extrañarnos, de pensar qué estará haciendo el otro. Suficiente tenemos con laburar juntos todo el día. Dejémoslo para más adelante, gordo, ¿qué pensás?.- le dijo ella un poco temerosa, pero siendo totalmente honesta por primera vez en su vida.
- Me parece perfecto. Me encantaría que vivas conmigo, pero tenés razón.- dijo Santi tomándola del rostro y dándole un tierno beso.
Se habían propuesto como pareja, viajar por todo el mundo. Casi todos sueñan con eso, y muchos coinciden en que es la mejor plata invertida de todas. Santino y Rocío trabajaban para darse esa posibilidad.
Una noche, ambos se juntaron a prepararse en el departamento de Santino para luego ir a comer a lo de Maca y Pache. Se les ocurrió calcar un mapa gigante del mundo e ir pintando los países que iban conociendo.
Esa noche cancelaron la cena en lo de Maca y Pache y se quedaron hasta las cinco de la mañana decorando el mapa nuevo, sin pintar y sin colores, para tener que rellenarlo a medida que les pase la vida.
En las vacaciones de invierno de ese mismo año, ambos aprovecharon a hacer un viaje y pintar por fin un color. Decidieron tomarse un mes para recorrer Canadá en su totalidad. Comenzarían por el principio y acabarían en Australia. Canadá ya estaba tachada, y el próximo destino era Estados Unidos en el verano siguiente.
A Nicolás le encantaba ir a ver a Vera ensayar danza. No le gustaba en sí la danza clásica ni el jazz, pero por Vera pasaba horas en su escuela, apoyado en un costado de la pared cruzado de brazos, teniendo su bolso y la campera de su novia mientras practicaba con las demás compañeras. No miraba a otra chica, solamente se detenía en ella y sus movimientos suaves que la hacían parecer una pluma volando en el vient...¿Qué? "Tengo pensamientos de maricón...Pero qué linda que es", pensaba una y otra vez Nicolás. "Ya me estoy pareciendo a Bauti con lo goma".
Vera sentía que tocaba el cielo con las manos cada vez que Nico le daba un beso, que la iba a buscar a algún lado o que simplemente se tomaban de la mano. Con los gestos más simples, Vera era feliz. Y la relación entre ambos fluía muy bien, se llevaban bárbaro, excepto ciertas peleas a veces.
Una vez iban caminando al club de la mano, y Vera estaba un poco desaliñada porque no había dormido bien y tampoco se había maquillado. Seguía siendo hermosa, pero las mujeres son así de prejuiciosas. Fueron a pagar la cuota de Nico a la ventanilla de administración, y pasaron dos chicas. Vera escuchó que dijeron lo siguiente:
- ¿Qué hace ese bombón que se parte solo con la rubia teñida esa?.
- El bello y la bestia.- respondió la otra, y ambas se reían sin pensar que Vera las había escuchado.
Como sí lo hizo, y Nico también pero disimuló para no pasar un mal momento, la joven tomó a su novio de la cara y le estampó un beso largo y mojado.
- Te amo, mi amor.- le dijo Vera mirándolo a los ojos.
- Yo más, hermosa.- respondió Nico.
Y las dos jóvenes miraban mientras se mordían los labios y se querían matar por no ser ellas las que estaban en el lugar de Vera.
Ya venía, ya se acercaba. Cada vez estaba más cerca. Escuchaba ruidos desde afuera pero a la vez estaba sorda. Vio la cara de Bautista, tapada por un barbijo, y también tenía puesta una cofia que le quedaba muy graciosa. Luego le agarró calor, notó que estaba sudando de manera fría como si le bajara la presión. La gente le gritaba mucho a su alrededor. Le daban indicaciones pero ella no las podía seguir, el cuerpo estaba en otro lado.
- ¡Fuerza!.- volvían a gritarle.
- ¡Dale, mi amor, vamos, vos podés!.- exclamaba Bauti. Era al único que reconocía.
Él la estaba tomando fuerte de la mano y miraba hacia abajo, pero Celeste no llegaba a comprender del todo lo que estaba sucediendo. No caía a la realidad del momento de su vida que estaba pasando.
Bautista le limpió la transpiración de la frente con un pañuelo, y luego le dio un beso en la mano a su novia para darle apoyo.
Finalmente, todo terminó.
Thiago Gianelli Mayer nació con tres kilos y medio, y midiendo cuarenta y siete centímetros. Casi no tenía pelo, y era muy blanquito y rubio. Los ojitos no los abría, así que aún no se sabía el color.
Tomarlo en sus brazos fue el momento más increíble y a la vez raro de la vida de Bauti. Ese ser tan pequeño y a la vez tan lleno de amor era su hijo. El mini Bauti había llegado, y nunca se iba a ir. Era el sueño de su vida, aunque si bien no lo planeaba a esta edad, y ahora ninguno de los dos imaginaba la vida sin Thiaguito.
Amamantarlo era increíble, aunque le dolía muchas veces. Celeste ahora debía aprender a ser mamá y Bauti a ser papá. Juntos sabían que lo iban a lograr.
Los padres de Celeste estaban felices de ser abuelos, y el sobrinito pequeño también estaba muy contento, aunque solamente tenía un año recién cumplido.
Cuando la familia principal se retiró, llegaron todos los pibes y las chicas juntas. La gente de seguridad les advirtió que más de tres personas por habitación no podían entrar, pero no hicieron caso y entraron los nueve. Era el momento de hacer el gran anuncio.
Maca tomó a su mejor amiga de la mano mientras ambas lloraban. Celeste reposaba aún en la cama y sabía que estaba horrorosa, pero no le importaba. Miró a sus amigos, y luego a Thiago que estaba en los brazos de Vera, sonriéndole y abriendo de a poquito los ojos, que los dejó ver y eran verdes como los de la mamá.
- De verdad es un mini Bauti, eh.- dijo Nico mientras le acariciaba la manito al pequeño bebé.
- Sí, son re parecidos.- agregó Rocío.
- Cállense, es parecido a la mamá.- dijo Maca para defender a su amiga.
- Gracias a todos por estar acá con nosotros. Pasamos un montón de cosas todos juntos y es increíble que estén en este momento. Desde Malena que ni siquiera era del grupo y hacía un montón de quilombos hasta Pache que es un amigo fiel.- dijo Bauti.
- Sí, yo también estoy re contento por todos.- acotó Pache.- Creo que nos merecíamos ser felices una vez en la vida.
- ¡Y por fin nos consolidamos como grupo y nos dejamos de joder con las boludeces!.- agregó Santino.
Todos sabían que Thiaguito los unía, que llegó para afianzar y solidificar la fortaleza entre todos.
Por primera vez, los once estaban realmente felices y plenos, hundidos en una alegría inmensa, sobre todo Macarena y Ale cuando se enteraron que iban a ser los padrinos de Thiago. Eran las dos personas que más se lo merecían.
A Rocío le había dado un poco de bronca y celos no haber sido elegida, pero luego comprendió todo.
Y abrió los ojos.
"Amor, hoy tengo partido"...Rocío odiaba estas palabras con todo su ser. Todos los sábados su novio,se sumaba en los partidos de fútbol que organizaban sus amigos del club. Ella ya sabía que los sábados eran días perdidos en su relación porque él, luego de terminar de jugar, se quedaba tomando algo con los chicos en el buffet de su club. A Rocío le fastidiaba un poco no verlo en todo el día, porque a la noche tampoco él tenía ansias de salir debido a que sus piernas le pasaban factura por el ejercicio hecho a la tarde y le pedían siempre un descanso, pero ella estaba acostumbrada a esto y ya se había hartado un poco de repetírselo cada comienzo de fin de semana a su novio desde hace un año y medio...Pero como también notaba que él era feliz, permitía que vaya sin problemas.
De golpe, tuvo un deja vú. Se recordó a ella hace dos años atrás, recibiendo ese mismo mensaje pero de Lautaro en vez de Santino, y pensando exactamente lo mismo.
¿Y si todo se volvía a repetir? ¿Y si Malena se hacía mala de nuevo? ¿Y si se volvía a enamorar de Nicolás? ¿Y si Santino volvía a ser mujeriego? ¿Y si Felipe volvía de Estados Unidos? ¿Y si Macarena era bulímica de nuevo? ¿Y si muere otro familiar de Bauti? ¿Y si nace otro Thiaguito? Nadie sabe qué podrá pasar en un futuro, pero Rocío presentía algo más...
Mientras tanto, a todos solamente les quedaba disfrutar el hoy y ser felices para siempre, pero...¿juntos? Eso no lo sabe nadie.
FIN