lunes, 18 de diciembre de 2017

La última charla

Ahí nos encontramos vos y yo, enfrentados, listos para hablar lo que estábamos seguros que sería la última vez.
Ese día me preparé psicológicamente para tenerte enfrente y no sentir nada, para decirte además todo lo que sentía: decepción, desilusión y desamor.
Nos encontramos, nos saludamos, todo parecía igual y tan distinto a la vez. Empecé hablando yo, era obvio por mi maldita costumbre de decir mil palabras por minuto, pero esta vez era distinto... Las palabras no salían de mi boca, todo lo que siempre soñé con decirte y practiqué tantas veces no podía decirlo, bastó con decirte que te quise mucho para que me interrumpieras insinuando que no querías ningún tipo de relación.
Te pregunte por qué me humillaste, por qué hablaste mal de mí. No tenías derecho a hacer eso. Supuestamente me querías o eso era lo que yo pensaba. Negaste todo como siempre, culpaste a mis amigas y te lavaste las manos. Me dijiste que todo era un juego, que lo nuestro nunca importó. Esas palabras me destruyeron por dentro, eran puñal tras puñal y sentía cómo el corazón se me desarmaba hasta que tiraste tu última bala: "pasó mucho tiempo, yo te quería pero ya no". No hacía falta sacar ese as bajo la manga para terminar de hacerme mal porque el mal me lo hiciste siempre, ya estaba acostumbrada pero esta vez era distinto, esta vez dolió más.
Escuchar esa frase y estallar en llanto me impulsó a irme. Me frenaste para preguntar si nos volveríamos a ver y de mí salió un "no, nunca más", te dolió tanto eso que terminaste diciendo "¿encima vas a llorar?". No sé cómo podías pretender que no llore, con tan cruel que estabas siendo conmigo, a mí, a la persona que tanto te quiso, a la persona que se bancó el mundo en contra con tal de estar junto a vos o, mejor dicho, a la persona que para vos siempre fue un simple juego.
Y así terminó nuestra última charla. Conmigo llorando. Con vos mirándome llorar. Y con mi corazón roto en mil pedazos, de la misma manera que me encuentro hoy escribiendo estas palabras, hablando con vos por teléfono, diciéndo que ésta vez sí es la última charla.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Porque los hombres también sufren

Cada vez me cuesta más admitir que el dejarte ir fue un error, porque lo hice tan confiado pensando que no te iba a extrañar, que no me había encariñado. Pensé que te iba a poder soltar rápido. 
Ya pasó más de un año y te vi buscarme, llorarme, ignorarme y finalmente soltarme. Tuviste novio y yo otra novia, pero te miraba a vos, tan vos, con tus ojos grandes, tu pelo hasta la cintura y tu risa... y cada vez que te veía reír me moría un poquito más por dentro porque quería estar ahí con vos, riendo con vos. 
Me di cuenta tarde que dejé ir a la mujer de mis sueños, porque eso es lo que sos... Me quisiste a pesar de todo y me perdonaste todas mis macanas. Yo sabía que, si te necesitaba, estabas ahí... y qué bronca haber sido tan pendejo.
Ahora te veo llorar por tu nuevo novio y se me cae el mundo porque él no sabe que te está perdiendo, no sabe que al tenerte tiene la oportunidad de poder ser feliz y no lo aprovecha porque está siendo igual de ignorante como yo lo fui.
¿Cómo te pido perdón por esto? ¿Cómo dejo de mirarte sin pensar en todo lo que perdí? ¿Cómo hubiesen sido las cosas con vos? ¿Sería feliz? ¿Vos serías feliz? ¿Me amarías? Porque yo te amo. Y es lo que más me cuesta decir, porque me convencí a mí y a todo el mundo que no lo hacía y ahora no sé cómo decirte que me arrepiento de haberte soltado, y lo digo con un nudo en la garganta que me da a entender que esto me angustia, porque sé que aunque te pida perdón mil veces, aunque te lleve el desayuno a la cama, aunque con orgullo diga que sos la mujer que más feliz me hizo, no vas a volver. No vas a volver porque me di cuenta tarde de lo que valías y vos necesitabas que me de cuenta enseguida. 
Que ya no te hable no significa que no lo quiera hacer.
Que no te salude no significa que no te conozco, porque te conozco de pies a cabeza y de espalda a pecho, junto a esos dos lunares que yo solo sé dónde están.
Que no te mire no significa que no te imagine.
Que te haya dejado ir no significa que te deje de amar. 
Que te haya dicho todo esto no significa que vas a volver.
Nunca te voy a olvidar.

lunes, 13 de noviembre de 2017

Nos necesito

Me muero intentando adivinar si sentís lo mismo que yo, si te duele tanto como a mí. Estoy pendiente de vos en todas las redes, cómo escribís, qué decís... Cada día es más difícil intentar olvidarte, superarte, dejar de amarte.
Nunca me había dolido tanto algo como lo que me hiciste, no sé qué es pero duele, y mucho. Supongo que no soporto que me abandonen, que me vayan dejando sin darme cuenta. 
Me duele que no estés conmigo cuando menos pensaba que iba a dejar de tenerte, cuando más segura estaba de nosotros, cuando más quería estar con vos, cuando más confiaba en lo que teníamos y cuando más sabía que nuestro amor era único y que por eso nos mantuvimos unidos por tantos años. No lo entiendo ni al momento, ni a vos, ni a tus razones ni a las ganas de poder terminar algo tan lindo como esto.
Estoy hecha bolsa porque siento que nunca voy a poder dejar de amarte y curarme del todo. Creo que nunca me va a dejar de doler, que el agujero que me dejaste es para siempre y lo más triste es que no voy a enamorarme de nuevo porque vas estar presente en donde quiera que vaya: en cada canción, en cada comida, en cada partido, en cada club, en cada calle, en cada bar, en cada foto, en cada momento o palabra siempre estás ahí, recordándome lo que fuiste, lo que fuimos, lo que sos todavía para mí, lo que me importás, lo que te quiero y lo difícil que va a ser poder sacarte de mi vida. 
Mentira, lo más triste de todo es pensar que no es un final de verdad, que vamos a volver, que te vas a arrepentir por todo lo que me extrañás, que llorás y te duele igual que a mí, que te voy a convencer que valgo la pena, que pienses que nuestro amor se merece todo, que creas que a la gloria no se llega por ningún camino de rosas y que yo puedo ser tu gloria.
No te puedo explicar lo que necesito que eso pase, lo que te necesito de nuevo al lado mío, acompañándome en todo. Eras incondicional en mi vida y ahora me dejaste un vacío enorme, llevándote mi sonrisa, mis ganas de seguir, mis ganas de luchar, te llevaste todo lo lindo, porque te di todo. Te confié todo lo mío porque pensé que ibas a estar conmigo toda la vida, que íbamos a estar ahí compartiéndonos cachitos buenos y malos, pero compartiendo... y juntos.
No sé qué falló, sé que fuimos un poco los dos, nos sentíamos diferentes, vivíamos distintas etapas, esperábamos que la vida nos pase diferente. Pero siempre hubo algo que nos mantenía juntos y es a lo que te deberías haber aferrado: al amor.
El amor cura todo y hace que todo valga, y es lo suficientemente fuerte (y el nuestro era fuerte) para superar cualquier obstáculo.
Y es por ese amor es que sigo teniendo esperanzas en que vamos a volver, en que juntos es mejor, porque sos el riesgo que voy a querer correr una y mil veces más, porque si te miro a los ojos siento que lo nuestro es correspondido, porque la felicidad está en intentarlo.
Sólo sueño con el beso del encuentro y nada más, sabiendo que estamos destinados a estar juntos para siempre.

Colaboración: @lucezurueta1

lunes, 6 de noviembre de 2017

Todo lo que no fuimos

Hoy decido olvidar, olvidar que estoy enamorada de vos, de nosotros, de todo lo que podríamos ser, pero no somos. Finalmente decido olvidar porque no quiero vivir de un amor que sólo existe en mi mente, que sólo especula. Lo único real entre nosotros es la mirada que nos damos cuando estamos frente a frente, y los sentimientos no certeros que ninguno se atreve a enfrentar. Quiero olvidar que estoy enamorada de tus no abrazos, tus no besos, del amor que no me das, de los lugares en los que no estuvimos, de los momentos que no pasamos...
Si hoy no somos algo es porque a lo mejor nunca te alcanzó lo que te di, pero no necesito dar ni mendigar más, no necesito seguir siendo una segunda opción, no necesito seguir esperando "el momento indicado", porque este es el momento indicado pero el indicado no sos vos. 
Hoy quiero a alguien real y no abstracto, que sepa valorar el amor cuando lo tiene, que no lo busque cuando lo pierde y que sepa jugarse por lo que siente.

domingo, 15 de octubre de 2017

Gracias, mamá

Es bueno saber que existe este día. Yo le doy gracias a la vida por tenerte y porque puedo compartir cada minuto con vos.
Gracias, mamá, por el día en que me enseñaste a caminar, porque me diste la seguridad de tus brazos que me sostuvieron siempre para que no me caiga.
Gracias, mamá, porque junto a vos aprendí el significado de la palabra más hermosa: amor.
Gracias, mamá, por cada velita que me ayudaste a apagar en cada una de mis fiestas de cumpleaños, prendiéndola y apagándola porque yo no me cansaba de soplar.
Gracias, mamá, por pasar noches despierta y preocupada por mí cuando estaba en un problema o estaba enferma. 
Gracias, mamá, por compartir todas mis alegrías y por ayudarme en mis tristezas. 
Gracias, mamá, por escucharme, aconsejarme, por luchar por mí, por darme todo, por no negarme tu hombro para que pueda llorar. 
Gracias, mamá, por guiarme cuando más confundida estaba y por darme valor cuando estaba asustada, por protegerme de cualquier peligro y confiar en mí.
Por eso y mucho más, hoy te digo...
¡Feliz día, vieja!
Siempre vas a ser mi referente para ser mejor persona, para creer en el amor incondicional y en el apoyo constante. Todavía necesito que me cuides, así que no te vayas porque me pierdo sin vos.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Noche de pensamientos

Se encontraba tirada en la cama preguntándose si todos, alguna vez, tuvieron una noche en la que pensaron que no habría un mañana. No en el sentido literal, sino más bien en algo figurado. Esas noches en las que la oscuridad no sólo estaba en la habitación, sino que también llenaba de sombras su interior. Esas noches donde el silencio hacía mucho ruido en sus ideas y no podía dejar de pensar cosas malas. Esas noches más frías que cualquier invierno y que la dejaban con una sensibilidad que nunca creyó tener. Esas noches donde ni siquiera el llanto aliviaba lo que sentía, porque aunque los problemas sean mínimos, su mente los agrandaba un ciento por ciento. Esas noches donde se sentía más que sola aunque tuviera a alguien al lado.
No tenía respuesta a si todos pasaron alguna vez por eso, pero estaba segura que a ella no era la primera vez que le sucedía. Desilusionada, angustiada, triste, con remordimiento y sin valor para nada, así se encontraba en ese momento. No entendía muy bien cómo era el proceso, pero cada vez que le pasaba sufría por la vida que llevaba. No es que haya vivido situaciones realmente feas, pero con pequeñas cosas ella lograba sentirse mal. En realidad nunca había vivido cosas que no haya vivido cualquier adolescente: problemas familiares, dudas existenciales, desmotivación en cuanto al estudio, desamores, etcétera.
Sin embargo, en esas noches no lograba cerrar los ojos tranquila, porque cuando lo hacía la comía el silencio y podía sentir todas estas cosas juntas y tristemente cada vez la golpeaban más duro. 
Lo que realmente le molestaba de sí misma era su poca valentía. Se sentía débil, inútil y muy miedosa. Le tenía miedo al futuro, a que le faltaran las personas que más amaba, a que su familia se fuera a romper o tuviera que sufrir, a ser una persona frustrada y no poder hacer nada por amor, a perder la pasión por la música, a crecer. 
Lo más triste de todo era que ella sabía que todas esas cosas las podía cambiar, pero nunca le gustaron los cambios ni la soledad. Sabía que un cambio podría llevarla a triunfar, a estar en lo más alto, a crecer como persona. Pero también podría llevarla a perderlo todo y a que todos sus miedos se hagan realidad. Y esos miedos eran los que no le permitían moverse de su zona de confort, porque si hablaba con su familia por lo que le molestaba, corría el riesgo de que las cosas empeoren, porque si dejaba de estudiar podrían tratarla de inútil o de haber desperdiciado dos años de su vida, porque si le decía a su chico que no todo iba tan bien como parecía, él la podía dejar. 
Lo que no se daba cuenta era que si hablaba con su familia, con su novio, se cambiaba de carrera y empezaba a disfrutar más de los que están o llorar menos a los que ya no están, iba a lograr cortar de raíz esas noches vacías y de sufrimiento. 
Si bien todo lo anterior lo pensó, prefirió seguir como estaba y desvelarse esa noche, sufriendo en silencio y pasándola mal. Sabía que iba a ser una noche más, de muchas que ya habían pasado. De todas formas daba por hecho que cuando fuera de día y encontrara distracciones se olvidaría de todo. Lo que no tenía en cuenta que después del sol vuelve la luna, y con la luna la oscuridad y el silencio, entonces ahí volvería el dolor. Ese dolor que no sanaría hasta que lograra resolver uno por uno sus problemas.

sábado, 23 de septiembre de 2017

Elegir ser padre

Ser padre debería una elección: hay quienes les gustan los chicos, les tienen paciencia y eligen como parte de su proyecto de vida la paternidad. Eso no sólo me parece super respetable, sino que además me parece un gesto de amor inmenso, tan pero tan grande que yo no me siento a la altura. No estoy hoy, y no creo estarlo en un futuro. 
Los niños no sólo requieren amor: necesitan comprensión, contención, un techo, comida y las mejores condiciones de vida tanto en el plano afectivo como económico. Necesitan que el padre que lo trae al mundo o decide criarlo realmente haya elegido eso y lo haya hecho a conciencia. Y como sociedad debemos darle a los adultos todas las herramientas para que dicha paternidad sea una elección (educación sexual y afectiva, métodos anticonceptivos gratuitos, etcétera)
Si el chico está toda una tarde en una recepción de un lugar de trabajo portándose mal y molestando a los adultos, no es culpa del chico: es culpa de los grandes que no comprenden que ese lugar no es en donde el chico quiere y debería estar. Y si se pone fastidioso es comprensible. Ahora bien, si uno elige no ser padre... ¿Está mal? ¿Se puede juzgar a esa persona (sea hombre, mujer, transexual, etcétera)? No, porque esa también es una elección de vida, responsable y consciente de las limitaciones propias de cada uno.
Yo elijo no ser madre, y deseo que la gente me rodea respete esa decisión. ¿Qué implica respetar eso? No juzgarme, no intentar convencerme de lo contrario, y no obligarme a bancarme a los hijos ajenos en situaciones que yo no elegí bancarlo (por ejemplo, en el trabajo
Y recuerden, que si el chico se porta mal, es culpa de los padres.

lunes, 18 de septiembre de 2017

Al final de cuentas

No soy ajena a todas las problemáticas que existen. Sé que si uno lo quiere hay demasiadas razones para vivir hechos mierda por tanta crueldad en el mundo, por todo el desinterés que hay en la gente por las demás personas. Es una realidad que cada vez las personas son más egoístas y que encontrar gente buena es difícil.
Sé que existe hambre, violaciones, matanzas, odio, y que en cualquier momento un huracán, un volcán o un presidente hijo de puta puede venir y terminar con nuestro mundo como lo conocemos.
¿Todo esto no es una razón también para ser felices? Porque, al final de cuentas, nadie sabe cuánto tiempo le queda, todos podemos considerarnos bendecidos y afortunados con el simple hecho de tener salud, pan y techo. Hay algunos que tienen todo lo necesario para ser felices, pero deciden concentrarse en aquello que les falta, en frustrarse por conseguirlo sin disfrutar el camino, y eso es lo que yo siento que está mal. Siempre hay algo nuevo que lograr, siempre tendremos algún problema, inconformidad o necesidad, no conozco a nadie que sea la excepción a esta regla, por más dinero, por más fama o éxito que tengas, siempre hay problemas y somos nosotros a los que decidimos qué cara de la moneda queremos ver.
No soy una tonta que desconoce todo y es feliz por ignorancia, soy una persona que decidió concentrarse en lo bueno y dar gracias todos los días por lo que tengo, por mi trabajo, por mis amigos, por la carrera que estudio, por mi familia y lo que me rodea. También doy gracias por poder experimentar esa emoción tan grande como cuando uno está enamorado... Una sensación tan fuerte, tan mágica...
Así es mi forma de ser, yo decidí ser así porque me siento mejor, porque soy más feliz, y simplemente trato de sacarle el máximo provecho a esta vida que no sabemos nunca cuándo va a terminar.
No me freno cuando tengo una idea sobre algo que me brinde felicidad, ni me interesa lo que los demás puedan decir de mí, si algunos se alejan que lo hagan, segura estoy que otros se van a acercar y al final de cuentas soy yo la responsable de mi propia vida y mi felicidad, yo no pierdo mi tiempo criticando a los demás ni escuchando sus murmuraciones, que hable el que quiera hablar, porque al final de cuentas y a pesar de toda mi locura, siempre encuentro personas que me quieren acompañar, gente con quien puedo ser como yo quiero, con quienes fluye mi verdadera esencia y eso también creo que es una bendición. "Siempre hay un roto para un descocido" y si tengo que pagar mi felicidad con el reproche y la reprobación de muchos que así sea, porque si les hago caso de cualquier forma ellos no va a hacer mi vida mejor.
Por eso insisto en que se necesita mucha locura para lidiar con tanta realidad.

jueves, 7 de septiembre de 2017

No está todo perdido

Vivimos en un mundo lleno de injusticia social, hambre, guerra, mentiras, falsedad, prostitución, narcotráfico, represión, violadores y asesinos. Un lugar donde nos rodea la violencia y todo se pinta tan oscuro. Donde se justifica una violación culpando a la víctima y no al abusador. Donde la policía sólo aparece cuando un pibe fuma marihuana, pero cuando se los necesita miran al costado a cambio de un par de mangos. Donde lo único en lo que se cree es en el puto poder de la plata, la coima, y la forma de comprar a la gente con algo tan inútil como el dinero. Donde se juzga a las personas por el lugar en el que viven, color, religión, en lugar de juzgar por sus valores. Este mundo es un lugar tan terrorífico, horrible y subdesarrollado. 
Ya casi con todo perdido, lo único que nos queda es confiar en personas transparentes. Esas personas que ríen y achinan los ojos más hermosos que pueden existir, esas personas que te enseñan a querer, esas personas que te gritan antes de que estés por meter la pata, esas personas que lo único que quieren es más amor en este planeta tan podrido. Esas personas sencillas, transparentes, humildes que te llenan con sus carcajadas mientas toman mate. Vos te replanteás una y otra vez qué carajo le pasó al mundo para que terminemos así, pensando si la raza humana tendría que seguir existiendo, cuando de golpe esas personas te demuestran que no está todo perdido, que hay mucha gente llena de luz, de destello, de amor, de paz, de inspiración y capaces de transmitir una calma increíble a cada persona que las conozca. Existen personas que aman sin importar el dinero o religión. Aman porque así les nace, porque tienen magia y luz. Entonces pensás que capaz no está todo perdido, porque es imposible perder la esperanza conociendo personas así, personas que te invitan a pintar de a poco su pedacito oscuro de mundo. Personas que te prestan colores para que las ayudes a pintar.
Yo creo que si cada uno le presta un color a alguien, de a poco le vamos a ir agregando color a este mundo que le falta que lo pinten, ¿no les parece?

sábado, 2 de septiembre de 2017

Cansancio total

Me cansé de estar atenta a una persona que cuando me tuvo, siempre priorizaba a los demás.
Me cansé de estar pendiente de alguien que ahora que ya no estamos juntos va por la vida diciéndole cosas sobre cómo está a cualquiera.
Me cansé de ser siempre la que está para los demás y que en los momentos que me siento en un pozo del que no puedo salir, los que están son dos o tres. Y, encima, todos me dicen lo mismo, que ya está, que tire la toalla. Pero siempre creí, porque así me lo inculcaron en mi casa, que el amor todo lo puede, que si amás a una persona es un tira y afloje constante, si no, de nada sirve. Y no quería dejar de creer en eso, prefiero convencerme de que sólo había amor de una de las partes y no de las dos, y salir adelante como se pueda, dejando a la gente que decidió irse de mi vida, deseándoles que sean felices.
Hoy elijo quererme yo, valorarme yo, mimarme a mí sola. Y suena bastante egoísta de mi parte, pero ya se cagaron en mí varias veces, y a veces uno se cansa de estar para todos, y que cuando uno necesita, no estén. Hoy llegó mi cansancio.

domingo, 27 de agosto de 2017

Amar por primera vez

Estoy amando por primera vez . Lo amo y puedo decirlo con todas las letras, sin miedo, porque es lo que siento.
Ya no me interesa lo que puedan decir los ajenos a esta historia. Tampoco tengo un gramo de interés en conocer a alguien más. Porque todo lo que busco está en él.
Y yo creo que, después de tantos desamores, encontré todo lo que quería en una persona. Es diferente al resto, pero no en cuanto a su personalidad, sino a su manera de tratarme y en lo que me hace sentir.
Es re lindo estar así y sentirse completa con alguien. Vuelo de amor por él.
Ni sé por qué escribo esto pero extrañaba hablar de lo que me pasa con él, tengo que sincerarme conmigo cada tanto.
Y si alguna vez tenés la oportunidad de que alguien te mire con los ojos que me mira él, haceme caso, no lo sueltes porque es amor.

jueves, 17 de agosto de 2017

Qué guardar en la maleta de la vida

Vine a este mundo con una maleta totalmente vacía y mediante iba viviendo, todo lo que encontraba en mi camino lo iba guardando en ella.
Lo primero que recuerdo que guardé fue el amor, el amor a mis padres y hermanos, como también a mis abuelos, tíos y tías. Prácticamente el amor a la familia. Lo segundo que guardé fue la amistad, e incluido con ella venían los amigos. Y claro, cuando era muy chico había llenado mi maleta con muchos de estos. Lo tercero que guardé, si mal no recuerdo, fue la humildad y la sencillez, y desde entonces mi maleta se convirtió en algo único, a lo que yo llamo "Personalidad". Así, conforme iba creciendo y pasando de la infancia a la adolescencia, iba guardando todo lo que pudiera facilitar mi viaje en la maleta y aunque pareciera que iba a explotar, ésta nunca se llegaba a llenar del todo.
Después de un tiempo sentí que algo no andaba bien. Mientras transcurría por el sendero de la vida, noté que mi maleta comenzaba a ponerse un poco pesada. Había algo que tenía que dejar atrás para que pudiera continuar mi recorrido con mayor facilidad. Lo primero que quité fueron algunos sueños, sueños de la infancia que ya veía que no iban a ser posibles cumplir, entonces los tiré todos afuera de la maleta. Otra cosa que me pareció demasiado inútil llevar fue el recuerdo y éste venía de a dos con el dolor, pero sólo podía llevar uno, por lo tanto recogí el dolor y lo guardé en un rincón de la maleta y al recuerdo lamentablemente lo dejé abajo de un árbol.
El camino se alargaba un poco más cada día, había momentos en que nunca parecía que iba a parar y otros en que ni siquiera quería comenzar a caminar. A mi maleta la sentía bien, ya no la notaba tan pesada, debía ser que el tiempo que llevaba con ella me hizo que me acostumbre. Uno de los peores momentos que sentí atravesando la ruta por la cual iba, fue que la vida me dijo que a partir de este momento tenía que cambiar de rumbo y eso implicaba viajar un poco más ligero, por lo tanto la vida, siempre tan sabia, me dio un consejo: "vaciá un poco más tu maleta". Y como yo me sentía muy conforme con lo que llevaba, decidí no escuchar y seguir. Lamentablemente no pude continuar, ya que dentro de mi maleta llevaba a dos personas ilegales que no podían seguir transitando el camino de la vida conmigo: mis abuelos. Así que sin titubear, fría y seca como siempre, la Aduana me los confiscó. Ellos se quedaban en el peaje y yo debía seguir camino. 
Ahora sin dos personas importantes en mi maleta, ésta se veía demasiado vacía. Irónicamente faltaba algo en ella pero eso no la convirtió en algo más liviano, sino que todo lo contrario, la volvió más pesada y difícil de llevar para una sola persona. Realmente no encontraba el motivo por el cual mi maleta se hacía cada vez más complicada de mover. Decidí frenar un momento y ver qué había realmente dentro de ella que la convertía en algo dificultoso de trasladar y noté que el dolor que allí estaba guardado había doblegado su tamaño y, sin darme cuenta, en alguna parte del camino también había guardado llantos y penas.
Intenté seguir casi sola, de vez en cuando me paraba a un costado del sendero, miraba hacia atrás y notaba que la ruta se había vuelto un tanto diferente. Esa ruta ya no tenía los mismos colores que solía tener cuando comencé a andar. Tampoco era todo recto. Ahora había curvas, baches, roturas y hasta un cartel que decía "Peligro, camino sinuoso". Llegué a hacer varios metros distrayéndome con actividades, pero seguía notando como la maleta pesaba siempre igual.
Cuando creí que no había nada que pudiera empeorar mi viaje, supe que algunas personas que estaban guardadas sólo querían salir y marcharse. Intentando a la fuerza ponerle un candado a la maleta, noté que mi esfuerzo era inútil ya que algunos amigos tenían copias de mis llaves y sin decir ni una palabra, sólo fueron dejando más espacio vacío. Y así fue como otra vez irónicamente la maleta pesaba el doble, llevando sólo conmigo penas, llanto y dolor. Y esa fue la cuarta cosa que tuve que dejar ir de mi maleta: algunos amigos. Lamentablemente para mí, fui avanzando por un costado de la ruta de forma solitaria, ya no me importaba qué cosa maravillosa podía encontrar en mi viaje, no estaba dispuesta a llevarlo conmigo y mucho menos guardarlo en la maleta. 
Varios kilómetros adelante, la vida, no sé si generosa o arrepentida, me dio un regalo: la oportunidad de conocer a lo que hoy en día todavía conservo. Un amigo. No digo que el camino desde entonces se volvió fácil, pero sí se puso menos solitario y más amigable de transitar. Este nuevo amigo en cuestión de tiempo haría que la ruta que tenía por delante vuelva a tomar color. Tanto tiempo compartido me hizo entrar en razón, y pude ver que lo único que pesaba en mi maleta eran las cosas malas que habían. Dispuesta a cambiar, volví a aquel árbol que un día en el camino encontré, ahora un poco más vieja pero sin duda un poco más sabia, e hice una pausa. Con un largo suspiro y sin dudar, intercambié el recuerdo que un día supe dejar por el dolor que erróneamente nunca debí llevar. 
Me sentía un poco más nueva, como si aquella nena que un día fui, había quedado junto al árbol. Dentro de la maleta aún tenía amor, amistad renovada. Tenía metas y hasta confianza, que sinceramente no sé cuándo apareció, creo que se fue formando dentro de la maleta cual microbio, pero eso era algo bueno. Todavía conservaba la sencillez y la humildad, y también pude alzar del suelo el entendimiento y la apatía por las demás personas que por supuesto caminaban alguna ruta diferente a la mía. 
Terminé algunas metas que me había propuesto yo misma, pero la vida jugó un poco conmigo. Puso enfrente del camino a un hombre que logró distraerme e hizo que perdiera la vista en él. Varios kilómetros habíamos hecho juntos, pero la vida siempre tan burlona me separó. Puso un muro, el cual intentamos romper, pero cada día que pasaba la vida le agregaba otro ladrillo. Y así logró su objetivo: construir y destruir. 
Esta vez no sentí dolor, supe al instante que la vida te da y te quita por nada, por lo tanto sólo la entendí y seguí. Tuve que sacar de la maleta aquello que una vez creí que podía llegar a ser un gran amor y ahí va la quinta cosa que dejé ir. 
Sin esperar nada, y con un camino tranquilo por recorrer, con los objetivos logrados y las personas que yo quería en mi maleta, otra vez la vida me sorprendió a tan sólo dos kilómetros. No esperaba nada y resulto ser todo. Estaba parado a un costado de la ruta haciendo dedo como para que lo llevara. Y así fue como conseguí a otro de mis amigos y, a decir verdad, a este lo guardo en un lugar secreto de la maleta. Como si fuese oro. 
Y así voy avanzando, paso a paso mi camino con mi maleta todavía cargada, no sé qué más subiré y no sé cuándo otra cosa más bajaré. Pero así es el camino de la vida: uno va encontrando lindos tramos a donde dónde cree poder correr siempre en línea recta y otras veces dónde les toca hacer rally, agarrando problemas, saltando sueños, esquivando personas, rompiendo amistades o algún que otro amor pero siempre llegando a la meta y, ¿quién sabe? Tal vez en ese camino encuentres cosas nuevas, sueños o personas que tengas que guardar y mantener en tu maleta para siempre cual tesoro.


Colaboración: Alejo Videla

jueves, 3 de agosto de 2017

Volver con tu ex

Vas a volver con tu ex...
Y te vas a dar cuenta de que no lo extrañas a él. Extrañás sentirte bien con él. 
Y te vas a dar cuenta que ya no son uno. Son dos partes que ya no se unen.
Y te vas a dar cuenta que extrañás más las tardes que las noches.
Y te vas a dar cuenta que lo rápido no sirve. Que el amor es una construcción de segundos, minutos y horas de dedicación.
Y te vas a dar cuenta lo feo que es que te sequen las lágrimas con besos falsos. Ya no es mágico.
Y te vas a dar cuenta que las heridas más profundas se vuelven superficiales.
Y te vas a dar cuenta lo que es que te dedique unos minutos que le sobran.
Y te vas a dar cuenta que era impensado soltar esa mano que ya no es tuya.
Y te vas a dar cuenta de que las palabras que un dia te reconfortaban, hoy te duelen.
Y te vas a dar cuenta lo feo que es llorar por las noches por lo que creías superado.
Y te vas a dar cuenta de que no es la misma persona de la que una vez te enamoraste.
Y te vas a dar cuenta que lo que se va, no cambia.

jueves, 20 de julio de 2017

Hannah Montana

Cuando era chica era muy fan de Disney, y deseaba tener una mejor amiga. Particularmente quería una amistad como la de Miley y Lily de Hannah Montana. A simple vista se podía ver lo leales, generosas y buenas amigas que eran ambas, pero aunque lo deseaba con todo mi corazón nunca me había pasado, y llegué a sentir que eso sólo pasaba en las series de Disney... hasta que la conocí a ella.
La vi por primera vez en hockey y a simple vista se podía saber lo buena y dulce que era, porque se mostraba así con todos. Fuimos conociéndonos y nos hicimos amigas, pero por cosas de la vida nos dejamos de hablar un tiempo. En ese momento no nos dimos mucha bola, porque ambas dejamos hockey y no teníamos cómo comunicarnos, así que cada una siguió en la suya. 
Con el pasar de los años, a mis quince y a sus catorce, el destino nos volvió a cruzar. Yo daba clases de guitarra y ella iba hacía poco. Nos cruzamos en un ensayo general y sorprendidas nos saludamos muy bien. Pegué tanta onda con sus amigas que con el pasar del tiempo terminamos siendo un grupo de cinco chicas. Ellas venían juntas hacía rato, eran un año más chicas que yo pero ni se notaba. Con todas me llevé muy bien, pero Rosario era especial.
Empezamos a salir y a tener nuestras primeras aventuras de adolescentes las cinco juntas, pero a las que más les gustaba salir y hacer cosas diferentes era a Ro y a mí. 
Desde el momento uno tuvimos una conexión increíble y con el tiempo nos volvimos inseparables, tanto que cuando no estábamos en el colegio estábamos en el gimnasio juntas, en su casa, en lo de mi abuela o en la mía. Hacíamos todo juntas, nuestras amigas ya sabían que si le decían algo a una, la otra se enteraría al instante porque compartíamos todo. La decisión que tomara ella, la tomaba yo también y viceversa. Por ejemplo: si ella no quería salir, y prefería quedarse tomando algo tranqui, yo me quedaba con ella. O si yo no me sentía cómoda yendo a un lugar sola, ella venía conmigo sin importar dónde o con quién. Miles de veces me la tuve que llevar de un lugar por quebrar, y ella a mí lo mismo. Pero sabíamos que si salíamos con la otra estábamos seguras, porque nunca nos dejábamos solas. De verdad sentía que había logrado tener una amistad como las que existen en las series. Peleas había, como siempre, más en la adolescencia, cuando todas teníamos los sentimientos muy a flor de piel y nos afectaba mucho todo, pero jamás pudimos durar peleadas más de un día, porque nos juntábamos a charlar sobre lo que había pasado y, sea ella o yo la que se había enojado, nos teníamos que perdonar porque no aguantábamos. Teníamos algo tan fuerte que con mirarnos sabíamos lo que le pasaba a la otra. Nunca hicieron falta palabras para entendernos, porque estábamos tan conectadas que sentíamos lo que la otra sentía. 
En 2014 yo terminé el colegio y me quedaba una materia, por ende no podía arrancar la facultad. 2015 un año duro, ya que en febrero del mismo había fallecido su madre, fue cuando más me pegué a ella. Si bien seguía yendo al colegio, salíamos de jueves a domingo y siempre nos quedábamos en su casa o en la mía. A veces, hasta dejábamos de irnos con pibes por estar más tiempo conteniendo a la otra, sobre todo en noches de borrachera. Terminando ese año hermoso y triste a la vez, en diciembre me dijo que se ibaa a estudiar afuera. Si bien no quedaba tan lejos, yo por dentro me moría. Siempre la apoyé en todo, pero lo que sentí cuando me lo dijo no tiene descripción. Por suerte ese año yo arrancaba la facultad, y me ayudaba a distraerme un poco. Los primeros dos o tres meses nos llevamos muy mal, casi no nos hablábamos, pero con el paso del tiempo entendimos que sucedió así porque ambas estábamos tan tristes por tenernos lejos, que fue como un modo de protección. 
En vacaciones de invierno de 2016 ya nos amigamos y nos vimos mucho, tanto que cuando me dijo que se volvía a ir se me volvió a romper el corazón. No quería tenerla lejos tanto tiempo de nuevo, pero entendía que era lo mejor para ella. 
Este verano fue uno de los mejores, nos volvimos a ver las cinco chicas que nos hicimos tan amigas con quince años pero ahora ya teníamos un año de facultad, una de ellas está embarazada y ninguna era la misma... Sin embargo nuestra amistad sigue intacta.
Me duele mucho saber que Rosario está lejos y, de vez en cuando, por ejemplo hoy, me agarra la nostalgia y lloro mucho. No le puedo escribir a ella, porque sé que se pone mal y quiere volver, no es la idea porque su futuro está en juego. Con cosas como estas, me doy cuenta que la vida te da mucho, y te hace conocer a personas increíbles, aunque la decisión sobre quién se queda y quién no está en nosotros. Yo estoy muy contenta por hacer que ella se quede en mi vida, porque ya no somos las adolescentes que vivían borrachas y se acompañaban en todo. Pero sí somos las universitarias que por más lejos que estén no se olvidan de la otra, porque tenemos algo especial y la distancia no es impedimento para este amor de hermanas inseparables. Siempre le dije que éramos como el sol y la luna, porque se complementan y juntos son un equilibrio perfecto. Hoy estoy más segura de eso que nunca, y quiero cerrar con una frase de una canción de Hannah Montana que me pareció perfecto para la ocasión: "We might be apart but I hope you always know You’ll be with me wherever I go".

miércoles, 12 de julio de 2017

Te busco

Te busco y no te encuentro. 
Te busco en las calles de ese barrio que tan bien conocemos. 
Te busco en tus lugares habituales, te busco en los míos.
Te busco en multitudes y en calles desiertas.
Donde quiera que voy, te busco y jamás te encuentro.
Quizás el día que deje de buscarte será el día en el que aparezcas frente a mí, y quizás es por eso que te busco.
Te busco para no encontrarte, para que con tu imagen no vuelvan las peores partes de mí, es la mejor forma que tengo para defenderme de lo que provocás cada vez que estás: mis miedos, mis inseguridades, mis ilusiones. 
Con tu presencia me perdía a mí misma, siempre pensando en qué preguntarte, en qué podía ayudarte, en qué podía hacer para que me notaras. Con tu ausencia aprendí a descubrirme a mí misma, de a poco, paso a paso. Descubrí que no necesito hacer nada para que me noten, que el problema eras vos, no yo. Vos no me veías, al menos no de la forma que yo quería.
Por eso te busco, y espero que vos también lo hagas.

lunes, 10 de julio de 2017

Me ve como amiga

Una y otra vez me veo envuelta en la misma situación y todo es por vos. Una y otra vez tengo que verte y saber que estuviste con otras chicas, algunas desconocidas, otras conocidas, incluso mis amigas. Una y otra vez lo hacés. Una y otra vez una lágrima se me escapa y no puedo evitarlo. Una y otra vez me siento poca cosa, la eterna destinada a estar en tu friendzone.
A esta altura ya no me importa quién es la otra persona, si es mi mejor amiga o una desconocida total. Sólo me duele no ser yo, no puedo evitar compararme y darme cuenta que estoy muy lejos de ser lo que vos querés, lo que deseás. Eso es lo que me duele, que sé que a mí no me querés de esa forma. Ya no puedo tolerarlo más, no me alcanza sólo ser tu amiga, tampoco sé si quiero ser tu novia, pero me encantaría saber qué se siente estar con vos, que me beses porque querés hacerlo, porque me deseás como a todas las anteriores que pasaron por tus brazos. Me conformo con ser una más, es lo único que quiero de vos y sé que jamás me lo vas a dar.
Ni siquiera puedo explicar cómo me siento ahora, al igual que las otras miles de veces que esto pasó. Estoy triste, con un nudo en la garganta horrible y un dolor en el pecho insoportable, pero más que nada estoy enojada conmigo misma porque sé que no hay nadie más a quien echarle la culpa que a mí misma. No es culpa de esa chica, ni de los que no me contaron lo que pasó, ni siquiera es culpa tuya, es todo mi culpa. No fue algo a propósito por ninguna de las partes, fue una simple mala coincidencia que de todas formas me duele y odio eso, porque no tengo que sentirme así, no tengo justificativo para sentirme así más que lo que siento por vos y lo estúpida que soy al no superarte después de todo este tiempo donde quedó más que claro que el sentimiento no es mutuo.

jueves, 6 de julio de 2017

Lo que soñé

Hoy soñé con vos, como tantas otras veces pasadas. Soñé que nos volvíamos a ver, que me abrazabas y me levantabas en el aire, aunque mi cabeza ya estaba entre las nubes. Tus brazos cálidos y familiares a mi alrededor no me dejaron dudar: eras real, eras mío y me extrañabas tanto como yo a vos. 
Las personas a nuestro alrededor nos observaban, los conocidos de siempre se sonreían porque saben la historia que hay entre nosotros, los sentimientos que tuve y tengo por vos y que no puedo negar cada vez que te aparecés así. Sus sonrisas por primera vez no me parecieron de burla, eran sinceras, alegres de ver el reencuentro de dos amigos y amantes imposibles. 
Finalmente me bajabas al suelo, pero sin dejar caer tus brazos de mi cintura me mantenías cerca de vos, de tu cuerpo, un cuerpo al que no le temo y en el cual confío.
Hablábamos horas y horas, y yo no podía creer que te estaba viendo después de dos meses. Vos no podías creer lo mucho que había cambiado. La charla se terminó y se hizo el silencio, ese silencio que tanto esperé tener con vos: el silencio de los amantes, el silencio previo al primer beso. Me miraste, te miré, nuestros labios ya estaban rozándose, así que lo único que tuvimos que hacer fue cerrar los ojos. 
Esos besos fueron lo más real que alguna vez sentí. Cada parte de mi cuerpo y del tuyo bailaban al compás, un compás único, nuestro. Tus labios temblaban y los míos también, de miedo, de duda, de alegría, de excitación. Hasta que se hicieron conocidos y todo desapareció: la duda, el miedo, la gente a nuestro alrededor se evaporó como si jamás hubiesen existido. 
Los besos continuaron y la lujuria fue aumentando, a nuestro alrededor todo era silencio y calma. Fue allí donde dudé. Dudé de que fuera real, dudé de que seas vos, dudé de que me estuviera sucediendo a mí. Mi vida jamás fue un cuento de hadas, vos lo sabés, y por eso dudé. 
Ahí fue donde desperté. No fue más que un sueño, otro puto sueño con vos.

domingo, 2 de julio de 2017

Entrelazados 3ºT - Capítulo 9

La reacción de Rocío no fue justamente la que Santino esperaba. Estaba que hervía de furia, no podía creer que haya contratado justo a Vera, su competencia, para reemplazar su puesto y que a ella la pasen a una sede mucho peor. Pero ni loca se lo hacía notar a nadie.
Clavándole una mirada llena de odio y furia a Santino y por otro lado echando una sonrisa vacía, Rocío se puso de pie y miró a su ex novio.
- Perfecto. Estamos en comunicación entonces. Voy a empezar a trasladar mis cosas.
Anonadado, Santino asintió y la vio acomodar su cartera en su hombro e irse a pasos agigantados de la oficina, casi corriendo. Él esperaba que Rocío haga un escándalo impresionante, que le diga algo al respecto, que haga por lo menos una escena de celos... y sin embargo, sólo lo miró, se paró y se fue.

Celeste cada día notaba más que su relación con Bautista era monótona y costumbrista. Todos los días hacían lo mismo: se levantaban juntos para ir al trabajo, Bauti llevaba a Thiago al jardín, luego volvía Celeste a buscarlo, y se encontraban en la casa después de las cuatro de la tarde que era cuando los dos volvían del trabajo, miraban tele un rato, hacían las compras, volvían, cenaban, se bañaban y se iban a dormir. Así eran exactamente todos los días.
- Pero, Celes.- dijo una vez Macarena.- ¿Por qué no intentan cambiar eso?
- Porque lo amo.
- ¡Justamente por eso es que tienen que evitar caer en la rutina!
- Pero es una rutina que me gusta.
Y así mil veces Celeste se fue engañando de creer que la pasaba bien cuando en realidad se aburría y no le veía emoción a su vida. Siempre pensaba que a su edad la gente tenía más acción, más aventuras, más anécdotas, y ella fue mamá muy joven y para colmo lidia con una historia de amor hermosa con su novio, pero que ahora parece desgastada.
Esa tarde, Celeste volvió del jardín con Thiago y, al llegar a casa, vio que Bautista estaba hablando con Vera en la cocina. La morocha había tenido un día maravilloso, tanto en lo laboral como con Thiago, ¡y llegar a la casa y ver a Vera no era justo lo que deseaba! Automáticamente, su día se convirtió en una pesadilla.
- ¡Papi!- Thiago fue corriendo a los brazos de Bauti y él lo tomó a upa. Acto seguido, el niño le dio un beso en el cachete a Vera.- Hola, Veda.
- ¡Hola, hermoso!- respondió la rubia, dándose vuelta para ahora saludar a Celes.- ¿Cómo va, Celes? ¿Todo bien?
- Sí, amor, ¿te pasa algo?- preguntó Bauti bajando al piso a Thiago.- Tenés una cara...
Celeste reaccionó e intentó poner su mejor sonrisa.
- No, no... Todo bien.
Y, como pudo, fue integrándose a la charla de su novio y Vera, aunque sea muy a su pesar, pero no quería demostrar lo que realmente sentía en ese momento.

Cada vez que le hablaba a Paz, Lautaro se abstraía del mundo. Tanto se colgaba con el celular que varias veces recibió algún que otro cacheteazo del gordo Ale o de Santino por no escuchar lo que ellos estaban contando. No sabía cómo, pero se entretenía un montón hablando con ella y todavía no se animaba a concretar una salida.
- ¡Siempre fuiste, sos y serás un cagón!- burlaba el gordo Ale.
- La verdad que sos de terror.- agregó Pache.- Si la mina no estuviera interesada se notaría. Te contesta al toque, es buena onda... O sea, qué se yo, para mí no tenés ni que dudar.
- Es cierto.- dijo Santino.- Como mucho te puede decir que no...
- Y ahí quedo como un pelotudo.- acotó Lautaro.- Ya no tengo más ganas de que otra chica me diga que no.
- ¡Pero si no te arriesgás no vas a saber!- replicó Nicolás.
- Dale, Lauti, dejate de joder.- agregó Bautista.- Estamos los cinco diciéndote que le digas de verse, sos vos el único que no se anima sólo por miedo.
Los pibes le insistieron toda esa tarde, así que Lautaro se animó, y en el medio de la charla con Paz, le dijo si quería verse el viernes a la noche. Ella tardó cuarenta minutos en contestarle, porque del otro lado estaba pensando si realmente le interesaba este chico, y al final decidió que sí, para probar a ver qué onda.
Mientras tanto, cuando recibió la respuesta de Paz, Lautaro recibió un par de bifes de parte de los pibes que lo burlaban por no haberse animado antes. Ahora contaría los días que faltaban para que sea viernes.

De a poco, Pache y Macarena se fueron amigando. Ella comenzó a aflojar con el correr del tiempo, hasta que ese día de su aniversario, Pache llegó con un ramo de flores, tulipanes blancos, como a ella le gustaban.
- Aunque estén las cosas mal entre nosotros, yo no me olvido que hoy es nuestro aniversario.- se sinceró Pache.- Espero que volvamos a ser lo que alguna vez fuimos.
Y si bien se mostró dura y un poco tensa, Macarena optó por dejarse llevar y empezar a relajarse. Esa noche pidieron sushi, y se sentaron los dos en el sillón a ver una película. Cuando terminaron de verla, se dieron cuenta que estaban abrazados los dos, tapados con una manta y llenándose de besos como hacía meses que no sucedía.
Después de ese hecho y de muchas charlas para intentar recomponer la situación, Macarena prometió guardar el secreto de Pache y no decirle a nadie que se había acostado con Malena porque eso implicaría terminar su amistad con su mejor amigo, Ale. Y Maca también entendió por qué él no se lo había blanqueado nunca y se tuvo que enterar a último momento. Pero, como dicen, después del huracán viene la calma... y eso parecía estar sucediendo en su relación.

Por suerte, a Vera en el estudio de Santino le estaba yendo muy bien. No sabía que era el reemplazo de Rocío, sino seguramente nunca hubiera aceptado el puesto. De todas formas, se entretenía mucho en el trabajo y cada tanto le mandaba mensajes a Nicolás para que le hiciera algún trámite que le quedó pendiente y él cumplía, pero en el trayecto aprovechaba para ver a Rocío un rato.
Él sabía que estaba pésimo lo que hacía, pero amaba a Vera y Rocío le encantaba. Una tenía lo que la otra no, y viceversa. Nicolás pensaba que Vera quería que sea la mujer de su vida y la madre de sus hijos, pero por Rocío era capaz de hacer lo inimaginable con tal de verla feliz. Estaba en una disyuntiva impresionante y no sabía bien qué hacer, y las presiones constantes de Rocío para con él, reclamándole que tome una decisión, eran cada vez más y lo volvían un poco loco.
Aquella tarde de jueves, Nicolás salió de trabajar temprano y como aún faltaban tres horas para que Vera llegue a su casa, le escribió a Rocío. Ella aceptó y se vieron en el departamento de la rubia.
Tuvieron sexo y merendaron juntos hasta que llegó la hora de que Nico se fuera porque Vera podría llegar a la casa en cualquier momento. Bajaron el ascensor, y en la puerta de la calle, Rocío se abalanzó sobre él y le clavó un beso impresionante que Nicolás continuó.

Como hacía un tiempo atrás, el gordo Ale retomó el gimnasio. Quería mantenerse en forma y no volver a engordar como antes, pero para eso debía seguir con el ejercicio sino no serviría de nada el esfuerzo que hizo tanto tiempo. 
El gimnasio al que fue siempre había cerrado, entonces debía buscar un lugar nuevo. Averiguó alguno que otro cerca del trabajo en vez de su casa, para salir de ahí e ir directamente a ejercitar, porque si volvía primero a su casa, le daba mucha fiaca volver a salir. Finalmente se anotó y se predispuso a empezar al día siguiente.
Aquel jueves, salió del trabajo y fue con el auto las cinco cuadras hasta el gimnasio. Fue al vestuario, se sacó la ropa de oficina para ponerse la deportiva, y se dirigió a los aparatos. Hizo su rutina, se duchó allí mismo y se retiró. Bajando las escaleras, Ale se lleva puesta una botella que estaba allí olvidada por alguien y empieza a rodar hacia abajo, llevándose puesta a una chica. Los dos comienzan a caer por las escaleras, lastimándose bastante, hasta llegar al final, donde quedó Ale tirado boca arriba, y la chica arriba suyo, muy cerca uno del otro.
Él la miró. Ella lo miró. Se respiraron. Cerraron y abrieron los ojos una y otra vez sin poder creerlo. Allí estaban, después de tantos años, Malena y el gordo Ale mirándose otra vez.

Las chicas, excepto Vera por la rivalidad con Rocío, tenían planeado salir ese viernes por la noche a algún bar. Como ya era jueves por la tarde, Celeste se puso a pensar qué podría ponerse. Dio vuelta todo su placard, se probó un montón de ropa pero nada la satisfacía. Cansada ya de lo mismo de siempre, recurrió al grupo de WhatsApp con las chicas para que alguna le de su sugerencia. Pasó fotos de outfit, ideas que tenía en mente y demás, y todas la fueron aprobando, hasta que Rocío se puso como loca con un look.
- ¡Eso me encanta! Está buenísima esa pollera.
- Mal, todo lo que es cuero me encanta a mí también.- apoyó Macarena.
- Para mí te tenés que poner un top en vez de una camisa.- sugirió la rubia.
- No tengo ni un top.- dijo Celes.
- ¡Ay, boluda! Yo tengo miles. ¿Querés probarte alguno?
- Dale.
Rocío le pasó un montón de fotos de tops y Celeste eligió sus tres favoritos.
- ¿Querés que te los lleve a tu casa?- preguntó la rubia.
- Bauti labura a tres cuadras de tu casa, le digo que cuando salga se pase por ahí hoy, ¿dale?
- Sí, sí... de una. Que toque timbre, yo voy a estar acá.
Así fue como, a las cinco de la tarde, luego de salir de trabajar, Bautista se dirigió a la casa de Rocío cuando, al dirigirse a tocar el portero, se encontró con la escena de la rubia besando a Nicolás y descubriendo su romance secreto a espaldas de todos y, más que nada, de Vera.

Continuará...

jueves, 29 de junio de 2017

Escribí que te va a hacer bien

"Escribí, escribí que te va a hacer bien, te va a liberar", me dijiste como si supieras que sólo unos días después iba a pasar esto.
Mentiría si dijera que no duele. Es el día uno, todo duele tanto que parece que te va a matar. No pasa otra cosa por mi cabeza que esto, nosotros, en realidad lo que era de nosotros, porque hoy ya no existe ni esa palabra que nos una.
Vos te fuiste  y yo me quedé. Me quedé pensando que ibas a volver, y no, me estoy engañando, porque no vas a volver. Y no vas a volver no porque no quieras, sino por mi culpa, porque te asfixié buscando al hombre perfecto, la relación perfecta, queriendo retocar detalles para que todo sea hermoso y tierno. Lo quería con toda mi alma y con todas mis fuerzas, la misma fuerza con la que te quería sólo para mí, y tal vez eso también te dio ganas de irte. Vos querías tener alas para volar, y yo quería que vos no quisieras alas porque en realidad no querías volar lejos de mí.
Te siento y no estás, te pienso. Estoy pendiente tratando de encontrar otra vez algo que ya no existe. Reviso el teléfono cada vez que suena con la esperanza de que seas vos aunque sea con un mísero y cortante "hola", buscando pistas o, mejor dicho, excusas para tratar de justificar esto que nos pasó, y no las encuentro, será porque, todavía, a pesar de todo, te quiero con todo mi corazón. 
La gente a veces se enoja con la vida por situaciones como estas pero yo no, yo le agradezco por haberme puesto a una persona como vos en mi camino. Me enseñaste tanto... Una gama muy amplia de cosas, que se llevan con uno toda la vida. Esas cosas que después de años cuando las haces pensás "esto me lo enseñó él" o ella, no importa el género, porque el hombre puede amar tanto como la mujer, y la mujer también puede lastimar tanto como el hombre. El hombre no es menos macho por llorar por una mujer ni la mujer es menos respetable por llorar por un hombre porque el ser humano es así, nacimos llorando porque vinimos a un mundo desconocido, extraño, raro, diferente, y lo mismo es el amor. Por eso lloramos: porque entramos en un estado de paz con nosotros mismos que nos relaja y nos hace sentir seguros, pero cuando eso se termina, y no importa cuánto haya durado, si fue sincero, cuando se termina pasamos a esa etapa, a la desconocida, extraña, rara y diferente etapa de sentirnos solos, y digo "sentirnos" y no "estar" porque nunca estamos solos, pero a veces nos encerramos tanto en la tristeza que sentimos que en el mundo estamos nosotros, con el sol, la luna y las estrellas. Esto es la punzada que se siente en el pecho cuando esa persona se va, algunos le llaman vacío, otro tristeza, y otros sólo dicen "no importa, me chupa un huevo" pero esto sólo de la boca para afuera porque el corazón de estas personas en realidad está triste.
Volviendo a vos... Te fuiste y te llevaste puesto el anillo que me sacaste y te lo pusiste como alianza de compromiso, con la que cada semana en chiste me preguntabas si me quería casar con vos.
Te fuiste y te llevaste también la cadena con nuestros nombres y la fecha en la que nos pusimos de novios... Qué día mágico ese: cenamos con amigos, nos quedamos solos, me preguntaste si quería ser tu novia, te dije que sí, hicimos el amor, dormimos juntos. Me abrazaste toda la noche, me miraste dormir, me diste besos en la frente mientras dormía. Al día siguiente me dijiste: "no podía creer que te tenía durmiendo conmigo", y vos no lo sabías pero yo sentía que estaba tocando el cielo con las manos porque era lo que siempre quise, pero nunca supe que lo tenía tan cerca. 
Siendo amigos después de dos años me vine a enamorar de vos, estabas tan cerca y yo no te veía, te tenía tapado por un título de amigos que nunca fuimos en verdad, porque siempre los dos quisimos un poco más del otro, éramos dos seres especiales. 
Tuvimos una relación de tres años llena de cosas hermosas, tu familia, la mía, los viajes, las cenas, las noches, las comidas, todo, absolutamente, cuando estábamos bien, era  hermoso. Pero claro, también había cosas malas, varias veces perdoné cosas un poco injustas porque tenía miedo a quedarme sola, sin vos. Pero no más.
¿Tengo miedo ahora que estoy sola? Por supuesto que sí,  pero mi persona no daba para más.
Y si algún día llegás a leer esto por algún motivo, quiero que sepas que te amé con todas mis fuerzas, que quería lo mejor para nosotros, y lo sigo queriendo, porque si algún día volvés y me demostrás que sos una persona que no va a lastimarme más, yo voy a estar ahí otra vez. Voy a estar porque te ganaste un lugar en mi corazón por ser el primero en hacerme sentir y hacer muchas cosas.
Me hubiese gustado no estar escribiendo esto, me hubiese gustado poder haberme ido con vos y no estar acá, teniendo que despedirme, pero supongo que todo en la vida pasa por algo, como nosotros, pasamos por algo, por algo nos conocimos y vivimos esta historia
Sé que tenés muchos sueños por cumplir, nunca te falles a vos mismo, yo no lo voy a hacer conmigo.

viernes, 23 de junio de 2017

Me explota el corazón

Me explota el corazón de amor por vos. Cada vez que te pienso me inundan millones de sentimientos que no podría explicar en simples palabras. Lo que me pasa es una mezcla de angustia por no tenerte y de felicidad por haberte tenido, y también de haberte disfrutado aunque sea un ratito. 
No me imagino cómo hubiera sido mi vida si no aparecías en ella, o sí... Capaz hubiera sido más feliz, ¿no? Digo, porque no sentiría la angustia y tristeza que me ahoga cada vez que me despierto y no te tengo. O hubiera sido más triste, porque nunca hubiera sabido lo mucho que se puede llegar amar a una persona y lo mucho que puede hacer cambiar tu vida en un par de meses, de horas, o en tan sólo unos minutos...
Me quedaron tantas cosas por decirte y por vivir con vos, ahora sólo me conformo con imaginarte en mis momentos más felices y en mis momentos más tristes también.
Sos el único que me calma. Aunque ya no estés de la manera en que yo quiero, siempre aparecés para agarrarme la mano, para abrazarme en la ausencia, para hacerme sentir un poquito menos sola. ¡Te juro que no sé cómo hacés! Pero siempre estas ahí, y por esa razón no puedo arrancarte de mi vida.
A veces pienso que ya me acostumbré a este dolor, tanto que hasta ya me gusta, pero no más de lo que me gustaría tenerte al lado mío todas las mañanas al despertar.
Hoy fue otro día, otra noche en la que te sueño, te pienso, te extraño y te amo, no te olvido...

miércoles, 21 de junio de 2017

Tan invierno

Tan verdes y tan grises a la vez. 
Tan juntos y acompañados. Alineados.
Tardes de verano, donde el sol los alumbraba y su color se veía tan especial.
Tardes de invierno, donde se encontraban tan vacíos, con hojas tristes, y el viento los sacudía sin piedad.
Como esos infinitos árboles en invierno quedé. 
Una parte de mi mente los recuerda tan lindos, como los momentos que pasé cerca de vos, de esa persona que al fin y al cabo no eras. Otra parte de mi ser los recuerda tan tristes, tan solos y débiles...Quizás una parte de mí también quedó así. 
Pero no hay tormenta que no pase y yo espero un nuevo invierno, que no sea como el de aquella vez. ¿Sabés? Estoy preparada. Lo estoy. Y quizás algún día vuelva a estar tan verde y radiante, en una buena fila como aquellos árboles. Y vos, vos tan invierno, solo y triste, como en otra estación.


Colaboración: MR - San Salvador (Entre Ríos)

lunes, 19 de junio de 2017

Para vos, papá

Ese hombre que nunca falla en levantarse y salir cada día por la puerta. Me das mucho más de lo que podés dar. Me diste mucho más de lo que te dieron, y lo único que espero es algún día poder ser una persona como vos.
Soy tu princesa y vos sos mi héroe. Es cierto que nos hemos enojado mucho a veces, pero con el paso del tiempo entendí que todo lo que hiciste por mí fue porque creías que era lo mejor. 
Me enseñaste que las cosas no llegan solas, que para obtener lo que querés en la vida hay que trabajar duro y ganárselo. Me enseñaste a nunca bajar los brazos pero sobre todo a valorar cada cosa que hacen los demás por mí. Me enseñaste a vivir. Y me enseñaste a aprender. A saltar. A hablar. A ver. A preguntar. A comer la comida del plato. A dormir la siesta acostada entre tus piernas viendo tele. A dormirme en el sillón y llevarme hasta mi cama. 
Me enseñaste las broncas y los llantos. A ser sincera. A pensar por mí misma. A respetar a las personas.  A diferenciar lo malo de lo bueno. A mirar las cosas desde otro lado. A estudiar. A hacer un té. A perdonar. 
Me enseñaste sin querer y a veces queriendo. Sé lo que me am+as, porque me lo demostrás en cada acto, sabés que yo también aunque me cueste un poco decirlo y demostrarlo.
Ojalá el mundo estuviera lleno de hombres como vos, espero que algún día puedas sentirte orgulloso de mí.

jueves, 15 de junio de 2017

Todas tenemos alguien a quien superar

Es hermoso y placentero darte cuenta que, a pesar de que extrañes mucho a alguien y te desgarre el alma los pensamientos, lo querés lejos. Esto pasa porque sos consciente de que ya no aportaba nada en tu vida y preferís hacer tu camino sola, encontrando los pedazos que fuiste dejando por el esfuerzo de que aquello que estaban construyendo no se desmorone.
Sabés que se terminó y eso te aterra, te llena de pánico y de incertidumbre, pero tu conciencia está tranquila porque diste todo de vos.
El momento es ahora. Secate esas lágrimas y seguí adelante, como puedas, pero seguí. Aunque hoy creas que es el fin del mundo y que no hay un mañana, que el dolor te mata el pecho y ya no podés más, creeme que todo pasa.
Aprovechá este tiempo para hacer las cosas que más te gustan. Sé libre. Sé vos. Sé linda. Sé divertida. Reíte. Llorá. Salí. Disfrutá a tus amigos, a tu familia. Y si tenés cambios de humor repentinos, que dependan solamente de vos.
Y a pesar de todo lo sucedido, hay que ser agradecido con la otra persona, es la mejor manera de soltar lo mal que te hizo. Que el daño y el dolor se esfumen en el aire y así queden sólo los recuerdos más lindos de su gran historia.
Vas a sentir qué raro es caer en la cuenta de decir que ya no lo necesitás más, que te necesitás a vos... Y ahí vas a volver a quererte ver bien, feliz y, sobre todo, completa, para así poder empezar a escribir nuevas historias...

domingo, 11 de junio de 2017

Entrelazados 3ºT - Capítulo 8

- ¿Y la pasaste bien el finde con los chicos?- preguntó ella.
- Sí, como siempre. Tranqui.
- Seguramente el gordo Ale atajó re mal, viste que está en cualquiera...
Los dos rieron. Luego ella se acercó a él y le dio un abrazo.
- Me alegra que estemos bien como antes. Perdoname por desconfiar de vos, soy una tarada.
Nicolás no sabía cómo mirar a los ojos a Vera. Ya habían pasado dos meses de aquella noche en el Álamo donde volvió a estar con Rocío... sólo que ahora eran amantes fijos.
Siempre que podía, Nicolás se escapaba del trabajo para ir a verla un rato. Se besaban, charlaban, tenían sexo, y después cada uno seguía su rumbo. Rocío sabía que tenía prohibido hablarle a Nico por si Vera sospechaba o veía algo, así que era él quien iniciaba siempre las conversaciones, y la rubia jamás le iba a decir que no.
Así que esa era la realidad de Nico hoy. Cumplía sus deberes como novio con Vera todos los días, pero también era amante de Rocío a escondidas de todo el mundo.

Celeste estaba realmente cansada de que Bautista viva pendiente de Vera y sus problemas. Si no era por Nicolás, era por trabajo. Si no era por trabajo, era por pelearse con su familia, y así con cada cosa que le pasaba. Celeste era una chica que no creía demasiado en la amistad entre el hombre y la mujer, entonces le chocaba ver tan buena relación entre su novio y Vera...y eso que los quería a los dos un montón, pero no podía evitar sentir celos.
Cada vez que intentaba hablar con Bautista del tema, él le decía que no se preocupara. Pero Celeste sí se preocupaba. Y mucho.
Una tarde, tomando mates con Macarena en el parque, mientras Thiago corría a las palomas muy entretenido, Celeste le contó esta incomodidad. La respuesta de Macarena fue la misma que le había dado su mamá y su hermano.
- Bautista es un amor, Celes. Y te ama un montón. ¡No podría enamorarse de otra persona que no seas vos!
Celeste revoleó los ojos, fastidiosa.
- Era obvio que me ibas a decir eso.
- Yo estoy para decirte la verdad, y a mí desde afuera me da esa sensación. Y mirá que lo conozco muchísimo a Bauti.- Macarena tomó de las manos a su amiga.- Posta, tranquilizate. Él es buen amigo con todo el mundo, y con Vera son super unidos.
Por más palabras que le pudieran decir, había una sensación extraña en Celeste que no iba a calmar.

Ese jueves por la tarde, volviendo del trabajo, a Lautaro se le cruzó por la cabeza Paz. Y sin saber cómo, sonrió. Pero con una sonrisa copada, linda, que no tenía hace mucho. ¿Tenía que hablarle o no? ¿Y si ella ni se acordaba de él? ¿Y si a la chica no le interesaba? Porque, en definitiva, no había pasado nada entre ellos más que charlar...pero es que Paz parecía tan interesante que le daba intriga. Pero no, no podía ser tan goma. No le iba a hablar por el momento, aguantaría las ganas. Pero no se resistió ni diez minutos.  

La clase de Biología había sido hartante. Tres horas cátedra llenas de información, sin un sólo recreo, habían dejado la cabeza de Paz completamente agotada. Ahora, en su casa, se predispuso a darse un baño de inmersión para relajarse. Sus padres se habían ido a lo de sus abuelos, así que estaría sola por un rato.
Acostada en la bañera, con el pelo hecho un rodete y los ojos cerrados, completamente relajada, cuando recibió un WhatsApp. Dudó si agarrarlo o no, pero la intriga le carcomía la cabeza. Era un mensaje de Lautaro, el chico que había conocido el finde anterior en el Álamo.
- Hola, ojitos. ¿Cómo estás?
La morocha de ojos verdes sonrió al ver el mensaje. Le pareció muy tierno el apodo que Lautaro había usado. Decidió esperar unos minutos para contestarle para no parecer desesperada. Luego de un rato, respondió:
- Bien, ¿vos?
"Qué cortante que soné", pensó Paz.
"Qué cortante...", pensó Lautaro. Y él comenzó a remar la conversación para ir entablándola con total normalidad y naturalidad. Estuvieron toda la noche hablando, tanto que Paz fue sin dormir a la facultad, y Lautaro al trabajo sin haber pegado un ojo. Lo extraño es que en ningún momento de la conversación hubo un sólo palo.

- Dale, Ni...
- ¿Otra vez con este reclamo, Ro?- preguntó Nicolás.- Me vas a terminar volviendo loco.
Rocío envolvió su cuerpo desnudo con las sábanas del hotel y se sentó en un sillón. Nicolás se puso su ropa interior y se acercó a la joven.
- Ya te dije, no es tan fácil todo.
- Estoy podrida de tener que ocultarnos. Yo te quiero en serio, estamos para algo mejor, encima...
El teléfono de Nicolás empezó a sonar. El morocho se puso de pie, se acercó a la mesa de luz y vio que era Vera. Le hizo gesto a Rocío para que no haga sonido, y respondió.
- Amor...
Rocío revoleó los ojos con fastidio. Odiaba que las llamadas telefónicas de Vera los interrumpan, sobre todo si estaban hablando de algo serio.
- Hola, gordi. ¿Dónde andás?- preguntó Vera.- Yo ya salí del laburo y estoy yendo a ver a Thiago un rato que estaba solo con Bauti.
- Em...- Nico hasta el momento no había pensado ninguna excusa.- Yo estoy yendo a lo de Pache para que arreglemos algún partido.
- Ah bueno, dale. Venite a lo de Bauti después así nos vamos juntos que vine con el auto.
- Dale, amor. Nos vemos.
Nico cortó el teléfono y volvió hacia donde estaba Rocío.
- Mentís bien cuando querés, eh.- dijo la rubia.
Nicolás echó una sonrisa de costado y la miró.
- Por vos siempre quiero mentir.
- ¿Ya nos vamos?
El joven miró el reloj que estaba en la pared.
- Nos quedan veinte minutos... Así que ya sabés.
Y comenzaron a besarse para tener sexo una vez más ese día.

El gordo Ale estaba yendo caminando a la casa de Lautaro esa tarde para poder cobrar los quinientos pesos que le debía de la apuesta. La noche del Álamo, quedaron con su amigo que el primero en tener sexo ganaba, y el otro le debía pagar, así que, como Alejandro consiguió una chica esa noche y Lautaro perdió por haber charlado con Paz sin concretar nada, este último le debía la plata.
Los amigos se juntaron y, después de pagar la apuesta, decidieron ir a tomar unas cervezas al club. Como siempre, allí estaba Pache dirigiendo cosas para la cuarta categoría del club.
- ¿Qué onda? ¿Todo bien?- preguntó.
- Sí, tranqui.- dijo Lauti.- Un día a full en el laburo, así que queríamos pasar para descomprimir un rato.
Ale se sentó frente a ellos dos en una mesa del buffet.
- ¿Cómo anda todo con tu jermu?- preguntó el gordo.
Pache revoleó los ojos.
- No tengo ni ganas de ir a casa. Paso un montón de tiempo acá, porque es llegar y que ni me hable o discutir por cualquier cosa.
- No entiendo todavía por qué está tan enojada.- dijo Lautaro.
Por supuesto, Pache no podía contarle a los pibes que su primera vez había sido con Malena, porque se los había ocultado todo este tiempo, y también dañaría a Alejandro que estuvo enamorado y en pareja con ella mucho tiempo. Ya era tarde para decir la verdad.
- No sé.- dijo Pache dándole un sorbo a su cerveza.- Mambos de minita, ¿viste?
En ese momento, llegó Nico. Estaba vestido con su traje habitual para trabajar en la concesionaria de autos, pero se lo notaba algo transpirado, despeinado y desalineado. Se sentó al lado de Ale después de saludarlos a todos chocando los puños.
- Te fui a buscar a tu casa y no me atendió nadie.- dijo Nico.- Me imaginé que estabas acá.
- Vivo acá prácticamente.- respondió Pache con un poco de simpatía.
Alejandro lo observó a Nico de arriba a abajo.
- Estás hecho verga, ¿qué te pasó?
No quería demostrar atención ni nada, así que Nico se limitó a responder lo primero que se le cruzó.
- Mucho laburo.
- Pero, ¿qué onda?- continuó Ale.- ¿Trabajás en Siria? Es un desastre como estás.
- No jodas con eso, gordo.- acotó Lauti.- Pero sí, estás hecho mierda. Te van a echar por sucio. 
Todos se rieron, incluido Nico, quien decidió no contestar. Continuaron el resto de la tarde hablando de banalidades hasta que oscureció.

Celeste, con el dinero ahorrado durante todo el tiempo que trabajó, tenía muchas ganas de abrir un estudio de fotografía, que fue su pasión desde siempre. Ahora tenía la posibilidad de hacerlo, y por suerte contaba con el apoyo de todos sus allegados.
Esa tarde, tras haber renunciado a su trabajo, iría con Macarena a señar la oficina que eligió donde montar el estudio fotográfico. Como Macarena estaba recibida de arquitecta, la ayudaría a remodelar todo y cambiar algunas cosas para que quede un estudio ideal para trabajar.
- Cuando terminemos, voy a dar una fiesta de inauguración, así también le damos popularidad y podemos empezar a tener clientes.- sugirió Celeste, quien instantáneamente tuvo la aprobación de Macarena.
En ese momento, sonó su celular.
- Bauti, ¿todo bien?- contestó Celes.
- Sí, quería saber cuánto te faltaba. Ya se está haciendo de noche, ¿querés que pida una pizza?
- Sí, dale. ¿Thiagui?
- Bien, está acá, jugando con Verola.
La voz y la expresión de Celeste ya habían cambiado por completo. Se sentía incómoda y no sabía bien qué contestar, pero a la vez no quería demostrar el sentimiento que se le había generado.
- Ah... Bueno. Mandá saludos. En una hora estoy por allá, me lleva Maca.
- Dale, amor. Besote.
- Chau.
Al cortar el teléfono, Celeste miró a Macarena.
- ¿Está con Vera?
Celeste asintió, desganada, y se sentó en el piso a hablar con su amiga para quitar ese malestar.

Él tenía un carácter muy particular desde siempre. Sí, Santino no permitía que nada lo afecte lo suficiente e intentaba ser lo más feliz posible constantemente. Pero la separación con Rocío le había dolido, y sólo se daba cuenta de eso cada mañana que se encontraban en el estudio jurídico para trabajar.
Cada día la veía más linda, más mujer, y recordaba cada uno de los viajes que habían hecho juntos. Se sentía realmente mal de haberla perdido, pero jamás lo iba a demostrar y tampoco se le notaba. De hecho, los pibes más de una vez le preguntaban cómo estaba y qué sentía al respecto, y él se mostraba lo más feliz y campante. Cuando se la cruzaba a Rocío en el trabajo, en alguna reunión o en alguna salida, él la saludaba con naturalidad y ella respondía de la misma forma. No había ni odio ni rencor entre ellos. Era una relación de ex novios que cualquiera quisiera tener: se respetaban, no se metían en la vida del otro ni se molestaban. Pero la realidad es que Santino sentía mucho dolor por dentro.
Ese día, se dio cuenta que ya no lo toleraría más. La tenía que ver en el club cuando se juntaba con los pibes, porque siempre aparecía. La tenía que ver en el trabajo. La tenía que ver comprando en el supermercado porque claro, vivían ahora a una cuadra uno del otro. ¡Quería superarla en paz! Pero verla todos los días no ayudaba en absoluto.
Santino empezó a pensar todas las opciones. Cruzarse en el supermercado lo podía evitar, así que ahora iba a uno que le quedaba más lejos o sino compraba online para que le traigan todo directamente a su casa. Solucionado. 
Al tener el mismo grupo de amigos, esa parte no la podía arreglar y seguro se iban a cruzar en muchos cumpleaños, festejos, eventos, fiestas y demás que puedan surgir. 
Y el otro problema era el trabajo. Santino era el gerente del sector en el que trabajaba junto a Rocío que estaba un escalón por debajo de él en el rango del estudio, entonces estaban en constante contaco. En algunas reuniones importantes, Santino se distraía mientras hablaba por mirarla a Rocío con el celular, o por mirar las piernas divinas que tenía con la pollera corta que había usado. Se distraía constantemente y eso le trajo problemas más de una vez, como clientes disconformes o empleados que finalmente no entendían lo que tenían que hacer, así que Santino ya había tomado una decisión.
Porota, su secretaria ya mayor, le pactó a Santino una entrevista de trabajo.

- Así que por suerte estamos re bien.
- Bueno, bárbaro entonces.
- Papá, ¿puedo jugar con tu celular?- pidió Thiago.
- Sí. Está arriba, en mi mesita de luz. Quedate ahí. No andes bajando y subiendo las escaleras otra vez, eh.
Thiago abrazó a Bauti y subió para jugar a sus jueguito favorito del celular de su papá: Angry Birds.
Los dos amigos quedaron solos y se prendieron un cigarrillo cada uno. Después de conversar de cosas sin importancia, salió el tema de la vez que se conocieron. Vera comenzó a reírse fuerte cuando Bauti recordó una escena genial.
- ¡Y te dije Verónica pensando que Vera era un apodo!
- ¡Me muero!- dijo Vera estallada de risa.- Re goma el chabón.
- Sí, un salame. Ni conocía ese nombre, qué tarado.
- ¿Y te acordás cuando casi te prendo fuego el acolchado?
- ¡Nooooooo! ¡Me había olvidado de eso!
Los dos se la pasaron riéndose un largo rato, y casi terminando el cigarrillo, Vera entrelazó su brazo con el de Bauti y le dieron una pitada cada uno al cigarrillo del otro, diciendo al unísono:
- Las mejores conversaciones siempre surgen de ofrecerle al otro ir a fumar un pucho.
Esas palabras las había dicho Vera la primera vez que habló con Bauti. Y quedaron para siempre como una frase de ellos dos.

A la semana siguiente de haber analizado todo, Santino se encontraba en su oficina dando vueltas en su silla. De golpe, tocaron la puerta. 
- Pase.
Era Rocío.
- ¿Querías hablar conmigo? Me lo dijo Porota.
- Sí, sí. Pasá. Sentate.
Rocío se sentó del otro lado del escritorio, cruzó las piernas y miró a Santino, pensando que era como cualquier otra conversación meramente laboral que ya habían tenido.
- Rocío... Creo que ya no estás rindiendo como antes en el trabajo, y te vamos a cambiar de puesto y de sector. Vas a ser secretaria. No vas a estar más acá en la oficina de Uriburu. Ahora vas a pasar a la oficina de Malcolm. Y de él vas a ser la secretaria.
- ¿La del gordo baboso ese? ¿Me estás jodiendo? ¿Cómo pueden pasarme de gerente junior a secretaria?
- Te pasamos porque creemos que te va a ir mejor en ese puesto.  Y no hables así de Malcolm. Es amigo de mi familia de toda la vida.
- ¡Pero no quita que sea un gordo baboso!
Rocío ya estaba histérica y completamente sacada.
- Aparte, ¿qué puesto me van a dar? ¿Por qué hacés esto, Santino?
- Yo tengo que buscar lo que es mejor para mi estudio.
- No es tu estudio, es de tus viejos.
- Pero lo dirijo yo ahora. Y va a ser mío también cuando no estén.
Rocío tenía los ojos llorosos, pero no quería quedar como una tonta ni rogarle. Se puso de pie para irse, pero se volteó a mirar a Santino una vez más.
- ¿Por qué hacés esto? ¿Es por lo que pasó entre nosotros? ¿Tanto te afecta que yo ya no quiera estar con vos y haga mi vida? Sos un resentido.
- Rocío, no tiene nada que ver con nosotros esto. Protejo mi trabajo. Y protejo el tuyo, aparte ya tenemos tu reemplazante.
- Ah, ¿sí? ¿Y quién va a tener mi puesto ahora?
- Vera.


Continuará...


¡Vuelve #Entrelazados! A partir de julio, el primer domingo de cada mes vamos a subir un nuevo capítulo.

viernes, 9 de junio de 2017

El tiempo no se detiene

La vida es una tarea que nos trajimos para hacer en casa. Cuando uno mira, ya son las seis de la tarde. Cuando uno mira, ya es viernes. Cuando uno mira, ya se terminó el mes. Cuando uno mira, ya se terminó el año. Cuando uno mira...¡ya se pasaron cincuenta o sesenta años! Cuando uno mira, ya no sabemos más por dónde andan nuestros amigos. Cuando uno mira, perdimos al amor de nuestra vida y ahora es tarde ya para volver atrás.
No dejes de hacer algo que te gusta por falta de tiempo. No dejes de tener a alguien a tu lado, porque tus hijos pronto no serán tuyos, y tendrás que hacer algo con ése tiempo que resta, en donde lo único que vamos a extrañar será el espacio que sólo se puede disfrutar con los amigos de siempre. Ese tiempo que, lamentablemente, no vuelve jamás...
Es preciso eliminar "el después". 
Después te llamo. 
Después lo hago.
Después le digo.
Después cambio.
Dejamos todo para "después" como si el "después" fuese lo mejor, pero no entendemos muchas cosas.
Después el café se enfría.
Después la prioridad cambia.
Después el encanto se pierde.
Después la magia desaparece.
Después lo que es temprano se convierte en tarde.
Después la añoranza pasa.
Después las cosas cambian.
Después los padres y abuelos envejecen.
Después los hijos crecen.
Después el día es noche.
Después la vida se acaba.
No dejes nada para después, porque en esa espera podés perderte los mejores momentos, las mejores experiencias, los mejores amigos, los mayores amores. Acordate que el "después" puede ser tarde. El día es hoy, ya no hay que posponer más nada.

domingo, 4 de junio de 2017

Lo de afuera no importa

Flaca o gordita. 
Rubia, morocha, pelirroja, teñida, natural o con muchos colores.
Pelo largo o pelo corto.
Con piernas anchas o angostas.
Alta o baja.
De piel blanca, morena o negra.
Con ojos achinados o saltones.
De nariz ancha o pequeña. Respingada o como tucán.
De labios gruesos y anchos o finos como una línea.
Seas como seas por fuera, no importa. 
A todas alguna vez nos gustó tanto alguien que nos hizo llorar. 
A todas nos dio miedo pensar en el primer beso y en no saber cómo hacerlo. 
A todas nos da incomodidad cuando alguien nos dice algo por la calle. 
A todas nos pasó de discutir fuerte con una persona a la cual queres mucho y no saber cómo amigarte. 
A todas nos rompieron el corazón. 
A todas nos traicionó una amiga al menos una vez. 
A todas nos pasó de decir "mañana empiezo el gimnasio y la dieta" y postergarlo. 
A todas nos salen celulitis. 
A todas nos viene y puteamos, pero otras veces nos alegramos. 
A todas nos gusta sentirnos queridas.
A todas nos vuelve loca alguien que capaz ni nos registra.
A todas nos pasa lo mismo, porque en definitiva, lo importante está en lo que sentimos por dentro.

viernes, 26 de mayo de 2017

Todo lo que sos

Vos sos la vida, yo la resaca de nuestros momentos.
Vos sos la ruta, yo el camino embarrado que no te deja avanzar.
Vos sos la risa, yo la sonrisa forzada.
Vos sos el cielo, yo el infierno del nunca ser.
Vos sos la playa, yo el tsunami del mar que arrasa con todo lo que aparece en su camino.
Vos sos la tierra, yo el cultivo que no se anima a florecer.
Vos sos el agua, yo la sequía en terreno fértil.
Vos sos el centro, yo un cero a la izquierda.
Vos sos la gloria, yo festejo por vos.
Vos sos el brillo, yo el apagón en plena ciudad.
Vos sos la fama, yo el fracaso de lo que alguna vez pasó.
Vos sos vanguardia, yo el cambio que nunca va a suceder.
Vos sos progreso, yo sólo me dedico a verte mejorar.
Vos sos Florida, yo soy un callejón oscuro.
Vos sos el eje, yo la brújula que dejó de funcionar.
Vos sos el alma, yo la purificación que no llega.
Vos sos victoria, yo quien festeja las derrotas.
Porque en tus ojos perdí lo que quedaba de mí. Sos todo eso que yo deseo alguna vez ser.

lunes, 22 de mayo de 2017

Sensación

"Sensación" se le llama a la impresión que produce una cosa por medio de los sentidos. Es cuando nuestro cuerpo percibe lo que pasa por nuestra mente y lo manifiesta de diversas maneras, como llorando o riendo.
Creo que no hay sensación más fea como cuando sentís que alguien te usa. Otra sensación horrible es cuando no podés dormir porque tu cabeza te pasa factura. Todo es como si nos auto retáramos por nuestros errores, cuándo son sólo eso, errores. Las sensaciones que sentimos es como que nos responsabilizan de lo que no está a nuestro alcance, como por ejemplo la sensación de que una persona que querés no te quiere, o peor, te quiso y ya no te quiere. Creo que lo peor que le puede pasar a una persona es el hecho de sentir que ya no recibe contención de alguien, ya sea un amigo, una pareja, una madre, un hermano. En ese momento se te cae el mundo a pedazos, llorás un río, porque como dice Magalí Tajes: "sabés que si el amor se va, no vuelve" y ahí nos enfrentamos al proceso de superación, y al hecho de volver a buscar contención en otro lado porque nunca la buscamos en nosotros mismos, nunca nos llegamos a querer lo suficiente como para no necesitar de nadie, siempre vivimos necesitando que otro nos quiera, nos acepte, nos acompañe, porque sino sentimos que nos falta algo, se siente más ese vacío que siempre internamente nos acompaña. 
Si nosotros aprendieramos a valorar nuestra propia compañía, entonces no necesitaríamos de nadie que nos quiera por nosotros. Somos seres completos, no necesitamos una media naranja sólo porque no sabemos y no aprendimos a estar solos. 
Cuando crecemos nadie nos enseña esto: ni la escuela, ni la familia ni la calle. Hay algunas personas que disimuladamente viven mendigando amor y eso es algo tan triste, tan triste como aceptar que vivimos en una pseudo sociedad llena de negligentes, personas vacías, personas que no son personas sino copias de estereotipos y, volviendo al tema, eso causa otro tipo de sensación, sensación de angustia...que ya no quiero volver a sentir.


Colaboración: @belen_bonino