domingo, 8 de diciembre de 2013

Nada por hacer

En lo que va de mi vida, mis cortos años, ya pasé un montón de cosas. 
Aprendí, crecí, sufrí, lloré, amé, sentí, volé, viajé, probé, fumé, tomé, dejé, evité, asumí, me fui, volví, mentí, admití, padecí, sonreí, abracé, besé...Si ya hice todo esto en poco tiempo, ¿qué me deparará el resto de mi vida?.
Aprendí a valorarme mucho más, a darme cuenta de que para que los demás me quieran, primero me tengo que querer a mí misma.
Crecí de la mano de una familia maravillosa, con peleas como todos, pero siempre contando con el apoyo de esos seres queridos con los que comparto lazos sanguíneos.
Sufrí un montón por pérdidas de gente que quiero y ya no está, por fracasos amorosos que cada día va aumentando su número, por el colegio que muchas veces generó disturbios con mis viejos.
Lloré. Lloré mucho. Lloré por amor, aún sabiendo que con lágrimas no iba a encontrar a mi media naranja. Lloré por mi cuerpo, dándome cuenta que no iba a bajar de peso por unas cuantas lágrimas de cocodrilo. Lloré por peleas con gente que amo, aún estando advertida que eso no iba a solucionar las cosas.
Amé y amo con locura. Amo el amor. Amo amar. Amo que me amen. Me falta nada más esa compañía y ese apoyo al cual depositarle todo mi amor.
Sentí que me equivoqué mucho (y así era), pero siempre pude encontrar el camino correcto gracias a la gente que me rodea y siempre está conmigo.
Volé de la mano de mis amigos, desligándome un poco de las ataduras de mis papás que ya me dejan un poco más en libertad.
Viajé, quizá no mucho, quizá sí, pero viajé y pude despejarme unos días de la rutina cansadora y costumbrista que me rodeaba.
Probé cosas que quizá no tenía que haber probado, solamente lo hice por duda e intriga de "qué se sentirá...".
Fumé cigarrillos a escondidas, fume fasos también ocultándome.
Tomé hasta emborracharme y llegar al punto de no recordar nada, teniendo al otro día una resaca que mataba y habiendo perdido mi dignidad en un mensaje sin respuesta.
Dejé de lado chicos que realmente me querían, solamente por ir detrás del que no sabía valorarme cuando, en realidad, la que no se valoraba a sí misma era yo.
Evité pelearme con mis amigas por miedo a quedarme sola. 
Asumí mis propios defectos. Asumí que el odio hacia mi cuerpo no iba a cambiar a menos que yo haga algo al respecto. Asumí que tengo unas miserias internas enormes. Asumí que tengo errores.
Me fui de mambo un montón de veces, creyéndome culpable de cosas que no eran.
Volví a mi primer amor. Volví a enamorarme de él. Volví a darle una oportunidad, siendo consciente de lo mal que iba a salir todo, pero sin querer admitirlo por miedo a fracasar una vez más.
Mentí muchísimo para poder hacer cosas que no se me permitían.
Admití que no soy el ombligo del mundo, que a la gente también le pasan cosas, que yo también puedo ser buena persona. 
Padecí bastante al decepción de gente que yo consideraba fiel, cuando los que realmente eran buenas personas eran los que siempre estuvieron al lado mío.
Sonreí también en momentos difíciles, porque soy de las que creen que la risa todo lo cura.
Abracé con amor, con sinceridad...y también abracé por necesidad.
Besé con amor. Besé sin amor. Besé por besar. Besé por pasión. Besé por amistad. Besé por intriga. Besé por duda. Besé por apuesta.
La chica que ven ahora no es la misma que se fue. Cambié mucho y siento que para mejor. Ya hice todo lo que podía hacer una adolescente, ahora me toca dejar que el viento me lleve hacia un nuevo camino, una nueva aventura y vivencias por descubrir. Total, ya hice todo, ya nada me puede pasar, porque hice todo lo que se te pueda ocurrir.


@Incredulas - 08/12/13

3 comentarios:

  1. Genial! Me parece q ya se de quien se trata la que escribio el blog. Las amo

    ResponderEliminar
  2. Me vino re bien este post! En el momento indicado. Está muy bueno, y me ayudó a abrir los ojos a un montón de cosas.

    ResponderEliminar