martes, 17 de diciembre de 2013

Cuando vos fuiste, yo ya fui y vine veinte veces

Podemos odiarlo, enojarnos, putearlo y pensar las peores cosas...pero un padre es una de las cosas más importantes que tenemos en nuestra vida. La opinión de nuestro viejo vive en nosotros, es la opinión más importante junto con la de mamá.
A veces nos cuesta confiar en papá, es algo bastante difícil porque no podemos hablar con la misma soltura que con mamá. Los padres son más celosos, más guarda bosques, más negados a enfrentar la realidad de que ya no somos unas nenas y que estamos creciendo. No entienden cómo su chiquita ya sale a bailar, cómo tiene novio, cómo tiene amigos varones...¿En qué momento dejó las muñecas? Si ayer estaba jugando con las Barbies todavía...
Un papá tiene de bueno que te da las armas y cojones suficientes para enfrentarte a cualquier cosa en la vida. Son valientes, y por eso nos enseñan a nosotras ser valientes.
Mi viejo me enseñó que lo que me mantiene viva no es ganar, sino pelear y luchar. Lo que pierdo es lo que no luché por conseguir.
Las mamás son más protectoras y cuidadosas, mientras que los papás te enseñan a enfrentarte a esos miedos que tenés. 
¿Viste cuando sos chica? ¿Quién te mete al mar? Papá...y te lleva hasta mar adentro y vos estás cagada en las patas porque viene una ola gigante. Eso es la enseñanza de la que les hablo. O cuando ves una cucaracha en tu casa que gritás y enseguida lo llamás a él y te dice que no seas maricona y que la mates, que no hace nada, que no es nada terrible.
Si hoy tengo coraje, es gracias a mi viejo.


@Incredulas - 17/12/13

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