Preparar este acontecimiento está lleno de adrenalina, nervios, emociones. Está la prueba del disfraz, los millones de carteles, la presentación, la entrada, la previa. Todo tiene su emoción, te juro que es único, y se pasa tan rápido...
Antes querés que salga todo al pie de la letra, y en el momento te olvidas de todo y dejás que fluya, y termina saliendo mejor de lo que esperabas. Todos terminan hablando de lo bien que la están pasando. Ver a todos bailando y felices no tiene precio.
Al otro día, la resaca te importa un carajo, la seguís pasando bien, y todos hablando de la fiesta, todos diciendo: "qué buena fiesta, la explotó", y sentís que hiciste algo bien, sentís que cumpliste y sabés que nunca la van a olvidar y que el recuerdo en vos siempre va a quedar.
El momento de compartir una fiesta de fin de curso, de fin de quinto, con todos tus compañeros e invitados favoritos es genial. Todo el colegio en Twitter y Facebook hablando de tu fiesta, de cómo van a ir, pensando qué se van a poner y con quién irán.
Van llegando de a poco y se ponen a mirar las cartulinas donde se escriben cosas zarpadas de cada uno de los protagonistas de la fiesta junto con una foto de su disfraz. La gente le saca fotos al famoso "chapebook" en donde quedan expuestos todos los muertos en el placard que pasaron por cada uno de los chicos de la fiesta, algunos multiplicados por dos y hasta por tres quizá.
La fiesta de egresados es una noche donde, si sos el protagonista, sabés que la vas a pasar genial y que nada la puede arruinar, total estás tan dado vuelta que no te va a importar nada.
Si ya la vivieron, saben a lo que me refiero y es un recuerdo único.
Si todavía no llegó, prepárenla con tiempo, ganas y esfuerzo así pasa a ser una noche especial para todos y cada uno de ustedes.
@Incredulas - 04/12/13
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