martes, 23 de junio de 2015

Perdidos en la niebla

Pasaron meses de la última vez que se hablaron, meses desde el día en que todo terminó, en que los dos decidían hacer su vida en otro lado, buscar otro camino, dejando que el destino decida si se volverían a encontrar o no...
Ese día, ella no estaba bien, tenía miles de cosas en la cabeza y una de ellas era él. ¿Cómo fue que pasó todo tan rápido? ¿Por qué nadie tiene una explicación de cómo terminó todo? ¿Por qué, si eran las personas más felices del mundo, terminó todo así? Esas eran dudas de ella, buscaba entender el por qué: por qué él no está más en su vida, por qué se fue así de golpe, por qué desde ese día no estuvieron ni hablaron nunca más. Era una duda tras otra...Estaba tan mambeada que no podía dormir, así que decidió poner un poco de música y hacerse un té, cuando le sonó el celular.
- Hola, ¿cómo andas? Tanto tiempo...¿no?.
Al leer esto, no sabía qué hacer, no sabía si contestarle o no. ¿Qué buscaba? ¿Por qué después de tanto tiempo le volvía a hablar como si nada? Optó simplemente por contestarle normal.
La conversación fue como siempre, ninguno de los dos sacaba el tema de su ruptura, aunque tampoco ninguno entendía qué pasó. Parecía que él, sólo con hablar con ella por WhatsApp, sabía qué le pasaba, sabía lo que sentía y que no estaba todo bien. Y sí, después de todo lo que pasaron juntos, no era tan difícil notar cuando al otro le pasaba algo. Sin decirle o preguntarle nada, la contenía. 
Ella sabía leer entre líneas cada palabra de él, lo que quería decir, a qué se refería y cómo quería ayudarla. Sin embargo, decidió omitir eso y seguir la conversación de manera normal. Hablaron dos o tres horas de sus vidas, la facultad, el trabajo, el deporte, la música, todo...Pero, en ningún momento hablaron del tema que le importaba a los dos: ¿Qué pasó?. Supongo que les daba miedo preguntar o saber qué sentía el otro, era mejor dejar todo así, total terminaron en buenos términos y sigue habiendo buena onda...Concluyó la conversación con ella diciéndole que se iba a dormir, muriéndose de ganas por quedarse, pero a la vez muerta de miedo. Él la despidió normal, pero también queriendo desesperadamente que no se vaya.
Y así siguieron, cada uno por su lado. No sabemos si esta historia sigue, no sabemos si volverán a verse o hablar. Lo único que sabemos es que los dos se mueren de ganas de arreglar las cosas, pero por miedo no lo hacen. Prefieren vivir con el miedo de hablar con el otro, a vivir con el vacío y el dolor de perderse para siempre.


@Incredulas - 23/06/15

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