jueves, 4 de junio de 2015

El hombre perverso

No. No te estoy mirando. 
No. No te estoy provocando. 
No. No pongo los labios así, los tengo así. 
No. No me corrí la remera, se me cayó un costado y sí, eso es la tira de un corpiño y no, no es para llamar tu atención.
Tapate, nena. 
Cubrite. 
No salgas así. 
No te pongas una remera muy "provocativa". 
No fijes la mirada en un hombre. 
No te pongas esa pollera. Está muy arriba. 
Se te ve la panza.
Si salís así te puede pasar algo.
Después se quejan cuando les pasa algo.
Después no digan nada si le gritan o les tocan el culo.
No volver de noche. 
No usar minifalda. 
No usar remera escotada. 
No maquillarse mucho. 
No mostrar tanto las piernas. 
No vestirse muy de "puta". 
No mostrar la panza. 
Camino en la calle, escucho tus guarangadas.
Camino en la calle esquivando tu mirada, y atrás mío ya están tus ojos perversos clavados en mi espalda.
Salgo a la calle y me banco tus gritos desde el auto.
Salgo a la calle y me banco tus bocinazos y risas.
Salgo a bailar y tengo que estar atenta a que no quieras manotearme el culo.
Salgo a bailar con la incertidumbre de si voy a volver o no.
Salgo de estudiar y ni un uniforme ni la ropa que más me tapa evitan tus palabras necesitadas, expectantes a satisfacer el más profundo hambre perverso, por denotar tu machismo incontrolable y asqueroso.
Soy mujer. Vivo, como, duermo, me baño, salto, bailo, actúo, pinto, canto, cocino, me divierto, ejercito, salgo, camino, corro, me río, lloro, me enojo, tengo sexo, grito. Vivo.
Al hombre se le escapa una risa después de gritarte en la calle. Se cagan de risa en grupo si el culo que tenés les llama la atención. "El hombre" no mide, no respeta, no piensa. No cualquier hombre, no todos los hombres..."El hombre" encierra a todos esos que se esconden con la cara más normal, y la actitud más simpática, el hombre perverso, enfermo, se esconde y se pierde entre todos nosotros.
Estoy cansada de escuchar que progresamos como sociedad, porque todo lo anteriormente mencionado no me pasó sólo a mí, le pasó a cada mujer que camina por la calle. Nos pasa todos los días. El abuso verbal y físico, la violencia verbal y física se apropia de tantos canallas incontables. Entonces no me hables de progreso.
Yo no lucho contra una institución, un grupo o un partido. Lucho por el respeto que cada mujer merece, por cada golpe que no debería haberse concretado, por cada insulto denigrante, porque cada hombre (el pendejo de doce, el facherito de dieciocho, el que estudia de veinte, el soltero de veintisiete, el tipo de treinta, el papá de cuarenta, el viejo de mierda de sesenta) se trague sus palabras. Lucho porque soy mujer, y cada mujer tiene la virtud de ser luchadora y fuerte. Protesto contra el sorete que abusa de una mina. Protesto contra el forro que te grita descaradamente en la calle. Protesto por esa igualdad que tantas veces fue mencionada y nunca fue llevada a cabo. 
Protesto por mí, por mi vieja, por mi prima, mi tía, por vos, tu mamá, tu tía, tu hermana. Grito como una desquiciada lo harta que estoy de tener que seguir bancando el abuso y la violencia hacia las mujeres.
No. No exagero. Esto se tiene que bancar una mujer todos los días.


@Incredulas - 04/06/15

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