viernes, 19 de junio de 2015

El chico de los ojos tristes

Colectivo 7 ramal Retiro-Medina. 13:45 horas. Hoy.
Venía muy tranquila con mis auriculares puestos escuchando Soda Stéreo. En medio de un intento de videoclip imaginario, miré por la ventana y me creí un poco ser Gustavo Cerati durante cinco segundos, mientras sonaba de fondo "Prófugos".
"Somos cómplices los dos...Al menos sé que huyo porque amo", y me di cuenta que estas palabras las dejé salir levemente, por lo que el joven sentado a mi lado sonrió un poco. Continué escuchando la canción atentamente, y el colectivo llegó a Avenida La Plata y Directorio. Puerta del Colegio Calasanz, uno de los más caros de la zona. Cientos de chicos salían rápidamente de la institución, al encuentro con sus padres o con demás amigos para irse caminando juntos en esta tarde fría de julio. Sabían que en sus casas los esperaba una sopa bien caliente hecha por mamá, y después una siesta de alrededor de tres o cuatro horas.
La canción de Soda estaba llegando a su fin, pero no aguardé a terminarla, ya que hubo una situación un tanto desagradable que me tocó presenciar.
Se subieron dos chicas de alrededor de catorce años, con el uniforme (medias azules, pollera tableada, camisa, sweater también azul y una campera impermeable). Ambas tenían el pelo atado en una colita, y se la acomodaban a cada rato. Entre ellas cuchicheaban, se reían y observaban quién de su escuela subía al colectivo. Noté que una de las dos se sonrojó cuando subieron tres chicos. ¿Cuál le gustará locamente? ¿El rubio de ojos verdes con aparatos? ¿El de la sonrisa hermosa, bien morocho y alto? ¿O le gustará el más flaquito de los tres, con unas pestañas hermosas que lanzaban una mirada penetrante? De lo que yo me di cuenta enseguida, era que a esta chica no le gustaba el cuarto chico que subió, el último. Tenía ojos tristes, y también algo cansados. Era algo rellenito, pero aún así tenía unas facciones muy lindas en su rostro. Era un chico bonito, al igual que los otros tres, quienes se ubicaron casi al final del colectivo, y el cuarto se quedó parado agarrado de uno de los bordes cerca de la puerta de atrás. Todos tenían alrededor de catorce años, mientras que el chico de los ojos tristes tenía doce o quizás trece.
Inmediatamente me di cuenta que, sin quererlo, le había puesto pausa a mi reproductor de música. Atenta, me puse a ver lo que estaba pasando en el colectivo.
Por un lado estaban las dos chicas que hablaban en voz baja, diciéndose cosas y mirando de reojo a los tres chicos de atrás quienes hablaban entre ellos sobre la sanción que habían recibido ese día por hacer lío en clase. "Esa profesora es una pelotuda", dijo uno. "Sí, alta forra", respondió otro. Enseguida pensé que vendría una catarata de insultos a la maestra, pero cambiaron rápidamente de tema y se pusieron a hablar de su curso en general, con malas palabras comunes, nada agresivos. El chico de los ojos tristes sacó de su bolsillo un celular alto viejo, de esos que venían con tapita y tenían sonidos polifónicos, ¿los recuerdan? Bueno, empezó a sonar, por lo que atendió. De repente, los tres chicos del fondo se transformaron, empezaron a reírse del celular del chico de los ojos tristes. Lo imitaban hablando por teléfono de una manera dolorosa, incluso me molestaba a mí su actitud. El chico de los ojos tristes hablaba cada vez más bajito para no recibir las burlas, pero los chicos del fondo continuaban y, por supuesto, la enamorada junto con su amiga le festejaban los chistes. Seguramente los chicos del fondo eran los más capos del colegio, los que la tenían recontra clara y nadie les decía nada, porque ellos tenían la posta de todo...
Mientras el chico de los ojos tristes hablaba, uno de los tres del fondo se levantó, tocó timbre y se volvió a sentar. El colectivero paró y abrió la puerta, pensando que quien se bajaba era el chico de los ojos tristes, ya que estaba parado al lado de la puerta. El muchachito le hizo gesto de que no iba a bajar, y el colectivero le dijo: "¿Y para qué tocás timbre, hermano?". El chico de los ojos tristes no respondió, y se corrió aún más de la puerta, observando al trío del fondo riéndose de él constantemente. Las burlas no cesaban, pero nadie en el colectivo hacía nada.
Las dos chicas bajaron, y el trío se transformó en un dúo. Cuando se iba a bajar el anteúltimo, antes de hacerlo le pateó la mochila al chico de los ojos tristes y bajó rápidamente, dirigiéndose a su casa.
Finalmente, el trío se convirtió en una pelea de uno contra uno. El chico de los ojos tristes continuaba ignorando, mirando por la ventana. Incluso en un momento me observó a mí, y yo lo miré dedicándole una de mis más gratas sonrisas, de las que me gusta ofrecer. El chico me sonrió también, y pensé si quizá esa era la primer sonrisa en mucho tiempo...
El joven del trío que había quedado, ya no tenía tanto poder sin sus secuaces. Se quedó callado, sentado, esperando llegar a destino cuanto antes, porque notó mi mirada fulminante, y notó también que sin sus amigos no era tan poderoso ni tan macho como creía.
El chico de los ojos tristes tocó timbre. Al bajarse, el colectivo seguía parado a causa de un semáforo en rojo. Lo vi alejarse, y en la esquina de no sé qué calles, estaba su mamá esperándolo. Le dio un abrazo fuerte, le había llevado también otra campera por el frío que hacía y se dirigieron ambos a su casa para almorzar juntos como todos los días.
En ese momento, cuando el colectivo arrancó por la luz verde, sentí bronca. Bronca y dolor. Bronca porque seguramente yo habré herido así a algún compañero en la secundaria. Bronca por no poder defender al chico de los ojos tristes. Bronca por tener que ver un chico con ojos tristes. Bronca porque los más forros, son los que más capos son para la sociedad de su misma edad, cuando en realidad no son más que unos pelotudos púberes, que se creen que por burlar al otro les crece más el pito. Y después las dos chicas, que seguramente en sus casas se jactan de no faltar el respeto y ser unas señoritas, pero bien que se reían del chico del ojos tristes. Nadie es ejemplo de nada en este mundo. ¿Cuál es el problema si a ese joven lo va a buscar su mamá a la parada con una campera por el frío? ¡Cómo me gustaría que mi vieja no laburara todo el día así me puede ir a recibir y comer juntas todos los mediodías! ¿Cuál es el drama si aquel chico no tiene el celular último modelo? ¿Eso lo hace mejor o peor persona? Que vaya a colegio privado no quiere decir que sea millonario o tenga plata...Uno no sabe el esfuerzo que los padres hacen en la casa para pagarle el colegio, y quizá por eso no le pueden dar un celular mejor. Pero yo sé que el chico de los ojos tristes va a ser mucho más feliz y capaz de amar que ese trío de hienas al acecho que solamente saben atacar y delirar a los que consideran ser los más débiles.
Y quiero decirte a vos, chico de los ojos tristes, que nunca te dejes vencer, que no tengas miedo a plantarte y hacerte respetar, porque estoy segura que les podés dar una lección de vida a esos pendejos que no saben otra cosa que atormentarte las mañanas en el colegio. Espero cruzarte otro día en el colectivo a esa misma hora, el mismo día, con la misma temperatura y la misma sonrisa que me devolviste, pero esta vez con los ojos felices.


@Incredulas - 19/06/15

4 comentarios:

  1. Excelente. Es algo que pasa mucho ultimamente, ojala todas las que leamos esto nos demos cuenta que si nos callamos tambien somos parte de la agresion, y que si sos amiga de ese gil que molesta puedas frenarlo desde tu lado, que se de cuenta que eso no lo hace mejor persona y que no va a ser mas querido si molesta a alguien porque si.
    Por mas sonrisas felices y menos ojos tristes!

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  2. Eso que relatas ahora pasa en todos los colegios, que lindo que es que lo digas y tambien que se den cuenta que haciendo mierda a otro no levantas mas, al contrario quedas como un RE pelotudo. Que lindo lo que escribiste. Yo voy a ese colegio y quizá por eso la historia del chico me llego mas. Y siempre que se vean cosas asi y están en el lugar de esas chicas lo que hay que hacer es frenar a estos pelotuditos porque ellos si estuvieran en el lugar del chico con ojos tristes no se harían tanto los vivos y los machitos. Estos "vivos" ya se daran cuenta en el futuro que lo que hicieron estuvo mal y ojala el chico tenga el valor de defenderse.

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  3. Me encantan los post que relatan hechos que presencian ustedes mismas en la vida cotidiana. Y mas cuando te dejan ver y reflexionar sobre estos hechos que ignoramos y por los que tendriamos que preocuparnos más. Genias!

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  4. Describiste todo tan bien que me llegó muy fuerte. Es real todo eso. De mi se han reído infinitas veces, y a uno no le queda otra que "ignorar". Y lo pongo entre comillas porque: sabes que ellos son unos pelotudos, sabes que sos mejor que ellos, pero por mucho que lo intentes... cada risa retumba en nuestros oídos. Y no te creas que ese chico llego a casa y fue feliz. Lo más probable es que hasta haya llorado, porque esta es una realidad triste. Porque a los "vivos" les contestas, y se ríen más. Y se creen graciosos por hacer lo que hacen. Y no saben amar, no saben sentir las cosas, no saben interpretar lo que sucede a su alrededor. Y eso es mucho más triste, el hecho de que crean que se llevan el mundo por delante, cuando lo que se estan llevando por delante es su propia vida.

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