La vida pasa, las experiencias nos marcan y los caminos comienzan a tener autonomía propia. Y sé que debo mirar para otro lado.
Soy consciente del peso que tengo, el peso que produzco, la mochila que ya no quiero ser ni tener. No quiero ser más un armario, quiero ser un recuerdo, una foto, una instantánea a la adrenalina y a lo bonito que es conocerse a uno mismo. Quiero que te quedes tranquila, yo interior. Quiero percibir menos. Quiero aspirar a futuro, seguir adelante, superarme, superarlo, superarnos. Prometo que el día que conozca unos brazos más fuertes, unos ojos más brillosos, una boca menos tímida, un pasado que me incite a conocerlo y una persona así de desprejuiciada, ¡volaré! ¡Volaré y en mi vuelo seré eterna! ¡Y cada ventarrón producido en mi ruta de viaje te agradecerá humildemente! ¡Seré un ave de paso que tardó en irse pero que finalmente se fue! Volaré. Y habré transmitido un mensaje. Y habremos crecido juntos. Y habremos compartido secretos. Y habremos hecho todo lo que teníamos que hacer, porque era el momento justo, porque el corazón nos lo pidió, porque nos tocó ser personajes y protagonistas de momentos imborrables. Pero mientras tanto...
Mientras tanto, los lugares comunes. Los comentarios repetidos. Las historias archisabidas, (tu risa, mi risa, tu llanto, mi llanto), lo de siempre. Y puteo a cosas abstractas.
Te odio, rutina.
Me cae mal, señorita subjetividad.
¿Dónde estás, fantasía? Me dijiste que ibas a llegar temprano.
Pará, egoísta, no me rompas las pelotas. Dejame acá sentada, tranquila. Convidame un pucho y callate la boca, no te quiero escuchar por un largo rato. ¿No ves mi esfuerzo sobrehumano? ¿No ves que el deseo me está mirando con sus ojos lastimosos, me está reclamando y pretende seducirme intentando que mande al carajo todo? ¿No ves mi fuerza de voluntad, egoísta? ¿No ves que estoy haciendo todo lo posible para no cavar mi propio pozo, mi propia tumba? No me quiero morir en vida todavía. Ya morí unas veces y es un sentimiento horrible.
¡Ay! ¡Miré el cielo justo a tiempo! Miré el cielo justo a tiempo, ¡ay, ay, ay! Y sobrevoló tu perfume, otra vez. Y me derretí, otra vez. Y estando en estado líquido me vi obligada otra vez a tener que endurecerme un poco, para no perderme en el rocío, para recordarme viva. Insoportablemente viva.
@Incredulas - 10/01/14
Raro pero hermoso
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