sábado, 24 de enero de 2015

Estado

Es completamente inadmisible permitir que un ciudadano de la República Argentina, y con más razón, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, diga que esta semana fue como cualquier otra. Nadie lo vivió de esa manera. O por lo menos, nadie debería sentirse ajeno al hecho que todos tuvimos la desgracia de presenciar. Una vez más, hablamos de una muerte. Encima, sospechosísima. Pero, claro, los que tendrían que encargarse de que cosas como estas no ocurran nunca más en la Argentina, están demasiado ocupados llenándose los bolsillos ilícitamente. Peces gordos que hoy pertenecen al parlamento. Al Estado. Al lugar donde se depositan los impuestos y tantos otros montos de dinero que se recaudan a costillas del labor de todos los trabajadores a lo largo y a lo ancho del país. Ese tipo de gente, que es la que supuestamente debería cuidar a sus ciudadanos, pareciera que hace el mayor empeño en desprotegernos y (hasta me permitiría la palabra) perjudicarnos. Por supuesto que yo no soy laburante, por ser menor de edad y por estar en el colegio secundario hasta el momento. Pero creo que tengo todo el derecho de hacer una crítica sobre lo que el acontecimiento de hoy me generó, ¿no le parece, señor? ¿Y sabe por qué? Justamente, por ser hija de padres laburantes y por el independiente hecho de pertenecer a esta sociedad. A este país. O a este pozo de Latinoamérica lleno de corruptos. Como a usted le guste llamarle. Claro que las imperfecciones no existieron solamente hoy, sino que desde hace años nos encontramos frente a esta situación; sólo que, las personas que debieron hacerse cargo en su momento, simplemente decidieron mirar para otro lado. 
¿Cómo es posible, entonces, que hoy se hable de reguladoras ferroviarias privadas, cuando el Estado se dedicó exclusivamente a desacatar el reglamento existente sobre las condiciones en que debían encontrarse las unidades férreas? Sí, a primera vista, se hace dificultoso entender. Pero para pasarlo en limpio, sería así: el Estado se molestó en comprar infraestructura más "económica" en vez de seguir las pautas establecidas en dicho reglamento, que indican que las unidades de trenes deben estar hechas de un material resistente a cualquier tipo de coalición en caso de accidente. ¿Qué prefirieron hacer? Ahorrarse ese dinero, o quién sabe, suscribir como que fue invertido, cuando en realidad fue a parar a sus bolsillos de manera ilegal. ¿O nadie se acuerda de la masacre que sucedió hace unos años en la estación de Flores? En ese entonces, la cifra arrojó una cantidad de veinte fallecidos. Finalmente nos tocó hablar de cuarenta y nueve (sin aclarar las personas heridas que superaron los quinientos)
 ¿Hasta cuándo vamos a seguir esperando para remendar las cosas de una vez? Es imposible hablar de seguridad, cuando los mismos sujetos que deben hacerse cargo de la misma, la violan indiscriminadamente
¿Es aceptable que un padre desesperado tenga que recorrer al menos veinticinco hospitales en toda la Capital para poder encontrar a su hija después de 14 horas del hecho?. Pareciera que no aprendemos más, que las desgracias que sucedieron en el pasado, no nos sirven para escarmentar y hacer que esto no pase de nuevo. Los ciento noventa y cuatro pibes no nos sirvieron. La tragedia de Flores, al parecer, tampoco. ¿Y la de Once? Ojalá que esto ya no siga pasando...


@Incredulas - 24/01/15

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