jueves, 6 de julio de 2017

Lo que soñé

Hoy soñé con vos, como tantas otras veces pasadas. Soñé que nos volvíamos a ver, que me abrazabas y me levantabas en el aire, aunque mi cabeza ya estaba entre las nubes. Tus brazos cálidos y familiares a mi alrededor no me dejaron dudar: eras real, eras mío y me extrañabas tanto como yo a vos. 
Las personas a nuestro alrededor nos observaban, los conocidos de siempre se sonreían porque saben la historia que hay entre nosotros, los sentimientos que tuve y tengo por vos y que no puedo negar cada vez que te aparecés así. Sus sonrisas por primera vez no me parecieron de burla, eran sinceras, alegres de ver el reencuentro de dos amigos y amantes imposibles. 
Finalmente me bajabas al suelo, pero sin dejar caer tus brazos de mi cintura me mantenías cerca de vos, de tu cuerpo, un cuerpo al que no le temo y en el cual confío.
Hablábamos horas y horas, y yo no podía creer que te estaba viendo después de dos meses. Vos no podías creer lo mucho que había cambiado. La charla se terminó y se hizo el silencio, ese silencio que tanto esperé tener con vos: el silencio de los amantes, el silencio previo al primer beso. Me miraste, te miré, nuestros labios ya estaban rozándose, así que lo único que tuvimos que hacer fue cerrar los ojos. 
Esos besos fueron lo más real que alguna vez sentí. Cada parte de mi cuerpo y del tuyo bailaban al compás, un compás único, nuestro. Tus labios temblaban y los míos también, de miedo, de duda, de alegría, de excitación. Hasta que se hicieron conocidos y todo desapareció: la duda, el miedo, la gente a nuestro alrededor se evaporó como si jamás hubiesen existido. 
Los besos continuaron y la lujuria fue aumentando, a nuestro alrededor todo era silencio y calma. Fue allí donde dudé. Dudé de que fuera real, dudé de que seas vos, dudé de que me estuviera sucediendo a mí. Mi vida jamás fue un cuento de hadas, vos lo sabés, y por eso dudé. 
Ahí fue donde desperté. No fue más que un sueño, otro puto sueño con vos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario