Y mirá, no es tan difícil: basta con presentarte en el trabajo de tu pareja o tu amigo cuando no lo espere, simplemente pasar a saludar sin avisar...O quizás esperarlo en la puerta de su facultad cuando sale. Es ir a comprar algunos ingredientes y decirle a tu madre que hoy cocinás vos. Es decirle a tu hermano que hoy te quedás a jugar con él. Es enviarle una carta a alguna amiga que hace tiempo que no ves. Es dejarle una nota de "que tengas un buen día" a tu papá. Es llamar a tu amiga, decirle que se vista bien linda, que van a ir a algún lado a divertirse. Es decirle a tu pareja que tenés mucho para hacer y que no se pueden ver, pero esperarlo con algo lindo en tu casa. Es abrir el libro que está leyendo él por la página marcada y ponerle un cartelito con un "te amo" escrito. Obviamente, son las fiestas de cumpleaños sorpresa, que esas se siguen haciendo. Es llevarle un ramo de rosas a tu abuela o jugar con tu abuelo al ajedrez.
Y así podría decir mil situaciones más que pueden sorprender a nuestros seres queridos. Creo que no cuesta mucho y todos somos capaces de hacer sorpresas, tengamos o no imaginación. Y también creo que a todos nos gusta sacarle una sonrisa a nuestros seres queridos...¡Entonces hagámoslo! Seamos más atentos, seamos más detallistas, demostremos más, sorprendamos más.
Hay que anteponer las sopresas a las promesas. Las sorpresas son mucho más eficientes.
@Incredulas - 17/10/15
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