El innombrable

¿Nunca te pasó de querer mucho a una persona que te hacía mal y que con sólo mirarte ya podía hacerte la persona más feliz e infeliz del mundo? Todavía me quedan cicatrices de este hombre innombrable, cicatrices que demuestran cuánto me importaba, cuánto lo buscaba y él no hacía nada por mí. Yo era feliz si lo miraba caminar entre la gente, porque la gente desaparecía. Él podía controlar mi humor como si nada...y ni siquiera lo sabía.
No precisamente tiene que ser un ex, puede ser un amigo o conocido, alguien con la capacidad de hacernos mierda pero hacerse querer. Su ideología por más estúpida que fuera te encantaba, sus gustos te podían llegar a gustar a vos por el simple hecho de que a esa persona también le gustaba y nos maravillaba con sus fundamentos de por qué le gustaban esas cosas.
Nombrar a esa persona es malo, da miedo, te estremece todo el cuerpo y te tiemblan las manos de sólo recordarlo. Te agarra miedo a que pueda aparecer en frente nuestro y tenernos en sus manos, miedo a que salga desde lo más profundo de vos, ese lugar donde guardaste sus recuerdos, donde quisiste olvidarlo. Su nombre es nuestra debilidad, sus hábitos y las cosas que le gustan también, los lugares que frecuentaba o el lugar donde lo conociste. Todo empieza a recordarnos a esa persona...
Es parte de la vida vivir este tipo de cosas: sufrir un poco para salir adelante y no estancarnos con lo malo. Ahora lo puedo decir tranquila porque el innombrable hoy es sólo un recuerdo, hoy no es mi debilidad y no tiene poder sobre mí. No sé cómo mierda hice para sacarlo de mi cabeza, sé que fue duro y me costó, por momentos creí que había podido con él pero volvía a caer.
Recuerdo que había días en los que tendría que haber llorado porque sufría pero aún así no lo hacía, insistía con la idea de un "vos y yo" que nunca existió.
No sé ni cómo terminar esta entrada, es como revolver un poco en el pasado y no está bueno, mejor me voy antes de que me vuelva a enganchar.

@Incredulas - 24/10/15