viernes, 9 de octubre de 2015

Esperar un mundo mejor

Me cansé de la apatía y de la inercia proliferada, de andar caminando ciegos y pesados, ausentes, apagados.
Me cansé de la imagen superficial, siempre igual, multiplicada, hostil, vulgar a la sensatez, que aparece en figuritas repetidas, ajenas al cuerpo y a las necesidades que éste exclama a gritos.
Me cansé de la realidad del noticiero y de la indignación digital.
Me cansé de que me cuenten la historia, que no es más que una percepción dibujada. Me cansé de que esa historia empiece cuando tengan ganas de contármela.
Me cansé de la desesperanza y la resignación, del "no queda otra", del discurso desganado, del consentimiento pasivo y repetitivo, de pasarme años sentada leyendo cosas que no me interesan, de que moldeen mi pensamiento como un cuadrado, escuchando palabras que no me tocan, dichas por alguien que me mira como un número, que no sabe de dónde vengo ni lo que me pasa.
Me cansé de que ser "alguien" sea un título que me etiquete como una ficha más, como una pieza de este juego, como algo que no soy.
Me cansé de las caras tristes y de las miradas vacías.
Me cansé de vivir en base a las miradas ajenas que señalan.
Me cansé de que la plata sea el dios que reduce muchas vidas a sobrevivir, y poder vivir recién en su jubilación, cuando los años en su máximo potencial ya pasaron.
Me cansé del sexo frío como religión.
Me cansé de las planificaciones a largo plazo, de los seguros de vida.
Me cansé de respirar alquitrán, de alimentarme de mierda y así, alimentar a que siga creciendo. Me cansé de regar la abundancia transgénica que mata.
Me cansé de que el remedio mate más que la enfermedad.
Me cansé del discurso armado que profesa la paz con armas en las manos.
Me cansé de la indiferencia.
Me cansé, pero sigo acá porque todavía creo, creo en cada creencia, y creo en el movimiento. Creo en cada sonrisa desencontrada que se encuentra con miradas desconocidas, rebosante de empatía. Y porque creo y siento en la originalidad, en la fidelidad a nuestro ser, a lo que llevamos adentro, despojándonos de caretas. Porque quiero que salgamos a la calle sin miedo, sin cruzarnos de vereda. Porque quiero nutrirme de historias de alguien que no conozco cinco minutos en algún colectivo. Porque quiero que la historia más preciada sea la de los tesoros de la vida, esos que no están ocultos, esos que se ven cuando miramos al cielo, y nos vemos como polvo de estrellas. Quiero conocer las historias que no nos cuentanPorque creo en cada revolución. Creo en aquellos que aman lo que hacen y lo hacen con amor, y así lo transmiten, y contagian, y sueñan, y se arriesgan por sus ideas. Creo en los lápices como misiles, en los libros como un disparo de futuro. 
Creo y quiero la construcción de un mundo mejor.
Quiero amar sin ataduras y sin figuras impuestas, sin pretextos ni prejuicios, sin cantidades, porque creo más en la importancia de la intensidad.
Quiero que cada segundo de esta vida sea vivido haciéndole el amor, agradeciendo un nuevo día.
Quiero abrir los brazos y extenderlos, expandirme hasta que el aire que entre sea puro, y mi respiración se sincronice conmigo, y así se vayan los pesares.
Quiero plantar mi semilla, germinar, ensuciarme, enraizarme a la tierra y alimentar mi soberanía, mi decisión.
Porque creo que la cura está en nuestra naturaleza, y creo en las carcajadas que anestesian el dolor.
Porque creo en los que en vez de prometer, hacen.
Porque creo que cuando las miradas se encuentran con firmeza, ajenas a las opiniones, desnudando el alma, nos sincronizamos y compartimos un mismo camino.
Porque quiero una bandera con mil matices diferentes y no tantas separadas manchadas con sangre.
Y porque creo más en esto que escribo al final, porque creo que todo lo que quiero es posible, y porque yo sé que algún día la utopía va a volverse palpable y alcanzable.


@Incredulas - 09/10/15

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