jueves, 9 de julio de 2015

Independencia

La vida y los años van pasando y nosotros vamos haciéndonos grandes: aprendemos de nuestros errores, vivimos como queremos (o como podemos), aplicamos y ponemos en práctica valores y costumbres que tenemos de toda la vida, esos que nos deja nuestra familia cuando somos más chicos. Así vamos, con cosas buenas, malas, sentimientos encontrados, felices, tristes, enojados, alegres, de buen humor, de mal humor, en contra del mundo, a favor del mundo, etcétera. 
Vamos creciendo y vamos cambiando. Nos empezamos a hacer grandes y aprendemos a separar las cosas. Terminamos la secundaria, la etapa más dura de todas, plena adolescencia, primeros amores, una momento muy complicado, pero que cuando la terminás, la extrañás. Es hora de irnos a estudiar, para las personas de provincias como la mía, nos cuesta mucho el tema de irnos a vivir a otro lado, ¡es todo un desafío!.
Irnos a vivir solas a una ciudad tan grande como es Córdoba, San Luis, Rosario o Buenos Aires, entre otras, es un desafío que da miedo, realmente asusta. Nueva casa, nuevas obligaciones, nuevos amigos, empezar a cocinarnos nosotras todos los días, ir a pagar las cuentas, ir al supermercado...Son miles de responsabilidades. Tenemos que demostrar en nuestra casa que nosotras podemos cuidarnos solas, que nosotras podemos hacernos cargo de todo un departamento pero, sobre todo, demostramos que podemos ser libres.
Vivir solas es dejar de depender de nuestros papas para todos, vivir solas es sinónimo de independencia, es tener nuestra libertad, libertad de decidir, libertad de salir, de estudiar. ¡Libertad, libertad, libertad! Pero ojo, hay que saber administrar bien esa libertad y llevarla con mucha responsabilidad, acuerdénse que siempre los extremos son malos...


@Incredulas - 09/07/15

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