lunes, 15 de julio de 2013

Despertá

Es tan fácil hablar. No nos cuesta nada proyectar e imaginar, y más ahora, cuando el mundo es enteramente nuestro. Olvidamos por completo las distancias que hay que cruzar, ¿qué tan largas pueden ser? Y sin embargo, no hago nada para atravesarlas.
¿Dónde estoy? ¿Qué me pasa? ¿Qué carajo quiero? ¿Por qué no me muevo apenitas? Tengo que bajar un poquito de aquella nube en la que estoy acostada. Así no me puedo escuchar. El sol me tapa la vista, no me puedo ver. Tengo que gritar para escucharme, y así no se puede...No, no me estoy escuchando y voy a tener que gritarme. Escucharme. Escucharme a mí misma como sabía hacerlo. Me conformo tan rápido que me hace mal
Estoy distraída. Estoy más distraída que nunca. Me desconozco. Ya casi ni me conozco.
¿Hace cuánto que no beso? Pero un beso bien, con sentimiento, no respondiendo a impulsos que no son verdaderamente míos, provocados por alcohol u otros factores. ¿Hace cuánto no siento el escalofrío de un nuevo descubrimiento?.
Me estoy yendo...
No me importa mucho lo que estoy diciendo, ¿no?. Já. Y bueno, ya sabré cómo solucionarme. 
Después no puedo decir que no me lo advertí a mí misma.
El mundo no es mío, yo lo hago mío al mundo. Pero tengo que hacer algo. Estoy pelotuda.
Tengo que hablar menos y hacer más.


@Incredulas - 15/07/13 

No hay comentarios:

Publicar un comentario