lunes, 28 de septiembre de 2015

Tecnología del amor

Si te encontrás recientemente separada, este post es ideal para vos. 
Cuando uno se separa, adquiere una serie de acciones que son:
- Llorar como boluda por cualquier cosa que te recuerde a él porque te invade la tristeza.
- Te refugiás en tu casa, paseás en pijama todo el día (generalmente el pijama es alguna prenda olvidada del masculino en cuestión).
- La primera semana se te cierra el estómago, pero sólo la primera semana.
- En la segunda semana, tu ansiedad es mayor a las ganas de estar con el pelotudo que te dejó y empezás a comer todo lo que tenés a tu alcance, mientras mirás todos sus movimientos por Facebook o Twitter, revisándole la última conexión en WhatsApp, esperando leer algún estado que te de un indicio de que te extraña, pero no, sólo te encontrás con fotos de asados o partidos con amigos, del pibe en el boliche, en la casa de su amiga. Sí, esa amiga que nunca te fumaste.
Tu depresión es enorme, hasta que cae esa amiga que nunca parece estar triste y te hace ver lo patética que estás y te dice la típica frase: "Ay, boluda, mirate. Así no va a volver. Andá a arreglarte, ¡lo peor que podés hacer es demostrarle que estás mal!", entonces ahí es cuando una empieza a hacer cosas que no debe:
- Hacés mierda la tarjeta de tus viejos.
- Te empilchás con ropa nueva.
- Salís de joda, te ponés en pedo y volvés a hacer las cosas mal mandándole un mensaje borracha a las cuatro de la mañana diciéndole que lo extrañás, y todo mal escrito.
Es ahí cuando te das cuenta que te tomaste todo para olvidarlo, pero ahora lo ves doble. Te levantás al otro día con resaca y lo primero que hacés es escribirle nuevamente tratando de explicar tu impulsivo acto de ebria y el pibe te clava un “visto a las 18:00 horas", entonces en ese momento empezás a maquinearte sola y a pensar que si lo leyó a esa hora es porque seguro salió y se levantó a alguna mina y recién ahora está solo.
Llamás a tu amiga, le contás todo una vez más y le decís que esta vez se terminó, que nunca más vas a responderle un mensaje, que vas a borrarlo de todos lados. Hasta que te suena el teléfono y es él.
Cortás el teléfono con tu amiga y a él lo atendés como si no hubieras dicho nada. Con voz de superada le decís: "Hola, perdón por el mensaje de anoche". Charla va, charla viene te invita a su casa para hablar mejor y vas como una pelotuda. Ya está, otra vez estuviste con tu ex.
Recaer con un ex no implica volver. Al contrario, sólo te demuestra lo débil que podés ser.
De golpe, seguís haciendo pavadas, pero creyendo que lo superaste. Ahora empezás a ir a caminar, andar en bici, correr, salir a bailar...Y te cruzás con ese conocido que tan mal te caía y, como por arte de magia, empezás a tener buena onda. Salís con otro y...seguiste stalkeando a tu ex. No publicó nada sobre vos, ni de extrañarte ni nada, cosa que para este entonces vos tenes seiscientos estados deprimentes, temas de Reik para cortarse las venas.
Tu depresión supera todo medio virtual, ya no te divierte ver al otro goma que te rompió el corazón en Facebook ni chatear con tu viejo banco de suplentes. Instagram te aburre y Twitter siempre es lo mismo.
Resumiendo: Twitter hace que cualquier boludo haga al menos un tweet pelotudo al día, sólo para sentirse un twittero. Facebook te hace sentir que sos Roberto Carlos y tenes un millón de amigos. Instagram te hace sentir un fotógrafo profesional. Y Tinder hace que tengas un banco de suplentes más grande que el del Barcelona.
¿Y todo por qué? Por culpa de tu ex. Chau.


@Incredulas - 28/09/15

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