viernes, 18 de septiembre de 2015

Plenitud

Muchas veces me puse a pensar en cómo hacer para alcanzar la plena felicidad...Esa mágica palabra que todos escuchamos, pero sólo pocos podemos experimentar. Para algunos, la felicidad es pasajera. Para otros, permanente. Para algunos, directamente imposible.
Durante mucho tiempo, mi cabeza cuestionó la existencia de tal plenitudAnalicé minuciosamente mi vida, cada etapa que transité, cada experiencia, cada detalle importante para mí, y llegué a la conclusión de que soy una mujer feliz.
Cuando quise ser del todo feliz, cuando finalmente me convencí de que tengo todas las de ganar, recién ahí me animé a sonreír a diario, ¡sin vergüenza!. Comencé ver el dolor como una enseñanza, dejé mis miedos y me animé...Me animé a querer sin culpa, a expresar mis sentimientos y a escuchar. Aprendí a ver las críticas y mis errores como un aprendizaje. Me permití cambiar mi rutina, mi aspecto, sentirme mejor conmigo misma. Soñé a lo grande y hoy ya concreté parte de mis sueños.
Sentí miedo, angustia e inseguridad en muchos casos...Tuve días tristes y solitarios, pero aún así no me dejé vencer. Tomé envión y encontré, con mucho esfuerzo, el sentido de la palabra felicidad.
No necesité muchos lujos para alcanzar la plenitud: necesité un trabajo más ameno, por ejemplo. Tampoco necesité de un hombre en particular, más bien necesite sentirme a gusto conmigo misma. No necesité mil amigos, tan sólo los incondicionales. No necesité el apoyo de toda mi familia, tan sólo la palabra de aliento de mi mamá.
Encontrar momentos felices es más fácil de lo que pensás.
¡Yo soy feliz! Feliz cuando disfruto de mis amigos, feliz cuando me siento útil, feliz cuando conozco gente, feliz cuando puedo abrazar a esa persona que quiero y decirle sin vergüenza lo que genera en mí. Soy feliz cuando me regalan una auténtica sonrisa, soy feliz cuando me levanto y veo la mirada de papá y mamá, cuando puedo darme ese lujo de gastar plata en lo que quiero. Soy feliz con mi ética, mi moral...¿Y cómo llegué a esto? Cuando pensé en mí. Y no hablo de pensar mucho ni a lo grande.
Modifiqué mis grandes metas, en metas menos exigentes y más reales. Le di prioridad a mi forma de pensar, a mis principios e ideales, dejando de lado los prejuicios por el qué dirán.
Nunca fui de proyectar un gran futuro, más bien siempre viví el día a día. Vacié la mochila. Dejé lo que no me hacia bien a un costado del camino. Caminé liviana de equipaje. Elegí por dónde viajar  y cómo iba a realizar ese viaje. Y así fue: tropecé con piedras, caí, me levanté y seguí.
Y acá estoy, expresándoles una vez más lo que me pasa. Puede que piensen que soy loca y demás...Pero no, ¡tan sólo soy feliz!.


@Incredulas - 18/09/15

2 comentarios:

  1. Cómo se nota que esto lo escribió la Colis..sólo ella sabe cómo hacerlo! Que lindo post ♥

    ResponderEliminar