viernes, 28 de agosto de 2015

Resaca de un futuro imaginado

Te vi. Me viste. O viceversa, no tiene importancia. 
Te hablé (o me hablaste), y tres frases después, supe que lo que seguía era puro palabrerío hasta llegar al choque entre labios que los dos buscábamos. La charla fue casi por una cuestión de formalidades. Qué pelotudez, ¿no? Como esas comedias románticas baratas que apenas empiezan ya sabés cómo van a terminar, pero igual te fumás la hora y media que duran. Y, ojo, a veces te enganchás. A veces te sentís protagonista y no querés cerrar los ojos ni un segundo. "Amar la trama más que el desenlace", cantan por ahí. En fin, no importa, esto también es puro palabrerío, como para adornar un poco el cuentito antes de llegar al final.
Vuelvo (tengo esa costumbre de irme por las ramas). 
Hablábamos, y mientras entre tragos fingía escucharte, no sé bien cómo ni en qué momento captaste realmente mi atención, y ahí estaba, enredada en tus palabras. Y en alguna parte de mi cerebro y de mi imaginación te vi, nos vi a los dos, vi nuestra historia, vi este principio y de tanto divagar casi que llego al casamiento, si no fuera porque no creo en esas cosas. Y en un choque con la realidad, no sé cómo llegamos a esta parte de la conversación en la que te hablo de mis creencias, de mis no creencias, y vos, en lugar de fingir que me escuchás como hacíamos unos minutos atrás, realmente lo hacés, y no sólo eso sino que también refutás cada una de mis ideas para plantar las tuyas y defenderlas a muerte. Y yo, que cuando me hablan así soy tolerancia cero, me sorprendo a mí misma por estar disfrutando de escucharte desde un polo totalmente opuesto. En media hora o un poco más, ya nos contamos y sabemos del otro lo mismo que hubiéramos tardado unas cinco salidas en contarnos y en saber, y demás está decir que a esa altura ya nos interrumpimos con unos cuántos besos, pero los pasamos a un segundo plano porque estamos más allá de lo físico, y me interesa conocer tus convicciones más que tu boca, aunque me gusta colgarme un rato ahí, entre alguna sonrisa que se escapa y tus ojos verdes que ensordecen las palabras.
Me viste. Te vi. Nos tuvimos, nos imaginamos, volvimos a tenernos en una luna eterna.
Te encontré una noche, y así como viniste a desarmarme y a desestructurarme, vos quisiste mentirme y casi sin darte cuenta, dejaste que te robe la sinceridad, y tu verdad me importó más que cualquier deseo.
Pero los esquemas se nos cayeron a los dos, y ahora vos vas desnudando verdades por ahí, mientras yo me quedo con algo más que la resaca de una noche y de un futuro imaginado.
"Alguno amores más vale perderlos pero jamás nunca antes de encontrarlos...".


@Incredulas - 28/08/15

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