jueves, 6 de agosto de 2015

La bocacalle

El asunto es llegar a la bocacalle. Somos de las que están acostumbradas a moverse en la continua sucesión de puntos, sostenidas por el andanivel de la cordura, la que contiene la espontaneidad. 
Entre línea y línea entra el aire, la otra vuelta de tuerca, el posible arrepentimiento o tu salvación. Los segundos de changüí duran lo que tienen que durar. Aproximándose a la susodicha bocacalle, las líneas punteadas se unen, forman una sola línea: la decisión. 
¿Qué pensás hacer? ¿Vas a frenar? ¿Pisar el acelerador?.
Todo por llegar a la bocacalle. A tu boca. Querer callar tu boca sólo por un momento, un húmedo momento. Por querer llegar a él, mi boca calló...Pero yo soy de comunicar, y en ese intento de decir lo que no quiero o no querer decir lo que quiero ser, lo que te quiero dar, lo que quisiera hacerte sentir, freno de golpe y el de atrás me la pone zarpadamente. Quién sabe, quizás soy capaz de dejar mi virginidad con tal de tratar de entender cómo se hace para hacer estas cosas, pero el asunto es llegar a la bocacalle
La historia está en llegar a las calles de esos labios, esas que se forman cuando el frío o tus nervios pueden más. Quién pudiera ser Filcar para que se le alivianen las cosas, ¿no? Ya lo ves, él no puede con su genio. Ya está. No da más. Vive de líneas punteadas, de perfumes, de recuerdos sonoros, del amor que lo llena y que lo hace explotar en soledad.
"Y es que es la forma de mirar las cosas cuando llegan lo que hacen que se queden de otra manera en vos...Se quedan en vos."


@Incredulas - 06/08/15

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