sábado, 29 de agosto de 2015

Como te ven, te tratan

Ayer a la noche, alrededor de las once, cuando bajé del bondi para llegar a mi casa, me agarró una persecución interna bárbara. Tenía frío y faltaban siete cuadras para llegar. No había un alma en la calle, pero yo sentí que alguien me seguía. Como ya me habían robado en mi barrio, respiré hondo, agarré fuerte mi morral y empecé a caminar más ligero. Vi una sombra atrás, así que junté coraje y paré, haciéndome bien la pelotuda, y empecé a retroceder fingiendo que miraba algo a lo lejos. Tenía razón. Me estaban siguiendo. Fue instantáneo: paré, y la persona que venía atrás, me enfrentó. Me asusté. Era el tipo que venía sentado al lado mío en el colectivo y cuando yo toqué el timbre, se paró y bajó atrás mío. Era un chico de unos veincicinco años como mucho. En una milésima de segundo en el que me quise matar, él me miró tímido con su celular en la mano.
- ¿No me darías tu número?.- me dijo.
- No, no.- le respondí y me morí de risa, pero igual la verdad es que seguía un poco impresionada. 
Crucé y continué mi camino. Sola. A dos cuadras de llegar a mi casa escuché pasos apurados atrás mío. Alguien venía corriendo. Antes de que pudiera mirar quién era, sentí una mano en el hombro. Grité como una histérica. El tipo gritó por mi grito. Los dos gritamos. Se puso nervioso e intentó calmarme.
- Pará, pará, pará, ¡no te asustes! No te voy a hacer nada. ¡Me asustaste! ¡¡Qué grito!! Respirá profundo.- me decía mientras hacía la mímica para que yo lo imite. ¡¡Otra vez el pibe del bondi!!.- Perdoname, no quise asustarte. Tomá, para que te sientas mejor, te traje esto.- y me dio dos Bon o Bon que me había comprado en el kiosco de la avenida después de mi negativa a su petitorio. Corrió, según dijo, para alcanzarme y poder dármelos.
Me emocionó, así que le pregunté su nombre, le dije el mío y le di un beso en el cachete, se alegró y me sonrió.
- Muchas gracias, qué gesto tan lindo. Sos un fenómeno, pibe.- y después seguí mi camino.
Una boludez así me hizo replantearme tres millones de cosas. Sigo reforzando la idea de que uno tiene que tratar al otro como a uno le gustaría que lo traten. Sonreír es gratis, agradecer es gratis. Uno, sin darse cuenta, da lo que recibe y recibe lo que da. Es recíproco e infalible.


@Incredulas - 29/08/15

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