Entrelazados - Casamiento

- Pa...pá.
- Batita.
- ¡No! Pa...pá. Papá...¡Papá!.
A ella le irritaba muchísimo que presionen a su hijo.
- No le grites. Así no vas a lograr nunca que te diga "papá".
Bauti se levantó del suelo, frustrado, mientras observaba a Thiaguito caminar por todos lados.
- A vos porque te dice "mamá" hace como un año. A mí me dice "Batita"...¡¿Dónde viste que un hijo llame a su papá por su nombre?.
Celeste sonrió y miró a su novio a los ojos.
- Eso es porque me escucha a mí llamarte todo el tiempo.- respondió ella dulcemente abrazando a Bauti.- ¿No te acordás que al principio a mí me decia Chelete?.
Ambos se rieron fuertemente y provocaron que Thiago se sobresalte y caiga al suelo, rebotando sobre su trasero para no lastimarse. Celeste levantó a upa a su hijo y lo llevó al baño ya que se dio cuenta por la cara que puso que tenía ganas de ir. Estaba recién dejando los pañales, y la realidad era que le estaba costando mucho.
La situación económica de Bautista y Celeste era un tanto complicada: como la librería de su familia había sido cerrada, ella estaba desempleada, buscando a gritos alguna propuesta laboral, pero mientras tanto se quedaba cuidando a Thiaguito mientras Bauti seguía trabajando en el mismo bar que hace años, solamente que ahora era encargado y ganaba un poco más de dinero, pero no el suficiente para pagar el alquiler, las cosas que Thiago necesitaba y mucho menos la guardería, por lo que tuvieron que sacarlo de allí y Celeste encargarse de su hijo. Nadie sabía el momento difícil que estaban pasando, no se lo comentaron a nadie por temor a quedar mal, o porque no querían la lástima ni el dinero de nadie. Por suerte, la relación entre ellos iba muy bien y se apoyaban mutuamente. Sabían ambos que lo único que tenían era esa familia hermosa que estaban formando...
Les esperaba un día largo por delante...y ambos lo sabían, incluso Thiaguito lo percibió.

En ese mismo momento, en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza arribaron Rocío y Santino, provenientes de Cuba. En Buenos Aires hacía grados bajo cero todos los días, y ellos volvieron del Caribe con un color maravilloso, sombreros de paja y sin ningún tipo de abrigo. Por suerte, los padres de Rocío los fueron a buscar al aeropuerto a recibirlos, pero nadie sabía que ellos habían regresado, ni siquiera sus más íntimos amigos ni los padres de Santi, solamente la familia de Rocío.
El viaje había sido excepcional: ya habían recorrido desde Alaska hasta Cuba, y ahora les tocaba República Dominicana y después bajarían todo por América del Sur. 
Los viajes que hicieron fueron realmente fascinantes: pasaron Año Nuevo en New York, y pudieron asistir al funeral de Chespirito en México ya que cuando falleció, ellos se encontraban ahí. 
Conocieron Las Vegas, lugar al que Santino sabía que siempre quiso ir estando soltero, pero esta vez fue súmamente enamorado y así y todo la pasó muy bien. Una noche, en el Casino principal, jugaron un partido de Black Jack. Apostaron todo lo que les quedaba, que eran tan sólo mil dólares, ya que al otro día se volvían, pero pretendían gastar todo eso en cosas del Free Shop para la familia...Claramente, perdieron absolutamente todo y volvieron con las manos vacías, ni siquiera pudieron traerle un regalo a Thiaguito que siempre le compraban algo.
En Disney, fueron al castillo de Hogwarts de la película Harry Potter. Era realmente inmeso e increíble, uno sentía que era real. Había un joven disfrazado de Draco Malfoy y realmente era muy parecido, y en un idioma mezcla de inglés y francés, empezó a querer chamuyarse a Rocío. Ese hecho terminó en el joven siendo despedido de su trabajo por agarrarse a piñas con un turista que también lo echaron del parque: Santino.
En Jamaica se quedaron un mes entero, y hasta dudaron en vivir por allí un tiempo. Santino sabía hablar inglés a la perfección, pero el inglés jamaiquino era un poco más complicado, y lo único que sabía contestar era: "Oh, yeah...Bob Marley", y Rocío moría de risa en cada uno de esos encuentros con turistas como ellos de diversas partes del mundo. En cada lugar se hicieron amigos de otra pareja, incluso en Puerto Rico, que conocieron en un hotel cinco estrellas a Chayanne con su mujer...¡Hasta cenaron juntos!.
En Guatemala asistieron a un concierto de Manu Chao, y aunque no sabían ninguna canción de él más que "Me gustas tú", fueron y la pasaron muy bien.
Rocío no podía creer todo lo que estaba viviendo de la mano de Santino. Él tenía muchísimos contactos y sus padres eran reconocidos en diversas partes de América, por lo tanto tenían un montón de relación con hoteles, famosos y todo lo que se pueda imaginar. La joven nunca permitió que su novio le pague absolutamente nada, ni siquiera el pasaje, y aunque muchas veces los consiguió gratis, Rocío trabajaba intensamente en el estudio jurídico para conseguir centavo por centavo pagarse sus propias cosas y darse los gustos que quería sin resultar ser una mantenida.
Con respecto a ellos como pareja, los días previos a los viajes eran fatales y siempre se peleaban. Alguno cada tanto amagaba a cancelar todo y no viajar a ningún sitio, pero apenas subían a un avión volvían a estar en una luna de miel eterna...
Esta vez volvieron antes de su viaje sin decirle absolutamente nada a nadie, todo sería sorpresa para esa noche tan especial...

A Lautaro le faltaban tan sólo tres materias para recibirse de contador. Había cambiado de carrera una vez más, hasta que por fin encontró su verdadera vocación, y descubrió que la contabilidad realmente le resultaba sencilla, y sabía que al estar en una familia de contadores, enseguida conseguiría trabajo.
El último año se concentró demasiado en la facultad y el entrenamiento de Lion, tanto que dejó a Catalina completamente de lado y ya no le dedicaba el mismo tiempo que antes. Ella siempre le reclamaba que no le daba bolilla como antes, que ya no era dulce y atento como al principio...Y en vez de intentar cambiar, Lautaro se justificaba y le decía que no era cierto y que eso era porque estaba "cansado" y "agotado" de hacer tantas cosas. La realidad era que a Catalina la quería mucho, pero nunca llegó a enamorarse por completo ni a sentir un ápice del amor que sintió por Rocío en su momento. Si bien por la rubia ya no siente nada, compara mucho la relación de una con la otra.
- Dejá de comparar, boludo.- le decía Ale siempre.- Son dos minas re distintas, vos también eras distinto...Cuando empezaste con Rocío tenías quince años...Ahora tenés veintiuno.
- A vos lo que te faltan son huevos para enfrentar minas complicadas.- comentaba Santi.
Y eso opinaban todos de él.
Sinceramente, a Lautaro no le importaba, hoy lo que más le interesaba en su vida era terminar la carrera y enfocarse en su futuro: las mujeres ya van a llegar...

- ¡Sos hermosa!.
- No, vos sos hermoso.
- No, vos.
- Dale, tonto, vos sos el más lindo del mundo.
- ¡Callate, mentirosa! ¡Vos sos perfecta!.
Esas eran las peleas diarias entre Vera y Nicolás. Los años habían pasado y siguieron juntos, de novios, inseparables y sumamente gomas. Todos los pibes desconocían a Nicolás, nunca lo habían visto ser tan dulce con una mujer.
Vera había engordado alrededor de diez kilos, y se le notaba en la cara y, por supuesto, en el cuerpo. Ella lo notaba, todos lo notaban, pero parecía que Nicolás no.
- ¡Mirá este rollo, amor!.- le decía Vera mientras se miraba al espejo.- ¡Soy un asco!.- realmente su cuerpo había cambiado muchísimo, y el hecho de haber dejado baile y ponerse de novia, entre tantos chocolates y McDonald's, logró que engorde mucho. Nunca fue una mujer obsesionada por su cuerpo, pero esta veez se dio cuenta que tenía un trastorno importante en la comida y que ya no era normal: cada semana que pasaba subía más y más de peso, y siempre se encontraba mal del estómago.
- Para mí estás más linda que nunca.- reconfortaba Nicolás, y lograba que Vera se funda con él en un abrazo eterno.
Ambos no se veían mucho, entre estudios y trabajos tenían poco tiempo en la semana, por eso aprovechaban el fin de semana totalmente para ponerse al día con todo lo que había pasado de lunes a viernes. Generalmente, los domingos al mediodía se juntaban a almorzar con Bauti, Celeste, Maca y Pache. Y, entre viaje y viaje, nunca veían a Rocío y Santino. Hacía nueve meses que no se cruzaban, y a Vera le daba mucho miedo el reencuentro de esta noche donde posiblemente a Nicolás se le mueva el piso nuevamente con la rubia.

Ya que los mencionamos, hablemos un poco de Maca y Pache. El gran encuentro de esa noche tiene lugar por...¡Su casamiento! Luego de cuatro años y medio de noviazgo, ya convivencia juntos y en busca de formar una familia en unos años, Maca y Pache se casan esta noche. Decidieron organizar algo simple, con familia cercana y sus amigos íntimos. Por supuesto que estaban invitados todos los pibes y las chicas, y era una gran excusa para volverse a ver todos como en los viejos tiempos.
Cuando Rocío le dijo a Maca desde Cuba que no iban a poder asistir, a la morocha le agarró mucha tristeza e incluso se puso a llorar, ya que una de sus mejores amigas no podía estar presente y eso le dolía bastante. Temía que Rocío vuelva a alejarse como hace tres años cuando comenzó su relación con Santi, y que tanto tuvo que remar con Maca y Celeste para recomponer el tiempo perdido. Maca, en el fondo, sabía que Rocío no le iba a fallar esta vez, pero también le costaba un poco confiar en la rubia cien por ciento.
Celeste se había ofrecido a ayudarla con su vestido y todo, pero Maca nunca quiso que nadie interfiera, solamente se arreglaron ella y Pache por su lado: querían sorprender a todos realmente y que sea una noche única en verdad.
Hace dos años que estaban conviviendo juntos, seis meses después de que Thiago nació y estuvo el bautismo, allí lo decidieron. Alquilaron un departamento a dos cuadras del de Bauti y Celes, que quedaba también muy cerca del club, donde Pache sigue jugando pero a la vez entrena a las categorías menores. También se decidió por hacer el curso de árbitro y director técnico, así que prontamente seguirá buscando trabajo en algún club que, en lo posible, sea Lion.
Luego de nueve meses de convivencia, una noche de San Valentín, Maca y Pache fueron a comer a Siga la Vaca, en Puerto Madero. Luego de una cena romántica a la luz de las velas mirando el río, Pache sacó de su bolsillo la famosa cajita roja, se arrodilló ante Macarena y la abrió. No le tuvo que hacer ninguna pregunta, porque enseguida ella se encontraba encima de él, abrazándolo, llorando con una felicidad inmensa que hace rato no sentía. A partir de ese día, comenzaron los preparativos.

Malena y Alejandro...Qué tema complicado. Idas y vueltas. Problemas diariamente. Lo peor es que se quieren muchísimo, pero todo el tiempo están al borde de caer en una relación enfermiza y obsesiva. Los dos sabían que estaban a punto de llegar a eso, y cuando no querían y optaban por poner un freno para necesitarse, extrañarse y volver a enamorarse, ahí se separaban por unos días y luego volvían. Esos días que estaban distanciados, Ale se la pasaba deprimido en su casa, comiendo sin parar, mirando películas de amor, mientras que Malena salía, se divertía con amigas y se emborrachaba, pero sin que pase nada con ningún hombre. Los roles en la relación de Male y Ale estaban totalmente invertidos. Él cada día estaba más mujer, y ella cada día menos mujer. Ninguno le contaba nada a nadie, ni a sus mejores amigos, aunque todos percibían que algo raro pasaba entre ellos y que no eran los mismos que en un principio.
Esta noche del casamiento dejarían todo de lado una vez más, irían juntos como si nada hubiera pasado, aunque justo en ese momento estaban en medio de un lapso de tiempo para pensarse y necesitarse, pero también querían ver su se enternecían un poco con la ceremonia y eso los hacía dar cuenta de cuánto se querían y necesitaban.

Un mismo evento al que todos asistirán. Relaciones amorosas y de amistad en juego. Problemas económicos y también sentimentales. Esto es y será Entrelazados. No sé cuándo, no sé cómo ni qué día, ni sé si será dentro de una semana o en un mes, pero en algún momento les contaré qué paso la noche del casamiento...

Quizás continuará, o quizás no...