lunes, 13 de abril de 2015

Ensueño

¿No te pasa que trasnochás, soñás despierta, empezás a pensar en alguien inocentemente y todo termina en una enorme sensación de angustia?.
"Me hace falta él", "Lo necesito", "Cómo me encantaría un abrazo de él" o "Me gustaría revivir tal momento...". Frases totalmente desubicadas en ese momento entre que no tenés sueño y ya no querés dormir para seguir pensando en ese alguien tan importante para vos.
Das vueltas y vueltas en la cama, como si cambiar de posición exorcizara alguno de esos pensamientos que se te están cruzando por la mente sin parar, pero de nada sirve cambiar de lugar o pose.
Creés que pensando con todas tus fuerzas, ese anhelo por lo menos se va a materializar en sueño y vas a poder sentir que saboreás esos labios del hombre que tanto te gusta, pero terminás por desvelarte, cuando ibas por la oveja número mil, y te quedaste en la previa de algún recuerdo insignificante pero gratificante: la primera vez que te hizo reír, el primer palazo, el primer beso, la primer caricia, esas demostraciones de afecto, esos paseos juntos...Todo eso que ya te pasó, parece tan inalcanzable ahora...Porque, justamente, ya pasó, ya fue perfecto, ya fue vivido y te completó...Pero ya no está y ahora es un simple recuerdo para estas noches de ensueño.
Te sentás en la cama medio a ciegas, agarrás el celular y marcás su número. Tomás aire. Practicás una introducción medio berreta. Ponés un dedo sobre la tecla de enviar, pero no la presionás. Algo te dice que no. "Son las tres de la mañana, debe estar durmiendo. Me va a putear", pensás, pero no sacás el dedo de la tecla. Tus ganas de escuchar su voz y de sacar cualquier conversación por más pelotuda que sea sólo para escuchar esa risa una vez más, no se van. Y empezás con una serie de pensamientos que no sabés de dónde vienen , pero hacen más difícil la decisión, porque para colmo ninguna de tus amigas está despierta, y ésto es lo que pasa entre tu mente y vos:
"Yo llamo, que me mande a la concha de mi madre. Necesito saber cómo está". ¡Hipócrita!. Querés saber si está con alguien o si te extraña, querés ver si notás emoción o rechazo en su respuesta. Necesitás saber si tenés una oportunidad.
"Voy a quedar como una desesperada". Y...son las tres de la mañana. Manejalo vos eso.
"¿Por qué tengo que llamarlo yo? ¿Acaso no el importo?". Quiere que llames. No sabe si a vos te importa. Llamá.
"Si me rechaza, me muero", y si no salís de la intriga , también.
"¿De qué le hablo?". De política, boluda...¿De qué le vas a hablar? De nada y de todo. De la vida.  Si te quiere como dice, quiere escucharte, no importa qué le digas.
"Voy a fumar un pucho mejor. Por ahí me calmo, me da sueño y renuncio a esta idea de mierda". No te auto cambies de tema. Todos sabemos que no te vas a resignar a esta incertidumbre. ¿Vas a pasar más noches así, sin dormir, sin pensar en otra cosa que en él porque el puto orgullo no te anima a avanzar? ¡Es una llamada nada más y te sacaría muchísimas dudas!.
En contra de todo, te levantás. Vas a fumar, al baño, a picar algo, a hacer cualquier cosa menos enfrentar esa situación. Volvés a la cama, mirás el celular con la esperanza de encontrar un mensaje de texto, una llamada perdida, algo. Pero nada. Seguís dando vueltas, te obligás a dormir. Nada, no hay resultado.
Luego de un rato , estás entrando en sueño y te levantás súbitamente. Y llamás. Llama. Escuchás esos pitidos de mierda que te generan instinto asesino y no paran. Nadie atiende. De repente, la voz más odiada, la del contestador. Te das por vencida y ya cansada, te disponés a dormir. Suena el celular. Es un mensaje de texto, es esa persona, lo sabés porque, a pesar de todo, todavía está en tu agenda...
Y a la noche siguiente se vuelve a repetir todo.


@Incredulas - 13/04/15

No hay comentarios:

Publicar un comentario