lunes, 2 de noviembre de 2015

La ley del revés

Tengo la ilusión de que algún día la justicia, si es que existe, deje de regirse por la ley del revés. La ilusión de que la muerte, despiadada, no nos mate tantas veces ni arrebate tantos sueños sin preguntar. La ilusión de vivir en un país donde músicos no vayan presos en lugar de funcionarios del gobierno que no cumplen con su deber, que se dejan coimear y que encima son absueltos de un juicio donde deberían tener la mayor pena. La ilusión de que dejen de condenar perejiles y que paguen los verdaderos responsables. La ilusión de que el máximo responsable de una de las mayores tragedias de nuestro país, que ni siquiera está imputado en la causa, al menos no tenga el descaro de poder seguir postulándose en el gobierno, jactándose de querer justicia. La ilusión de que los medios dejen de buscar la morbosidad o una cara visible, que dejen de vender un circo y muestren la verdad. La ilusión de que el peso de la muerte se mida en cantidad: porque si es una sola no vende, pero si son ciento noventa y cuatro, sí. La ilusión de que algún día existan jueces que cumplan la ley. La ilusión de que en un juicio no haya mafia de por medio. La ilusión de que no le pongan precio a la verdad, que baila amordazada mientras la impostura es noticia. La ilusión de que exista la memoria más que en el olvido y de que no se repita la misma tragedia en Cromañón, en Once, en Beara, en Flores o en tantos otros lugares, todos los días, siempre en manos del mismo responsable: el Estado, que nunca paga. La ilusión de que dejen de violarse derechos humanos así como si nada, rifando la vida y el honor. La ilusión de que el Estado deje de robarse vidas impunemente, de que cumpla con su deber de cuidar al pueblo. La ilusión de que cuando esto no pase, grite el pueblo entero unido. La ilusión de que las dos caras de la moneda se hagan visibles y de que las opiniones sean con fundamentos, y no sólo por hablar pero sin decir nada.
Quiero creer que todo esto no es imposible. Quiero que me hagan creer que la ilusión no está perdida y que la esperanza no va a vivir siempre en la espera. Quiero creer que algún día va a ser justa la razón.
Tengo el nudo de la injusticia atravesado en la garganta, pero sigo convencida de algo: cuanto más grande es la injusticia, más fuerte hay que gritar.


@Incredulas - 02/11/15

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