Y sigo ahí, en medio de lo que rechazo, en medio de los que reclaman a través de las pantallas y se enojan, se indignan, y se creen reyes de la verdad, y proponen pero se olvidan de hacer, no se atreven a conocer su lado más humano. Y cuando tiembla su seguridad, despilfarran su ira ahí mientras le rezan a lo que llaman Dios, pero ni hablar de dar la mano al que es de otro color, si a esos hay que matarlos a todos, ¡y qué indignación! Mientras camino con mi remera del Che y me cruzo de vereda porque estos negros nos van a robar y hay que matarlos a todos, ¡y vivan las ideas nazistas, fascistas, represivas!, pero...¡Nunca más! Fuera los militares, pero pongamos bombas en las villas y matemos a esos negros de mierda que ya no tienen solución, y escupamos nuestra ira y nuestra indignación por la computadora, pidamos más seguridad, más policía, ¡más represión! Y puteemos al gobierno de turno, ¡que se vayan todos! Y lo más cercano que hacemos a un cambio lo hacemos cada cuatro años, pero otra vez, de nuevo, ¡que se vayan todos! La historia se repite, casi igual que en los libros esos que leíste sin pensar alguna vez para pasar de año en el secundario y ser una ficha más. Y no lo ves, no podés ver lo que tenés enfrente que, al final, a la gente sólo la ayuda la gente, mientras un par de ilusos siguen creyendo que un cambio de gobierno en verdad es un cambio.
Acá estoy, otra vez. Con mis ideas, mis percepciones, mis valores, mis creencias, mis convicciones. En la era de la indignación digital y la deshumanización, de apreciar los paisajes más por la televisión que en la realidad, en el medio de un poder que muchos creen que se maneja, y por eso nos maneja, en el medio de las contradicciones que me invaden cada vez que tengo que incluirme en los actos que repudio...Pero no los creo, no creo en sus palabras, no creo en el circo de la información ni en los carnavales de hombres tristes con máscaras que simulan las propias, mientras se ríen del sensible, del que siente, del que llora. Y ahí están ellos: los dueños del circo, que manejan los canales y nos hablan de libertades que están a nuestro alcance pero no nos animamos a tocar del todo. Y los otros, que los aplauden, que ignoran, desconocen, no se atreven a mirar más allá, y viven felices y mueren felices, no saben que hay cosas que se pueden cambiar. Y ahí yo, que, aún así, a veces soy parte, a veces sólo permanezco y me vuelvo espectadora, y otras me alejo, pero esta es la tierra donde quiero estar, pintada de otros colores, liberándonos de los restos y dejándonos existir. Y estoy acá, de nuevo, una vez más, encontrando esta salida, porque creo en este trazo y por eso escribo, y mi alma se lleva en el pecho el deseo de volar por la imaginación para mantener y contagiar esta convicción, la más real, de que la realidad es transformable.
Y me repito, y me reinvento para seguir transformando, y respiro el ahora para llegar a la eternidad.
@Incredulas - 26/11/15
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