Ilegal

-No tengo esposo ni hijos. Ellos.- dijo, señalando al hombre que estaba a su lado y los niños que correteaban cerca- Ellos son parte del guión que te impone el mundo. 
El mundo nos une el azar y la necesidad...Pero este mundo no me pertenece, y no me siento identificada con él y lo que intenta plantear la sociedad. 
Soy una desconocida, una ausente: no me interesa ningún trabajo, ningún estudio, no me gusta ningún chico, no me identifico con ninguna banda de música en particular, no me veo reflejada en ningún partido político, no tengo mejores amigos, no amo ni dejo de amar a las personas, ni tengo patria. Estoy aquí como una extraterrestre imitando comportamientos indescifrables, simplemente por costumbre, o quizás por inercia. Imitar la conducta de los humanos es algo tan complejo que uno puede perder toda la vida en ello. Sólo hay que aprender los modales mínimos, como por ejemplo saludar, dar las gracias y pedir perdón. Luego de haber sabido de las cosas básicas, opto por desaparecer, vivir al revés, porque estoy harta de lo que me impone la sociedad para mi vida. Me cansa vivir siguiendo unas reglas, pero a la vez es tan complicado ser ilegal y hacer lo que quiera, porque sigo contando con una "familia" y un entorno que sigue aceptando el capitalismo, el imperialismo, el noséqueísmo y la concha de tu hermana.
Todo lo que me gusta hace mal, es dañino, ilegal, o nadie está de acuerdo con eso, y yo como buena esclava social tengo que seguir ese rumbo hacia ningún lugar, para terminar quizá trabajando en un banco, horario fijo de lunes a viernes, sin contar fines de semana y feriados, por supuesto. No. Yo no quiero ser una mediocre. ¡Ojo! No considero que la gente que trabaje en un banco sea mediocre, porque quizá son felices en eso, pero yo no, yo no quiero hacer eso. Yo no quiero ir a la Universidad de Buenos Aires y que los profesores me falten el respeto no asistiendo a clases, o que me traten como un número y nadie sepa mi nombre completo. Yo no quiero subir al colectivo, decirle al chofer que el boleto me tiene que salir cuatro pesos y que por ser mujer me termine cobrando tres. Yo no quiero estudiar diez años para trabajar treinta y terminar disfrutando y estando en paz después de los sesenta (si el mundo es bueno y me sale la jubilación) porque ahí ya se puede disfrutar la cuarta parte de lo que podías siento jovial a los veinte. Yo no quiero casarme por Iglesia, la maldita Iglesia que nos hace creer que el mundo está en crisis, hay mucha pobreza y hay que colaborar cuando la principal representante es el Vaticano y cuando uno ingresa a conocerlo, ve oro por todas partes, incluso en el piso, y terminamos caminando sobre eso...¿Por qué no venden ese oro? ¡No habría más hambre ni pobreza en todo el planeta! Pero la mala persona soy yo por pensar una cosa así, por supuesto. Siempre soy yo la retorcida, la ilegal, simplemente por desear un mundo mejor.
Si yo tengo hijos, y catalogarlos con ese nombre, como "hijos de..." antes de tener un nombre y un apellido, quiero categorizarlos con ese familierismo cuando la Tierra esté en mejores condiciones. Quiero estudiar diez años, trabajar treinta y vivir después de los sesenta cuando las personas tengamos más fe, esperanza y ganas de subsistir, evitando los malos tratos, la mala repartición del dinero por el sistema capitalista y que a nadie le falte el pan en la mesa a la hora de cenar, mucho menos una compañía.
Quiero tener hijos para poder prometerles un mundo mejor, y a la vez quiero tener un marido que para conquistarme a mí me prometa lo mismo. Lucho por ese mundo, y para que por fin deje de ser una persona ilegal simplemente por querer cambiar el eje de la vida, de la atmósfera y, sobre todo, de nuestro lugar: la Tierra.
Es mi simple mensaje, y mientras tanto me aíslo y me voy a la facultad que esta semana tengo que rendir muchos finales, después me voy a una entrevista de trabajo para un local de ropa en un shopping. ¡Hasta luego, mundo cruel!.

11/12/14