domingo, 21 de diciembre de 2014

Entrelazados - Capítulo 37

Allí estaba Celeste, parada frente a Bautista, mojándose por completo y despeinada. Aún así de desprolija, estaba radiante y más hermosa que ninguna..."Pero siempre tan lejos", pensó Bautista en su interior. Las dos palabras que salieron de la boca de la joven, movieron el mundo de los dos.
Bauti se vio débil, incapaz de decir una sola palabra. Quedó mudo y totalmente tenso ante la situación. Moría de ganas de correr hacia ella y darle un abrazo que dure toda la vida, pero debía conformarse con hacerse el fuerte por la desilusión que le había dado la partida de Celeste.
Mientras tanto, ella en su interior estaba dispuesto a todo por recuperar su vida. Comprobó que su sueño no era estar allá con Felipe estudiando inglés. Su sueño era ser feliz acá, en su Argentina natal, en Buenos Aires: al lado de la panza embarazada de su cuñada en la espera de su primer sobrino, viviendo a pocas cuadras de las casas de sus mejores amigas para juntarse cuando sea, a la hora que se les ocurra. Y lo que más quería Celeste era recuperar al amor de su vida. Porque si bien Felipe fue su primer amor, el amor de su vida era Bautista. Y no se comparaba una cosa con la otra. El primer amor era Feli porque fue el primer hombre del que se enamoró y este cariño fue recíproco, pero el amor de su vida era Bautista porque era la persona con la que quería pasar el resto de su eternidad y con quien formar una familia. A Felipe no lo veía como su marido, a Bautista sí.
Celeste, un tiempo atrás, antes de conocer a Bauti, se había cerrado totalmente al amor. Creyó que nunca se iba a poder enamorar otra vez, que no iba a superar jamás a Felipe y mucho menos intentar una relación amorosa con otro chico. Hasta que apareció Bautista y todo cambió. Y Celeste pensaba: si él logró que olvide a Felipe que parecía una meta tan inalcanzable de superar, era porque realmente valía la pena y ella lo quería lo suficiente como para resignar todo e intentarlo de nuevo. Los problemas en una relación a veces son necesarios, ni hablar de la distancia.
Luego de pensar tanto, rápidamente los dos jóvenes volvieron a la realidad. Celeste sintió que ambos estaban en el aeropuerto y Bautista a punto de rescatarla. Se continuaron mirando fijo, y luego de su "Te amo" fatal, esperaba alguna reacción de Bautista que le indique cómo seguir. Lo que sucedió fue que él le dedicó la sonrisa más llena de amor que ella haya visto, y esto provocó que se arroje a sus brazos, saltando sobre él como un koala, abrazándolo con los brazos e incluso con las piernas, sellando el reencuentro con un mágico beso bajo la lluvia, igual que como había sido aquella primera vez que sus labios se chocaron como si el tiempo no hubiera pasado para ninguno de los dos...

Ya era las cinco menos cinco del martes. Ale, en su casa con Lautaro, lo escuchó mientras contaba todo lo que había pasado el domingo anterior entre él, Nico, Rocío y Vera. 
Ale siempre fue un amigo de escuchar a los demás, pero esta vez...¡Estaba muy nervioso! Le dijo a Lautaro un par de palabras alentadoras, ya que realmente se alegraba de que Rocío se aleje de la vida de ambos. El gordo no se la bancaba demasiado.
Un rato después, llegó el momento de partir hacia el parque. Alejandro se había preparado: ¡se bañó con ganas! Así que eso era todo un suceso para resaltar, porque si había algo que el gordo detestaba era bañarse, aunque lo hacía todos los días, pero le fastidiaba demasiado. Lo que sucedió esta vez, es que disfrutó la ducha como nunca antes.
Cuanto más se acercaba al lugar de encuentro con Malena, más fuerte y rápido le latía el corazón, y más se le aceleraba el pulso. Nunca había sentido tantos nervios en su vida. Bah, en realidad sí, en todos los clásicos del club contra el rival Nueva Estrella sentía el corazón de esa manera, pero nunca por amor, así que era un sentimiento nuevo para el gordo.
Se quedó sentado en un banco. La cadenita de Malena permanecía en su bolsillo, resguardada de cualquier situación peligrosa.
Cinco en punto de la tarde. En cualquier momento estaba por llegar. Ale se comió todas las uñas de las manos, así que dentro de pocos minutos recurriría a las de los pies porque no aguantaba la tensión.

Nicolás, luego de haber ayudado a sus padres con unos mandados, se sentía un poco resfriado debido a que estaba desabrigado y la lluvia cayó sobre él. Llegó a su casa, se tomó un té preparado por su mamá y se recostó en la cama, con la computadora portátil sobre sus piernas, chusmeando las redes sociales.
Entró a Facebook y comprobó que tenía una solicitud de amistad. Vera D'Agostino. Sin dudarlo, Nico la aceptó. Le caía bien esa chica, así que no tenía problema en agregarla y que vea sus fotos.

Desde su casa en Pilar, Vera terminaba una maqueta para entregar al día siguiente. Necesitaba la ayuda de Macarena para estas cosas...¡La extrañaba muchísimo! Nada deseaba más que se mejore y seguir todo como antes sin ningún tipo de impedimento. Se sentía un poco tonta por nunca haber notado que estaba bajando de peso repentinamente, pero la realidad era que también Macarena lo ocultaba bastante bien.
Mientras dibujaba unos planos para continuar su proyecto, sonó su celular. Era una notificación de Facebook avisándole que Nicolás Minaglia había aceptado su solicitud de amistad. Ni siquiera recordaba haberlo hecho, seguro había sido Bautista, pero eso ya no importaba porque...¡La aceptó! Vera comenzó a gritar desesperadamente, a abrazar a sus dos perros, tiró la maqueta el piso y rodó por toda la casa de felicidad.
Una vez que se calmó tras respirar hondo varias veces, pensaba en si debía hablarle o no.

La vio llegar, moviendo el cuello con destreza en busca de aquel hombre misterioso que le entregaría su cadenita. Malena, de repente, clavó su mirada en Ale, quien le sonreía a lo lejos, tímidamente. Ella lo saludó con la mano y siguió esperando. Se negaba a aceptar que el tierno de la carta que se guardó todos estos días su cadenita había sido Alejandro. No, no podía ser. Imaginaba que era algún chico más potro al menos...
Ale le silbó de repente, procurando llamar su atención. Malena se volteó y lo observó caminar hacia ella.
- Hola.- dijo Ale nerviosísimo.
- Hola, Alejandro, ¿qué hacés por acá?.- preguntó ella.
- Yo...Em...- "Dale, Ale, no te pongas en pelotudo", pensaba el joven para sí.- Vine a traerte esto.
Cuando Malena vio su cadenita en las manos de Alejandro, sus esperanzas del príncipe azul cayeron al cielo. Igual no le molestaba tanto que sea Ale, porque era un chico muy simpático que le caía bien, y la verdad que para caerle bien a Malena había que ser especial...
- Uy, sos un genio, ¡gracias!.- dijo ella dándole un abrazo sutil.
Alejandro recibió ese gesto como si hubiera sido lo más lindo de su vida, como si ese segundo se parara en los dos, como si...
- ¿Dónde la encontraste?.- preguntó ella.
Pero Ale estaba concentrado pensando en un montón de cosas. Por ejemplo, notaba que en los ojos de Malena había una mujer distinta, que ya no era la misma chica caprichosa de unos meses atrás donde lastimaba a todos los hombres y le hacía la vida imposible a Rocío. No parecía mala ni loca como todos decían. La realidad era que tenía una belleza encantadora y hacía que todo el mundo caiga a sus pies apenas la conocían. Era realmente debilitante su forma de ser. A Alejandro le dolía pensar que ese cambio en ella no lo logró él, sino que parecía ser gracias a Martín, el cejón, el nuevo chico de Malena. ¡Claro, ahí está! ¡Ale debía aprovechar y sacar ese tema a la luz!.
- El otro día cuando nos cruzamos en el club se te cayó.- Ale dudó cómo seguir la conversación, más aún porque Malena se puso a usar su celular.- Después quise alcanzártelo a tu casa, pero no estabas, y te crucé en la esquina con Martín.
Cuando escuchó este nombre, la joven levantó la vista y se detuvo escuchando a Ale atentamente, pero él ya no tenía más nada para decir. El joven notaba como Malena se iba sonrojando de a poco.
- ¿Estás con él?.- preguntó Ale.
- ¡Qué chusma, che!.- dijo ella riéndose.- Bueno, Alejito, mil gracias por lo de la cadenita. Sos un genio.- Male lo abrazó nuevamente y se dio media vuelta para irse.- Chau, nos vemos por el club.
Y allí quedo Alejandro: desplazado, solo, siendo rechazado como un pedazo de basura inservible.

- No lo puedo creer, mi amor. No lo puedo creer.- le decía Bauti mientras le corría a Celeste el pelo mojado de su cara.- No puedo creer que hayas vuelto.
- No puedo creer que me haya ido, que te haya dejado tan fácil. Perdón. Perdón por todo.
Y luego de reiteradas palabras de disculpas, ambos fueron a tomar un café a la confitería del hospital. Celeste le comentó todo lo que había pasado en Estados Unidos con Felipe y cómo se había equivocado en considerar que él era el amor de su vida. También le dijo que vino por Maca, para verla, y no le avisó a nadie más que sus padres que volvería. Luego, le dijo que nunca imaginó que entre ellos se iba a solucionar todo tan simplemente, menos después de haber sido tan distante en las llamadas telefónicas.
- Me puse así de cortado para no ponerme mal, para no sufrir. Esperé este momento tantos meses...Sigo sin poder creer que seas vos y que estés acá.- los abrazos y besos eran reiterados y muy tiernos. En un momento, la charla se puso más seria, luego de que Bauti cuente todo lo que le había pasado a él: desde que se arrepintió de dejarla, hasta que se hizo amigo de Vera, hasta ahora que Pedro se recuperó y Maca quedó internada. A Celeste le dieron un poco de celos las palabras con las cuales describía y se refería a Vera, pero prefirió dejar eso de lado.
Luego, surgió el tema del aeropuerto. Celeste, entre risas y un poco melancólica, le comentó a Bauti lo mucho que deseaba que él aparezca ahí pidiéndole que no se vaya. En una de las conversaciones telefónicas, Bautista, por hacerse el difícil, no le admitió que él había ido con su perro Floyd a buscarla, pero decidió que éste era el momento para contarle. Tomó de las manos a Celeste y la miró fijamente.
- Fui a buscarte, corrí abajo de la lluvia con Floyd para encontrarte. Y cuando me dijeron que te habías ido, que ya era tarde, ahí me desmoroné y me di cuenta de todo.
- ¿Qué?.- preguntó Celeste sin comprender.- ¿No era que no habías ido?.
- ¿Cómo no voy a ir?.- comentó Bautista con una sonrisa tierna.
- Yo sabía que mi vida era con vos acá. Lo sabía.- dijo Celeste firme y segura.- Pero después todos, desde mis viejos hasta las chicas, me empezaron a decir que tenía que hacerlo, que no había otra oportunidad así...
- Es cierto. Desaprovechaste una re chance.
- Pero yo quería irme con vos. No con otro. Felipe no significa nada para mí.- dijo Celeste.

Rocío estaba sentada en el suelo del pasillo del hospital con su mejor mala cara. A su lado, estaba Santino conversando con Pache y Matías, el hermano de Maca, intentando levantarles el ánimo, aunque todo lo que hacía era en vano porque nada los haría sentir mejor.
Un poco fastidiosa, más aún que de costumbre, Rocío se puso de pie, se acomodó la ropa y le dijo a Santino que ya era hora de volver al estudio a trabajar.
- ¿Trabajar? ¿Ahora?. Me quiero quedar acá con Pache.- dijo el joven.
Rocío le indicó que, al menos, la acompañara a ella afuera. Santino supuso que la rubia debía decirle algo, así que les pidió permiso a Pache y a Matías y comenzaron a caminar para salir del hospital.

Si había algo que afianzó muchísimo más la amistad de Lautaro y Nicolás, era el simple hecho de que ambos estaban intentando superar a la misma mujer. Ya sentían asco por Rocío más que amor, pero era inevitable que no soñaran con ella o no la pensara. Pero también, ambos se daban cuenta que no valía la pena sufrir así por quien no lo vale.
Lautaro, por su parte, decidió enfocarse en la facultad y buscarse un trabajo, con la idea de estar más ocupado que libre, y así poder pensar menos. Sabía que el cuerpo no le resistiría tanto desgaste, porque aparte de todo, él entrenaba siempre. Pero igual se puso a buscar por doquier, en busca de alguna distracción que haga que supere a Rocío.
Nicolás tomó las cosas de manera distinta. La quería a Rocío, sí, de hecho todavía la quiere...Pero más se quiere a él, y esto es lo que le permite superar a las personas con total facilidad. También considera que para olvidar a una persona lo mejor es estar con otra, lo que pasa es que no tenía otra como par...Vera. ¿Y Vera? Vera.
- Vera...- dijo pensativo, en voz alta.
Recordó que hacía unas horas la había aceptado en facebook, así que no dudó en hablarle al chat.

Cuando ella recibió aquel mensaje inesperado, ya el corazón no le resistía más las ganas de salirse de lugar. Gritaba desaforadamente, total vivía sola y no molestaba a nadie. Una vez que se relajó y se miró al espejo, estaba toda despeinada y con los cachetes sonrojados. Pensó a sí misma que era patética, y que no podía desesperarse así porque Nicolás le había hablado...¡¡Eso!! ¡Le había hablado! Aunque le puso un sumiso y seco: "Holas".
¿"Holas"? ¿Qué significa eso? ¿Se le patinó una letra "S" o lo hizo a propósito para hacer más simpático el saludo? ¿Para qué le hablaba? O sea, ¿qué se le dio por hablarle?. Todas estas preguntas pasaban por la cabeza de Vera mientras que Nicolás ni se preocupaba en lo que había puesto, simplemente le habló totalmente relajado y despreocupado.

Pache estaba devastado. Ya no sabía cómo salir adelante después de todo lo que estaba sucediendo. En el trabajo seguro lo echarían porque ya se excedió de la licencia, al club no iba a entrenar hace muchísimo y es más, ya le habían buscado reemplazo, y después, y lo peor de todo: la salud de su novia. Se sentía tan culpable por todo, que eso lograba que no quiera tampoco moverse un segundo del hospital y estar presente en cada palabra de los médicos cuando salían de la habitación donde estaba Macarena...

Ale estaba pesaroso, triste, sin fuerzas ni para llamar a Lauti y contarle todo. Habían salido las cosas mal: nada de lo que él imaginaba sucedió. No hubo abrazo tierno que termine en beso, no hubo una cita, no hubo una caminata por el parque...No hubo nada. Simplemente hubo un agradecimiento como quien le devolviera cualquier pavada. ¡Era su cadenita! Otro pibe ni ahí hacía lo que hizo él...Y Malena no lo sabía ver.
Decidió volver a su casa, rendido ya, y sin ganas de hablar con absolutamente nadie. En el camino, se cruzó nuevamente a Martín con Male, muy acaramelados, abrazados y dándose besos.
Finalmente, el corazón de Ale terminó por romperse al cien por cien.

La charla entre Vera y Nicolás fue fluída y divertida. Si él tardaba cinco minutos en contestar, ella tardaba siete. La diferencia es que él no lo hacía a propósito y ella sí, para no parecer una desesperada ni como que estaba pendiente de que él le conteste. Pero la realidad era que sí.
Ese martes, Vera había decidido no asistir al hospital porque tenía que terminar una maqueta y quiso también hacer la de Macarena para impedir que se atrase, pero se rompieron por completo cuando festejó que Nico la aceptó en Facebook, así que tuvo que empezar de cero con todo, y eso la ayudaba a uqe pase el tiempo y no le tenga que contestar tan rápido a él.
En un momento, la charla se puso más interesante.
Nicolás: Disculpá por el garrón que te comiste el domingo. Bah, todos nos comimos un garrón.
Vera: Todo bien. Me alegra que a Rocío se le haya caído la careta.
Nicolás: No es mala mina igual. Patinó nada más.
Vera: No sé, no la conozco como para opinar.
Nicolás: ¿Te puedo hacer una pregunta?
Vera: Decime.
Nicolás: No, nada, dejá. Una boludez. Te dejo que me voy a bañar y acostar que mañana voy a pasarme todo el día en el club. Beso.
Vera: ¡Pará!.
Nicolás: Jaja, ¿qué pasa?.
Vera: No me dejes con esta intriga.
Nicolás: Me re cabe dejar a la gente con intriga. Chau, linda.
¡¡Linda!! ¡Le había dicho que era linda! Vera no podía creer lo que sus ojos estaban leyendo. Era el sueño de la piba, que su chico, su platónico, el que más le guste, le hable. Y Nicolás no sólo había cumplido con eso, sino que también le había dicho que era linda. Por más que le haya costado horrores, Vera decidió clavarle visto para no ser pesada, y esperaba que al día siguiente, Nico le hable de nuevo.

Como Bautista casi nunca estaba en casa y ya había analizado bastante sus horarios, Pedro, siempre que podía, se prendía un cigarrillo de marihuana. A veces le daban ganas de aspirar otra sustancia extraña, pero prefería no hacerlo, ya que con el porro se conformaba un poco.
Mientras estaba sentado en la computadora enviando su currículum a ciertos trabajos para hacer algo de su vida, comprobó que su celular no había sonado en todo el día. Eso significaba que Rocío no le había contestado jamás el mensaje de buenos días. "Puta", pensó, y siguió haciendo la suya.

- ¿Para qué querés salir afuera? Qué hinchapelota.- le dijo Santino a Rocío, un poco irritado.- Estaba intentando consolar a...
- Estabas hinchando los huevos, Santi.- exclamó Rocío de mala gana.- Tengo ganas de salir porque tengo ganas de salir, ¿está mal? Odio los hospitales.
Pero cuando estaba terminando de decir eso, vio sentados en el buffet del hospital a Bautista y Celeste, tomados de la mano. Y mágicamente para Rocío, el hospital se convirtió en un increíble e insólito lugar de reencuentro.
- ¡¡Amiga!!.- gritó fuertemente, alarmando a todas las personas a su alrededor. Pero no le importaba en absoluto, simplemente quería correr hacia donde estaba Celeste y abrazarla con locura y no soltarla jamás, y eso exactamente hizo.
Las dos amigas se sumergieron en un océano de gomosidad y ternura entre ellas, mientras se elogiaban mutuamente por lo linda que estaba la otra y se querían contar todo en menos de dos segundos. Bautista se paró y fue hacia donde estaban ellas, junto con Santino. Celeste no entendía bien qué hacía ese joven ahí, pero Rocío le aclaró que tenían mucho para hablar y después entendería todo.
- Pará, ahora que lo pienso...- dijo Rocío, mirando a Bauti y luego a Celeste.- ¿Qué hacen ustedes dos así, como si nada?.
La morocha revoleó los ojos en señal de complicidad con Bauti y luego le dedicó una sonrisa pícara a Rocío.
- Yo también tengo mis cosas para contar, querida.- dijo, abrazando a su amiga de nuevo.- Pero paren, necesito ver a Maca urgentemente.
- Imposible.- comentó Rocío con pesar.- Está en la parte de terapia intensiva, sólo pueden entrar familiares.
- ¡Me estás jodiendo!.- otra vez, la gente se volteaba a observar lo que pasaba. Bautista moría de vergüenza cada vez que las dos muchachas gritaban porque alarmaban a todo el mundo. No debían olvidarse que estaban en un hospital.
- Bajen la voz, che.- las retó.- Es un hospital.
- Es el buffet, por lo tanto acá se puede hablar normal.- dijo Rocío un tanto sacada de quicio porque detestaba que la callen.
Mientras iniciaba una tonta discusión algo graciosa entre Rocío y Bautista, Celeste salió corriendo.
- ¡Eu, Celeste!.- gritó Bautista.
- ¡¡Celes!!.
Pero no escuchaba a ninguno. Lo único que quería era buscar la habitación de Maca y verla. Era lo que más le importaba en este momento una vez que supo cuál era.
Llegó a la puerta y se encontró con Pache, Matías y Sonia, los tres sentados mirando al suelo, ya vencidos por el sueño, la presión, el miedo y la preocupación. La joven los observó, y con sus pasos, Pache levantó la cabeza y la vio. Se paró enseguida y la abrazó fuerte.
- No puedo creer que estés acá. Maca estaría feliz.- dijo él, aguantando las ganas de no llorar.
- No hables de ella como si estuviera muerta, por favor te lo pido.- resongó Celeste. Luego, saludó a Sonia y a Mati, preguntándoles bien qué fue lo que había pasado. Mientras ellos les contaban, un centenar de camillas y médicos corriendo pasaban delante de ellos. Celeste aprovechó un instante de calma, donde irrumpió en la habitación de Maca mientras Sonia de atrás gritaba que no entre y se detenga: pero era tarde. Celeste cerró la puerta con llave tras de sí, y se sentó nerviosamente al lado de su amiga, tomándola de la mano.
Estaba fría, muy fría. Y también tenía una expresión de angustia en su carita dormida. Celeste le dio un beso en la mano, y luego miró hacia la puerta, donde escuchaba golpes constantes y Sonia llorando del otro lado. Escuchaba a Rocío intentando no gritar, pero aún así haciéndolo, exclamándole a Celeste que salga de ahí, que la iban a matar.
Pero a la morocha no le importaba. Sólo quería acompañar a su amiga, el principal motivo por el que volvió de Estados Unidos. Inevitablemente, las lágrimas cayeron de su rostro, mientras la acariciaba a Macarena suavemente y le decía unas lindas palabras. 
- Vamos, hermosa. Despertate. Despertate y sé. Tenés que vivir libre o nada, no podés estar acá. No es tu lugar. Tu lugar está allá afuera, con los que te aman, los que estamos siempre con vos. Sos hermosa, sos más hermosa que ninguna y a tu manera. Si tan sólo pudieras aceptarte...
Y Celeste notó como Macarena le agarraba más fuerte de la mano. La estaba escuchando...Se estaba despertando...


Continuará...

21 comentarios:

  1. No me podes hacer llorar de esta manera con una novela!!! Me encanta colisss, ya quiero que sea el proximo domingoooo

    ResponderEliminar
  2. :OOOOOO CELESTE ES UNA SANTA, SANTA GILDA (?)

    ResponderEliminar
  3. Me llore la vidas! No puede ser tan hermosa esta novela! Gracias

    ResponderEliminar
  4. Que novela tan hermosa, que lindo que volvió Celes! Odio la relación entre Nico y Vera, pero bueno si no queda otra. Ojalá se les vuelva a dar con Ro, lindísimos son para mi. Maca recuperate por favor :(

    ResponderEliminar
  5. Amo esto, no puede más de perfecta esta novela. Suban fotos de los personajes por faaaa!!!

    ResponderEliminar
  6. me llore todo AMO esa amistad que tienen todos, gracias colis

    ResponderEliminar
  7. es lo mas lino que haaaaaaay , con TANTA atencion lo lei que se me hizo muuuuuuy cortito ,es muy GENIAL esto.

    ResponderEliminar
  8. Coliiis Geniia Aguannte Vera y BAUTI Vamoood Macaaaa Arreba!

    ResponderEliminar
  9. AMO ENTRELAZADOS, me encantaria que Vera y Celes se hagan amigas y de paso se arregle con Ro. Maca esta despertando <3
    pd: no podes dejarla asi, SEGUILA PORFAAAS

    ResponderEliminar
  10. Cóooooomo lloré Colis hija de putaaaaaa, sos una genia de verdad!!!! Vera y Nico no, está muy para tirrar barro Vera, se hace la buenita pero mmmm, en cualquier momento la caga. Ojalá Rocío que a pesar de ser boluda es buena mina, se le de de vuelta con Nico, Macaaaaaaaaaaaa dale volvéeeee, COMO ES EL NOMBRE DE PACHE??? jajajajaja dudísimaaaa

    ResponderEliminar
  11. Increíble el talento que tiene esta chica para armar está novela, entrelazados cada vez mejor, me deja re manija está buenísimo las cosas que pasan algunas son claramente lo que pasa en nuestras vidas y nos sentimos identificados, exelente, incluso más

    ResponderEliminar
  12. cada dia mas buena Colis!!!!llore una banda jajaja, me gusta lo de vera y nico, me parece que ellos tienen que estar juntos!!!!!ojo, tambien me banco a rocio, pero creo que va a estar mejor con santino!


    CREO QUE HABLO POR TODAS CUANDO EXIJO UNA FOTO DE CDA UNO D LOS PERSONAJES!!!!!NO ME ALCANZA CON IMAGINARMELOS, PORFAVORRRRRRRRRRR

    ResponderEliminar
  13. Llore con este capitulo, esta muy bueno, es ree cualqui q no pongan fotos de los personajeeees, por favor pongan una por lo menos.

    ResponderEliminar
  14. mi situacion es la siguiente, respecto a Nico y Lauti somos una amiga y yo... Pero tengo algo de la personalidad de rocio. ¿Me explico?

    ResponderEliminar
  15. como las amo con todo , esto es lo masss

    ResponderEliminar
  16. Leí esta novela en 3 noches. Un vicio maaaal. Genial.

    ResponderEliminar
  17. Me re gusta Nico con Vera ♥, me encantaria que Lauti y Rochi vuelvan, pero es obvio que no va a pasar. Me re gustó que veles haya vuelto, amo a Celes y a Bauti. Me siento taan identificada con Macarena !! Un amor Pache acompañandola siempre ♥. Muy bueno todo esto, la novela. Igual este cap. Fue re cortitooo !!!

    ResponderEliminar
  18. GROSA COLIS. TE ADMIRO..
    Amo a Ro, es muy YO ajaja :3

    ResponderEliminar
  19. Nunca me senti tan identificada con alguien como me senti con vera!!!
    Nico tiene que terminar con rocio, es la pareja perfecta. Volvio celesteeeee, extranaba verla con bauti. Me encanta la novela, hagan capitulos mas largos POR FAVOR!!!!!

    ResponderEliminar
  20. Me siento Malena, soy Malena, me hace mierda. que horror. siento que no tengo amigas en verdad, no tengo a nada.

    ResponderEliminar