lunes, 5 de marzo de 2018

Hasta siempre

No quería imaginar que este día llegaría. Tratarnos como dos desconocidos, tenernos cerca y no abrazarnos, no escribirnos ni siquiera para saber cómo está el otro. 
Te valoré y te cuidé como a nadie, así que no me vengan con el cuentito de que “no sabés lo que tenés hasta que lo perdés”. Porque yo sí sabía. Sabía que tenía al mejor hombre a mi lado, sabía que alguien como vos no iba a encontrar nunca, sabía que eras el amor de mi vida y, aunque ahora no estemos juntos, ese puesto será tuyo para siempre.
Porque te la jugaste por mí como nadie, porque me hiciste vivir experiencias que jamás hubiera creído posibles, porque me enseñaste lo que es el amor sano, puro y verdadero. Porque por vos hice cosas que nunca hubiera hecho, porque con vos aprendí a vivir y a ser la mejor versión de mí.
Lamentablemente nadie es perfecto (o por suerte), y mucho menos una relación, en la que son dos personas las que comparten un sentimiento tan grande. Y yo me entregué en cuerpo y alma, dejé todo por vos, pero nunca es suficiente.
Tranquilo. Sé que me amaste como jamás habías amado a alguien y sé que también, como yo, diste todo por lo que teníamos. De vos me despido segura por esa misma razón: porque jamás dudé del inmenso amor que sentías hacia mí... Sólo que este no es nuestro momento, no es nuestro tiempo o tal vez no es esta vida la que nos quiere juntos.
Esperemos, confiemos, que los reencuentros son mágicos.
Y vos, sos magia.
No es casualidad.
Hasta siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario