lunes, 7 de marzo de 2016

Cuando éramos amigos

Una vez más me siento en un valle sin rumbo, me encuentro en un laberinto que no tiene salida que yo misma construí. Yo misma tendí mi propia trampa.
Gran parte de mi mundo se resumía en tu persona, eras mi mejor amigo. Con vos compartía todo: lo bueno, lo malo y lo peor. Siempre estabas para mí y yo para vos. Sabía que te quería pero no tenía claro a qué punto.
Siempre íbamos de la mano a todos lados, muchas personas juraban que lo nuestro no era una relación de simples amigos, todos decían que éramos algo más, pero no nos dejábamos corromper, teníamos bien claro que éramos mejores amigos...Pero un día te besé, ¿te acordás? De repente no lo pude evitar, sólo te vi, te pedí que cerraras los ojos y junté tus labios con los míos. Nos pusimos nerviosos como dos nenes y, cuando retomaste el aliento, me pediste que fuera tu novia. Acepté, pero instantes después me retracté. Tenía miedo de que nuestra perfecta amistad se echara a perder con el título de noviazgo. No lo entendiste del todo pero lo aceptaste.
Días después te llamé y me dijiste que no podías estar más conmigo, porque te sentías falso...La verdad era que, si me querías bastante como para llamarme amiga por siempre, tolerarías esto. Te pedí que recapacitáramos, que lo habláramos, pero me dijiste que ya era tarde. Esa fue la última vez que hablé con vos.
Si lo nuestro siendo novios iba a funcionar o no es algo que ya no lo voy a saber porque me dejaste muy claro que no eras de mitades, con vos era todo o nada. Tal vez si no te hubiera besado no te hubieras animado a pedirme que fuera tu novia, tal vez sos el amor que sabés que yo siempre pedíaY ahora sólo me queda recordar cuando éramos amigos.


@Incredulas - 07/03/16

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