viernes, 15 de enero de 2016

Sabiduría

Creo que ya llegó el momento de dejarlos atrás. Ya lo entendí, hoy por fin lo entendí.
Un dolor anestesiado despertó a gritos en un cuerpo las razones que la mente ignoraba en su letargo. Un dolor infante, que no quiso percatarse de su crecimiento porque era más fácil llenar el vacío sin sentido, antes que atravesarlo. Un dolor que fue obligado a dejarse ver a través de miedos y enojos, que se manifestó en un escudo omnipotente con fecha de vencimiento.
Sé que el miedo todavía se resiste a atravesar el dolor, porque esto implicaría nuevamente un cambio de esquemas y de panorama...Implicaría que las reacciones atadas a él desaparezcan, y por eso el recelo de querer quedarse.
Pero ya no más. 
Hoy abracé este cielo, que con todos sus misterios, me demostró que la soledad está llena de estrellas cuando se desnuda frente al espejo, que la luna está para iluminar la oscuridad y que el sol cicatriza las heridas que la lluvia limpia.
Quizás era necesario aprender eso para despojarme de los restos que no me dejaban ser y que en su momento significaron un aprendizaje, pero que hoy ya no me sirven. Hoy prefiero acariciar esa sabiduría, pero sin recorrer la memoria con lamentos. Hoy quiero llenar de miel pura ese vacío, no de endulzantes artificiales que ensordecen los sentidos.
Tuve que pasar por varios puntos de inflexión y aceptación para darme cuenta de que a esta última no le alcanza sólo con un perdón mental, sino que necesita abrazarse, dejarse ser sin buscar tanta explicación, porque las palabras muchas veces desbordan. Y por eso hoy entiendo que para que todo ese aire fluya plenamente es necesario remover restos anteriores desde un estado más sano para poder soltarlos, aunque eso implique que el dolor duela más tiempo del que quisiera. Y aunque tardé en darme cuenta (o en querer ver) todo esto, puedo comprender lo necesario que fue el proceso, porque esos son los costos de poder sentir el viento. Ese viento, que después de tirar abajo toda una ciudad, limpió con su fuerza los restos de la tempestad.
En este círculo infinito, sé que cada vez que oscurezca es porque estoy más cerca del sol. Sé que la primavera necesita del invierno, y que es en ese invierno donde se aprecia más el calor.
"No será tarde cuando pueda ver aún que habrá en la noche una mañana por llegar".


@Incredulas - 15/01/16

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