viernes, 29 de enero de 2016

La turista

Te quiero diferente. Ni más ni menos, diferente. 
Te quiero en la oscuridad cuando nadie escucha y nadie puede opinar, o cuando se escucha mejor y más claro.
Te quiero diciéndome que todo está bien, mientras tus cejas me estudian desde el rincón y se fruncen porque no entendés lo que digo o no lo compartís pero aún así me escuchás.
Ya sabés que nunca me vas a tener que explicar nada, pero igual no parás de hablar. Y yo soy una eterna turista en tu mundo, ese mundo que todavía me sigue sorprendiendo y asombrando.
Ya me cansé de hablar con vos porque es mucha información para mí por hoy, pero no quiero irme a dormir, no me quiero olvidar de todas las cosas que me dijiste casi sin darte cuenta, mientras escuchábamos los relámpagos de los capítulos cerrándose los ojos tuyos, los míos, los de acá, los de allá. Otra noche más que tenemos juntos.
Te quiero como te conocí: rapaz, nocturno, con tu paciencia insoslayable. 
Te quiero, pero eso sólo, o también suponés, porque nunca lo vas saber, y eso te enfurece por tres minutos, o capaz más, pero mi atención sólo llegó hasta ahí, hasta donde repare en los puntos de luz que se colaban por la ventana como abriéndose paso a empujones. 
Te quiero como cuando me mirás para saber qué pienso pero nunca lo vas a saber, sólo lo suponés pero ya no te importa, o a mí no me importa.


@Incredulas - 29/01/16

No hay comentarios:

Publicar un comentario