lunes, 11 de enero de 2016

Pobre la gente

No creo en nadie que asegure no arrepentirse de nada con la excusa de que sino no sería quién es o no estaría donde está ahora. Crecer es asumir errores. Arrepentirse es asumir que hiciste cosas mal, que pudiste hacerlas mejor y que la experiencia no es excusa. Arrepentirse es aprender a pedir perdón con honestidad y no para sacarte de encima el quilombo. Arrepentirse es asumir que eso de aprender de los errores es asumirlos sin vanagloriarlos. No estuvo bien lo que hiciste, che, pero siempre se puede estar un poquito mejor, y hacia eso hay que ir, con proyectos, con buena onda, con buena cara.
Pobre la gente que no tiene conflictos, culpas ni traiciones encima.
Pobre la gente que le tiene miedo a vivir. A mí me gusta escuchar al derrotado, al que fue a fondo y perdió, al que apostó todo contra eso que sentía y no le salió...Esa persona tiene la riqueza que me interesa.
Pobre la gente que heredó la casa, que le pagaron la carrera y que le regalaron el auto cuando cumplió dieciocho. A esa persona lo mintieron triunfador. 
Pobre la gente que no le metieron los cuernos o sufrió por amor.
Pobre la gente que no se pasó tardes enteras vagando con amigos.
Pobre la gente que no probó para que no le guste. Pobres...
Pobre la gente que no tomó hasta vomitar.
Pobre la gente que no le tuvo que sostener el pelo a una amiga mientras quebraba.
Pobre la gente que no escribió una carta de amor.
Pobre la gente que todavía no vivió lo que hay que vivir para así empezar a disfrutar cuando todas esas mierdas desaparecen y te das cuenta que la felicidad estaba en pequeñas cosas que, si seguías con esa postura, nunca ibas a encontrar.


@Incredulas - 10/01/16

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