martes, 30 de septiembre de 2014

Revisar las amistades

Hay momentos en la vida donde una tiene que hacer un freno, ponerle pausa a la rutina que a veces nos parece infrenable y dedicar ese tiempo de break para revisarnos el corazón. Y ojo que cuando digo "corazón" no me estoy refiriendo exclusivamente a cuestiones del amor, sino también a nuestras amistades, nuestra familia, nuestros proyectos, el futuro y nosotras mismas. 
Algunas veces, por simple costumbre, o por complejo de miedo a variar esa costumbre, pasamos por alto situaciones que nos lastiman o nos molestan, y la justificación es: "bueno, es mi amiga" o "¿qué puedo hacer? Es así" ¿Por qué esa manera de resignarnos y aceptar algo que no nos hace felices ni nos suma?
Muchas veces, de chicas, forjamos amistades que creemos durarán para siempre, pero al pasar los años, el desgaste y los conflictos sin tratar, terminan repercutiendo de alguna forma. A la larga o a la corta, en algún momento vamos a empezar a sentir que ese grupo de personas o esa persona en particular que creíamos que era tan especial, ya no lo es. O quizás sí, pero el dejar pasar conflictos sin ser hablados y solucionados, generó ese sentimiento de vacío y la sensación de que hay algo que ya no es lo mismo.
Es importante que sepamos discernir de manera racional y sincera, con una mano en el corazón, cuáles son las personas que realmente se merecen el título de "amigos" y no llamar así a todo el mundo por costumbre.
Que algunas personas hayan sido muy importantes y grandes amigas o amigos en algún momento, no significa que tienen que, por obligación, seguir siendo considerados de esta forma en el presente. Hay que ser sinceras con nosotras mismas y saber diferenciar entre alguien que fue nuestro amigo, alguien que lo es en este momento, y alguien que lo va a ser para siempre.
Al momento de hacer esta auto revisión del corazón, debemos prestar especial atención a lo que sentimos cuando en un intento de sinceridad nos decimos: "Esta persona ya no es mi amiga en serio". Si al pronunciar estas palabras se nos comprime el corazón, y nos genera mucha tristeza, es porque la amistad no está perdida del todo, el amor sigue presente y esa persona sigue conservando un puesto de importancia en nuestra vida. En este caso, lo mejor que se puede hacer es hablar. Si no lo hace ella o él, esforzate vos por sanar las heridas viejas o nuevas de esa amistad y poder así remontarla. Dale un abrazo a esa persona, decile lo importante que es para vos y contale con sinceridad todas las situaciones que te pusieron triste con respecto a ustedes y su amistad. Si realmente te considera, al igual que vos, su amiga, entonces se va a interesar mucho por escucharte, y seguramente también tenga cosas para decirte a vos, siempre con amor y teniendo en claro que el objetivo es solucionar los conflictos y no, nunca jamás, echarlos en cara. No hay nada más aliviador que poder hablar y solucionar un tema que te acongoja.
Ojalá todas podamos, después de leer este texto, darnos unos minutos para evaluar nuestras amistades y darles a cada una el valor y el amor que realmente se merecen.


@Incredulas - 30/09/14

domingo, 28 de septiembre de 2014

Entrelazados - Capítulo 25

- Por favor, Bauti, vení.
Bautista caminaba velozmente por la calle rumbo a su casa, mientras Celeste lo corría para alcanzarlo. El muchacho no se volteó para verla ni una sola vez.
- Escuchame un segundo, mi amor, por f...
Bauti comenzó a reír irónicamente, hasta que frenó su caminata, se volteó y miró a Celeste fulminantemente.
- ¡¿Mi amor?! ¡Mi amor! ¡Mi amor me dice!.- sigue riéndose.- ¡No podés más, eh!.- continuó corriendo.
Celeste se acercó más a él, agitada por la corrida.
- Dejame que te explique, por favor.
- No hacía falta que hagas toda esa pelotudes en la calle. No hacía falta que te escondas de mí. No hacía falta que me mientas.
Celeste comienza a hacer puchero.
- ¡No hagas puchero!.- si había algo que a Bauti lo derretía, era la carita de su novia cuando estaba a punto de llorar.- Dejame, Celeste, todo bien. Dejame solo.
- ¡Necesito que me escuches una vez!
- ¿Para qué? ¿Para que me digas que ya está? Ya sé que fracasé, no necesito que tampoco me lo afirmes vos.
Celeste continuaba llorando y haciendo puchero inintencionalmente.
- Yo fracasé.- dijo la morocha entre sollozos, sentándose en el cordón de la calle. 
Bautista se quedó parado, inmóvil, mirando fijo a Celeste que se tapaba la cara mientras lloraba. Ninguno de los dos se animaba a hablar, tampoco había mucho que decir. En un momento, Celeste levantó la cabeza y miró a Bauti.
- No me lo comí.
Bauti miró para abajo y se quedó callado, ignorando lo que había dicho Celeste.
- ¡No me lo comí, dije!
Bautista respiró hondo una vez más, y se sentó al lado de Celeste. No quería llorar, no debía hacerlo, pero...las lágrimas brotaron sin permiso de su rostro.
- ¿Lo amás a él todavía?
Celeste miró al cielo. Lo que más temía era que Bautista le haga esa pregunta. Tan sólo optó por el silencio, y dicen que el que calla otorga...
Bautista sonrió con desgano de manera irónica, se levantó y miró a Celeste.
- Perfecto. Justo entendí todo cuando no había más nada que entender. Chau, Celeste.- el joven puso las manos en los bolsillos y se fue caminando a su casa, dejando a Celeste detrás, lloriqueando, sola.

El abrazo entre Nicolás y Rocío fue muy largo. Decidieron encontrarse en el parque alrededor de las tres de la tarde, una vez que Nico ya estuvo bastante tiempo en su casa y lo dejaran salir. Ambos se sonrieron todo el tiempo, se estrecharon los brazos mutuamente y de manera fuerte. Nicolás no tenía palabras para agradecerle a la rubia lo mucho que se la jugó y se arriesgó para lograr que él salga de la cárcel.
- ¿Cómo te imaginaste que yo no había sido?
- No lo imaginé...- silencio.- Simplemente lo sabía.
Los dos jóvenes se abrazaron de nuevo y caminaron por el parque un largo rato contándose las experiencias vividas estos días que no se habían visto. Rocío le contó a Nico de la fiesta, de la presencia de Felipe, de la relación de Maca y Pache y de lo que le había dicho a Lautaro para que no la joda ahora a la tarde.
- Le dije que tenía que preparar cosas para el primer día de facultad mañana.- sonrió.- La verdad no me gusta mentirle, pero no me quedaba otra.
Luego le tocó el turno a Nicolás de contar todo. Le mencionó a Rocío que estaba en juicio con Malena (aunque era menor de edad, así que toda la responsabilidad era de los padres).
- Me parece que va a quedar inimputable. Supongo que la van a mandar a un instituto de menores.
Rocío se rió.
- ¿Estás loco? La van a dejar hacer su vida en paz. En este país no hay justicia.
- Tampoco creo que merezca algo así, ¿no?
Rocío miró fijo a Nico, con cara de pocos amigos.
- ¿Te parece que no? Es una locura lo que hizo, Nicolás.
Nico se rió y le agarró la cara a Rocío, en un gesto cómplice. La rubia alejó su cara y Nicolás entendió el mensaje sin hablar.
- ¿Y no sabés más nada del pibe que conociste?
- Yo me fui y el todavía seguía ahí. Era un copado el chabón.- Nico miró al cielo pensativo.- Un bohemio.

De hecho, Santino todavía seguía adentro de la celda. Ya sentía la ropa pegada a su cuerpo con motivo de la transpiración. Se acercó a las rejas y llamó al guardia, quien lo miró con mala cara, por lo que el joven optó por no decirle nada. Se sentó en un costado de la celda, solo, pensativo. Estaba contento de estar allí y no recorriendo el mundo con sus padres y sus corrupciones.

Luego de la fiesta en el club, Pachetti estaba tan dado vuelta que Maca optó por dejarlo quedarse a dormir en su casa. Era su novio ahora, por lo tanto era también responsabilidad de ella cuidarlo en caso de que él no esté consciente. Sonia, la mamá de Maca, no estaba muy de acuerdo en que llegue su yerno en ese estado a la casa, sobre todo si ya eran las ocho de la mañana, pero con todos los problemas que tuvo Macarena ya no la quería contradecir en lo absoluto y prefería darle todos los gustos así no se mandaba más cagadas. 
Apenas se recostaron en la cama, Pache reaccionó de golpe y abrazó fuerte a Maca, abalanzándose sobre ella. 
- ¿Qué hacés, amor? Acostate, estás re en pedo.
Pache se sentó en el borde de la cama.
- No estoy borracho. Me estuve haciendo. Bah, en realidad no.- se puso a pensar.- Sí, estaba un toque escabiado, pero ya se me pasó. Exageré para tener una buena excusa para venir a dormir con vos y que tu mamá no se enoje tanto.
Maca comenzó a reírse. Le dio mucha ternura el gesto de su novio, por lo que no se iba a enojar en absoluto.

Celeste no había podido dormir en toda la noche. Llegó tarde a su casa después de haber caminado sola horas y horas pensando. Felipe la llamó alrededor de seis veces, y ella había llamado a Bauti aproximadamente veintiocho veces más, sin recibir respuesta. Se sentía tan mal, tan culpable...Hasta que recordó que no había hecho nada, simplemente fue todo un mal entendido. De todas formas, su cabeza daba vueltas como un lavarropa y ella no sabía qué hacer, no sabía en quién confiar, no sabía a quién recurrir. Se sentía vacía sin Bautista, ese mismo vacío y soledad que sintió cuando Felipe se fue a Estados Unidos. Y le daba muchísima culpa a Celeste el hecho de que el dolor por la ausencia de Felipe haya sido mucho peor y horrible que la pérdida de Bautista pero, ¿qué podía hacer? Eran cosas totalmente diferentes, sumado a que cuando fue su despedida con Felipe era más chica, y además habían tenido un noviazgo de largos años en la etapa más complicada de la adolescencia donde hay cambios y revoluciones tanto en el cuerpo como en el pensamiento, y ella había atravesado todo de la mano con Felipe, por eso el golpe de su partida había sido tan fuerte. En cambio, con Bautista llevaba poco tiempo, de hecho llevaba sólo un día de novia con él, pero sentía algo muy fuerte...Y ahora que sabía que no lo tenía más porque el orgullo de ese pibe era mucho más fuerte que cualquier otra cosa, no se sentía tan apenada como si le hubiera pasado lo mismo con Felipe. Necesitaba desahogarse, llorar días enteros mientras comía helado y miraba Pretty Little Liars, pero también necesitaba una contención. A Rocío no podía recurrir porque ya bastante enquilombada estaba entre Nico y Lautaro, además de que odia a Felipe con todo su corazón y eso sólo haría que lleve a Celeste hacia Bautista, por lo tanto no le servía, necesitaba alguien imparcial. A Maca sinceramente no la quería joder. Sufrió tanto y pelearon tanto, que ahora verla tan bien, sana y querida le gustaba mucho y la hacía feliz como amiga darse cuenta que había alcanzado todo lo que siempre soñó. No quería boicotear la felicidad momentánea de Macarena, sería muy egoísta de su parte. Celeste se desesperaba por contarle todo a su mamá, pero no olvidaba que ella había sido quien le dijo a Felipe dónde estaría esa noche, aún sabiendo que ella asistiría con Bautista, por lo tanto estaba enojada hasta con su propia mamá. No podía dejar las cosas así. No iba a ser una cagona de nuevo. Se levantó y se miró al espejo. Las ojeras le llegaban al suelo, el rímmel y delineador estaban corridos al punto de hacerla semejar a un mapache descompuesto. Escuchó que sonó el timbre pero hizo caso omiso a eso, seguro estaba su familia y alguien iba a abrir, total a ella no iría a visitarla nadie. Se dio una ducha caliente, y aún con el toallón envuelto en su cuerpo y el pelo mojado cayendo sobre su espalda, abrió el placard. Justo cuando comenzaba a cambiarse, tocaron la puerta de su pieza, por lo que se puso el toallón sobre su cuerpo de nuevo y abrió la puerta. Allí estaba él, parado delante de ella, con lágrimas en los ojos, esperando una respuesta que Celeste no podía darle...

¿Quién estaba parado delante de Celeste? ¿Felipe o Bauti?


Continuará...

sábado, 27 de septiembre de 2014

Envidiable amor

Mi vida, vuelvo a pedirte nuevamente perdón, y en verdad merecés que así sea. Lo único que te pido es que me disculpes porque debés comprenderme, porque me parece que a nadie le gustaría algo así, y a mí tampoco me gusta ser tan celosa.
En mi casa casi no me dan bola, pero aparte no me dicen nada porque saben que les contesto mal...Y es por esto.
Perdoname, por favor.
Mi amor, ya me siento nuevamente la misma después de pensar tanto tiempo. Cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día, veo cómo se va afirmando aún más este maravilloso y, por qué no decirlo, envidiable amor.
Sos el hombre que me da las fuerzas necesarias para querer ser cada día un poco mejor. Me esmero con vos para serlo. 
Mirá, tengo una alegría y una felicidad tan grande dentro mío que siento ganas de gritárselo y contárselo a todo el planeta. ¡¡Qué lindo es saber que existe en el mundo, y la tengo yo, a la mejor persona que existe sobre la faz de la tierra!!
Gracias, mi amor, gracias por perdonarme y escucharme siempre. Te amo con todo lo que puedo tener en mi alma que, desde que te conocí, tiene grabado de por vida tu nombre.
Quiero volver a reiterarte que sos un ser humano excepcional, un compañero de fierro, cofrecito de todos mis secretos que solamente conocés vos. ¡Sos lo mejor que hay, mi amor!
Terminé de darme cuenta de todo lo que te necesito física y espiritualmente. Aunque te parezca ridículo, cuando estoy sola digo tu nombre en voz alta y te hablo, te hablo mucho. Es imposible medir el amor que siento por vos. Gracias por hacerme conocer el amor y por enseñarme tantas cosas hermosas que sólo con un amor así se pueden lograr. Te amo.
Jamás pienses (ni por un segundo, eh) que puedo llegar a dejarte. Y, decime, ¿a vos te parece, con todo lo que siento, que podría llegar a hacer una cosa así?
Te voy a contar un secretito. Estoy investigando y viendo por todos lados la forma de conseguir la plata suficiente para poder irnos de viaje unos días lo más pronto posible y poder lograr cuánto antes lo que tanto anhelamos que es formar una familia (plan a futuro, lo sé, pero es un plan igualmente).
Gracias por amarme, por comprenderme, por estar siempre. Gracias, simplemente, por ser vos. 


@Incredulas - 27/09/14

jueves, 25 de septiembre de 2014

Mi cabeza es un revólver

No sé por qué después de haber estacionado el auto tuve que detenerme a mirar el asiento del acompañante. Quizá debe ser porque hoy sentí en carne propia, una vez más, la presencia de la distancia y de cómo los caminos se bifurcan. Hoy te tuve cerca y a la vez estuviste tan lejos...¿Cómo puede ser posible que la gente que te enseña a crecer pase a ser, de un momento para el otro, uno de esos adornos lindos en el estante que no queremos sacar pero que siempre están cubiertos por el polvo del descuido? Hoy tuve que mirar el asiento del acompañante porque alguna vez fue tuyo. Y en esos precisos momentos en los que fuiste protagonista, me dijiste un montón de cosas que yo no supe interpretar, y me da bronca. Qué ganas de haberte entendido en ese momento. ¡Cómo me hubiera gustado ser un poco más viva y haberte ofrecido una mano que verdaderamente te sostenga! Siempre fui sincera con vos...Quizá de una manera inmensamente ingenua, infantil, pero que te bancó hasta donde pudo...Con la paranoia como estandarte me mostrabas tu fragilidad. Y encima me pedías perdón, incluso en esos momentos en donde nuestras debilidades se van al carajo y todo lo que queremos es ser omnipotentes y romper paredes con el bocho, y enseñarle al mundo que las leyes las hacemos nosotros, porque nosotros somos dueños de nuestra vida y al fin al cabo nacemos solos y morimos solos, y al carajo la filosofía y el discurso parental de la moral y decencia. Esos momentos en los que se aspira materia porque la forma está acurrucada en un rincón, preguntándose cómo sigo, por qué me tuvo que pasar a mí, hasta cuándo voy a seguir de este modo, qué debo hacer para no gritar y perder la cordura.
A veces extraño tu voz. Y extraño tu risa, sobre todo tu risa. Nunca escuché en mi vida una risa como la tuya, esa risa que alguna vez supo invadir una mesa entera de Coca-Cola derramada a propósito por las carcajadas de dos adolescentes. Una diversión sana...Pelotudísima pero sana. 
Hoy por hoy puedo decir, después de un largo largo proceso de aceptación, que no soy partidaria de querer volver el tiempo atrás, pero por vos sí lo haría. Por vos me haría ama y señora de las agujas del reloj y trataría de imantar mejor tu brújula, de ser una marinera en el barco de tu desconsuelo y tratar con mucha garra y energía de indicarte el camino que yo considero mejor para tu felicidad, para tu auto aceptación, para recordarte que, lamentablemente, aunque tus caprichitos hagan una manifestación, la vida no es color de rosa, y a veces hay que sacar ganas de hasta donde nunca nos imaginábamos que lo haríamos para superar algún que otro obstáculo. Pero vos supiste ser fanático de la resolución inmediata, sin importar cómo, y te olvidaste que la inmediatez no siempre resulta beneficiosa, pero ya pasó. 
Lo único que espero es que sigas sonriendo, por más que ya haya pasado mucho tiempo desde la última vez que escuché tus carcajadas mágicas. 
No pierdas la sonrisa, la espontaneidad, la forma en que jugás con la musicalidad de tu voz y la calle que supiste ganar, por más que esté en desacuerdo con algún par de cuestiones bastante caretitas.
A la distancia, desde mi cuarto, melancólica y con los párpados pesados te digo que te quiero, que a veces te extraño, que hoy el asiento del acompañante de mi auto se acordó de vos y me señaló tus huellas. 
Es difícil no usar nuestra cabeza como un revólver. Pero, paradójicamente, es mucho más difícil y el triple de satisfactorio mirar el paisaje y seguir, queriendo ser libre, encontrando nuestro lado salvaje, haciéndonos cargo de él quedándonos toda la noche en la arena, intentando que tu historia, tu sonrisa y tus escalofríos valgan la pena...Si no, que no haya nada entonces.


@Incredulas - 25/09/14

martes, 23 de septiembre de 2014

Las ex's dan más miedo que los monstruos

Voy a contar una historia como si no fuese mía, como si no me hiciese llorar noche por medio, y como si ésta no fuese una de esas noches.
Había una vez una chica llamada Luna, que tenía una vida muy normal: una familia que la quería, buenas notas en el colegio, algunas amigas (nunca acostumbró a tener muchas), gustaba de chicos y a veces ellos también gustaban de ella. Disfrutaba de ver series en internet y le gustaba mucho dibujar. Pero Luna aún no se sentía del todo feliz así. Lo que ella anhelaba era encontrar de una vez por todas a su príncipe azul, que la salvaría de la monotonía y la rutina y le alegraría las mañanas, las tardes y las noches.
Ese año estuvo lleno de cambios para Luna, que no sólo se sentía muy grande y capaz de hacer cosas de su edad, sino que también se lo permitían. Conoció a dos chicas, la morocha se llamaba Isabel, y la colorada, Candela. Con ellas forjó un vínculo de amistad muy fuerte y sincero, donde eran ellas tres y el mundo. Y a partir de allí empezó todo.
Todas las noches, sin falta, las tres amigas se quedaban hasta tarde hablando y riéndose por Skype, pero Candela tenía que viajar unos días a Corrientes con su familia, y no tuvo mejor idea que dejar un reemplazo de su voz: un amigo de ella llamado Federico. Entonces esa primer noche sin Cande, Federico, Isabel y Luna se quedaron charlando, conociéndose y dándose cuenta que se divertían mucho juntos.
Para cuando Cande volvió, Luna ya estaba completamente enamorada de Fede. Sabía que él acababa de salir de una relación de varios años, pero eso no la detuvo: se sintió lo suficientemente buena como para hacer que la olvidara definitivamente, y así continuó enganchándose más y más con él.
Al poco tiempo, las noches de Skype pasaron a ser exclusivas entre ellos dos, y fue por ahí por donde Fede le propuso estar juntos. La relación crecía a pasos agigantados, él iba todos los días a su casa a almorzar, y ella lo acompañaba a donde sea que fuera. Al pasar un mes, ya se decían "te amo". Y Luna estaba tan tapada de amor que no pudo ver lo obvio. No se estaba dando cuenta que en este tiempo, Fede había estado reconciliándose con su ex. 
"Me contó mi hermana, que le contó un amigo, que le mandó un WhatsApp Fulanito contándole que anoche la ex de Fede, Marina, se quedó a dormir en su casa, boluda, ¿vos estás al tanto de esto?". De esta manera tan humillante, triste e hiriente tuvo que enterarse. Lo primero que Luna hizo fue correr a preguntarle a su amado si esto era cierto, y él, para sorpresa de todos, no se lo negó. Cuando ella se volteó para escapar lo más rápido posible, antes de empezar a llorar, él la agarró del brazo, la besó y le dijo: "Pero vos me gustás más, pendeja". Luna era una estúpida (cabe aclararlo) y, a pesar de que sabía que no era la única en su corazón, prefirió ser un poquito, antes que no ser nada.
Los meses pasaron, el verano se fue para darle paso al otoño, y la competencia silenciosa pero dolorosamente evidente entre Marina y Luna continuaba. Él siempre amó a su ex. Quizás Luna era sólo un juego, una diversión, o quizás la quiso, pero no tuvo el valor de arriesgar nada, ni siquiera un poquito de su estructurada vida por ella, pero eso es algo que nunca sabremos. Lo que sí sé es que Luna lo amó con locura, e intentó dar todo de sí con tal de ganarse su amor, tanto que hasta le regaló su primera vez. Pero nada fue suficiente, nada alcanzó para ganar el reinado de una tierra que ya tenía reina, le pertenecía a Marina, y hasta me atrevería a asegurar que esto sigue siendo así hoy en día.
Finalmente la historia terminó, y como todo en el universo, pasó. Pero las secuelas en el corazón de Luna nunca se borraron, nunca sanaron, y nunca se olvidaron, sólo fueron tapadas con una sabanita, para poder hacer como si nada hubiera pasado y seguir viviendo a partir de allí.
Tiempo después, Luna conoció a la persona que le curó el corazón del todo, y por si con eso no alcanzaba, le regaló el suyo. Era un hombre valiente y caballero, que aunque fuese el más dulce, cariñoso y frágil con ella, no era ni un poco cobarde cuando de defenderla se trataba. Tenía un corazón gigante y de oro, pero todo relleno de miel. Priorizaba los valores que no cualquiera lograba priorizar, ya que no cualquiera podía ser tan honorable. En fin, él era su príncipe azul. Su nombre era Nahuel.
Cuando Nahuel le pidió a Luna que sea su novia, ella aceptó sin dudarlo ni un segundo, ya que nunca había conocido a alguien tan maravilloso, pero como en toda historia, siempre aparece un conflicto, y ésta no sería la excepción. Nahuel tenía una ex. Y las incógnitas empezaron a surgir en el cerebro de Luna, quien de vez en cuando levantaba la sabanita de su corazón para ver cómo estaba todo allí dentro, y salía preguntándose: "¿Y si me vuelve a pasar lo mismo? ¿Y si las ex's son criaturas incorrompibles? ¿Qué pasa si nunca me llega a amar a mí más de lo que la amó a ella? O peor aún, ¿y si la sigue amando?". Todos estas dudas, que eran en realidad sus más grandes miedos, le torturaban el alma y la acosaban como monstruos abajo de la cama, sin dejarla disfrutar su historia de amor en paz.
Y aunque él hiciera hasta lo imposible para demostrarle que no existen tales monstruos y que su amor es sincero y leal, ella no logra sacarlos de su cabeza, y quizás sea por eso que está ahora buscando desahogarse, contando su historia como si no fuese suya, y llorando un poco, como cada noche por medio.


@Incredulas - 23/09/14

domingo, 21 de septiembre de 2014

Entrelazados - Capítulo 24

Ver otra vez esos ojos verdes que le derretían el mundo le hizo dar cuenta que este tiempo al lado de Bautista era en vano. Ver esa mirada penetrante que la desnudaba por competo la hizo avivarse de que nunca lo había superado. Ver tantos años de amor, tantos años de cariño, tantos años de crecer juntos, generaron que ese recuerdo latente ahora se proyecte físicamente a su lado. Verlo otra vez desmoronó su eje de tranquilidad. Celeste le sostuvo la mirada a Felipe unos quince segundos, boquiabierta y en silencio. Él solamente sonreía y la miraba fijamente, en busca de una respuesta o, quizá, de un abrazo que reflejara la extrañés en este tiempo de estar separados.
- ¿No me vas a decir nada?
Celeste cerró los ojos y sintió que el piso se movía. Estaba mareada y muy atareada. Volvió a escuchar su voz, aquella voz que le había dicho las cosas más lindas del mundo, aquella voz soñada. Volvió a abrir los ojos y Felipe seguía ahí, pero con cara de pocos amigos. Celeste hizo puchero y en menos de un segundo empezó a llorar desconsoladamente, tapándose la cara con las manos. Felipe se acercó a ella, y le quiso correr una mano, pero ella lo quitó de encima bruscamente y se fue corriendo a la calle.

Rocío bailaba con Lautaro, estaba de mucho mejor ánimo después de haber hecho algo bueno por alguien que en este caso era Nicolás. Se acercó a la barra con su novio y se pidieron una cerveza para cada uno. La rubia agarró su vaso y empezó a tomar. En un instante, miró para un costado y lo vio a Felipe, parado mirando hacia la salida, con los ojos bien abiertos, obnubilado. Rocío abrió la boca y dijo:
- ¡No!
Se le cayó el vaso de cerveza sobre sus zapatos pero hizo caso omiso a eso. Cuando se dirigía a ver a Felipe, Bautista se topó en su camino.
- Rochi, ¿la viste a Celes? Estaba allá.- señala al gordo Ale.- y no está más...No sé dónde se metió.
Rocío lo miró, dura, se había puesto totalmente pálida. No le contestó a Bautista, simplemente siguió su camino hasta donde estaba Felipe, le tocó el hombro para que este se de vuelta y cuando lo hizo, le dio un cachetazo.
- ¡Eh! ¿Qué hacés?.- aulló Felipe.
- ¡¿Vos qué hacés?! ¿Dé dónde saliste, cachivache?
Felipe se pasó la mano por su cachete que quedó marcado por la mano de Rocío.
- Vine a ver a Celeste, ¿cuál es el problema?
- ¿Y quién te conoce? Tomatela, haceme el favor. No tenés nada que...
Rocío comenzaba a aumentar la voz, hasta que justo llegó Lautaro, que la abrazó por la cintura y la calmó. Al ver a Felipe, Lauti comprendió todo.
- ¿Volviste?
Felipe se puso las manos en los bolsillos.
- Sí, y mi recibimiento fue una mierda.- Lautaro se acercó a Felipe y lo saludó muy cordialmente. Se llevaban muy bien.
Rocío no podía creer el saludo.
- ¡¿Qué hacés?! ¡¿Qué lo saludás?! ¡No lo toqués a mi novio!
La rubia alejó a su novio de Felipe.
- Pará, Ro, ¿qué pasa?
Rocío miró a Lautaro.
- Pasa que Celeste estuvo siglos llorando por este desgraciado que se fue al otro polo del mundo, ni la llamaba...¡ni siquiera para los cumpleaños! ¡Y ahora viene acá como si nada! ¡Más te vale que Celeste no te vea porque la llego ver mal por vos y te mato!
Sin decir más nada, Rocío se alejó. Felipe y Lautaro se sentaron en unas sillas a hablar sobre el viaje, experiencias, también Lauti se disculpó por el comportamiento de su novia.

Macarena se encontraba con su novio sentados en un costado del club. Pache le acariciaba las manos mientras la miraba fijo.
- Fue muy lindo cómo ayudaste a Rocío hoy.- sonríe.- Me encantás.
A Maca se le empañaron los ojos y Pache comenzó a reír.
- ¿Llorás?
- Es que me cuesta creer que estoy tan bien, que estamos tan bien. Me cuesta también creer que las cosas que me decís son...son verdad.
- ¿Por qué te cuesta creerlas?
Maca lo miró fijo a los ojos.
- Porque después de todo lo que pasamos, después de que me ocultes tanto, después de que me basurees así y adem...- Pache puso su dedo índice sobre los labios de Macarena, la tomó de un costado de la cara y le dio un beso muy tierno. Al finalizar, Maca lo observó.- ¿Y eso?
- Eso significa que todo lo malo quedó atrás, que se vienen lindos tiempos y tenemos que pensar sólo en el futuro. El pasado dejalo de lado.

Bautista se paseó por todo el club en busca de Celeste, preguntándole a todos los invitados si la habían visto. Desanimado y a la vez un poco asustado, decidió irse sin saludar a nadie. Estaba un poco defraudado, ¿Celeste se había ido? ¿Por qué?. "Seguro dije algo que la hizo sentir mal, soy un idiota" pensaba Bauti. Antes de salir del club, le pidió al gordo Ale que le convide un cigarrillo, quien se negó rotundamente.
- Dale, gordo, necesito un puchito. No te pongas la gorra.
- Pero si dejaste de fumar, con todo lo que te costó, ¿para qué vas a empezar de nuevo?
Bauti lo fulminó con la mirada, por lo que el gordo sacó un cigarrillo y le entregó el encendedor.
- Es el último que te convido en mi vida, eh. Pelotudo.
- ¡Genio!.- Bauti sonrió falsamente y salió del club. Parado en la puerta, respiró el aire fresco de esa noche tan linda y prendió el cigarrillo. Pensó que quizá debía devolverle el encendedor a Ale, pero ahora más concentrado estaba en cómo la nicotina ingresaba en sus pulmones y cómo el humo paseaba por su interior hasta llegar a su cabeza, generando que se relaje un poco luego de tanta tensión por no encontrar a su novia. Aún preocupado, comenzó a caminar en dirección a su casa y en la esquina del club, sentada en la puerta de una casa, se encontró a Celeste tapándose la cara y llorando sin parar. Bauti abrió los ojos y le dio una última pitada a su cigarrillo con mucho ruido, provocando que la morocha levante la vista. Cuando lo vio allí parado, tirando su cigarrillo a la calle, Celeste automáticamente se puso de pie, se acomodó la ropa e intentó secarse las lágrimas.
- ¡Bauti! No sabía que fumabas.
- Y yo no sabía que estabas acá, mucho menos llorando.- retrucó Bauti.
- ¿Por qué nunca me dijiste que fumabas?.- Celeste se encontraba un poco furiosa por verlo fumando, pero tampoco estaba de tantos ánimos como para iniciar una pelea o decirle algo.
- ¿Por qué nunca me dijiste que te ibas del club?
- Yo pregunté primero.
- Pero yo respondo después.
Las respuestas inesperadas de Bautista generaron una incomodidad en el interior de Celeste, quien no supo más cómo zafar de la situación.
- Me siento medio mal, sólo eso.
- Me hubieras avisado y te llevaba a tu casa. ¿Cómo te vas a quedar acá sola?.
Celeste estaba sorprendida de que Bauti se haya creído su excusa, pero lo que no sabía era que su novio se había avivado que no era eso lo que le estaba pasando, sino algo más importante que le estaba haciendo mal. Bauti se acercó a ella y le acarició la cara.
- ¿Me vas a decir qué te pasa? No me gusta verte así.
Celeste quería comenzar a hablar, quería explicarle todo de una sola vez, quería que Bauti la ayude, pero las palabras no querían salir de su boca, no quería admitir lo que le había pasado, lo que había sentido.
- Te juro que es eso, me siento muy mal. Perdón si te cagué la noche, gordo, es que...No sé, estoy como mareada.
- Y sí...- sonríe Bauti.- Tomaste bastante.
Celes sonrió forzadamente y tomó la mano de su novio para volver al club. No quería hacerlo, pero tampoco quería entrar en detalles de lo que le estaba pasando. Deseaba con todo su corazón que Felipe ya se haya ido de ahí.

Nicolás sabía que esa era su última noche en la comisaría, que la presión que sentiría Malena la obligaría a declarar a su favor y le levantarían los cargos rápidamente. Se encontraba muy tranquilo en su celda, acostado. A su derecha, dormía tirado en el piso un pibe que tenía no más de veinte años. Era un muchacho de tez amarronada, labios carnosos y razgos romanos. Le llamaba mucho la atención que esté ahí adentro, no parecía un presidiario. Como no podía dormir, Nico se puso de pie y se acercó al guardia que estaba tomando mate solo, mirando hacia otra celda. Le chifló para que se acerque y el guardia, bastante malhumorado por interrumpir su momento de nada misma, se acercó y respondió la pregunta de Nico.
- ¿El pibe ese? No me acuerdo el nombre, pero sé que es un pelotudo.
Nicolás miró el piso, la respuesta era un tanto desalentadora. Estaba aburrido y quería saber qué había hecho el pibe ese. Cuando Nico decidió acostarse, aunque sea para mirar el techo, el joven romano se despertó y miró a todos lados. Luego, se sentó en su catre y miró a Nicolás.
- Me hubieras despertado del piso.
Nico se sorprendió con su voz, era gruesa estilo locutor, y también se sorprendió al ver sus ojos: eran de un azul cielo poco común, le llamaban poderosamente la atención. Parecía un modelo centroamericano, era muy fachero el chico en realidad.
- No quería joderte. Capaz me metías una piña.- Nico se sienta también en su catre para observar a su compañero de celda, quien le estira la mano para saludarlo.
- Santino. ¿Vos sos?
- Nico. Creo que todavía soy Nico.- ambos jóvenes sonríen. Sabían que el tiempo que les esperaba allí dentro era bastante largo, por lo que era buena opción ponerse a charlar y compartir un rato ameno. Comenzaron a contarse lo que habían hecho, en el caso de Nico, contó lo que no había hecho.
- ¡Ah, chabón! Esa mina es una enferma.
Nico asintió.
- Me cagó bastante la vida.
Santino niega con el dedo índice.
- El que se quiso cagar la vida fuiste vos metiéndote con una mina así.
Nico hace un movimiento de duda con su cabeza y revoleó los ojos.
- Es más complicado que eso. ¿Y vos? ¿Qué hiciste?
Santino ríe con desgano.
- No se puede fumar marihuana todavía, ¿viste?
- ¡Na! ¿Te estás comiendo toda una noche acá por eso?
- Y sí, boludo. No es legal.
- Ya lo sé, me pararon un par de veces por fumar marihuana, pero siempre fueron policías copados.
- Bueno, a mí me pasaba lo mismo hasta que hoy me agarraron.
- ¿A vos solo? ¿No estabas con amigos?
Santino niega con la cabeza.
- Me gusta fumar solo en el parque.
Nicolás sonrió, recordó las noches que él, pensando en Rocío, se iba a fumar un porro al parque. Ambos jóvenes pasaron casi toda la noche charlando, hablando de sus vidas, conociéndose. Nicolás supo la realidad de Santino, al menos la que él le supo contar: es hijo de un diputado y su madre es abogada, son bastante adinerados y viven en un country de Ezeiza. Tiene casas repartidas en medio planeta, es un chico de viajar mucho y muy interesado por ello.
- ¿No te van a matar cuando sepan que estás acá?
- Están en Brasil todavía. Pasaron todo el mundial y decidieron quedarse allá más tiempo. Es como su novena luna de miel del año. Me hartan. Seguro me venga a sacar mi tía, que es más fuma porro que yo.
- No me digas que sos el típico pibe rico que odia la vida de sus viejos entonces va a fumar porro al parque nada más para sentirse una persona normal.
Santino se rió bastante, y naturalmente, se notó que su risa no fue forzada.
- No, eso dejalo para las novelas de Cris Morena.
- No bardeés que yo miraba Casi Angeles.
Ambos chicos se rieron juntos un buen rato, contando anécdotas de sus vidas y de viajes que Santino había hecho.

Rocío estaba un tanto ofendida con Lautaro por haberse hecho el simpático con Felipe. El muchacho se había excusado diciéndole a la rubia que él siempre le había caído bien y los problemas que tengan Celeste y Felipe no le incumbían en absoluto. La pareja comenzó una discusión que fue interrumpida torpemente por el gordo Ale que empezó a pasar música lenta, por lo que los dos jóvenes se vieron obligados a juntarse y bailar juntos. Ese fue el momento de reconciliación. Rocío pensó en ir a buscar a Celeste hasta que justo la vio ingresar junto con Bauti. La rubia amagó en separarse de su novio para ir a ver a su amiga, pero él la retuvo.
- Quedate acá, amor. Dejala. Que ella solucione sus problemas sola, es bastante grande.
A Rocío no le agradó en demasía el comentario de Lauti, pero en definitiva tenía razón. Ella no iba a estar siempre para defender a Celeste en todo tipo de momento, sola debía buscar el momento para enfrentar su situación, que sentía cada vez empeoraba más.

Bautista le ofreció ir a buscarle un vaso con agua para que se siente y se tranquilice. Celeste aceptó, por lo que quedó sola en medio de la pista. En ese instante, se acercó Felipe, quien la tomó bruscamente del brazo llevándola al hall de entrada que daba a la salida del club.
- Dejame, Felipe, por favor te lo pido. Por favor.
- ¿Tenés novio? ¿Ya te olvidaste de mí? ¿Por qué me ignorás? ¿No me amás más?.- el tono de voz de Felipe era tembloroso y bastante absorvente. Cada palabra era un nuevo cuchillazo en el corazón de Celeste. Le hacía mal escucharlo y sobre todo con tantas preguntas que, para ella, no tenían respuesta, al menos sólo la primera.
- No te interesa, Felipe. ¿Qué hacés acá? ¿Cómo vas a aparecer así, de repente? No sabés el problema que me podés generar y el que me estás generando en mi interior con sólo aparecerte así...¿Estás loco?.- Celeste quería aguantar las lágrimas, pero le era imposible.
Felipe colocó sus manos en los costados de la cara de Celeste, y puso su frente contra la de ella, mirándola fijo mientras la muchacha lloraba.
- Nunca te olvidé, nunca podría hacerlo.
Celeste comenzó a llorar mucho más fuerte, y tomó con sus manos las de Felipe, presionándolas fuerte pero sin sacarlas de su cara. Sus bocas estaban muy cerca, hasta que Felipe pronunció las dos palabras fatales.
- Te amo.
En ese instante, cuando estaban por besarse, Bautista se acercaba a ellos y, al verlos, dejó caer el vaso con agua que tenía en sus manos.

¿Qué va a hacer Bautista después de ver esa imagen?
¿Celeste va a volver con Felipe?
¿Nico va a salir de una vez de la cárcel?


Continuará...

sábado, 20 de septiembre de 2014

Fin del amor

¿Y ahora qué se supone que tengo que hacer? Es el primer día que paso sin vos, el primer día donde ya tengo que empezar a contestar: "no, no tengo" a la pregunta: "¿tenés novio?". Es el primer día después de mucho tiempo en donde no tengo fotos para subir con nadie, donde las frases de amor que te dedicaba ya no van a ser parte de mis tweet's. Es el primer día donde las dudas y preguntas que tengo sobre un partido de fútbol me las tengo que guardar porque ya nadie va a querer responderlas con tanta paciencia. Es el primer día que no tengo mi mensaje apenas me levanto deseándome una linda mañana. Es el primer día que estoy soltera otra vez, que vuelvo a estar sola.
¿Cómo se hace para superar un amor así? Mi primera vez, mi primer novio, mi primer gran amor de verdad. Cosas así no se olvidan nunca, y mucho menos todo lo que vivimos juntos. Entonces, ¿qué me queda por hacer? ¿Salir y comerme pibes cual atorranta para calmar el dolor? ¿Ahogar las penas en un par de tequilas y al día siguiente no acordarme de nada de lo que hice? ¿Tengo que conocer un pibe nuevo y reemplazarlo por él? ¿Cuál es la gracia de todo eso? ¿Acaso sirve? Sé que es reciente y que las superaciones tardan mucho en avanzar, pero yo voy a poner lo mejor de mí para estar bien y para demostrarle lo superada que estoy, aunque sea una burda mentira.
Obvio que lo extraño, obvio que lo necesito, obvio que volvería...Pero las cosas ya no daban para más. Cuando las cosas ya no tienen solución, hay que terminarlas por el bien de ambas personas. La relación ya no era sana, nos lastimamos mucho. Sé que me ama y él sabe que lo amo, pero a veces no sólo alcanza con amarse, ¿saben? Hay muchas cosas más allá afuera, en la vida, que te impiden estar con la persona que realmente querés. 
Las relaciones humanas son muy complejas, demasiado...Y esto hace que siempre estemos atrás de lo que nos lastima, de lo que ya no nos hace bien, solamente por estar obsesionadas o creyendo que es amor cuando nada más es una relación muy enfermiza.
Pero yo lo amé. Lo amé y lo amo. Al principio, teníamos la relación más real, pura y sincera que cualquiera desearía vivir. Y no alcanzó. Miles de idas y vueltas, muchos sentimientos encontrados, personas que interfirieron, pensamientos equivocados...Todo eso nos jugó en contra en el último tiempo, y ayer que decidimos cortar todo de una vez por todas, me cayó la ficha de muchas cosas.
Lloro, lloro y lloro. Lloro porque ya no tengo a nadie para dormir la siesta. Lloro porque mis viejos ya no van a estar tranquilos cada vez que salgo, porque ya no está esa compañía que iba conmigo a todos lados. Lloro porque necesito el mensaje de buenos días. Lloro porque verlo con otra podría hacerme muy mal, si tan sólo de imaginarlo se me retuerce el alma. Lloro porque lo extraño. Lloro porque no es un detalle menor haber tenido mi primera vez con él, y que haya sido quien me conocía en cuerpo y alma como nadie. Lloro porque nos amamos mucho y creí que nuestro romance era eterno. Lloro porque me hizo muy feliz. Lloro porque ya no voy a tenerlo. Lloro porque extraño sus abrazos y besos. Lloro porque es el fin del amor, el fin de nuestro amor. Lloro porque un amor así, nunca se olvida.
Vuelvo locas a mis amigas todos los días. Les mando mensajes a cualquier hora de la madrugada para que me escuchen porque me levanté de un sueño infinito donde nos veía juntos de nuevo. Me aguantan, me aguantan y están ahí siempre para mí. Eso me ayuda a resurgir, mucho.
Ahora lo último que me queda por hacer es volver a empezar. Tengo que salir, por más que sólo tenga ganas de mirar una película encerrada en mi casa comiendo chocolates o tomando helado. Tengo que ir a lugares que me hacen bien y me divierten, con gente buena y con gran energía positiva que me ayude a salir adelante. Tengo que animarme a volar, que en la tierra y con los pies en el suelo ya sufrí bastante. Tengo que permitirme volver a sonreír. Tengo que animarme a estar sola, a acordarme lo que era ser soltera y disfrutar eso. Tengo que tenerlo a él como un lindo recuerdo, porque es lo que realmente fue: alguien muy importante en mi vida. Por más que sea el fin del amor, no es el fin de la vida ni tampoco del mundo. Tan sólo fue el fin de una historia que hoy se cierra, pero nadie dice que mañana no pueda empezar otra...


@Incredulas - 20/09/14

jueves, 18 de septiembre de 2014

Personas ego

Muchas personas no tienen en cuenta este tipo de diferencias porque se encuentran atrapados en uno mismo, pero, a lo largo de mi corta vida, pude entender un poco a qué se refiere esto, y desgraciadamente lo veo reflejado en muchos tipos de personas.
Veo muy claro que hay gente que está repleta de ego en su cuerpo...Son personas de muy mal corazón, que necesitan darse la cabeza contra la pared para darse cuenta de lo que pierden por ser así, porque este tipo de personas no entienden nada del amor, no aman, no gozan de amistades ni del abrigo familiar. También están las personas que no quieren ser como las personas ego pero, sin darse cuenta, lo son igual. Gente que divulga por todos lados exageraciones de su vida, personas que divulgan su vida personal (o imaginación de aquella con una dosis de mentira) por todos lados, pensando que eso las hace superiores a las personas comunes. 
Las personas ego no se interesan en lo que les pasa a los demás, sólo en ellos mismos. Algunas veces fingen ser amigos fatales y fingen todo eso para después echarlo todo en cara de los demás, pero no...Estas personas piensan en su propio bienestar, piensan que son maravillosos pero por dentro son oscuros y, tristemente, estas personas terminan solas en el final de sus tiempos. Son personas irritantes, con carácter horrible, con vidas incomprensibles donde fingen sentir dolor para sacar provecho de la gente que realmente se preocupa por el otro. Son personas que traicionan, personas que nos les importa hacer sufrir a otro, personas rencorosas, personas que aman el triunfo de sí mismo para obtener más y más y así ser superiores o creerse como tales.
Pero como ya dije, a la larga estas personas terminan solas, ya que todo en esta vida vuelve, y no hay de qué preocuparse porque esas personas viven sin amor, esas personas piensan que tienen todo pero en realidad no tienen nada, esas personas no son nadie.
En cambio, el amor a sí mismo es sentir placer por mejorar, por saber que en la vida todo se puede, es ayudar, es dar y recibir. Por ejemplo: ayudar a un ciego a cruzar la calle produce amor y te amás a vos mismo por hacer esa buena acción a alguien que lo necesita. Ayudar a tus padres en la casa es amor a vos mismo. Estar en una situación extrema y seguir adelante es amarte a vos mismo, es darte el lujo de quererte y no ser una persona ego porque vos estás pensando en el bien, estás queriendo sentirte bien para poder seguir ayudando y sentir una satisfacción increíble. Es ser bondadoso, es ser discreto, es ser sutil y que puedas transmitir amor hacia los demás para que sepan experimentar esas cosas, que quieran ser mejor por y para uno. No ser una persona ego es ser feliz con tus otros.



@Incredulas - 18/09/14

sábado, 13 de septiembre de 2014

Consejos materiales

Un champagne en la mano, ropa cara y una careta que mostrar. Sonrisa de mentira, bromas y comentarios denigrantes saliendo de mi boca como un torrente casi tóxico de una sustancia desconocida pero perjudicial.
Algunos se me acercan buscando diversión efímera, otros por conveniencia, otros porque me tienen una especie de miedo y otros porque no tienen nada mejor que hacer. Escuchan todo lo que digo, se ríen porque así debe ser y continúo con mi perorata.
De vez en cuando me pica el bicho de la sencillez y escucho verdaderamente lo que el otro tiene para decir, aunque por mi escasa experiencia y por la poca calle que tengo (aunque para mis adentros me convenzo de lo contrario), digo consejos que no van a ser utilizados...¿Y por qué es así? Porque el que los usó se quedó más solo que yo.
Cuando estoy sola me doy cuenta que no tengo a nadie. Lo único que me rodea y me pertenece realmente son cosas materiales, superficiales e inanimadas que no sirven de mucha ayuda a la hora de escucharme y levantarme del bajón. 
Gracias a esto, mis estados de ánimo son cambiantes y no me mantengo estable del todo. Pero aún así trato de vivir lo mejor que puedo (no vaya a ser que mi reputación se vea vulnerable y todos piensen que soy igual a los demás).
No puedo amar a nadie porque nadie me quiere. Ya me cavé la fosa yo sola y mis intentos de reivindicarme no funcionaron en lo más mínimo.
No logro reconocer mis errores y prefiero la burbuja hermética antes del aire puro que a veces es cálido y a veces no, que a veces te trae el perfume de las flores más hermosas y a veces el olor de la basura y de la contaminación ambiental. 
Lo que nadie sabe es que prefiero la esférica porque el "aire puro" del que todos hablan me hizo mal un par de veces, pero trato de esconderlo porque los demás me ven fuerte, valiente y avasalladora.
Intento cambiar mis actitudes detestables, ¡pero no puedo! Y todo porque ya me creí demasiado la mentira en la que estoy viviendo como para querer despertar a la realidad, mi realidad virtual...
No, la puta madre. Por un momento, mientras escribía lo de arriba me imaginé así y dije con bastante orgullo: "Prefiero ser clase media, más o menos baja, antes de querer cagar más alto que el culo todo el tiempo".


@Incredulas - 13/09/14

jueves, 11 de septiembre de 2014

Aceptar el mensaje oculto y relevante

La gente no suele coincidir mucho conmigo respecto a esto...Debe ser que tienen en su historial más amoríos de los que yo tuve, dato un tanto menor, pero yo soy de las que creo que el amor no existe para siempre. Y ojo, lo digo respecto a una relación marital o algo que se le asemeje. Creo yo que la mayoría de las parejas que tienen más de veinte años juntos no se imaginan al lado de otra porque no van a encontrar a alguien más que le banque sus rayes de la personalidad. Puede seguir existiendo el amor, pero lo veo muy difícil. Me parece que están acostumbrados a estar con esa otra persona (pucha, ya pasaron veinte años como para no acostumbrarse).
Sabina dice que "el agua apaga el fuego y al amor los años", la pasión se pierde y después de un determinado tiempo no es lo mismo.
Por otro lado, escribo lo que escribo en base a las pocas relaciones que tuve que, si bien fueron pocas, fueron de lo más sinceras. Conocí el amor tal y como es. Nunca hubiera imaginado haber hecho las cosas que hice, nunca hubiera podido saber qué es lo que se siente alcanzar ese estado parecido al nirvana emocional. Las relaciones terminaron como el orto, él lloró y yo también (sí, este ser medianamente insensible que vuelca sus emociones ayudándose de las letras y la tinta también llora).
Lo dicho anteriormente puede sonar triste, lúgubre, no sé, cualquier adjetivo que le puedan agregar. Es una parte de mi yo la que dice esto, esa parte que los demás pueden llegar a apreciar a duras penas. 
Pero hay otra parte que sólo yo conozco: una chica que está enamorada y nunca va a dejar de estarlo, una piba que se lleva ese amor a la tumba y que le agradece a la vida misma haber podido conocerlo.
Aquel que cree que la felicidad de uno se consigue a costa de otra persona, está totalmente equivocado. Para ser feliz hay que estar bien con uno mismo, y el resto es aderezo. 
Yo soy feliz, al amor de mi vida ya lo he conocido y con ese amor bien guardado acá adentro que va a estar conmigo toda la vida les digo que ya me puedo morir tranquila.
Ah, y un detalle más. Aceptar el Mensaje Oculto y Relevante de las relaciones siempre. A.M.O.R.


@Incredulas - 11/09/14

martes, 9 de septiembre de 2014

Cuestión de piel

Y sí, chicas. Llega el momento en que uno se cansa de siempre dar y nunca recibir, de estar para todos y que no te llegue remuneración alguna a cambio, de hacerme la buena onda cuando no la hay, de bancarme cosas que no tendría por qué bancarmelas, de callarme cuando bien podría haber dicho más de una vez: "No entendés nada de la vida...Sí, a vos te hablo"
Hay algo que se llama "cuestión de piel" y juro, juro por lo que más quieran, que mis sensaciones nunca se equivocan. Siempre (o en el 90% de los casos) tengo razón en ese intento de "sacarle la ficha" a la gente.
Ojo, espero que muchos no confundan esta cuestión de piel con prejuicio. Yo no me dejo llevar por un color distinto de tez, o porque usa una gorrita Nike para atrás, o porque tiene unas babuchas que llegan hasta el piso y Topper todas escritas. No, eso no es lo que me interesa. Si hay algo que no soy es prejuiciosa, y por cierto, repudio a la gente que lo es. Yo me doy cuenta de la otra persona, de si me va a hacer bien o no, a través del feeling. Alguien sabe lo que es? ¿No? Bueno, es esta cuestión de piel de la que tanto les estoy hablando.
Si te saludo con un beso en el cachete, y ese saludo me resultó asqueroso (pero no desde el asco con la baba y el ruido sino asqueroso de sentimientos), automáticamente sé que nuestra relación no va a ir muy lejos. ¿Se entiende el punto?
Siento que durante este último tiempo abrí los brazos más de lo que debía, cobijé a quien ya tenía acolchado (y casi dejo sin abrigo a aquellos que lo necesitaron en serio). Uno se cansa, loco. ¡Me cansé! Como bien dice mi mejor amiga, yo no soy de esas que se hacen amigas de todo el mundo...Y eso es lo que tengo que asimilar como propio. Casi logran que yo me sienta la antisocial, la errónea, la equivocada, la pesimista, y no. Ustedes se equivocan...Yo ya tengo amigos, y de los mejores.
Se perdió, el sentido de la palabra "amistad" se perdió hace bastante tiempo. Sólo algunos pocos saben bien lo que significa.
Ahora un amigo es ese que te aprueba según cómo te vestís, la música que escuchás, dónde vivís y a quién odiás. Porque sí, ahora las adolescentes nos hacemos amigas de las pibas que odian a la misma chica que nosotras...En vez de fijarnos en quién le cae bien nos fijamos en quién le cae mal.
No es algo tan sencillo como se lo pinta la amistad, ¿eh? Es mucho más de lo que vengo viendo a mi alrededor hace bastante tiempo. Muchísimo más. 


@Incredulas - 09/09/14

sábado, 6 de septiembre de 2014

Rehén en mi propio país

Hasta donde yo tengo entendido, cualquier persona que habite suelo argentino se atiene a las normativas que rigen en la Constitución Nacional. Todo derecho, obligación, ley, decreto o cualquier documento existente, está por encima de cualquier individuo. ¿Cómo puede ser posible, entonces, que una horda de hombres, mujeres y niños de mentalidad maquiavélica se atrevan a ocupar espacios públicos? ¿Acaso eso no es un delito? ¿Y "el monopolio legítimo de la fuerza" del Estado dónde carajo se metió? Para eso cualquiera agarra y dice: "¡Familia querida! Hoy nos hacemos una excursión al Parque Roca y nos loteamos un pedazo de tierra ahí, ¿les parece bien?". Quisiera ver qué pasa si mi familia y yo decidimos lotear un pedazo de tierra del Parque Roca o cualquier parque que sea: en menos de cinco minutos ya estoy en la patrulla yendo a la comisaría, y eso me da por las pelotas.
Cuán impotente me siento en este momento. Después de ver lo que tuve que ver siento que no soy nada, siento que soy una rehén en mi propio país. No puedo evitar sentir las ganas irrefrenables de hacerme la Rambo, Terminator o uno de esos y matar a todos los que están ahí...Pero después reflexiono mejor y me tranquilizo. Y es que yo no puedo ser xenófobo. Lo intenté, pero no puedo pensar cómo otros que prefieren el "gatillo fácil", y chau indocumentado. El problema radica en otro lugar y está por encima de cualquier ciudadano.
Desde mi punto de vista, sin inmigración no hay país. Por lo menos acá funciona así. Además, con el tema ese de los predios ocupados que ahora quedó en la nada misma, pero sigue pasando todos los días, tengo que escuchar una sarta de pelotudeces que la verdad me sacan bastante de quicio. Una de ellas es: "Boluda, ¡clavaron la bandera paraguaya/boliviana en el pasto!". Pero después pensé más detenidamente y dije: "Qué caradura que soy". Me quejo de la banderita del orto clavada en la tierra y, desde que nací, tengo la bandera de la Unión Europea clavada en mi cerebro manifestándose a través de mis deseos consumistas, y de vez en cuando me pongo (simbólica e irónicamente hablando) la camiseta argentina hipócrita, como tantos otros "argentinos" lo hacen.
Ahora todos se la dan de nacionalistas cuando ven que la pobreza decide hacer una llamada de atención. Y es que la cosa funciona así. Nadie se acuerda de los pobres hasta que se rebelan. Por más intereses que haya de fondo y demás, la realidad es esa. 
Cuando el pobre tipo, cansado, harto y re podrido de que le pasen por encima, decide quejarse de la manera más accesible a su alcance (y que su coeficiente intelectual le permite), todos enseguida saltamos y nos hacemos los defensores de la patria celeste y blanca. Y no quiero que nadie se sienta zarpado, es simplemente mi manera de ver las cosas.
Para hablar de problemas humanos y sociales no hay que ser subjetivo. Hay mucha cosa turbia que no se ve bien, que no sabemos y no vamos a saber nunca. Con casa, ropa, auto, trabajo y algunos lujos o sin casa, viviendo en una villa, alquilándole a un forro que se aprovecha de otro que con suerte llega a fin de mes, todos somos víctimas de la corrupción y de la blandeza del Estado. Pareciera como si ahora los gobernantes dijeran: "Y bueno, que hagan lo que quieran", y a otra cosa mariposa. Ya está, ya no hay límites. Los límites no existen, y si están necesitan una buena mano de pintura para que nosotros los veamos.
Para los poderosos, los límites no existen, la zona Sur no existe, los pobres no existen, la inflación no existe, el valor de la vida no existe...Pero el hartazgo y el hambre de cambio sí existe, y están en estado de reposo. El día que se despierte...¡agarrate!

@Incredulas - 06/09/14

jueves, 4 de septiembre de 2014

Dictadura sentimental

Después de estar un determinado período de tiempo escuchando reiteradas veces ciertos adjetivos calificativos, opiniones, quejas o alabanzas dirigidas hacia otra persona que compartió determinadas cosas con vos, indefectiblemente terminás adoptando esa opinión como propia. O por lo menos fue lo que me pasó a mí, no sé si a otro le habrá pasado. Pero, carajo, me volví a equivocar otra vez. 
Como dice la frase: "¿Quién te quita lo bailado?" Nadie. Nadie me lo va a intentar quitar otra vez, porque no vale la pena. Casi doy el brazo a torcer y todo por la culpa de mi puta flexibilidad de sentimientos. Osea, cada cual tiene sus vivencias personales, y eso es algo que le pertenece a cada uno como tal. 
Estoy harta de dar el brazo a torcer para caerle bien al otro o para ser acompañante de sus mediocridades. Y todo por miedo a la soledad, al vacío. Pero, te juro, prefiero mil veces estar sola a estar rodeada por gente de mierda, superficial y abstracta.
No te olvides de lo que viviste, no te dejes engañar...Si vos lo elegiste por algo fue. No vale la pena arrepentirse, el arrepentimiento es para indecisos, y no hay nada más molesto y pesado que estar arrepentido. No tiene sentido: la elección fue tuya, solamente tuya y de nadie más. Si terminó todo como el orto, y bueno, ¿qué se le va a hacer? Todo no se puede...Pero seguramente si hacés el flashback para atrás, los lindos recuerdos te van a sorprender quitándote más de una sonrisa, y no hay nada más lindo que acordarte de todo eso.
Por eso te digo: no te dejes engañar, y no caigas en la dictadura sentimental.


@Incredulas - 04/09/14

martes, 2 de septiembre de 2014

Considerémonos afortunados

Todos vivimos quejándonos de la injusticia, de la corrupción, de la mentira y de la "idiocracia" que nos gobierna. Mi familia también se queja de que todo está más caro, que ya no se puede vivir, pero haciendo un recuento de todo lo que tengo caí en la cuenta de que:
- Tengo cuatro pares de zapatillas (un par nuevo que me compré el sábado) y tenía el tupé de decir que "no tenía zapatillas".
- Cuando termino de cenar y me dan ganas de comer algo dulce, abro la heladera y siempre encuentro algún Danette.
- Tengo la posibilidad de ir a un colegio muy bueno, hacer inglés particular y pagar el examen oral y escrito.
- Mi viejo siempre repone el perfume que se termina.
- Como comida elaborada, y qué elaboración (sabiendo todo lo que eso cuesta).
- Llego de cualquier lado, prendo la computadora con mi LCD 22 pulgadas que lo pagué baratísimo (en serio) y abro el Facebook y Twitter con internet ya prendida como si fuese algo normal (pero también duele doscientos mangos por mes).
- Mis viejos tienen la posibilidad de ponerse a pensar a dónde quisieran irse de vacaciones el próximo verano, aunque sea una semanita.
- Si se me termina el crédito, puteo pero digo: "Bue, ¿qué se le va a hacer? El catorce me recargan de vuelta".
- Puedo decir: "¡Qué poronga este HBO del orto que pasa unas películas de mierda hoy!".
- Puedo patinarme cien mangos en un boliche en puro escabio y boludeces. Ni hablar si me vuelvo en taxi o remis.
- Y más que nada, por más mínimo que parezca, puedo estar sentada adelante de la televisión comiendo zuchinis con carne picada y queso derretido arriba, mirando el noticiero, viendo cómo los punteros políticos cagan de arriba de un puente a la pobre clase obrera sacándoles la plata de los planes, y encima decir: "qué vergüenza".
 Y lo peor de todo, es que mientras iba en el auto de una amiga pensando qué zapatillas podía comprarme porque no hay ningunas que me gusten ahora, vi a una mujer pasándole una remera que encontró en la basura al hombre que la acompañaba, y cómo éste se la probaba, sonreía y le decía: "Me queda bien, ¿eh?".


@Incredulas - 02/09/14