jueves, 4 de septiembre de 2014

Dictadura sentimental

Después de estar un determinado período de tiempo escuchando reiteradas veces ciertos adjetivos calificativos, opiniones, quejas o alabanzas dirigidas hacia otra persona que compartió determinadas cosas con vos, indefectiblemente terminás adoptando esa opinión como propia. O por lo menos fue lo que me pasó a mí, no sé si a otro le habrá pasado. Pero, carajo, me volví a equivocar otra vez. 
Como dice la frase: "¿Quién te quita lo bailado?" Nadie. Nadie me lo va a intentar quitar otra vez, porque no vale la pena. Casi doy el brazo a torcer y todo por la culpa de mi puta flexibilidad de sentimientos. Osea, cada cual tiene sus vivencias personales, y eso es algo que le pertenece a cada uno como tal. 
Estoy harta de dar el brazo a torcer para caerle bien al otro o para ser acompañante de sus mediocridades. Y todo por miedo a la soledad, al vacío. Pero, te juro, prefiero mil veces estar sola a estar rodeada por gente de mierda, superficial y abstracta.
No te olvides de lo que viviste, no te dejes engañar...Si vos lo elegiste por algo fue. No vale la pena arrepentirse, el arrepentimiento es para indecisos, y no hay nada más molesto y pesado que estar arrepentido. No tiene sentido: la elección fue tuya, solamente tuya y de nadie más. Si terminó todo como el orto, y bueno, ¿qué se le va a hacer? Todo no se puede...Pero seguramente si hacés el flashback para atrás, los lindos recuerdos te van a sorprender quitándote más de una sonrisa, y no hay nada más lindo que acordarte de todo eso.
Por eso te digo: no te dejes engañar, y no caigas en la dictadura sentimental.


@Incredulas - 04/09/14

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