sábado, 12 de noviembre de 2016

Amar a la antigua

En estos días se escucha mucho eso de estar buscando un amor de los que duran toda la vida. Sin embargo, empezamos una relación sin darnos el tiempo de haber soltado primero la anterior, empezamos a amar sin saber lo que conlleva, seguimos escarbando el pasado, vivimos ese amor como si fuera igual al otro, con miedo nos entregamos pero con inseguridades...Es así como, casi sin danos cuenta, nuestra nueva aventura se comienza a desgastar.
Los comportamientos de las personas cambian, creo que es por eso que las relaciones ya no duran. Igualmente, pongo de ejemplo a mis abuelos: ellos llevan más de cincuenta años juntos y yo me pregunto muchas veces cómo lo lograron, pero me bastó con ver ciertos comportamientos de mi abuela para darme cuenta de cómo es que funciona.
En una ocasión, mientras mi abuela preparaba café, de sus manos ya temblorosas cayó la tapa de la azucarera. Ella con sus dolores y sus años, se agachó y recogió cada uno de los pedazos de la pieza de porcelana, los dejó en la mesa y con pegamento y mucho cuidado comenzó a unir los pedazos de esa vieja pieza. Le dije a mi abuela que no tenía que hacerlo, que podía comprarle otra. Ella se dio vuelta y me dijo: "por eso los jóvenes no saben retener nada lindo y que sea duradero en sus vidas".
Me contó que esa azucarera se la habían dado cuando recién empezó a vivir con mi abuelo. Me dijo que eran tiempos difíciles, que no tenían mucho como para poder derrochar, que si ella pegaba esa tapa vieja, sentía que le daba una caricia a su relación con mi abuelo, que ellos descubrieron el valor de las cosas estando hombro con hombro haciéndole frente a la vida. Me dijo que si las relaciones de antes duraban era por el empeño que se le ponía a arreglar las pequeñas rupturas que pudieran presentarse en la relación, a diferencia de ahora, que si algo se rompe un poquito lo tiran a la basura, lloran tres días y salen a buscar otra aventura.
El noviazgo de mis abuelos apenas duró unos meses hasta casarse, pero la manera de ver la vida juntos es lo que les dio la fortaleza y las ganas de durar casi seis décadas de la mano, y contando. Son de esas relaciones que no las rompe el tiempo.
Yo quiero un amor así, uno a la antigua, que me abrace por la espalda aunque tenga las manos ocupadas, un amor que no me crea perfecta pero sí constante. Quiero a alguien para ser y para estar, que no se rompa con un leve viento, sino que sean las tormentas lo que fortalezca lo nuestro.
Quiero amar a la antigua, quiero verme reflejada en su mirada enamorada todos los días de la semana, quiero que sepa que no soy perfecta y que tengo mal humor, pero que voy a amarlo siempre.
Dicen que sólo se ama de verdad una vez en la vida, pero yo quiero amar mil veces, de mil formas diferentes a la misma persona que tenga a mi lado. Deseo tener un amor a la antigua para que me extrañe cada que sale de casa y cuente las horas para besarme y acurrucarse en mi cama.
No sólo se trata de pedir sino que también quiero amar a la antigua para aprender a pegar la azucarera rota, quiero aprender a amar de esa forma en la que se rompe todo menos el alma...

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