lunes, 9 de mayo de 2016

Sobrinos

Tener hijos no es una decisión que deba tomarse a la ligera, es una gran responsabilidad que implica que tu vida nunca más será igual, porque de ahora en adelante, un pequeño ser va a depender de vos para absolutamente todo. Vas a tener que dejar de lado las noches de joda con amigas sin ninguna preocupación, de las tardes de siesta y relajación o de las compras donde lo único importante es elegir el color ideal para vos.
Sin embargo, hay un manera mucho más sencilla de disfrutar de la compañía de estos pequeños seres, estos bebés tan tiernos que dependen de uno y te alegran la vida con su llegada. ¿Sabés cómo? Siendo la tía que los consiente, esa que los llena de golosinas, juguetes y los adora, dejando de lado la incomodidad de la responsabilidad.
Ser tía es tener el poder y la debilidad de decirle que sí a todo lo que tu sobrino quiera, y te ganás facilmente su corazón. Ser tía adolescente es un sentimiento hermoso. Podés ser ridícula sin ningún complejo, porque tus sobrinos van a amar que los hagas reír, a vos te va a encantar ver sus caritas felices y sos capaz de hacer de todo para conseguirlo.
Generalmente, cuando sos tía, huís de los berrinches y sos de disfrutar los momentos buenos, pero aún así te angustia totalmente cuando tu sobrino llora y no para.
Los nenes chiquitos son maravillosos, simplemente increíbles, pero lo cierto es que llega el punto en que necesitás dedicarle tiempo a tus proyectos y, si bien amás a tus sobrinos, no dejás de hacer tu vida por ellos.
Los niños requieren atención de tiempo completo, pero por suerte, esa responsabilidad la llevan sus padres, así que vos como tía disfrutás de su compañía y te despedís después de unas horas para volver a tu vida habitual.
La ventaja de ser la tía es que a vos tampoco te corresponde castigar, sino que tenés la suerte de ser quien los consiente e incluso los defiende, por eso vas a tener fácilmente la confianza y el cariño de tus sobrinos.
Ser tía deja muchísimas enseñanzas que seguramente vas a aplicar cuando sea tu turno de ser madre. Gracias a ellos, entendés la gran responsabilidad que implica el cuidado y educación de un pequeño ser que depende de uno. Sin duda te va a preparar para afrontar con mucho más conciencia esta responsabilidad.
También, siendo tía, tenés la dicha de recibir el cariño sincero e incondicional que sólo los niños saben dar. Vas a ser su amiga, su compañera de juegos, su consejera, su confidente, y vas a poder disfrutar de su compañía y de toda la esperanza y afecto sincero que un nene tiene para darte.
Sin duda, ser tía es una gran bendición, aprendés a quererlos como si fueran tuyos y te hacen sentir siempre acompañada. Vas a tratar de encontrar la manera de verlos siempre sonreír.

@Incredulas - 09/05/16

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