viernes, 17 de junio de 2016

Tempestad

Besarlo era increíble, y tenían sus labios un sabor mezclado con melancolía, extrañeza, pasión y un poco de timidez, hasta que ya nos sentimos cómodos los dos, lo suficiente como para aprovechar cada beso que vino después.
Su abrazo me daba seguridad, pero nada se comparaba con poder apreciarlo desnudo con sus cicatrices visibles, además de los moretones de su pasado y los miles de sueños que tenía impresos en el brillo de sus ojos y tatuados en la piel.
Habiendo tantos cielos de colores por atravesar con matices, con texturas, con fragancias nuevas, con pequeños milagros que enriquecen el alma, uno no puede permitirse elegir siempre las mismas tempestades. Pero a él sí lo elegía, y lo elegiría una y otra vez si esa misma tempestad derivaba en un océano de felicidad que llenaba mi corazón cada vez que te veía...

@Incredulas - 17/06/16

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