martes, 3 de febrero de 2015

Viejo

A veces me pregunto si yo soy lo que vos esperabas que fuera, durante los pocos años de mi vida siempre me pregunté lo mismo.
¿Yo soy lo que vos esperabas que fuera, papá? ¿Lo soy en verdad? ¿O hay algo que no te convence? Otros me han respondido que te enganché grande, ya un poco más viejo, y que el cariño no es el mismo. Que nunca fuiste tan demostrativo y con los años se acentuó. Que vos eras así, pero eso no significara que no me quisieras. Y yo no lo niego...Simplemente hay algo que me impide ser más abierta con vos.
Perdoná por haberme metido más de una vez en la charlas de política que tenías con tus amigos en ese bar de antaño cuando me llevabas de chiquita, no lo podía evitar. No lo podía evitar, me resultaban tan interesantes esas charlas...Pero jamás me lo dijiste, siempre me tuve que enterar cuando le decías a mamá: "¡Pero no se queda quieta esta chica!". Disculpame por insistirte tanto a que me llevaras a trabajar con vos en el taxi, pero como mamá me dijo un par de veces que otra nena, hija de un amigo, te había acompañado, yo también quería saber qué era lo que hacía mi papá en su trabajo, que tantas horas del día le ocupaban. Y nunca podías. O ya estaba grande, o la gente al verme en el asiento de adelante no te iba a parar entonces no ibas a poder ganar plata...Siempre pasaba algo, siempre había alguna excusa.
Al no sentirme cobijada bajo tu presencia, debí recurrir a las mujeres de la casa, otra no me quedaba. Y no me arrepiento de ello, de hecho creo que me hizo un poco más abierta de mente. Pero aún así me hubiera encantado compartir más cosas con vos, viejo. Pero siempre fue tan difícil...Si hubiésemos compartido más cosas tal vez me hubieras celado cuando me gustaba un chico, tal vez hubiera conocido cosas de vos que hoy en día todavía sigo sin conocer, posiblemente hoy yo sería otra persona distinta. Pero no es así.
No sos mal padre, siempre me brindaste lo mejor. Me demostrás tu cariño sirviendo la comida en la mesa todos los días, cargándome la tarjeta SUBE, dándome plata para salir...Pero, ¿sabés qué, pá? Eso no me sirve, no me sirve para nada. Desde que soy chiquita quise otra cosa de vos, me gustaría que hubiera sido todo de otra manera. Y si más de una vez te quejaste de que te contesto siempre mal, sinceramente no sé darte la respuesta. No sé por qué soy así con vos, pero no lo puedo evitar. Es algo que me sale de adentro.
Ya está, ya crecí y el tiempo no vuelve para atrás y no para tampoco. Solamente quiero que sepas que siempre quise ser lo mejor y tratar de compartir minutos de mi vida con vos, momentos de padre e hija exclusivamente. 
Me duele no recordar en mi cabeza algún abrazo tuyo que me haya calmado de algún malestar, que haya cesado mi llanto e hiciera que me duerma en tus brazos. Si eso pasó, no lo recuerdo. Y no está bueno, ¿sabés?.
Pero la vida es así, viejo. La vida quiso que las cosas se dieran así, y no te culpo, pero a la vez no puedo evitar sentir bronca y desasosiego. Hoy la nena ya creció, creció y es momento de que se ocupe solamente de ella. Y algunas heridas cicatrizaron, otras no del todo, y otras siguen tan abiertas como el día en que me las hiciste, sin que vos te hayas dado cuenta...


@Incredulas - 03/02/15

2 comentarios: