lunes, 30 de noviembre de 2015

Luchadora

Cuando el sueño está por estallar después de tanto contratiempo, no queda más que la recompensa por llegar al final, aunque la sonrisa de satisfacción vaya acompañada de un dulce y sutil dolor, tan fácil de sentir y difícil de describir. Es que cuando las expectativas llegaron a ser realidad en una magnitud mayor, aunque contrarias a la imaginación, lo que se pueda decir resulta, quizás, puro palabrerío. Hay tanto por decir y tanta frase hecha al respecto que nada parece estar a la altura, y creo que no queda más que seguir entregando el alma y el corazón al momento de vivir y agradecer el hecho de poder sentir que los sueños se cumplen, y tardan, pero llegan...No de la forma esperada, tal vez, y hasta con unos cuántos golpes que casi confluyen en una cruel resignación y en unas cuántas lágrimas de desesperanza...Pero seguir, y comprender que siempre se trató de eso, se trata de eso: de bancar los golpes y seguir dando pelea en este ring donde el rival se agranda cada vez un poco más. Pero si hay algo que sabemos es que no importa cuántos sean los de en frente ni nosotros, porque un simple número no refleja el alma como sí la forma de luchar.
Y hoy estamos acá. Llegamos, o casi, porque siempre queda algún round de revancha. Queda un poco de este trayecto que desemboca en el final y en un comienzo nuevo. Hoy estamos acá, en el sueño vuelto realidad cuando parece que hasta hace pocos días, años, era un simple boceto de la imaginación. Mirá atrás, cómo contabas los años que hoy se vuelven días. Y mañana van a ser horas, minutos, hasta volverse presente, si es que ya no se volvió. 
Y lo supe siempre. Este era mi año. Superó las expectativas, pero no llegó en forma de fantasía, hoy lo siento en mi tacto y con todos mis sentidos, pero no alcanzan las palabras. Y es buen augurio que sea así.


@Incredulas - 30/11/15

sábado, 28 de noviembre de 2015

Las madrugadas

A veces nos apagamos tanto que nada nos puede encender. Tocamos tanto el fondo que no llegan las manos a estirarse, o no podemos verlas, porque el orgullo camuflado en la oscuridad las nubló. Y nos cegamos, nos encerramos, lloramos solos, gritamos en silencio, nos enterramos en el dolor y escribimos en plural, para intentar sentirnos un poco más ajenos de él, para no admitirlo tanto, porque el orgullo sigue doliendo, aunque ya no haya nada que perder.
Alguna vez vi una reflexión que decía algo así como que las madrugadas nos acercan un poco más a la verdad. Y es verdad, vaya uno a saber por qué.
Esperaba esta vuelta. Porque cuando te enterrás tanto en tu propia aflicción y en ese sentimiento absurdo de soledad, te olvidás que hay una vuelta. O en el fondo lo sabés, pero ya llegaste al punto de quedarte en la nada, casi en la resignación, esperando que las cosas pasen solas mientras te quedás en el molde esperando. Y no es así. En ese momento, solamente necesitás aferrarte a algo que te haga creer en que vale la pena volver. Y yo, por suerte, logré encontrarlo, y por eso, extraño ser, te digo gracias por encenderme, aunque sea por un rato, y te lo digo así en singular y en primera persona, para volver un poco al eje y para dejar de estar ausente. Era todo lo que necesitaba: volver a creer. 
No sé cuál será el misterio (o magia) de las madrugadas, pero cada vez lo afirmo más. 


@Incredulas - 28/11/15

viernes, 27 de noviembre de 2015

Motores de cambio

Todos nos indignamos cuando nos muestran o somos partícipes de una injusticia. Todos nos quejamos, todos repochamos. Pero, ¿cuántas veces transformamos esas palabras de indignación en hechos? ¿Cuántas veces no nos damos cuenta de que el tiempo que malgastamos con quejas lo podemos utilizar en actos de solidaridad, de empatía con el otro? ¿Cuántas veces nos perdemos en el egoísmo y en el egocentrismo y no vemos que hay gente que la pasa como el culo, y que a veces no tiene un plato de comida, no tiene donde refugiarse del frío o también del calor? ¿Cuántas veces pensamos, equivocadamente, que hacen falta grandes acciones para gestar un cambio, cuando en realidad alcanza con sentarse al lado del otro y darle la mano, ayudarlo a caminar? ¿Cuántas veces la injusticia nos pasó por al lado y la miramos de reojo, dejándola pasar? ¿Cuántas veces silenciamos por temor? ¿Cuánto tiempo más tiene que pasar para que nos despertemos y empecemos a tirar todos para un mismo lado, sin perder el tiempo en discusiones políticas o de militancia?
Un día conocí una realidad muy distinta a la que vivo todos los días y me prometí que nunca más me iba a ser indiferente. Me prometí que para el futuro quiero entregar mi presente para dejar a los que vienen una realidad distinta.
Sin embargo, en estos últimos tiempos me sentía en pausa. Sentía que mis palabras decían mucho más que mis acciones y no encontraba la motivación que siempre me acompañó, no me podía activar. Lamentablemente, tuve que chocarme con un hecho desafortunado para encender el motor de nuevo y empezar a volcar mis palabras en actos. Porque mientras yo me preguntaba si realmente aportaba, si realmente una presencia hacía la diferencia, me olvidaba que alguna vez la hice, me olvidaba que hacerla no implicaba un hecho de gran dimensión, sino algo tan simple como mirar al otro a los ojos y ponerme en su piel, conseguir regalarme su sonrisa. Y de ahí, mucho más.
Porque somos todos, en parte, culpables de estos hechos. O al menos responsables. Porque cuando hay un Estado que brilla por su ausencia es cuando tenemos que ser nosotros los motores de cambio, los que griten el presente. Y lamentablemente el Estado casi nunca aparece, y el tiempo se va consumiendo. 
Ya no podemos seguir aceptando la injusticia, la muerte, la pobreza, la violencia como algo natural. Hay derechos declarados que no se cumplen y una injusticia que crece cada vez más. Pero logremos que crezca de la mano con lo bueno, y que un día la balanza se incline para el lado de lo justo. El cambio está acá, en mis manos, en las tuyas. Y ya no puede esperar más. 
"Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable".


@Incredulas - 27/11/15

jueves, 26 de noviembre de 2015

En el medio de los medios

Otra vez ahondando y removiendo entre las mismas cuestiones de la libertad, la eternidad, la memoria y no sé cuántas cosas más, despertando todavía de esta mentira que es la conformidad y acercándome un poco más a los bosques donde abundan nuevas verdades, lo desconocido. Lo desconocido, eso a lo que tanto huimos por miedo, por costumbre, por inercia, por seguir reglas que ni siquiera nos atrevemos a cuestionar y que se imponen, casi como axiomas, y ahí nos regocijamos en el circo de festejar y alabar la mediocridad sólo porque el temor a un par de dedos que señalan no nos deja ir atrás de algo profundo, y ahí me detengo, y miro, observo, pienso, y me doy media vuelta o sigo inmóvil, como espectadora, porque sé muy bien que no soy ni quiero ser parte de ese circo ni un bufón más. Y adentro siguen las ideas, porque aunque pase el tiempo y cambien los escenarios, las más valiosas no se venden. Por eso aprendí a no callarlas, a defenderlas, pero también a hacerme amiga del silencio, del silencio sabio, de no exponerlas al que señala, ríe, y repite, y necesita sentirse parte, necesita comodidad y seguridad para resguardar sus propias inseguridades.
Y sigo ahí, en medio de lo que rechazo, en medio de los que reclaman a través de las pantallas y se enojan, se indignan, y se creen reyes de la verdad, y proponen pero se olvidan de hacer, no se atreven a conocer su lado más humano. Y cuando tiembla su seguridad, despilfarran su ira ahí mientras le rezan a lo que llaman Dios, pero ni hablar de dar la mano al que es de otro color, si a esos hay que matarlos a todos, ¡y qué indignación! Mientras camino con mi remera del Che y me cruzo de vereda porque estos negros nos van a robar y hay que matarlos a todos, ¡y vivan las ideas nazistas, fascistas, represivas!, pero...¡Nunca más! Fuera los militares, pero pongamos bombas en las villas y matemos a esos negros de mierda que ya no tienen solución, y escupamos nuestra ira y nuestra indignación por la computadora, pidamos más seguridad, más policía, ¡más represión! Y puteemos al gobierno de turno, ¡que se vayan todos! Y lo más cercano que hacemos a un cambio lo hacemos cada cuatro años, pero otra vez, de nuevo, ¡que se vayan todos! La historia se repite, casi igual que en los libros esos que leíste sin pensar alguna vez para pasar de año en el secundario y ser una ficha más. Y no lo ves, no podés ver lo que tenés enfrente que, al final, a la gente sólo la ayuda la gente, mientras un par de ilusos siguen creyendo que un cambio de gobierno en verdad es un cambio.
Acá estoy, otra vez. Con mis ideas, mis percepciones, mis valores, mis creencias, mis convicciones. En la era de la indignación digital y la deshumanización, de apreciar los paisajes más por la televisión que en la realidad, en el medio de un poder que muchos creen que se maneja, y por eso nos maneja, en el medio de las contradicciones que me invaden cada vez que tengo que incluirme en los actos que repudio...Pero no los creo, no creo en sus palabras, no creo en el circo de la información ni en los carnavales de hombres tristes con máscaras que simulan las propias, mientras se ríen del sensible, del que siente, del que llora. Y ahí están ellos: los dueños del circo, que manejan los canales y nos hablan de libertades que están a nuestro alcance pero no nos animamos a tocar del todo. Y los otros, que los aplauden, que ignoran, desconocen, no se atreven a mirar más allá, y viven felices y mueren felices, no saben que hay cosas que se pueden cambiar. Y ahí yo, que, aún así, a veces soy parte, a veces sólo permanezco y me vuelvo espectadora, y otras me alejo, pero esta es la tierra donde quiero estar, pintada de otros colores, liberándonos de los restos y dejándonos existir. Y estoy acá, de nuevo, una vez más, encontrando esta salida, porque creo en este trazo y por eso escribo, y mi alma se lleva en el pecho el deseo de volar por la imaginación para mantener y contagiar esta convicción, la más real, de que la realidad es transformable. 
Y me repito, y me reinvento para seguir transformando, y respiro el ahora para llegar a la eternidad.


@Incredulas - 26/11/15

lunes, 23 de noviembre de 2015

Todo sigue igual

Cambiamos de ideas, de gustos, de ropa, de marcas, de opiniones y de olores.
Cambiamos las palabras, las dolencias, las amarguras por alegrías y las alegrías por problemas.
Cambiamos hasta las preferencias.
Cambiamos de amores, de amigos, de colegios, de trabajo, de rutina, de horarios. 
Cambiamos dinero, cambiamos valores, cambiamos la inocencia por corrupciones.
Cambiamos la vida a veces por muerte, cambiamos las lágrimas por sonrisas, a veces.
Cambiamos placeres por tristes costumbres, cambiamos costumbres por algo de paz, cambiamos sábados por soledad, cambiamos domingos por resacas.
Cambiamos las noches, cambiamos los días. Cambiamos de tiempo, de estación, de frío y de calor.
Cambiamos los votos, cambiamos de presidente, de legislador y de gobernador. Pero todo sigue igual.
Cambiamos la fe por la resignación.
Cambiamos asombro por conocimiento.
Cambiamos de campo a ciudad, de lugar para vacacionar. 
Cambian las leyes, cambian las reglas, cambian las culturas, cambian los géneros, cambian los modos y cambia hasta la naturaleza. 
Cambia nuestra forma de percibir el tiempo, que se hace rápido y luego lento. 
Cambiamos de pareceres, de bebidas, de placeres. 
Cambiamos los dientes, la ropa, el pelo, los anillos y las pieles.
Cambiamos los hábitos, las mentiras y las verdades.
Cambia todo alrededor. Cambia todo, pero seguimos siempre igual.


@Incredulas - 23/11/15

sábado, 21 de noviembre de 2015

Hay que matarlos a todos

No. No son "negros de mierda" como vos decís. Tampoco es la solución "matarlos a todos", y no viven de arriba como vos pensás...¿O te metiste alguna vez en una villa y viste casa por casa?
Hay cosas que son injustificables, indefendibles. De ninguna forma se puede defender el hecho de matar a una persona. Tampoco es que esté bien robar, destrozar o cualquier hecho similar, pero es más una cuestión de no hablar al pedo, de no llenarse la boca si no vas a hacer nada al respecto, porque pensando que hay que matarlos a todos no vas a cambiar nada, ¿sabés? ¿O te pensás que la violencia se soluciona con más violencia? Un poco de lógica aunque sea. ¿También pensás que hay que poner una bomba en las villas, porque por el sólo hecho de nacer ahí ya están "condenados" y catalogados? Qué equivocado estás. Muchas de las personas que viven ahí tienen más valores que vos, que andás señalando con el dedo y prejuzgando a cualquiera con un corte diferente o un conjunto deportivo. Y sí, ya sabemos que las cosas que compramos nos cuestan esfuerzo y que nadie debería robarlas como si nada, que está mal, y la bronca es totalmente entendible. Hay cosas que duelen mucho y no se pueden explicar. Yo también tendría ganas de salir a matar si tocan a alguien que quiero, por eso está claro que la solución en esos momentos la deberían dar otros, la justicia, que hoy es como si no existiera (esa es una de las tantas cosas hay que luchar por cambiar).
A veces el dolor nos hace ciegos, pero el tiempo te muestra la salida. Y las circunstancias también. Porque, ¿alguna vez te pusiste a pensar por qué pasa eso? ¿Pensás que una persona roba porque tiene ganas? Tampoco digo que todos los casos sean iguales, pero sí que es muy fácil hablar desde el lugar en el que estamos. Porque, por suerte, tuvimos educación, tenemos comida todos los días, nos esperan en casa con un abrazo y nos podemos dar varios gustos. Mientras vos decís que hay que matarlos a todos cuando te enterás de un robo o de alguna injusticia, puede que esa persona seguramente en la casa duerma en el piso, no tenga comida, no tenga quien la abrace todos los días. En donde vive sí duele cuando llueve, pero de verdad. Y lamentablemente para esa persona es normal vivir así, durmiendo en un colchón en el piso, o a veces ni siquiera eso, sin tener agua como vos y como yo, sin poder bañarse todos los días, y no por no querer, sino por de verdad no poder. 
Esos planes que decís que "los hacen vivir de arriba" no les proporcionan lujos porque muchas veces no tienen nada, porque no es tan fácil ir y conseguir un trabajo digno, porque no es fácil educar si nunca tuviste educación. Pensá cuán peor sería sin esos planes, cómo de peor estaría la calle y cuántos robos más habría. Igual, hay muchos que están de más, sí, pero no es la intención ni defenderlos, ni atacarlos ni mucho menos hablar de cuestiones políticas. Ya sabemos que los que más pueden ayudar no hacen nada, que los que más roban están arriba...Por eso tenemos que cambiar nosotros, por todas esas cosas que vemos injustas. Que no nos hagan creer que el poder lo manejan ellos cuando el poder somos nosotros.
Basta de esa excusa de "negro de alma". Basta de clasificar. Basta de señalar y quejarnos sin hacer nada porque así las cosas no cambian. Los que más roban están vestidos de traje y van con joyas, eso debería estar claro. Las apariencias engañan.
¿Te pusiste a pensar que mientras vos llorás por un celular, hay un nene llorando porque hoy no tiene para comer? Mientras vos llorás diciendo que estás gorda y porque no tenés nada para ponerte, hay gente que se está muriendo de frío o durmiendo en la calle. No digo que haya que minimizar los problemas, pero sí abrir la cabeza, ser más conscientes y mirar alrededor.
¿Te pusiste a pensar que roban porque a veces no ven otra salida, no sólo porque están "resentidos con la vida"? Esas personas vivieron siempre en la miseria, viven historias muy diferentes, cosas terribles todos los días. Viven marginadas, discriminadas desde siempre. ¿No te parece que por eso están resentidos con la vida? Y otra vez lo digo: no es defender, para nada, es simplemente entender que es fácil hablar desde nuestro lugar porque nos educaron de otra manera y vivimos realidades totalmente distintas. Por eso, otra vez te digo que la solución no es matarlos a todos. Hay que educar, eso es lo único que puede cambiar las cosas.
¿Vas a salir a matar para generar que otros te quieran matar a vos? Así no terminamos más...No es la solución, ya quedó demostrado. Tanto nos hacen estudiar historia para que al final siempre se quiera repetir. No te sirvió mucho lo que te enseñaron, ¿no? Será que el problema está más arriba, porque no te enseñaron a mirar para el costado. A veces sí, por suerte. Siempre hay excepciones, pero excluyendo no vas a solucionar nada. Va a ser siempre la misma mierda. No se soluciona nada con violencia. Que los encierren, los hagan conocer lo peor, lo que sea; no sé, no sé cuál será la solución porque la deberían dar otros, pero lo que sí sé es que matándolos no vas a solucionar nada. Solamente vas a generar más violencia en ese entorno, y así una cadena...
Es importante conocer las circunstancias, porque no podemos permitir que haya personas marginadas y acostumbradas a vivir como viven. Hay que educar, porque cuando se lee poco, se dispara mucho, ese es el principio. En las casas, en los colegios, en donde sea. A esas personas que señalás, les falta educación, pero desde hace mucho tiempo. ¿Los podés culpar por eso? Con una educación en serio no van a estar los que les paguen por sostener banderas, por destrozar. Capaz tienen otras salidas, pero no las conocen, no se las hacen conocer. Los usan. Los usan a su conveniencia, los manejan. Los manejan porque así manejan el poder. Por eso hay que ayudar, para que no los manejen más ni a ellos, ni a vos, ni a mí ni a nadie. Porque ya si pensás que hay que matarlos a todos hay algo que está mal.
Por eso estaría bueno que así como nos indignamos tanto cuando pasa algo, que esa bronca se transforme en algo bueno y la volquemos en hacer algo por cambiar las cosas. No esperar que el gobierno o quien sea haga algo cuando nosotros podemos ser los que hagan. A mí me indigna más eso: la desigualdad, la exclusión, la gente que mira para un costado, los que se creen que por tener ropa de marca son superiores a otros, los que manejan todo desde ese poder de mierda que excluye, cataloga, estigmatiza y separa...Separa a todos. Me indignan los que esperan que otros hagan las cosas y no admiten sus culpas, porque todos somos culpables en mayor o menor medida. Vos, yo. Por eso hay que hacer para cambiar. Porque esa es la única manera. Será tarde para muchas cosas, pero nunca para el cambio.
Mirá alrededor. Mucha gente necesita ayuda, y siempre se puede hacer algo. Andá y dale una mano a ese que ves diferente, andá y preguntale por qué es cómo es. O por lo menos preguntátelo a vos. Salí de la burbuja. No te digo que vayas y te metas en una villa a ayudar. O sí, qué se yo. Lo que sea. Hay tantas formas de ayudar...
Hay que abrir la cabeza, empezar a ver la realidad de otras formas, romper paradigmas. Yo creo que todavía el mundo se puede cambiar, aunque cueste. 
Por eso escribo esto, lo que me sale desde adentro, desde lo más profundo. Puedo estar equivocada, pero es mi verdad, y la defiendo, la hago valer. Capaz a alguien le abre la cabeza. Capaz no sirve para nada. No sé, son los riesgos. Pero es una forma, una de las tantas. Y vale la pena intentar.


@Incredulas - 21/11/15

viernes, 20 de noviembre de 2015

Mi promoción

Estoy en un momento de sensibilidad en el cual cualquier cosa que me digan me da ganas de llorar, y no es algo que pase muchas veces. Podría optar por dormir hasta dejar de sentirlo, o intentar volcarlo de esta forma, que es la mejor manera que encontré.
Si bien este momento lo esperé hace mucho tiempo, y no veía la hora de terminar y dejar de venir al colegio, en parte es difícil. Es muy difícil que me sea indiferente, porque es el fin de una etapa muy importante y de lo que fue, hasta ahora, el mejor año de mi vida, y no sólo en este aspecto. Me cuesta poner en palabras todo lo que siento al respecto, más que nada porque hace bastante quiero hacerlo pero nunca me senté a empezarlo justamente por eso: porque siento que cualquier palabra, frase o adjetivo queda chico.
Si tengo que hacer un balance, más allá de ciertos percances que siempre hay y que creo que son necesarios, la balanza se inclina claramente hacia el lado positivo, porque cuando vuelvo la memoria un poco atrás es lo que recuerdo, es lo que más pesa. Y cuando eso es así, al corazón no le sale otra cosa que gritar "¡gracias!", porque cada momento fue fundamental.
Si hablo de mí, siento que este año crecí mucho, y si para eso fue necesario soportar peleas, frustraciones, enojos y momentos de querer mandar el mundo a la mierda, entonces no me arrepiento ni un poco y hasta los repetiría, porque sin los momentos malos, quizás los buenos no los hubiera disfrutado tanto.
No voy a ponerme la careta de decir que espero que no se corte y demás frases trilladas. Agradezco cómo nos unimos entre el año pasado y sobre todo este, a pesar de que las diferencias entre unos y otros existan y no todos nos llevemos tan bien, pero creo que más allá de no tener con todos la misma relación, puedo decir que de cada uno rescato cosas buenas, y sinceramente no quisiera que fueran ni un poco distintos, porque así los quiero y de otra forma sé que probablemente las cosas hubieran sido completamente diferentes. Los quiero así, cada uno a su manera, desorganizados y haciendo todo a último momento y casi siempre saliéndonos mal, pero metiendo fiesta y tirando todos para el mismo lado en los momentos que creímos necesarios.
Todavía queda un poquito de esta misma ruta que todos transitamos hasta que los caminos se bifurquen y cada uno haga su vida. Algunos más cerca, otros no tanto, pero de lo que estoy segura es de que este presente, en mayor o menor medida, nos demos cuenta o no, nos marcó a todos, y no lo cambiaría en lo más mínimo, porque todos fueron necesarios y, si tuviera que repetirlo, eligiría a las mismas personas para hacerlo, ni una más ni una menos.
Sé que hay momentos que voy a guardar para siempre, así como hay otros que, aunque no quiera, se van a ir borrando, y más allá de eso agradezco haberlos sentidos de la forma que los sentí, y sé que van a llegar otros nuevos cuando estos vayan desapareciendo. Pero eso no es lo que me preocupa ahora, porque hoy, este es el tiempo y es el lugar. Y nada, pero nada puede ser mejor. Gracias.


@Incredulas - 20/11/15

jueves, 19 de noviembre de 2015

En busca de más

Los días van pasando y la experiencia deja huellas en la piel, marcas de guerra y hasta algún recuerdo de una bandera blanca suplicando algo de paz. Veo la gente pasar y me pregunto qué hacemos, dónde estamos parados, qué estamos esperando para dejar de esperar ese día que la espera implora a gritos, para mandar al carajo las normas, las reglas y las formas y hacer todo eso que queremos hacer pero posponemos siempre un poco más, por miedo, por "falta de tiempo", por comodidad, por paja o por lo que sea. Corre el reloj y hoy todo tiempo es carnaval, donde exhibimos las máscaras y nos vanagloriamos de ellas cuando en realidad todo lo que querés es que te quieran por lo que sos, porque ya te cansaste de maquillar los sentimientos, las alegrías, de sonreír con lágrimas y de llorar con sonrisas de papel
¿Qué estamos esperando? ¿Que un día nos avisen que el tiempo está contado y la cuenta regresiva empiece a correr hasta el día exacto? ¿Que el reloj nos muestre el tiempo que nos queda? Y ahí vas a estar, queriendo robar tiempo, llorando los segundos, o tal vez algo adentro tuyo explote y, al fin, te dignes de una vez a vivir lo que esperaste, a robarle el tiempo a las agujas y a regocijarte en cada segundo.
Yo ya me cansé, hace rato me cansé de mirar por pantallas la realidad y de una luz artificial, de caminar todo el tiempo mirando, con miedo, al precipicio; de las miradas expectantes a las caídas ajenas. ¿Cuánto más? ¿Para qué? Me harté de las voces que sólo quieren hundirte, tirarte, y alardean del saber sólo por un par de años más de vivencia, de vivencia sin vivir, que es rutina, monotonía, vacío, aburrimiento. Y yo no quiero eso.
Yo quiero correr con el viento en contra dándome en la cara, sintiendo la adrenalina y esquivando las patadas de mezquinos que disfrutan de lastimar y del dolor ajeno. Yo quiero correr toda la cancha hasta el último minuto, ahí cuando dicen que ya no sirve de nada, a ver si en una de esas, cuando la cabeza ya no funciona y el cuerpo se contradice y tambalea, el corazón me da la razón y después de la gambeta y desde el piso, con los ojos cerrados, el grito de la pelota besando la red abajo de los tres palos, me reaviva y me lleva a encontrar el sentido. 
Yo no quiero conformarme con encontrarle el sabor a la derrota, quiero festejar la victoria con esos que se quedaron alentando hasta el final, cuando hasta el pronóstico jugaba en contra y el resultado ya era irreversible. Yo quiero que aunque el gol en el último minuto sea sólo una fantasía sea el sueño que me impulse a despertar, yo quiero saber que me la jugué y di todo hasta el final. Quiero mirar al cielo y sorprenderme con sus matices infinitos cuando cambia de color en un segundo. Resurgir, dejar de errar por el temor de ganar, cruzar ese umbral a lo desconocido y lo inexplicable.
En medio de tantas desolaciones, todavía a lo lejos hay una luz, que aunque se aleja cuando me acerco, augura esperanza. Esa luz es mi estrella. Y ella me despierta en pesadillas o me lleva al sueño dulce. Y me enseña a admirar lo cotidiano cuando se vuelve costumbre. Y a esquivar los palos de la rutina, a burlar los libros del destino. Y aunque a veces no brille, yo la encuentro, y remuevo los escombros de la memoria y los recuerdos y me encuentro con cientos de estrellas más. Algunas brillan con más luz que otras. Algunas duran más, otras menos. Otras resultan ser artificiales. Y en momentos de soledad, desesperanza y desconsuelo, me reencuentro con consejos, con palabras eternas. Y mientras termino de escribir esto, la memoria, curiosa, me recuerda que alguna vez, un alma sabia me dijo una frase que nunca olvidé, que llevé como estandarte y se volvió leyenda, y en pocas palabras resume toda una filosofía de vida: "una vida que nosotros no creamos es una vida que otros crean por nosotros".


@Incredulas - 19/11/15

lunes, 16 de noviembre de 2015

¿Kambiemos?

El apocalipsis tiene cara de argentino conformista. ¿Quieren un cambio? El cambio está en ustedes mismos. El individualismo asqueroso, la falta de respeto, el patoterismo ideológico y el enano fachista disfrazado de soberanía que sostienen los mismos de siempre al menospreciar con argumentos de cotillón la pluralidad de voces es lo que se está queriendo superar. Se busca desesperadamente la transformación de los neo valores que sentaron el funcionamiento del aparato estatal después de la segunda mitad del siglo XX. Se pretende rescatar a la democracia del pogo de los adormecidos mentales, de los idiotas útiles que bailan al ritmo del macabro beat carismático de la promesa eterna, sumidos en un mantra que los reconforta y los limita. Un dolor que ha hecho metástasis en nuestro "yo político" y que se pretende curar...¿O es que todavía no lo entienden? Llámese a silencio el gataflorismo popular. Dejen de compartir fotos y giladas que no construyen e inviertan ese tiempo en instruirse, leer y aprender para ampliar los horizontes no tan lejanos que nos imponen los medios de comunicación y la opinión popular de los que no saben un carajo. 
La temporada de cosecha corrupta ha dado los frutos con la excelentísima calidad a la que estamos acostumbrados y que irán a parar a los lugares específicamente preseleccionados. 
Llegó la hora de volver a sembrar. Deseo que esta vez la parcela de tierra utilizada sea mucho más grande. Deseo que sembremos especies nuevas y que el jardín que tengamos mucho más adelante (y no en cuatro insignificantes años, ansiosos) esté lleno de flores originales y con una hermosa fragancia nunca antes vista. Realmente lo deseo. Si llegase a ocurrir lo contrario, o vuelven a pegarnos dos mil y un cachetadas a la esperanza, entonces el desconsuelo, la desidia y la decepción me invadirán con una eficacia atroz, y entonces confirmaré que lo que decían era cierto y me uniré a la pálida, mortecina e hiperactiva peregrinación de los que dicen: "Es así, viejo. Este país no tiene arreglo".


@Incredulas - 16/11/15

sábado, 14 de noviembre de 2015

Crónica de una despedida

Cuando termine de escribir esto me voy a prometer hacer todo lo posible para no pensarte más, para no esperar más nada de vos. Siento que no voy a lograr olvidarte ni dejarte de querer porque, aunque pueda, no quiero.
Fuiste la única persona que logró hacerme bajar mil cambios y cuando estabas cerca mío todo estaba bien. Nunca me sentí tan segura de mi misma, tan bien.
Yo estaba muy mal y vos me curaste. Siempre voy a estar agradecida por las cosas lindas que lograste en mí.
No dudo que me quisiste y también te agradezco por eso y por demostrármelo. No sé qué paso después y tampoco importa a esta altura...
Tengo que perdonarme por haberte pedido más, por querer que fueras de una manera que no eras, por intentar cambiarte. No sé si fue amor, no sé si me enamoré, pero sé que me llenaste el alma y que me hiciste feliz.
Intenté todas las maneras para estar en tu vida pero nunca lo logré y ya no valía la pena seguir insistiendo.
Hoy me doy cuenta que no podemos estar juntos, ni siquiera un rato, porque a mí ese rato no me alcanza, porque siempre le hacemos mal a alguien, afectamos a terceros, hacemos las cosas mal. Porque cada vez que te vuelvo a ver, te vuelvo a perder.
Los dos hicimos muchas cosas mal. No te culpo y por favor no me culpes. Entendeme, como yo lo hago e hice siempre con vos.
No te odio, y no te voy a odiar nunca.
Por el amor que te tengo, deseo que seas muy feliz, que llegues muy lejos y que nunca más nos volvamos a ver.
Ojalá te acuerdes de mí de una manera linda. Ojala no dudes del amor que te tuve, mas allá de las cagadas que me mandé.
Al final esto no me hace bien y me di cuenta que a vos tampoco. Me alejo definitivamente, creyendo, capaz de forma muy inocente, que las cosas que me dijiste desde momento cero y mirándome a los ojos, eran verdad. Opto por quedarme con eso.
Y aunque este sea el final definitivo, mi corazón va a estar siempre donde estés vos.
Te quiero de verdad. Ojalá la vida te de todo lo que yo no pude.


@Incredulas - 14/11/15

viernes, 13 de noviembre de 2015

Para mí Dios es mi viejo

Gracias por darme la vida que me diste, jamás me faltó nada, y no hablo sólo de las cosas materiales, hablo de amor, cuidado y protección. Estoy segura que jamás voy a llegar a imaginar los malos momentos que habrás pasado y lo difícil que se te debe haber hecho criarme solo con tan pocos años y sin una mujer al lado...Eras apenas un muchachito, yo miro a los pendejos de hoy en día con esa edad y ni se me cruza por la cabeza que vayan a hacer todo lo que hiciste vos por mí siendo tan joven.
Gracias por romperte el lomo siempre para darme lo mejor. Sé que a veces parece que no valoro todo lo que me das, pero creeme que todos los días de mi vida entera agradezco haberte tenido junto a mí como padre, como confidente y como mejor amigo. No hay duda que yo vine a esta vida para ser hija tuya. Sos y siempre vas a ser el hombre de mi vida.
Agradezco la hermosa familia que formaste. Estoy más que orgullosa de la clase de persona que sos vos, mi papá. Gracias por no haberte rendido jamás, por jugarte la vida por mí siempre y por no haber bajado los brazos nunca para hacerme feliz. Lo que te amo no tiene explicación alguna, tener un día en el año es lo mínimo que te merecés en esta vida que día a día me enseñás a vivir y también te lo quise recordar hoy que es un día como cualquier otro. Un padre como vos es impagable en este mundo tan complicado y tan difícil.
En fin, gracias por el amor, la protección, las enseñanzas, las peleas, las jodas, los viajes juntos, por esta familia hermosa que me diste, por los consejos, por los valores que me das, pero por sobre todas las cosas, por ser mi viejo. Te amo.


@Incredulas - 13/11/15

jueves, 12 de noviembre de 2015

Quedate

Cuando pensé que no me importaba y cuando pensé que ya no te pensaba...Mentí. Sí, mentí. A vos y a mí.
Nunca quise ir más allá de mis sentimientos, en ese momento por pensar que no tenía importancia y porque me gustaba flashear con amores de una noche que al otro día se olvidan; ahora me doy cuenta de que fue porque era una boluda llena de miedos. Pero, ¿con qué derecho voy a ir a buscarte, después de tanto tiempo, cuando ya dejaste al manifiesto que es tarde y seguiste con tu vida? Así, como si nada, como si de un día para el otro se te borrara la memoria. No sé si resignarme a pensar que todo era chamuyo y caer en la banalidad típica de minita de resentida de decir que son todos iguales (por favor, no me dejen caer ahí) o aceptar que fui mucho más boluda de lo que ya acepté ser, o creer que resultaste ser más cagón que yo...Pero eso último sería ponerme a mí en un pedestal, y no creo que me corresponda ese lugar.
Quise creerme diferente y terminé hablándote a la madrugada, sabiendo que dormías, para que al otro día me contestes y fingiera no acordarme la razón de mi mensaje, pero teniendo la excusa para seguir hablando, aunque a las cinco líneas de conversación me quedara (o me dejaras) sin palabras. Te subestimé, o fui muy ingenua. Creo que un poco de las dos. Aunque por un lado no me importaba si te dabas cuenta de que era una excusa; de hecho, era lo que quería. Quería mostrarte mi interés, pero de una manera sutil. Sí, justo yo, que siempre hablo de más por pasarme de sincera. Pero con vos siempre me salió al revés, siempre fui una boluda, entonces creo que me merezco esto que (no) me hiciste. Porque es así, no me hiciste nada. Y para mí eso es peor que un puñal. Porque la nada está llena de dudas, de incertidumbre. Es tan puta que hasta me llena de esperanzas de algo más, aunque en un mundo paralelo ya me hayas plantado veinte veces y estés casado y con dos hijos.
Lo que más me pesa es que el recuerdo que tengo de vos es tu olvido, que te perdí sin buscarte y sin encontrarte. Di por hecho que ibas a seguir estando ahí y te descuidé por seguir en un juego. Te pedí que no me tomes en serio, y me olvidé yo de seguir esa regla. Con vos no me duele el corazón, me duele el ego, el orgullo. Y en un punto es peor, porque mal que mal, el corazón se arregla, pero la cabeza está siempre reprochando algo y queriendo repetir errores.
Lo nuestro no sé qué fue, pero sé que no fue nuestro, fue mío. Y murió sin haber nacido.
Igual, dejame así. Quedate siendo especial y eterno en palabras, así no te arruino. Quedate siendo esa letra a la que siento que le queda chica cualquier melodía. Quedate siendo un recuerdo borracho y una resaca. Quedate inconcluso, así te invento los finales o comienzos que yo quiero.
Quedate, no vuelvas (pero volvé, y acordate que sé mentir muy bien).


@Incredulas - 12/11/15

lunes, 9 de noviembre de 2015

Sobre los miedos

Anoche no podía dormir, mi insomnio me vino a visitar una vez más. Pensé tanto que me detuve en los miedos.
Todos tenemos miedos.
Miedo es despertar un día y no sentir la presencia física de mis padres. Me aterra saber que la vida en algún momento los va a alejar de mí.
Miedo a no progresar, a no poder ser eso que la sociedad necesita que sea.
Miedo a que mi cuerpo enferme, a no despertar jamás.
Miedo al paso del tiempo, a la decadencia física o psicológica.
Miedo a la aceptación de los demás, pero sobre todo a la de uno mismo. No quisiera mirarme al espejo y ver un reflejo de algo que no soy, debe ser tan triste.
Miedo a dar amor y salir lastimado en el intento.
Fue en medio de todos esos pensamientos cuando me pregunté cuál era la gracia de tener tantos miedos. El miedo más grande de todo ser humano es dejar de vivir, creía yo.
Hoy desperté una vez más en un cuerpo sano, con la mirada de mis padres encima. Tuve la dicha de caminar, sentir la brisa tenue de la mañana...¡Soy dueña de un cuerpo sano! Tengo la suerte de trabajar en algo que me apasiona. El paso del tiempo sólo me llenó de experiencias. Me miré al espejo y vi el reflejo más lindo que podía ver de mi misma, el más honesto. Me vi, me acepté y salí sonriente una vez más a la vida. Me abrí, sin darme cuenta, al amor y se siente increíble. Tengo la aceptación de mis amigos, que con mis virtudes y mis defectos siguen ahí...¿Qué más puedo pedir?
Y ahí es cuando me di cuenta que, en realidad, el miedo más grande que puede existir en una persona es el miedo a vivir, a disfrutar el día a día. Las tristezas, los desafíos y las derrotas sólo son un aprendizaje más.


@Incredulas - 09/11/15

sábado, 7 de noviembre de 2015

Uno entre mil

Lleva mucho tiempo aprender a priorizar a las personas. Tantos años tuve al lado mío la solución para todos mis problemas y nunca me di cuenta. A veces las personas somos muy necias, y ciegas...Por suerte, llegué a tiempo. Esa noche yo ni me iba a imaginar que mi vida iba a dar el vuelco más importante hasta el momento: jugármela por alguien que de verdad valía la pena. 
Me costó mucho abrir mi corazón a vos, darme cuenta de lo que sentía. Me costó mucho, sinceramente. No te voy a mentir y tampoco me quiero mentir a mí misma: tenía otras cosas en la cabeza en ese momento. No me refiero a chicos, sino muchos mambos que suelo tener que nunca sé ni cómo expresar. Pero gracias a Dios tomé esos dos vasos de Fernet y también un vaso tuyo de Frizzé azul para entonarme un poco, que las lágrimas broten solas de mis ojos y te diga lo mucho que te quería. Fue un momento que, si bien al otro día me quería morir por la vergüenza que pasé y además porque mucha bola no me dabas porque tenías más miedos que yo, es el día de hoy que me acuerdo patente de lo que pasó, de lo que te dije, de lo que me dijiste. Algunas partes están borrosas y confusas, pero es obvio que no me voy a olvidar nunca el momento donde puse las manos en el fuego por un amor que jamás hubiera imaginado que iba a ser tan increíble y especial.
Día a día te fui conociendo más, fui conociendo tu vida, tus gustos, tus placeres, tu familia, tu pasado, tu historia, tus necesidades, tus enojos, tus histerias, tus fastidios, tus humores, tus enseñanzas, tus pensamientos, tu estilo de vida…Y todavía me sigo sorprendiendo de lo único que sos.
En los momentos en los que te enojás conmigo y dudás de mí quiero que te preguntes a vos mismo y te des cuenta: ¿quién te va a amar más que yo? Nadie te va a amar de esta manera con tus defectos, tus virtudes, tus cosas. Nadie va a querer acompañarte con tanto ánimo en tus locuras, en tus ideas. Y yo...¿a quién voy a soñar si no es a vos? Nadie me va a llevar a volar así como lográs vos en mí. Ni yo misma entiendo hoy en día de dónde saco tanto amor. Amarte así no puede existir, no creo que algún día llegues a comprender que doy todo lo que tengo y mucho más por vos, que enamoraste hasta el rincón más profundo de mi ser.
Te conocí de la manera menos pensada y te volviste de un día para el otro mi vida. No esperaba esa noche, no creía abrirme al amor de esa manera, pero las vueltas de la vida son así de sorprendentes y tienen ese "qué se yo", ¿viste?
Yo no era ni soy ni nunca seré la típica piba que esperaba que le hablaras, que la invites a salir y otras cosas, porque además de todo lo que fuimos viviendo, de entrada (y ahora también) fuiste mi mejor amigo.
Cada día me sorprendías más. Nadie nunca me había dicho cosas tan hermosas así de sentidas. Sin darme cuenta de lo que sentías, te volviste muy importante para mí. Juntos hicimos cosas que con ningún otro hombre podrías haber hecho y hoy es a vos a quien más tengo que agradecerle. Agradecerte por bancarte mis rayes y mambos inexplicables. Agradecerte por cargar con mi pasado de mierda al que le busco un lado positivo y me doy cuenta de que, si todo lo que hice iba a equivaler a terminar con vos, me volvería a mandar esas millones de cagadas una y otra vez. Agradecerte por contestarme siempre a mi pregunta de: “¿me querés?”. Agradecerte por decirme las cosas más lindas. Agradecerte por hacerme sentir mujer, y una mujer muy querida. Agradecerte por no robarme mi libertad. Agradecerte por volar al lado mío, amoldándote mucho a mis valores y principios. Agradecerte por hacer de todo, inconscientemente, para verme con una sonrisa. Agradecerte por bancarme cuando me pongo densa y celosa sin motivos. Agradecerte por aguantar esos momentos donde te quiero ayudar pero entorpezco todo lo que hacés porque soy re torpe y al final termino mirando lo que hacés mientras te arreglás solo porque yo soy una boluda. Agradecerte por venir a verme cuando te digo que te extraño. Agradecerte por tener esos brazos tan protectores donde me quedo siempre dormida escuchando tu respiración y los latidos de tu corazón. Agradecerte por todas esas noches donde hacemos repertorio de pelotudeces y empezamos a decir todas las cosas que sólo vos y yo entendemos. Agradecerte por enseñarme un nuevo estilo de música que no conocía. Agradecerte por no despertarme cuando me quedo dormida mientras miramos una serie. Agradecerte por dejarme usar tu ropa las veces que me quedo a dormir en tu casa. Agradecerte por merendar conmigo casi todos los días. Agradecerte por sumarte a mis locuras, a mis ideas. Agradecerte por ser, muchas veces, mi cable a tierra. Agradecerte porque sos al único que siempre le hago caso. Agradecerte por la hermosa semana en la costa que me hiciste pasar. Agradecerte por confiar en mí. Agradecerte por las cosquillas que me hacés donde yo empiezo a pegarte trompadas en la espalda tirándote del pelo y terminás todo lastimado. Agradecerte por bancarte que te cuente chistes que son malísimos y que me dan risa sólo a mí. Agradecerte por contarme cada paso que das. Agradecerte por abrazarme cuando tengo frío. Agradecerte por todos tus apodos. Agradecerte por no darme nunca bola cuando te digo que no me gusta que me pagues las cosas y lo sigas haciendo. Agradecerte por elegir las butacas del cine que sabés que a mí me gustan. Agradecerte por guardar mi secreto sobre que yo era una de las administradoras de "Incrédulas". Agradecerte por aceptar cuando vamos a comprarte ropa y la elijo yo. Agradecerte por estar hoy y siempre para mí y nunca faltarme cuando te necesito. Agradecerte por esas noches caminando por la playa, con los mosquitos molestando, dando vueltas para que yo termine mi chocolate y vos tu helado. Agradecerte por ser el que me abraza siempre y se enoja porque yo no me quiero mover. Pero las mayores “gracias” son por aceptarme tal cual soy con todos mis defectos que son más que las virtudes, por aceptar mi pasado tal y como es y gracias también por no intentar cambiarme nunca, queriéndome siempre de esta manera y dándome la oportunidad de estar en tu vida.
Me das amor en cantidades siempre que lo necesito sin pedir nada a cambio, das sin esperar nada y esa es una de las cosas que más me gustan de vos. Y lo más importante es que además de ser mi novio, sos un gran amigo, que me ayuda siempre a salir adelante, me aconseja y me escucha cuando yo quiera. La vida me dio una persona de oro que sos vos y merecés ser feliz (ya sea conmigo o, si llego a fracasar, lo puedas ser siempre porque realmente lo merecés). Me encanta asegurarme de que lo seas día a día...
Aunque a veces cueste entender a la vida porque en muchas ocasiones nos quita las cosas que más amamos, siempre voy a estar agradecida porque me dio a la persona más importante que hoy sos vos para mí...
Si me regalan el futuro, no lo quiero sin vos. No me lo imagino sin vos siquiera, porque ya sos parte de mí. 
Te amo como nunca amé ni voy a amar a nadie. Sos el amor de mi vida.
Tu novia y amiga.


@Incredulas - 07/11/15

viernes, 6 de noviembre de 2015

Catarsis

Me cuesta ponerle palabras a las sensaciones cuando ni yo misma logro darme una explicación de lo que me pasa. Otra vez, aparecen nuevos miedos disfrazados de miedos viejos, y eso asusta más. O quizás no están disfrazados. Quizás son claros, y soy yo la que los disfraza por no querer verlos, por miedo a verlos.
El problema, o la diferencia, mejor dicho, es que a esos miedos viejos pude encontrarles una raíz, y si bien eso en parte me angustiaba más por conocer el mecanismo y aún así no poder evitarlos, en parte me tranquilizaba saber de dónde venían. Pero a esto nuevo, que viene con las mismas viejas sensaciones, no puedo encontrarle la causa, y eso es lo que en el momento lo vuelve peor, y me enoja.
Yo sé que este miedo va de la mano con las dudas que surgen a cada instante y me hacen repreguntarme mil veces si estoy caminando por donde realmente quiero caminar. Y aunque intento, no puedo escuchar bien esa respuesta, y eso me enoja tanto como el no poder encontrarle explicación a esto que me pasa. Y creo que ese es el problema: intentar racionalizar todo en esos momentos, en vez de sentir. Porque cuando aparece el miedo, mi cabeza se empieza a desconectar, y no siento, y aparece la ansiedad, el reproche, el enojo. Creo que el miedo aparece porque hay una parte de mí que todavía se resiste a la entrega, al potencial en su máximo esplendor, y quiere dominar todo. Porque cuando logro conectarme conmigo, escuchar más al corazón, sentir sin tanta vuelta, encuentro más respuestas que cuando la cabeza me carcome y me confunde buscando explicaciones que me terminan enredando. Y es ahí cuando todo fluye y aparece la risa que me hace sentir libre.
El hecho de vivir a conciencia y a flor de piel la plenitud, me obliga a ser, también, más consciente de mis sombras. No es que todo esté plagado de angustias, al contrario: hasta en los momentos donde siento que los miedos dominan, soy consciente de que lo que predomina es esa sensación de plenitud y de felicidad con la vida. Quizás me quede aceptar que volver a sentir ese miedo no significa volver atrás todo el proceso que me trajo hasta acá. Quizás ahora el desafío sea encontrar el equilibrio entre esas sensaciones de plenitud y de oscuridad. Ya pasé, un tiempo atrás, el proceso de aceptación. Ahora puedo darme cuenta de que eso era sólo una parte del camino, porque ahora queda aceptar todo esto que está surgiendo en mí. Volver a sentir esos miedos no significa revolver viejas cuestiones ya resueltas, sino poder aceptarlo en esta nueva forma, que no necesariamente implica tener que entenderlo ni darle una explicación lógica, porque ahora lo que queda entender es que muchas veces solamente entendiendo no alcanza.
Y capaz hoy no puedo. Capaz la risa se me escapa y el miedo me traiciona tirando alguna patada de atrás. Pero si eso pasa, no espero esquivarlo, sino poder amigarme con él, abrazarlo y decirle “tranquilo, ya pasó”.
A veces el día se nubla, y por esa nube gris que nos tapa, todo nos parece gris. A veces no brilla el sol, y parece que no va a volver a salir nunca. A veces aparece el miedo, y parece que ese miedo va a quedarse ahí para siempre. Pero no.
Y aunque se tapen los sueños, todavía queda ver la luna.


@Incredulas - 06/11/15

jueves, 5 de noviembre de 2015

Sin ataduras

Se encontraba ordenando su habitación cuando recibió un mensaje de él. "Estoy a unas cuadras de tu casa...Si estás, paso", decía el mismo. Así, de la nada. Un mensaje que la descolocó totalmente, la paralizó. El mismo impulso le dio el pie para contestarle: "Eu, ¡hola! Sí, estoy, pasá si querés". Después de enviarlo, se quedó pensando si lo que hizo estuvo bien o mal, pero como ya lo había hecho, se limitó sólo a esperar que llegue.
Ellos habían sido novios durante mucho tiempo, pero ya hacía rato que no estaban más, ni siquiera se hablaban, ¡nada! Si se cruzaban, se saludaban solamente con un "hola, ¿todo bien?" que es más por formalidad que otra cosa...Hasta hoy, donde él se acordó de ella y decidió pasar a visitarla.

Llegó y se saludaron normal, como dos personas que no se ven hace rato, pero no como si se extrañaran, simplemente como dos conocidos que se cruzan de nuevo. Ella lo invitó a pasar, preparó el mate y al principio fue un poco incómodo. No sabían de que hablar porque no sabían que había hecho el otro durante este tiempo, así que hablaron de cosas obvias: la facultad, sus familias, etcétera.
A medida que iba pasando el tiempo, entraban más en confianza y cada vez estaban más cerca. Hablaron de por qué habían dejado de hablarse y los dos se pidieron perdón por no haber tomado la iniciativa antes para volver a verse. No recordaban lo bien que la pasaban y lo mucho que se divertían juntos.
Sin darse cuenta y casi sin pensarlo, ya se encontraban besándose en el sillón, los dos disfrutando al máximo y arrepintiéndose de no volverse a ver antes. Como era de esperar, eso terminó en sexo...Pero un sexo diferente, un sexo apasionado, pero lindo. Cada mirada y cada beso decía "te extraño", pero ninguno de los dos lo largaba.
Siempre habían sido así ellos: se entendían con hechos. No eran de expresar sus sentimientos con palabras...Cuando sentían algo lo demostraban con hechos, con abrazos, con miradas.
Luego de todo esto, se hizo un silencio incómodo mientras se vestían, silencio que rompió él con un:

- Me había olvidado que la pasaba tan bien con vos.
No lo pensó, sólo le salió, como si lo hubiera vomitado, tan sólo fluyeron sus palabras de la boca. Ella se quedó muda durante veinte segundos aproximadamente y le contestó:
- Yo también, veo que no perdimos nuestra conexión. 
Ninguno de los dos dijo más nada, no saben si por timidez, si por respeto, si porque no daba, o porque sí, pero la verdad era que en sus cabezas pensaban todo lo que le dirían al otro y se morían de ganas de largarlo.
Se terminaron de vestir. A él se le hacia tarde. La despidió con un beso y se fue.
Pasaron meses de ese encuentro. Él sigue en la suya y ella también. No hablaron más, no se vieron más. Se cruzaron una que otra vez pero siempre igual, saludándose formal.
Los dos saben que se quieren, los dos saben que la pasan bien con el otro y sobre todo los dos desean volver a encontrarse y sentirse cerca siempre. Pero obvio, sin ataduras...



@Incredulas - 05/11/15

lunes, 2 de noviembre de 2015

La ley del revés

Tengo la ilusión de que algún día la justicia, si es que existe, deje de regirse por la ley del revés. La ilusión de que la muerte, despiadada, no nos mate tantas veces ni arrebate tantos sueños sin preguntar. La ilusión de vivir en un país donde músicos no vayan presos en lugar de funcionarios del gobierno que no cumplen con su deber, que se dejan coimear y que encima son absueltos de un juicio donde deberían tener la mayor pena. La ilusión de que dejen de condenar perejiles y que paguen los verdaderos responsables. La ilusión de que el máximo responsable de una de las mayores tragedias de nuestro país, que ni siquiera está imputado en la causa, al menos no tenga el descaro de poder seguir postulándose en el gobierno, jactándose de querer justicia. La ilusión de que los medios dejen de buscar la morbosidad o una cara visible, que dejen de vender un circo y muestren la verdad. La ilusión de que el peso de la muerte se mida en cantidad: porque si es una sola no vende, pero si son ciento noventa y cuatro, sí. La ilusión de que algún día existan jueces que cumplan la ley. La ilusión de que en un juicio no haya mafia de por medio. La ilusión de que no le pongan precio a la verdad, que baila amordazada mientras la impostura es noticia. La ilusión de que exista la memoria más que en el olvido y de que no se repita la misma tragedia en Cromañón, en Once, en Beara, en Flores o en tantos otros lugares, todos los días, siempre en manos del mismo responsable: el Estado, que nunca paga. La ilusión de que dejen de violarse derechos humanos así como si nada, rifando la vida y el honor. La ilusión de que el Estado deje de robarse vidas impunemente, de que cumpla con su deber de cuidar al pueblo. La ilusión de que cuando esto no pase, grite el pueblo entero unido. La ilusión de que las dos caras de la moneda se hagan visibles y de que las opiniones sean con fundamentos, y no sólo por hablar pero sin decir nada.
Quiero creer que todo esto no es imposible. Quiero que me hagan creer que la ilusión no está perdida y que la esperanza no va a vivir siempre en la espera. Quiero creer que algún día va a ser justa la razón.
Tengo el nudo de la injusticia atravesado en la garganta, pero sigo convencida de algo: cuanto más grande es la injusticia, más fuerte hay que gritar.


@Incredulas - 02/11/15