sábado, 28 de febrero de 2015

Entrelazados - Capítulo Final

Se hizo un silencio abrumante en el living. Ninguno sabía qué decir, excepto Macarena, que fue la que rompió el silencio y enseguida se puso a llorar a los gritos. Se acercó a su amiga y la abrazó fuerte, acariciándole la panza y felicitando a ambos por la gran noticia. Pache también se puso de pie y abrazó con mucho cariño a Bauti, y después a Celeste.
Ale se quedó completamente paralizado. No sabía si era una buena o mala noticia, pero de todas formas se acercó a ellos y cuando vio sus rostros llenos de felicidad, comprendió lo alegres que estaban. Malena también los saludó muy amablemente y los felicitó.
Santino, Nico y Lauti se acercaron a ambos y los saludaron, también dándoles las congratulaciones por la buena nueva.
Todos los pibes rodearon a Bauti y comenzaron a saltar a modo de pogo, mientras lo felicitaban y cantaban canciones.
Rocío simplemente no lo podía creer. Celeste...Ella, su hermana, con la que compartió tantos años de risas, llantos, peleas, momentos de gloria...Y ahora estaban distanciadas..."¿En qué estaba pensando cuando prioricé a mi novio sobre mis amigas?", pensó Rocío lamentándose de sí misma. Quiso llorar, pero a la vez no le salían las lágrimas por la sorpresa que le dio la noticia. Se acercó a Celeste y ambas se tomaron de las manos.
- Te felicito mucho. Estoy re contenta por vos.- dijo Rocío.
- Gracias. ¿Vos cómo estás?.- preguntó Celeste acariciándole los dedos.
Rocío se encogió de hombros.
- Un poco mejor, ordenándome en mi desorden
- Eso va a tardar un poco.- dijo Celes entre risas.- Tenés más problemas que Kosovo.
Y ambas amigas se abrazaron, invitando a Maca a un abrazo triple entre las tres, como en los viejos tiempos.
Vera se puso a llorar en silencio, sin poder creerlo. Se tapó la boca con las manos y se quedó mirando fijo la pancita de Celeste. ¿Cómo no se habían dado cuenta? Había sido muy obvio. Caminaba más despacio, no tomaba alcohol, Bautista le hablaba al oído a cada rato y le acariciaba la panza...¡Era más que evidente y nadie lo supo ver! Le dio mucha bronca a sí misma no haberse avivado antes del buen momento que estaba pasando su mejor amigo con la novia...¡Y ella iba a ser tía! Estaba realmente emocionada, pero a la vez pensaba que todos habían estado tan ocupados y ensimismados en sus problemas, que no prestaron atención a las verdaderas razones buenas para ser feliz en esta vida, y dejaron de lado durante tres meses a Celeste, parte del grupo, que quería dar una buena noticia y jamás se le permitió por tantos líos que se avecinaban día a día.
Vera decidió dejar de pensar por un momento, y se acercó a Bautista. Ella lloraba de emoción y él le estiró los brazos para abrazarla fuertemente. Ambos se sonrieron y se dieron ese caluroso abrazo, mezclado con llanto de alegría y risas de felicidad.
- Te felicito, hermano.- le dijo Vera mientras Bauti le pasaba el dedo índice por la cara, secando sus lágrimas.- Te merecés ser muy feliz. Te adoro.- y volvieron ambos a fundirse en un tierno abrazo de amistad. En ese momento, para Bauti las palabras sobraban, así que se limitó a mirar a su mejor amiga, volver a abrazarla, agradecerle y decirle cuánto la quería.
El resto de la noche la pasaron todos hablando, recordando cosas pasadas, riéndose y muy tranquilos. Hace rato no había tanta serenidad en el ambiente y nunca habían podido estar los once todos juntos hablando sin discutir, o sin que alguien odie al otro.
- ¿Se acuerdan la vez que Pache re caliente en un partido dijo que amaba a Macarena y salió corriendo?.- dijo Nico.
Maca se enterneció porque no sabía que había pasado eso, así que abrazó a su novio y le dio un tierno beso.
- ¡¿Y cuando Ale le dejó la carta en el casillero a Malena y se olvidó de poner el nombre?!.- gritó Lauti, y todos comenzaron a reír.
- Lo mejor fue el video de Rocío con Santino.- dijo Malena.- ¡Qué quilombo que armé esa vez! ¡Perdón!.
La rubia puso mala cara por recordar ese momento donde fue tan humillada, pero aceptó las disculpas de Malena y luego se acurrucó en los brazos de Santino, quien le dio un beso en la frente y continuaron hablando con el resto.
- Ay, amiga, cuando vos te fuiste a Estados Unidos...- dijo Maca recordando.
- Fue horrible, te re extrañamos todos.- adhirió Rocío.
Celeste recordó ese momento y se golpeó la frente con su propia mano.
- Una tarada...La verdad no sé qué flasheé.
- Igual me extrañaba tanto que enseguida volvió.- dijo Bauti abrazando a su novia.
- ¿Enseguida? Estuvo tres meses allá.- acotó Ale, haciendo reír a los demás.
Y así transcurrió toda la noche, en la que no pararon de hablar un segundo. El único que estaba un tanto apartado por momentos era Lautaro, que se colgaba hablando por celular con Catalina, la chica que conoció esa noche y tanto le había atraído. Esta actitud de él provocó que los pibes lo deliren y le digan que era un pollerudo, así que hubieron más risas y momentos cómicos a lo largo de esa madrugada.

La relación entre Catalina y Lautaro fue progresando día a día. Ambos se iban a ver hacer deportes en el club, se apoyaban en los entrenamientos y también solían ir a correr juntos.
Lautaro estaba muy acostumbrado a la relación que mantenía con Rocío, con la personalidad avasallante de la rubia que era todo lo contrario a Catalina. La pelirroja era tranquila, apacible, amable y tierna. No demostraba celos innecesarios como hacía Rocío. Catalina realmente sabía aprovechar a la clase de chico que tenía al lado. Era el primer novio de ella, así que la joven lo disfrutaba muchísimo y conocía el nuevo mundo junto a él, sobre todo el mágico universo del sexo, que también hizo que, luego de dos meses de noviazgo, las cosas cambien y se pongan más serias.
La familia de Lautaro estaba realmente encantada con Catalina, y hasta se alegraban de tener una joven tan tranquila y respetuosa como ella. Valentina, la hermanita menor de Lautaro que tan bien se llevaba con Rocío, alcanzó una química superior y de amistad con Catalina, y a veces pasaban horas juntas jugando mientras Lautaro jugaba a la Play, o dormía una siesta, o simplemente las miraba jugar a ambas, ya que eso le parecía muy tierno.
Catalina y Lauti no hablaban todo el día. A veces pasaban dos o tres horas sin saber nada del otro, y era porque estaban ocupados. Lautaro en un principio tardó en comprender que no hablar no es falta de interés en este caso, sino que no hace falta estar informados todo el tiempo de lo que hace el otro a cada instante como hacía con Rocío, sino que está bueno verse y tener cosas para contarse.
Catalina realmente era muy madura, y se lo demostraba a Lautaro todo el tiempo. Él se sorprendía de ciertas actitudes de ella. Se mostraba siempre con mucha calma y dejaba fluir las cosas notablemente.
La relación cada día mejoraba más, y por fin Lautaro encontró a esa princesa soñada de su cuento, la que tanto esperó...

Los padres saludaban de abajo a los nuevos egresados. El micro hizo un ruido de motor extraño pero enseguida arrancó y salió disparado hacia la autopista. Los jóvenes entre 17 y 18 años gritaban sin parar canciones insultando a otras empresas de viajes de egresados. Los coordinadores incitaban al quilombo y ya había unos cuantos ganándose el chape fijo del viaje completo. Es así: Bariloche había llegado para Malena. Desde el primer año de secundaria soñaba con este tan ansiado día, y finalmente comprendió que la espera valió la pena.
Se sentó en el micro junto a Catalina, una compañera de ella con la que se empezó a llevar mucho mejor debido a que se convirtió en la novia de Lautaro hace cinco meses, por lo que compartían muchas salidas las dos parejas juntas.
Varios jóvenes de otros colegios intentaron acercarse a ambas para hablar, y posiblemente para tener algún amorío pasajero de viaje de egresados, pero ninguna de las dos aceptaban siquiera hablarles, solamente se codeaban con sus compañeros de curso que eran amigos y nada más. Ambas sabían que allá, en San Carlos de Bariloche, las esperaban sus novios, a esos que tanto querían y con quienes compartirían uno de los momentos más importantes de cualquier adolescente.
Allí se veían varias veces a la tarde, e incluso algunas noches Malena se atrevió a escaparse de los boliches que no le gustaban para ver a Ale. Cuando no estaba con él, que era la mayor parte del tiempo, se la pasaba haciendo juegos con sus amigos en la previa, sacándose fotos, haciendo guerra de almohadas o yendo a comprar chocolates para su familia. Las excursiones las disfrutó todas, y era lo que más quería hacer, por eso ciertas noches no iba a los boliches o iba un rato nada más. No le divertía ir a bailar, ni siquiera en Capital lo hacía. Las noches que iba era porque sus compañeros le insistían o porque había alguna temática interesante.
Catalina, por su parte, hacía absolutamente todas las actividades, y veía a Lauti en los ratos libres, pero no era muy seguido. Lautaro se sintió un poco mal al ver que Malena se preocupaba tanto por Ale mientras que su novia aparecía sólo cuando tenía tiempo libre. Una noche que se cruzaron en Puerto Rock, él decidió planteárselo de buena manera.
- Cata, me jode un poco que casi no me des bola.- le dijo con cara triste mientras ella lo observaba fijo y le daba un sorbo a su daikiri de frutilla. De fondo sonaba La Vela Puerca con una canción que a ella le fascinaba.- Male a cada rato le manda mensajes al gordo, lo viene a ver de sorpresa, cosas así y...
Pero Catalina no estaba escuchando, sino que estaba cantando apasionadamente la canción que sonaba de fondo: "Sabemos que la vida es dura pero la amargura no es la solución...". Lautaro decidió esperar en silencio a que la canción termine, y ahí sí Catalina se dio vuelta, lo miró, le dio un beso en los labios y otro trago al daikiri.
- Todas las parejas son distintas, be.- dijo ella.- Algunas hablan todo el tiempo de manera obsesiva, otras se dan un respiro para necesitarse más y tener más cosas para decir. Yo soy de las del último grupo. No hay nada más lindo para mí que extrañarte aún sabiendo que estás a tres cuadras de donde estoy yo.- Catalina se acercó más a su novio, hasta llegar a apoyar su cabeza en los hombros.- Es mi viaje de egresados y lo quiero disfrutar con mis amigos. Vos viniste a segundear a Ale con Male, no a cuidarme a mí. Yo me sé cuidar sola, sé lo que hago, sé quién soy y sé con quién estoy. Ahora solamente falta que vos te des cuenta de quién soy yo, y que no soy Rocío.- en un gesto de ganar la discusión, Catalina le dio un beso en la mejilla a Lauti y se alejó para ir a hacer pogo con sus amigos mientras sonaba "Jijiji" de los Redondos. Madurez de Catalina 1 - Madurez de Lautaro 0. Una vez más, la colorada había ganado. En ese momento, Lautaro comprendió que había ciertas reglas de esta nueva relación que le quedaban por comprender.

La mudanza de Macarena y Pache fue todo un éxito. Consiguieron alquilar un departamento en el mismo edificio donde se alojaban Bautista y Celeste, sólo que el de Maca y Pache tenía una habitación menos. Estaban realmente felices y todas las noches invitaban a alguien diferente a cenar. Querían disfrutar su departamento a toda costa, porque es el sueño de toda pareja...¿y qué más increíble que mudarte con tu pareja a los veinte años? ¡Ellos finalmente lo pudieron lograr! Como la familia de Macarena se trasladaba a Córdoba por trabajo de su mamá y también para que su hermano Martín se pueda recuperar de las drogas lejos de todo lo que le hace mal, ella no quería dejar todo acá: ni su carrera, ni su nuevo trabajo como niñera a bebés del barrio, y mucho menos a sus amigos y al amor de su vida. No fue difícil convencer a su madre de quedarse, y además ahora que ambos trabajaban era más fácil mantenerse.
A Maca le aterraba un poco el hecho de quedarse sola en una ciudad tan grande, pero luego comprendió que era un paso muy grande en cuanto a su crecimiento personal, la mejora de su relación y también de su salud, ya que hace un año atrás no podía quedarse sola porque tenía tendencias suicidas, y ahora sin embargo estaba arrancando su vida en paz, sin nada que la atosigue. Aprendió a aceptarse después de muchos años de sufrimiento. La única persona que logró que ella se vea y sienta hermosa fue Pache, y por eso sabe que le debe la vida. Se deben la vida mutuamente. Se salvaron de todas las formas en que se puede salvar a alguien. Ella lo salvó de vivir de los pensamientos ajenos y del prejuicio. Él salvó a ella del hundimiento físico y psicológico por odiarse a sí misma.
Hoy Macarena se mira al espejo y ve toda una mujer. Se sube a unos tacos de diez centímetros y ya no teme romperlos por su peso. Se mira una y otra vez y comprende que todo cambió, que ya no es la misma adolescente de hace un tiempo atrás, sino que ahora es toda una mujer. Lo sabía. Sabía que Pache era el hombre de su vida, que Celeste, Vera y Rocío eran sus mejores amigas y que el bebé que venía era la luz que iluminaría tanto tiempo de tempestades y tristezas.
Macarena ya no se corta. Ya no vomita. Come. Y come sin vergüenza. Por fin comprendió que la belleza de una mujer depende de cómo se vea ella a sí misma, y cuando por fin empezó a verse hermosa y sentirse como tal, los demás también comenzaron a respetarla y a valorarla por la gran persona que era.
Pache admiraba el esfuerzo diario de Maca de auto aceptarse, y fue él quien la apoyó en todo ese proceso de entender que la vida es una y la tiene que aprovechar siendo como es, que cortándose e hiriéndose a sí misma no iba a conseguir nada más que más problemas y dolores. Y también le hizo entender que el amor es más fuerte que todo.

Verse todos los días era un poco complicado. Si bien no vivían juntos, pasaban ratos largos del día acompañados, y también algunas noches compartían cama cuando uno se quedaba a dormir en la casa del otro. Santino le había propuesto a Rocío que se mude a su departamento, pero la respuesta de ella no fue la que él esperaba.
- Creo que tenemos que ir despacio. Ahora es el momento de seguir conociéndonos, de extrañarnos, de pensar qué estará haciendo el otro. Suficiente tenemos con laburar juntos todo el día. Dejémoslo para más adelante, gordo, ¿qué pensás?.- le dijo ella un poco temerosa, pero siendo totalmente honesta por primera vez en su vida.
- Me parece perfecto. Me encantaría que vivas conmigo, pero tenés razón.- dijo Santi tomándola del rostro y dándole un tierno beso.
Se habían propuesto como pareja, viajar por todo el mundo. Casi todos sueñan con eso, y muchos coinciden en que es la mejor plata invertida de todas. Santino y Rocío trabajaban para darse esa posibilidad.
Una noche, ambos se juntaron a prepararse en el departamento de Santino para luego ir a comer a lo de Maca y Pache. Se les ocurrió calcar un mapa gigante del mundo e ir pintando los países que iban conociendo.
Esa noche cancelaron la cena en lo de Maca y Pache y se quedaron hasta las cinco de la mañana decorando el mapa nuevo, sin pintar y sin colores, para tener que rellenarlo a medida que les pase la vida.
En las vacaciones de invierno de ese mismo año, ambos aprovecharon a hacer un viaje y pintar por fin un color. Decidieron tomarse un mes para recorrer Canadá en su totalidad. Comenzarían por el principio y acabarían en Australia. Canadá ya estaba tachada, y el próximo destino era Estados Unidos en el verano siguiente.

A Nicolás le encantaba ir a ver a Vera ensayar danza. No le gustaba en sí la danza clásica ni el jazz, pero por Vera pasaba horas en su escuela, apoyado en un costado de la pared cruzado de brazos, teniendo su bolso y la campera de su novia mientras practicaba con las demás compañeras. No miraba a otra chica, solamente se detenía en ella y sus movimientos suaves que la hacían parecer una pluma volando en el vient...¿Qué? "Tengo pensamientos de maricón...Pero qué linda que es", pensaba una y otra vez Nicolás. "Ya me estoy pareciendo a Bauti con lo goma".
Vera sentía que tocaba el cielo con las manos cada vez que Nico le daba un beso, que la iba a buscar a algún lado o que simplemente se tomaban de la mano. Con los gestos más simples, Vera era feliz. Y la relación entre ambos fluía muy bien, se llevaban bárbaro, excepto ciertas peleas a veces.
Una vez iban caminando al club de la mano, y Vera estaba un poco desaliñada porque no había dormido bien y tampoco se había maquillado. Seguía siendo hermosa, pero las mujeres son así de prejuiciosas. Fueron a pagar la cuota de Nico a la ventanilla de administración, y pasaron dos chicas. Vera escuchó que dijeron lo siguiente:
- ¿Qué hace ese bombón que se parte solo con la rubia teñida esa?.
- El bello y la bestia.- respondió la otra, y ambas se reían sin pensar que Vera las había escuchado.
Como sí lo hizo, y Nico también pero disimuló para no pasar un mal momento, la joven tomó a su novio de la cara y le estampó un beso largo y mojado.
- Te amo, mi amor.- le dijo Vera mirándolo a los ojos.
- Yo más, hermosa.- respondió Nico.
Y las dos jóvenes miraban mientras se mordían los labios y se querían matar por no ser ellas las que estaban en el lugar de Vera.

Ya venía, ya se acercaba. Cada vez estaba más cerca. Escuchaba ruidos desde afuera pero a la vez estaba sorda. Vio la cara de Bautista, tapada por un barbijo, y también tenía puesta una cofia que le quedaba muy graciosa. Luego le agarró calor, notó que estaba sudando de manera fría como si le bajara la presión. La gente le gritaba mucho a su alrededor. Le daban indicaciones pero ella no las podía seguir, el cuerpo estaba en otro lado.
- ¡Fuerza!.- volvían a gritarle.
- ¡Dale, mi amor, vamos, vos podés!.- exclamaba Bauti. Era al único que reconocía.
Él la estaba tomando fuerte de la mano y miraba hacia abajo, pero Celeste no llegaba a comprender del todo lo que estaba sucediendo. No caía a la realidad del momento de su vida que estaba pasando.
Bautista le limpió la transpiración de la frente con un pañuelo, y luego le dio un beso en la mano a su novia para darle apoyo.
Finalmente, todo terminó.
Thiago Gianelli Mayer nació con tres kilos y medio, y midiendo cuarenta y siete centímetros. Casi no tenía pelo, y era muy blanquito y rubio. Los ojitos no los abría, así que aún no se sabía el color.
Tomarlo en sus brazos fue el momento más increíble y a la vez raro de la vida de Bauti. Ese ser tan pequeño y a la vez tan lleno de amor era su hijo. El mini Bauti había llegado, y nunca se iba a ir. Era el sueño de su vida, aunque si bien no lo planeaba a esta edad, y ahora ninguno de los dos imaginaba la vida sin Thiaguito.
Amamantarlo era increíble, aunque le dolía muchas veces. Celeste ahora debía aprender a ser mamá y Bauti a ser papá. Juntos sabían que lo iban a lograr.
Los padres de Celeste estaban felices de ser abuelos, y el sobrinito pequeño también estaba muy contento, aunque solamente tenía un año recién cumplido.
Cuando la familia principal se retiró, llegaron todos los pibes y las chicas juntas. La gente de seguridad les advirtió que más de tres personas por habitación no podían entrar, pero no hicieron caso y entraron los nueve. Era el momento de hacer el gran anuncio.
Maca tomó a su mejor amiga de la mano mientras ambas lloraban. Celeste reposaba aún en la cama y sabía que estaba horrorosa, pero no le importaba. Miró a sus amigos, y luego a Thiago que estaba en los brazos de Vera, sonriéndole y abriendo de a poquito los ojos, que los dejó ver y eran verdes como los de la mamá.
- De verdad es un mini Bauti, eh.- dijo Nico mientras le acariciaba la manito al pequeño bebé.
- Sí, son re parecidos.- agregó Rocío.
- Cállense, es parecido a la mamá.- dijo Maca para defender a su amiga.
- Gracias a todos por estar acá con nosotros. Pasamos un montón de cosas todos juntos y es increíble que estén en este momento. Desde Malena que ni siquiera era del grupo y hacía un montón de quilombos hasta Pache que es un amigo fiel.- dijo Bauti.
- Sí, yo también estoy re contento por todos.- acotó Pache.- Creo que nos merecíamos ser felices una vez en la vida.
- ¡Y por fin nos consolidamos como grupo y nos dejamos de joder con las boludeces!.- agregó Santino.
Todos sabían que Thiaguito los unía, que llegó para afianzar y solidificar la fortaleza entre todos.
Por primera vez, los once estaban realmente felices y plenos, hundidos en una alegría inmensa, sobre todo Macarena y Ale cuando se enteraron que iban a ser los padrinos de Thiago. Eran las dos personas que más se lo merecían.
A Rocío le había dado un poco de bronca y celos no haber sido elegida, pero luego comprendió todo.

Y abrió los ojos.
"Amor, hoy tengo partido"...Rocío odiaba estas palabras con todo su ser. Todos los sábados su novio,se sumaba en los partidos de fútbol que organizaban sus amigos del club. Ella ya sabía que los sábados eran días perdidos en su relación porque él, luego de terminar de jugar, se quedaba tomando algo con los chicos en el buffet de su club. A Rocío le fastidiaba un poco no verlo en todo el día, porque a la noche tampoco él tenía ansias de salir debido a que sus piernas le pasaban factura por el ejercicio hecho a la tarde y le pedían siempre un descanso, pero ella estaba acostumbrada a esto y ya se había hartado un poco de repetírselo cada comienzo de fin de semana a su novio desde hace un año y medio...Pero como también notaba que él era feliz, permitía que vaya sin problemas.
De golpe, tuvo un deja vú. Se recordó a ella hace dos años atrás, recibiendo ese mismo mensaje pero de Lautaro en vez de Santino, y pensando exactamente lo mismo.
¿Y si todo se volvía a repetir? ¿Y si Malena se hacía mala de nuevo? ¿Y si se volvía a enamorar de Nicolás? ¿Y si Santino volvía a ser mujeriego? ¿Y si Felipe volvía de Estados Unidos? ¿Y si Macarena era bulímica de nuevo? ¿Y si muere otro familiar de Bauti? ¿Y si nace otro Thiaguito? Nadie sabe qué podrá pasar en un futuro, pero Rocío presentía algo más...
Mientras tanto, a todos solamente les quedaba disfrutar el hoy y ser felices para siempre, pero...¿juntos? Eso no lo sabe nadie.

FIN

Regaño

Si hay un vicio en particular que es necesario erradicar es el de tamizar las epifanías de la vida con las frases hechas, las metáforas obsoletas que no sirven para nada. Es una costumbre de mierda. Creemos que estamos aconsejando bien con esas frases que conocen todos y no ayudan en lo más mínimo.
De todas maneras, tarde pero seguro. Cuánta razón tenías. Qué impotencia se siente cuando la idea a la que debías encomendarte en ese momento, ese único y ferroviario momento, tarda casi dos años en llegar a la estación que se llama como tu apellido. Y por supuesto que, ¡cómo no me dí cuenta antes! Quizá ahora estaría en otra posición, con otros objetivos, en sus brazos. Qué pena, che. No abrí los ojos a tiempo. Pero lo importante es haber reconocido la cobardía y haber resignificado sus palabras. Cuán fácil resulta escapar de los hombres que intentan conducirnos en el camino hacia nosotros mismos; desacertada e inmadura decisión.
Una vez más, el tiempo lo dice todo...Pero también lo destruye. Hoy finalmente entendí, otra vez. 
Tenías razón. Requiere valentía mirarse en los espejos comunes y con córneas y no flaquear cuando tiemblan las rodillas. Y la nobleza...Uf, cuesta a veces saber lo que uno quiere, y cuando se actúa en base a lo que nos conviene (estado líquido) y no a lo que nos engrandece (estado sólido), intentando resolver nuestro conflicto caricaturesco terminamos estrellándonos contra el margen izquierdo de la viñeta de la propia pelotudez. Entonces, ajo y agua, hermana. 
Te tendieron la mano, te abrieron el corazón, te ofrecieron abrazos paternalistas y a la vez caricias lujuriosas de tus amantes y lo único que supiste hacer fue refugiarte en tu pasado que te llenó de telarañas. Jodete. Ahora es celeste y te va a costar. Bien bien celeste, hasta que aprendas la lección y vuelva a ser violeta.
Basta de pensar que todo tiempo pasado fue mejor...Mañana es mejor.


@Incredulas - 28/02/15

viernes, 27 de febrero de 2015

El recital del amor

Si hay algo hermoso, es coincidir gustos musicales con la persona que más te gusta. Es genial que ambos tengan química desde un comienzo porque saben que son portadores de estandartes de la misma bandera. Pero más hermoso aún es conocerlo en un recital de esa misma banda que tanto les gusta.
Vos vas tranquila, con el grupo de siempre, haciendo previa antes del show en la esquina del lugar, tomando unas cervezas, fumando algún que otro cigarrillo, el olor a porro que se adueña de la cuadra ya que todos los de la fila están fumando. No das más de la ansiedad, ya querés entrar al lugar para vivir otro ritual con la banda de tus amores, esa que te hace poner la piel de gallina con cada canción, en cada estrofa.
A medida que pasan los temas, uno se va separado del grupo consolidado que eligió para entrar al lugar ya que el pogo, los gritos, la cantidad de gente, el calor y la adrenalina generan que se vayan desarmando.
En esos momentos, una se da cuenta que hasta se quedó sola. Mirás a tu alrededor y no encontrás a ningún amigo. Obviamente ves conocidos y todo, porque en cada recital están las mismas personas que siguen a la banda donde quiera que vayan, pero no te da para ir a saludarlos, ponerte a charlar y compartir la noche con ellos.
Es en ese instante cuando lo ves venir. Un pibe con el estilo que a vos te gusta, la remera de la banda y agitando en medio de una canción que a vos te encanta. Querés prestarle atención sólo a los acordes, pero la mirada se te va inevitablemente a donde está ese pibe.
No sabés cómo, pero sin querer terminaste saltando junto a él, cantando juntos y comentando cosas del recital. Los dos notan que tienen una química aparte, un feeling especial y todo gracias a la banda de sus sueños. No hay nada más lindo que conocer a alguien gracias al poder de la música. Y mejor aún es que compartan los mismos gustos no sólo con el grupo que fueron a ver esa noche, sino con tantas otras bandas increíbles que nunca creyeron que iban a compartir.
Lo que pasa en estos recitales del amor, es que casi siempre terminan en besos pero no en pasarse celulares ni nada, sino que lo cruzás en las redes sociales de la banda porque comenta cosas, pero aún así no te animás a hablarle. Lo mejor en estos tipos de amor, es dejar que sean como un amor de verano, sólo que de los recitales, y solamente permitir cruzártelo en estos rituales de las bandas que más les gustan.


@Incredulas - 27/02/15

jueves, 26 de febrero de 2015

Nuestro nosotros

Recuerdo que, cuando era más chica, alrededor de seis o siete años, cada vez que pasaba abajo de las vías de un tren y justo pasaba, o veía una estrella fugaz, o miraba el reloj y eran las 11:11, siempre pedía el mismo deseo. En realidad, pedía tres: el primero era que toda mi familia sea feliz, el segundo era que Independiente salga campeón, y el último era conocer al amor de mi vida.
En primer lugar, pedía por mi familia, y gracias a la vida hoy los tengo a todos felices, ubicados en su lugar, trabajando, ganándose el pan cada día, y formando nuevas ramas en el árbol genealógico para que el apellido no se termine. Primer deseo cumplido.
Con respecto a Independiente, el único campeonato que le vi ganar fue en el 2002 y después en el 2010 la copa Sudamericana, así que ponele que también se me cumplió. Ponele...
Y por último, el que más temor siempre tuve de que nunca se cumpla: conocer al amor de mi vida. Desde que era chica soñaba con encontrar a ese hombre que me acompañe codo a codo, que nunca me deje sola, que siempre esté conmigo en las buenas y en las malas. 
Hoy puedo decir que ese deseo se me cumplió.
Apareció él en mi vida como por arte de magia, de la nada, de la forma más inesperada y a la vez muy soñada...
Fue increíble haberte conocido como te conocí, haber formado primero una amistad que creíamos muy consolidada y que iba a quedar así por siempre. Pero, después de un par de años, el destino, la vida y Cupido se dieron cuenta que estábamos preparados para dar el siguiente paso que nos abra las puertas y nos permita conocernos de la última manera que nos faltaba: enamorándonos.
Sonará egoísta, egocéntrico y hasta soberbio, pero yo creo que no hay otra relación en el mundo como la que tenemos nosotros. A nuestra edad, la mayoría se engaña, o se miente, o se oculta cosas, o vive peleando, o si no pelean es porque ya directamente cayeron en la costumbre y no hay más amor (ojo, no todos son así, y debe haber parejas muy felices que comprenden a lo que me refiero). Nosotros estamos juntos hace casi dos años, y puedo jurar que día a día lo amo más. Nunca nos fuimos infieles, nunca nos mentimos con nada, no tenemos secretos entre nosotros, ninguno se manda cagadas, somos totalmente sinceros y realistas con el otro, somos compañeros y muchas cosas más. Pero al final de todo descubrí que tenemos una cosa que otras parejas no tienen, que algunas creen que sí pero la realidad es que no tienen el lujo de vivirlo como nosotros, y es que en nuestra relación no sólo somos novio y novia, sino que somos mejores amigos. Esa es la clave para cualquier relación: ser amigos además de una pareja.
Para mí no hay otra pareja como la nuestra, y casi nadie tiene el lujo de amar así, tan sanamente, sin estribos, sin baches, sin nada. Obvio que hay discusiones en la convivencia, y también cambios de opinión un poco subidos de tono, pero nunca tuvimos una pelea que nos mantenga más de cinco minutos sin hablarnos o con mala cara. A veces peleamos a propósito sólo para tener que amigarnos y terminar a los besos y riéndonos de la discusión.
Con esto no pretendo que nadie quiera tener la misma relación que yo ni demostrarle al mundo lo que tengo, porque fue algo que nunca me interesó, porque cuanto menos sepa la gente de uno, menos se mete y menos influye. Es así. Escribo esto y lo dejo postear en un blog que lo leen millones de chicas sólo para que él, mi amor, mi cómplice y mejor amigo, entre de sorpresa como hace cada día y pueda leerlo, sabiendo que hablo de él y que describo a nuestro nosotros.
Si estás leyendo esto, amor, te quiero decir que sos el hombre de mi vida, el que me saca las mejores sonrisas, el que sabe hacerme feliz con sólo mirarme a los ojos, el que me acompaña a todos lados agarrado de la mano, el que me da su campera cuando hace frío, el que va a la cancha conmigo, el que es súper caballero conmigo y me hace sentir toda una mujer, el que nunca me deja sola, el que siempre me defiende, el que me hace ver la realidad de las cosas, el que reconoce mis virtudes y mejora mis defectos, el que me reta cuando no hago las cosas bien, el que me deja dormir en su pecho aunque esté en una posición completamente incómoda, el que me hace sentir hermosa todo el tiempo, el que me da seguridad de saber que nunca vamos a separarnos, el que me enseña a hacer jueguitos con la pelota, el que se enoja cuando eructo, el que me acaricia el pelo para que me duerma, el que me consuela cuando estoy mal, el que me hace pucheros cuando me ve llorar, el que me da la mano y me hace girar el mundo, el que me eleva del piso solamente con darme un beso, el que aparte de ser sexo, es un amigo...
Gracias por aparecer en mi vida, quedarte y nunca más irte. Pocos pueden entender lo que sentimos, porque la mayoría dice: "¿qué sabés si van a estar juntos para toda la vida?" y es cierto, porque nadie lo sabe ni lo puede prever, pero sólo sé que mientras te ame así, nada nos puede apagar. Ojalá todos los hombres fueran como vos y sepan valorar lo que tienen al lado, se porten bien y sean caballeros.
Y le agradezco nuevamente a la vida por haberme cumplido aquellos deseos tan anhelados por mí, que hoy en día son un poco distintos, pero la que los pide sigue siendo aquella niña inocente de seis años...


@Incredulas - 26/02/15

miércoles, 25 de febrero de 2015

Entrelazados - Capítulo 46

La cena terminó siendo un completo desastre. 
Cuando comenzaron todos a entrar en razón, a darse cuenta de lo que habían confesado y el lío que se podía llegar a armar, las cosas explotaron.
Lautaro y Santino se encontraban en un costado discutiendo a los gritos, insultándose el uno al otro mientras Rocío los miraba desde la mesa ignorándolos lo más que podía para no meterse en esa pelea y salir dañada. La realidad era que todo había sucedido por su culpa, ya que no debía confesar eso. Nunca hubiera querido hacerlo, pero por otro lado pensó que si lo hizo estando borracha es porque en su interior tenía muchas ganas de que los demás sepan lo bien que estaba con Santino y cómo fluían las cosas. Eran tal para cual: tenían gustos similares, se entendían perfectamente y ninguno le reprochaba de su pasado al otro ya que estaban en iguales condiciones. Rocío con Lautaro siempre salía perdiendo una vez que volvieron a intentarlo por todo lo que había pasado con Santino y Nicolás, incluso Lauti a veces le reclamaba cuando había besado a Pache en un baile de la primaria. Por eso ahora Rocío se sentía completamente relajada, y teniendo una relación bastante sincera y pura con Santino. Siempre le había parecido un chico atractivo, pero el comienzo que tuvieron al conocerse no había sido para nada bueno. Igualmente, él había sido una gran persona con ella, hasta la escuchó cuando nadie más quiso hacerlo y todos pensaban mal de su persona. Sin embargo, Santino siempre estuvo ahí, firme, esperándola, soportando todos sus secretos como un amigo, cuando la realidad era que moría cada segundo por darle un beso y repetir esa noche en el Álamo.
- Sos un forro de mierda, chabón, no tenés códigos...¡Encima te di la chance de ser mi amigo cuando te habías garchado a mi ex apenas conociéndola y aprovechando que estaba en pedo!.- los gritos de Lautaro hicieron caer a Rocío de nuevo a la realidad, saliendo de sus pensamientos.
Harta ya de la discusión entre ambos, se acercó a ellos un poco tambaleante por el alcohol que todavía daba vueltas en su cabeza.
- Pará, Lauti, basta.- dijo Rocío intentando calmar la situación, pero su ex novio cada vez estaba más sacado.
- Basta las pelotas.- exclamó el joven completamente enojado. Se abalanzó sobre Santino dispuesto a pegarle, pero Rocío se interpuso y le tomó los brazos despacio.
- Lauti, pará. Vos no sos así.
- ¡¿Que yo no soy así?! ¡Y yo no pensé que vos eras así! No lo puedo creer, Rocío.- gritaba una y otra vez lo mismo.
Santino se cruzó de brazos en una posición bastante soberbia, provocando aún más el enojo de Lautaro que rebozaba de furia.
Ale y Malena observaban la situación de lejos, así que decidieron interferir para calmar las aguas.
- Lauti, ya fue, vamos.- dijo Ale tomándolo del brazo.- Dejalo a este gil sin códigos.
No sólo Lautaro se había ofendido con Santino, sino que ahora ninguno de los pibes iba a volver a confiar en él. Todos le dieron la posibilidad de entrar al club, le abrieron las puertas de sus casas y confiaron en él para que termine defraudando a Lautaro de esa manera.
- A Nicolás nunca le dijiste nada.- comentó Santino con calma. Y eso era cierto, pero las situaciones habían sido completamente distintas.
- ¿Tantas minas que tenés y te venís a enganchar con la de uno de los pibes, Santino? Medio cualquiera.- dijo Alejandro mientras seguía alejando a su amigo.
- ¡Bueno, basta!.- gritó Rocío.
Malena se puso ante ella y le levantó el dedo índice en señal de amenaza.
- Mirá que me estabas cayendo bien, pero como siempre, andás armando bardo. No cambiás más, rubia.
- ¡¿Pero vos qué carajo te metés?!.- le dijo Rocío de mala forma.
- Se mete todo lo que quiere porque es mi novia.- saltó Alejandro.
- No te olvides que tu novia también estuvo con todos.
- Pero no es una puta como vos y una vez que puso en algo serio, cambió. Vos vas a ser siempre igual.- dijo Ale con palabras hirientes.- Zorra de mierda.
Y los tres se alejaron mientras Lautaro continuaba insultando a Santino.
Rocío estaba roja de vergüenza y a la vez por la furia que tenía. Comprendía que había metido la pata hasta el fondo, y ahora su miedo era que Santino se enoje por su confesión. Sin embargo, él no estaba ofendido para nada, al contrario, le encantó que se la juegue así por él. Si bien estaba borracha, y continuaban todos estándolo, iban a recordar esa noche como ninguna otra. Lo que le quedaba hacer a Rocío, era hablar con sus amigas.

Celeste se tomó un taxi y se dirigó a su casa sin saludar a nadie. La confesión de Bautista le había dolido realmente. Él había hablado en pasado, pero nunca habían exteriorizado ni con sus amigos más íntimos ese bache de la relación donde él se confundió con Vera. No era lugar ni motivo para decir nada, y la había hecho a ella quedar mal. Tampoco le importaba mucho lo que piensen los otros, pero sí que su novio haya dicho tan seguro todo lo que sentía por Vera.
Eran las cuatro de la mañana y ella se encontraba en su cama, boca arriba, acariciándose la panza. Sus padres no la habían escuchado entrar, estaban durmiendo, sino seguramente se habrían levantado para ver por qué fue a su casa y no a dormir con Bauti como de costumbre ya que vivían juntos.
Todavía su bebé no pateaba, pero moría de ansias en que llegue el día que empiece a moverse y a sentirlo un poco más. En un mes ya tendría la ecografía para saber el sexo. Tenía muchas ganas de saberlo ya.
Le sorprendía que sea tan tarde y Bauti no le haya mandado ningún mensaje. Al contrario, fue mejor que eso. Se colgó por la ventana de la habitación de ella con una rosa en la mano, de aquellas que había en el jardín de la vecina. Celeste le abrió la ventana para que pase, y luego volvió a tirarse en la cama. Bautista tenía mucho olor a alcohol y cigarrillo encima, pero se lo notaba bastante sobria. Sin saludarla ni nada, se abalanzó sobre ella con cautela para no lastimarla, y comenzó a rogarle disculpas.
- Perdón, por favor, perdón, mi amor. ¡Perdoname!.- gritó.
Celeste le tapó la boca con la mano.
- No grites que mis papás están durmiendo.
- Por favor, decime que me perdónas.
Celeste se ubicó mejor en la cama para quedar sentada, luego comenzó a juguetear con sus pulseras mientras Bauti le acariciaba la panza.
- No, Bauti.- le dijo ella corriéndole su mano.- Me re dolió lo que hiciste en el club.
- Ya sé, soy un pelotudo, ni sé cómo lo dije. Me había pegado el tequila y dije eso, pero no me acuerdo ni de haberlo dicho.
- ¿Entonces cómo sabés que...?
- Me dijeron Pache y Maca.- interrumpió Bauti.- Mi amor, yo te amo a vos. Vera me gustó porque estaba solo, me faltabas vos y me re confundí, no sé, cualquiera.- continuó aclarando.- Además no podría enamorarme de otra porque sos la mujer más linda del mundo...Y otra no me aguantaría roncando como ronco.- dijo sonriendo para descomprimir un poco el momento tenso.
- No sé, me da un poco de desconfianza.- comentó Celeste mirando hacia abajo. Bautista la tomó de la pera con suavidad, y le levantó la cara, dándole un beso tierno al que Celeste no dudó en responder de manera dulce, cerrando sus ojos y tomándolo de la nuca. Luego, ambos se separaron y la joven continuó mirándolo fijo.- Yo te amo con el alma, y no quiero que nos pase de nuevo lo mismo.
- ¿Lo mismo?.- preguntó Bauti sin comprender.
- Sí, que yo me confundí con Felipe y vos con Vera, y esto ya nos costó muchísimas peleas...Incluso nos separamos un par de meses.
Bautista la miró tiernamente y le sonrió, colocándole a Celeste un mechón que se le metió en la cara, ubicándolo detrás de la oreja de ella. Luego, le acarició un cachete.
- No va a volver a pasar, porque encima vino el Mini Bauti para arreglar todo y unirnos más que nunca.- acto seguido, ambos se acostaron a dormir y Bautista se apoyó sobre la pancita, acariciándola y dándole besos.
- ¿Me prometés que vamos a ser felices?.- preguntó Celeste en medio del silencio mientras se iban quedando dormidos.
- Vos, yo y el bebé...Todo lo demás no es nada, reina.

Los días siguientes transcurrieron con total serenidad, con la diferencia que Santino no se presentó ningún día de la semana a entrenar, y aquel sábado que se aproximaba era el clásico barrial entre Lion y Nueva Estrella. Todos estaban nerviosos y tensos, sobre todo Pache que se ponía como loco ante estos partidos de rivalidad absoluta. Para colmo, Santino no fue a entrenar, entonces contaban con uno menos.
Todos le tomaron bronca, y ninguno le había hablado después de lo sucedido en la cena, pero la realidad es que ahora lo necesitaban porque era un gran jugador y era fundamental su presencia en el equipo. 
Los pibes buscaron por todos lados a algún reemplazante pero ninguno era lo suficientemente bueno, práctico y alentador como Santino. Había sido la última gran esperanza del club, el mejor del último tiempo. Ahora estaban todos los chicos desesperados en busca de un delantero con la potencia de Santino, que se asemeje a él, porque si bien no habían ganado el torneo, la fortaleza que impuso en la cancha todo el campeonato había sido sublime y digna de admirar.
El jueves por la tarde, dos días antes del partido, se encontraban todos tomando una Coca-Cola en el kiosco del club. Hacía mucho calor, por lo que todos estaban en cuero, excepto el gordo Ale, como siempre. No hablaron de otra cosa que no sea el clásico del sábado, y luego se pusieron a discutir quién iba a hablarle a Santino para pedirle por favor que juegue al menos ese sólo partido.
- Yo no le voy a hablar, me cagó a mi novia. Y ni siquiera quiero compartir un partido con él. Si él juega, yo no.- dijo Lauti convencidísimo y bastante enfurecido con sus amigos por seguir teniendo en cuenta a Santino.
- Dale, Lauti, no seas pendejo.- recriminó Nico.- Nosotros jugábamos en el equipo y nos odiábamos también.
- Es verdad, hacelo por Lion nada más.- agregó Ale.- Pero yo no voy a pedirle que juegue.
Pache se cruzó de brazos, pensativo.
- Yo tampoco.- terminó acotando.
- Yo menos.- indicó Lautaro.- Suficiente que me lo banco jugando si es que alguien le dice, más no me pidan.
- Yo tampoco le quiero hablar, pero porque me da paja.- agregó Nico.
Ale le revoleó una botella vacía, golpeándole su estómago.
- ¡Dale, garca! ¡Si vos estás lo más bien con él!.- exclamó el gordo.
- ¡Qué va a estar todo bien! Si cagó a un amigo, también me caga a mí. Fue un chiste.- comentó Nico.
Instantáneamente, todas las miradas se dirigieron a Bauti, quien no había dicho ni una palabra y se encontraba mirando su celular todo el tiempo, sonriendo y poniendo caras raras, de esas que las mujeres interpretamos como caritas tiernas, pero los hombres lo asimilan como que era un gay reprimido. Esta vez, la botella plástica cayó sobre la cabeza de Bauti, quien cayó en la realidad y miró a sus amigos, que todos lo observaban.
- ¿Entonces lo hacés vos?.- preguntó Pache.
Bautista no tenía idea de qué hablaban, había estado hablando con Celeste todo este tiempo, quien le enviaba fotos de la cuna que sus papás compraron para el bebé, de color blanco porque todavía no sabían el sexo entonces necesitaban un color neutro que quede bien tanto para nena como para varón.
No quería quedar como que no entendió nada de lo que hablaban, así que decidió aceptar.
- Sí, sí, yo lo hago...- dijo dubitativo.- Explíquenme cómo y yo lo hago.
Su respuesta fue justa y demostró estar entendiendo de qué se trataba, pero la realidad era que no. Finalmente, todos armaron un plan para que Bauti se dirija a Santino sin que él piense que lo estaban utilizando sólo por un partido.
Bautista no quería hacerlo y tenía cosas más importantes en las cuales pensar, pero como ya había aceptado, no podía echarse atrás y no quedaba bien si lo hacía. No le gustaba dejar a sus amigos en banda.

Rocío estaba un poco distanciada de sus amigas, pero no porque realmente haya pasado algo malo, sino porque estaba demasiado tiempo con Santino. Sentía que nadie la comprendía, excepto él, y que también era el único que la valoraba como realmente era.
Después de aquella cena en lo de Pache, al día siguiente se juntaron las tres amigas a conversar e hicieron catarsis juntas. Celeste le había aconsejado que se aleje de una vez de ese grupo de amigos, que tampoco esté con Santino, que ya había estado con casi todos, a lo que Rocío respondió:
- ¡No estuve con todos! ¡A Bauti y al gordo nunca me los comí!.
Pero al resto sí...
Macarena, por su parte, siempre impulsa a que los demás hagan lo que sienten en su corazón, pero esta vez no apoyaba mucho a Rocío porque la realidad era que le gustaba su pareja con Lauti y era muy amiga de él, entonces no le gustaba en absoluto verlo sufrir y sobre todo, sabiendo que no se lo merece y que Rocío lo había basureado todo este tiempo.
En definitiva, Rocío llegó a la conclusión de que no podía contar con sus amigas para comentarles las cosas que le pasaban en su relación con Santino, y tampoco quería molestarlas, así que prefería solamente recurrir a él ante cualquier consulta. No las extrañaba, y de hecho tampoco creía que las necesitaba, excepto en esos momentos cuando iba al shopping con Santi, que él no entendía nada de ropa y los consejos que le daba eran pésimos. Para él, todo le quedaba bien, mientras que ella se daba cuenta que el color salmón, el verde y el plateado la hacían verse más gorda. De ahí en más, prefirió ir de compras sola.

Aquel viernes previo al partido, llegó la noticia tan apreciada por Celeste y Bautista: finalmente pudieron vender la casa. La vendieron amueblada, cosa de alquilar un departamento ellos y comprar todo de cero. A él le dio muchísimo temor dejar esa casa donde creció, donde había sido tan feliz con su abuela, pero a la vez fue la casa que llevó a Pedro a la deriva, y donde tenía recuerdos muy tristes, pocos, pero los suficiente para tapar las cosas buenas que había vivido allí.
Ya tenían varios muebles reservados, sólo quedaba hacer la mudanza. Consiguieron un hermoso departamento a cinco cuadras del club, a seis de lo de Celeste y a veinte minutos del trabajo de Bauti. Era muy cómodo, lindo, espacioso, y tenía dos habitaciones. La principal, que iba a ser de ellos, tenía baño privado, y la pequeña, que iba a ser del bebé que venía en camino, era un poquito más chica. La cocina era angosta y larga, pero lo que realmente se lucía era el living comedor que daba lugar a un inmenso balcón que daba vista a toda la ciudad.
Bauti y Celeste estaban realmente felices, al igual que la familia de ella, que nunca los dejan solos y los apoyan en todo momento porque en momentos así de importantes, tanto buenos como malos, son fundamentales las presencias de nuestros seres queridos. Y Celeste tenía la suerte de tenerlos, y ahora Bauti también, ya que se consideraba un Gianelli más.
El sábado que se avecinaba, luego del partido, si ganaban tenían armada una fiesta en la casa de Maca, y si perdían, iban igual a ahogar las penas. Esa era la oportunidad ideal para que Bauti y Celes den la bella noticia.

- La verdad es que no sé cómo voy a hacer para superarla.- le dijo Lautaro a Ale, quien ya no soportaba más que siga sufriendo por Rocío.
- Media pila, boludo, tenés alta facha, jugás al fútbol, sos bueno, fiel...¡El novio ideal!.- exclamó el gordo.
- ¿El novio ideal para quién?.
- Para mí.- dijo Alejandro con voz afeminada, haciéndose el amanerado.
Lautaro se rió fuertemente y lo quitó de encima.
- ¡Salí, gordo!.
Luego de terminar el partido de Play Station, Lauti recordó que su amigo estaba medio peleado con su novia por el tema de Bariloche, así que le preguntó en qué había quedado eso.
- Tengo todo preparado para darle una sorpresa mañana a la noche en la fiesta del club.
Lauti intentó sacarle información para saber de qué se trataba, pero Ale lo tenía bien guardado. Ninguno de los dos imaginaba la gran noche que se avecinaba.

Bauti pensó que iba a ser muy difícil convencer a Santino de jugar, pero la realidad fue que el joven aceptó rápidamente. Bauti se sorprendió y le dijo que le llamó la atención su pronta respuesta.
- Yo no tengo problema con nadie, ellos lo tienen conmigo.- le dijo Santino. Si había algo que lo caracterizaba, era esa serenidad y calma para enfrentar todos los problemas. No le gustaba pelear con nadie ni tener conflictos, por eso dejaba que los demás se arreglen solos y se les pase la furia de una vez. Desde el primer momento en que se pelearon, Santino sabía que lo irían a buscar para el clásico barrial.

Fue un momento muy lindo el del partido. Los chicos estaban completamente nerviosos, pero la noche anterior todos y cada uno de ellos se habían ido a dormir con sus respectivas novias, felices y ansiosos por lo que estaba por avecinarse.
- Estoy re nervioso, pero por suerte vas vos.- le había dicho Nico a Vera mientras miraban una película.
- Menos mal que vas, sos mi amuleto de la suerte.- le dijo Ale a Malena mientras cenaban en la casa de él.
- ¡Me encanta que vayas a verme jugar, así no estoy tan nervioso!.- le comentó Pache a Maca mientras caminaban por el parque.
- Amo que me vayas a ver, encima ahora con el mini Bauti...¡mejor!.- le dijo Bautista a Celeste mientras le acariciaba la panza.
- Sos hermosa, y me re va que vayas a darme aguante. Te voy a dedicar un gol.- le adelantó Santino a Rocío mientras le daba un tierno beso y se iban a dormir.
- Gracias, sos una genia, me encanta saber que vas a venir.- le dijo Lautaro a su mamá.

El momento llegó. Novias y familiares ubicados en las gradas a los costados de la cancha. El árbitro parado en medio de la cancha llevándose el silbato a la boca para dar inicio al clásico barrial que definiría muchas cosas. Los jugadores en sus posiciones respectivas. Suena el silbato y...¡arrancó el partido!.
Macarena, Celeste y Malena no paraban de gritar alentando a los chicos. Vera era un poco más tímida, así que solamente aplaudía y le tiraba besos a Nicolás. Qué lindo que era...
Rocío, por su parte, le embolaba muchísimo estar ahí y le traía recuerdos de la vez que conoció a Nico. Esa misma noche había ido al Álamo y días después rompió con Lautaro todo tipo de relación...¡El gran culpable de los males de su vida todo aquel año había sido ese maldito club!.
El partido continuaba cero a cero, muy peleado, y faltaban tan sólo cinco minutos para que termine.
En medio de una jugada, el defensor de Nueva Estrella se acerca para quitarle la pelota a un Santino imparable, y cuando se arroja a sus pies, le clava el botín derecho en el tobillo izquierdo de Santi, provocando que éste se caiga y comience a exclamar fuertemente por el dolor que sentía. Enseguida todos sus compañeros se acercaron, preocupados de verdad. Ya no les interesaba si era el número nueve más soñado, ahora les importaba que Santino realmente esté bien.
Tanto a Pache como a Bauti, Ale, Nico e incluso también Lautaro, les sorprendía estar preocupándose tanto por Santino, pero la realidad era que siempre se portó muy bien con todos. Era compañero, simpático y divertido. Y todos habían cometido errores en su vida. Para colmo, Santino estaba seguro de lo que tenía con Rocío, por lo tanto para él no era un error. Simplemente se enamoró y fue un gran amigo y apoyo emocional para ella cuando necesitaba que alguien la contenga. Y en esos momentos no estaban presentes ni Celeste, ni Macarena, ni Lautaro ni Nicolás. El único que la escuchaba realmente era Santino.
Al delantero lo sacaron del partido unos instantes para que se mejore. Jugaban con uno menos. Problema importante.
Tensos y ahora mucho más nerviosos, los chicos pusieron todo de sí para ganar el partido. Una atajada magnífica del gordo Ale tapó un gran gol que podía haber sido de Nueva Estrella, pero por suerte las manos atentas de él estaban presentes para continuar empatando.
En el último minuto, y ya un poco mejor, Santino volvió a ingresar a la cancha. Justo era un tiro de esquina del equipo contrario, el cual choca en la cabeza de Pache, que la saca para afuera dejándosela servida a Nico, quien ve que se avecina un defensor, entonces se la pasa a Bauti que apenas la puede tocar para dársela a Lautaro. Él empieza a correr con la pelota en sus pies, adelante estaba el arco, enfrente tenía un defensor de Nueva Estrella y a la derecha estaba Santino, totalmente libre, con espacio disponible para terminar la jugada de manera positiva y victoriosa.
Tenía cinco milésimas de segundo para pensar qué hacer. ¿Cómo continuaba la jugada? ¿Se arriesgaba él a hacer el gol de la noche para terminar con todo pero con la posibilidad de errar? ¿O debía pasársela a Santino que tenía regalada la situación? ¿Merecía él que se la pase? No, no creía que se haya comportado bien con él, pero la realidad es que la basura había sido Rocío. Ella fue la que se quiso meter con todos sus amigos, la que lo arruinó, la que generó que él no pueda concentrarse ni en los estudios ni en el fútbol, porque todo pensamiento que tenía derivaba en llorar por ella una y otra vez. No, la bronca acá no era con Santino, porque es otro chico más que cayó hechizado a los encantos de la rubia. No, realmente no lo odiaba ni consideraba que sea mala persona. Sabía que ese pase que se estaba por venir diría muchas cosas, y sería un cambio rotundo en el equipo. Equipo...Eso eran, un equipo. Y eran un equipo también fuera de la cancha, no sólo sobre el cemento y con botines puestos.
Le otorgó el pase a Santino, y con un simple movimiento de piernas, logró que la pelota entre en el arco contrario, generando así que Lion le gane uno a cero a Nueva Estrella.

La casa de Macarena terminó llena de gente, incluso ex jugadores de Lion que no aparecían en el club hace mucho tiempo. Todos los pibes y las chicas se propusieron no tomar mucho, para no terminar como la semana pasada en la cena de Pache, ya que las confesiones derivaron en muchísimos problemas. Ahora sabían que ya nadie tenía secretos, no hasta que Ale tomó a Malena de la mano y la llevó al pasillo de la parte de arriba de la casa de Macarena.
- Tenemos que hablar.- le dijo el gordo a su novia, quien continuaba un poco distante con él, haciendo la salvedad de que los días previos al partido lo apoyó y lo contuvo para que aguante sus miedos, nervios y temores, pero ahora el partido ya había culminado y volvía todo a la normalidad.
- Basta, Alejo, no arruines la noche que la estamos pasando bien.
Alejandro la miró, sonrió, y sacó del bolsillo de su pantalón dos pasajes.
Malena lo miró sin comprender, y tomó los pasajes que su novio tenía en la mano. Uno estaba a nombre de Lautaro Nahuel Páez y otro a nombre de Ale.
- ¿Qué es esto?.- preguntó Malena.
Ale le sonrió una vez más y le dio un tierno beso mientras la agarraba de la cara.
- Me voy a Bariloche la semana que vos te vas, pero aparte, a otro hotel, para que cuando tengas tiempo libre puedas venir a verme.
Malena no podía creer la actitud de Alejandro. No sabía si era un loco obsesivo o si estaba tan enamorado que hacía esta clase de estupideces por amor.
- Y quiero aclararte que no es que voy atrás tuyo porque desconfíe, sino porque sos mi apoyo y lo que necesito todos los días, y te voy a extrañar mucho y pensar cualquiera, porque yo confío en vos, pero no confío en el resto.- le dijo él a su novia.
Ella aceptó la propuesta, y se puso muy contenta de pasar su viaje de egresados sola con sus amigos, pero también con su novio en un hotel cerca del lugar donde ella iba a estar.
- ¿Y por qué va Lautaro?.- le preguntó Malena.
- Primero porque ni en pedo voy solo, y segundo...- Ale señaló a la parte baja de las escaleras, donde estaban sentados Lautaro y una chica pelirroja, hablando muy cerca y riéndose juntos.

Celeste pasó por enfrente de donde estaban Lautaro y la misteriosa joven, y se quedó mirándola a ella. Le veía cara conocida...De algún lado la tenía y...¡Sí! Era la despampanante joven que bailaba sin parar en la fiesta del club cuando Felipe había vuelto de Estados Unidos. Celeste recordó lo mucho que le llamó la atención el modo de bailar de esa chica y su belleza exótica, tan distinta al resto. Quería saber su nombre, pero prefirió no intervenir, sobre todo después de ver cómo Lautaro y la joven se besaban tiernamente.

Cuando la gente se empezó a ir porque ya eran alrededor de las siete de la mañana, solamente quedaron los pibes y las chicas. Lautaro se despidió de su nueva compañía. Se llamaba Catalina y practicaba hockey en el club. Nunca se habían prestado atención mutuamente, hasta esa noche, donde empezaron a hablar porque ella se acercó a felicitarlo por el pase final del partido. Era pelirroja, tenía buen cuerpo, muchas pecas y ojos verdes. Era muy tierna y dulce al hablar. Lautaro sintió el flechazo enseguida, y se quedaron hablando toda la noche.
Finalmente, luego de despedirla, volvió donde estaba el resto. Estaban todos sentados en las sillas del comedor, algunos en el sillón y otros más valientes como Santino se recostaron en el piso. Rocío también estaba allí, con la cabeza apoyada en las piernas de su novio, con los ojos cerrados, quedándose dormida. Lautaro la miró y se alegró de haber abierto su corazón a una nueva persona que todavía debe conocer mucho, pero hasta esa mañana él no imaginaba que iba a conocer a alguien ni de casualidad, consideraba que él tampoco lo iba a permitir y que el duelo iba a ser largo.
Todos se quedaron hablando un buen rato, comentando cosas del partido, riéndose, recordando juntos. En un momento, Celeste sintió una puntada fuerte en su estómago, producto del movimiento del bebé. Bauti le acarició la panza y le dio un beso con disimulo para lograr que nadie se entere. Luego de que calmó la punzada, ambos se miraron, se sonrieron y se pusieron de pie.
- Queremos contarles algo...- dijo Bauti mirando a su novia.
- Y queremos aclararles que esperamos un poquito porque hubo muchos problemas, primero lo de Pache, después esto de Santi y así mil cosas más que no nos dejaron decirlo antes...
- ¿Se van a casar?.- preguntó Vera con los ojos brillosos. Amaba que su mejor amigo esté tan feliz.
- Em, no...- dijo Bauti mirando nuevamente a su novia.- Estamos esperando un mini Bauti.
- Sí, estoy embarazada.
Y las reacciones fueron increíbles...


Continuará...

Tus iniciales

Tus iniciales gobiernan mi sien.
Porque te veo en todos lados y me quedo paralizada ante tu sola imagen en mi mente.
Se queda inmóvil el mundo...
Cada vez que te pienso, imagino que estás al lado mío tomándome de la mano.
Busco fisuras en tu terraplén (una moción que se ha vuelto un absurdo). 
Intento encontrar algún defecto en vos, pero sólo logro idealizarte aún más y darme cuenta cuánto amo tus virtudes...Tanto que no te veo nada malo.
Firmamento facial: faro fantástico. 
Tus ojos son el oasis para mí, porque miro tu rostro y es lo primero que observo, y donde más me identifico.
Forjabas fiestas fomentando fe. 
Siempre te hiciste el que sabías más, pero al final te pude conocer realmente y ver todo lo que tenés para dar, más que una fachada.
¿Fastidioso falaz? ¿Falso fanático?.
"¿Qué sos?", me preguntaba. Y al fin me puedo responder.
Fui, finalmente, fúnebre y fané. 
Fui todo, pero fui, porque por vos cambié.
Fina fémina, por tu fastuosa frambuesa libero a la luna del acoso solar.
Por vos hago todo, incluso lo que no está a mi alcance.
Quiero a la noche a merced de tu estrella. 
Que todo gire en torno a vos.
Que se encandile de ti la puta ciudad. 
Porque sos el único brillo que ilumina en mi vida y también en mi oscuridad.
Pero hay un lúgubre banco de plaza que espera ansioso por darte hospedaje. 
Y ese banco son mis brazos que están alterados en busca de un apretón fugaz.
Sueño con verte bajar del carruaje, verte príncipe de fuego en sus fauces. 
Y caminar conmigo hacia el altar.
Acomodar tu figura en mi falda y contagiarte mi eterna quimera.
Porque mi quimera más próxima fuiste vos, mi meta anhelada que por fin pude alcanzar después de tanto esperar.
Ver mis dos manos fundirse en tu espalda, y nuestros labios jugando a la hoguera.
Y que se pudra todo.


@Incredulas - 25/02/15

martes, 24 de febrero de 2015

Donde más te extraño

Mientras estoy escribiendo estas palabras sobre un papel ya arruinado con otras caricaturas y corazones rotos dibujados en los márgenes de la hoja, me estoy preguntando qué estarás haciendo, qué ropa estarás usando, qué cosas se te cruzan por la cabeza...¿Acaso aparezco yo? En fin...Estás tan lejos y yo te extraño tanto...Te extraño como el día que te fuiste.
Existe el lazo unido, existe el extrañar lindo y de manera sana...Y debo afirmar que ésta es esa manera, aunque sepa que cuando vuelvas yo voy a estar, pero no sé si de la manera que vivo soñando y anhelando todos los días.
Sueño con un beso de reencuentro. Sueño con tus abrazos provenientes del cielo. Sueño con hacernos el amor. Sueño con tu mirada infinita. Sueño con tu gran querer hacia mí. Sueño que lo nuestro tiene algún remedio y que un día vamos a volver a ser lo que fuimos, lo que deseamos ser, lo que construimos juntos.
Pero mientras tanto yo te extraño.
Y mientras tanto pienso en vos todo el día. Mi mente sólo habla de vos, sólo repite tu nombre todo el tiempo, sólo se acuerda de tu existencia: te veo en todos lados, en todas las cosas que me gustan.
Me encanta tu presencia. Me encanta tu forma de ser. Amo cómo soy yo cuando estoy con vos. Amo lo que me das. Amo lo que expresás.
"Si uno no está donde el cuerpo, sino donde más lo extrañan...Y aquí se te extraña tanto".Que el tiempo cure esta herida, que la borre y que vuelva a ser lo que fue, porque sin esa sonrisa no puedo vivir y porque me falta mi pedazo de felicidad para volver a sonreír, porque no hay nadie como vos, porque no se encuentran hoy en día personas así, porque te amo con locura y para siempre. 
Te extraño.


@Incredulas - 24/02/15

lunes, 23 de febrero de 2015

Ser importante

Desde tiempos inmemorables, el ser humano cuenta con la necesidad absoluta de que le recuerden, o al menos lo quieran convencer que es importante. 
¿No se dieron cuenta acaso de que siempre buscamos la aprobación de los demás para todo? ¿Y para qué queremos eso? Por supuesto que para ser aceptados, y así creernos más importantes. La cuestión es: ¿más importantes que quién queremos ser? ¿Por qué todo el tiempo está la constante pelea entre ser un don nadie o ser reconocido? ¿De qué vale serlo si las cuestiones que te llevaron a ser "alguien" renombrado en el ambiente sólo fueron farsas y problemas?.
Insoportables son aquellas personas que se hacen las importantes todo el tiempo, que se piensan que el mundo entero los envidia, que hasta creen que alguien los stalkea y que quieren saber de su vida. ¿Te cuento algo? A vos, sí, a vos, que te pensás que sos el ombligo del mundo: no te juna nadie. A nadie le importa lo que hacés o dejás de hacer. Todo están ocupados con su propio culo como para mirar el tuyo también, ¿entendés? Es así.
Las personas buscan, más que ser importantes, sentirse como tales, y que el mundo esté a su alrededor para complacerlos...¿Qué onda con este tipo de gente? Soberbia es una palabra que los puede caracterizar muy bien.
Lo que sí nos suele suceder a todos, es que soñamos con ser importantes e indispensables en la vida de alguien. Deseamos que haya una persona que se desviva por nosotros, que sueñe día y noche con tenernos, que nos añore aún cuando no sucedió nada entre ambos. Todo el tiempo queremos ser importantes para alguien, cuando no nos damos cuenta que lo somos desde el día en que nacimos. Para nuestros padres somos el pilar fundamental de su vida, y somos el eje que gira a su tierra, pero no lo creemos así ya que pensamos que ser importante para alguien es encontrar al amor de tu vida en una pareja, pero a veces eso no es todo en el mundo y hay un más allá que no estamos dispuestos a ver sólo por encerrarnos en nuestros pensamientos.
Basta de pensar que para ser felices tenemos que ser importantes, porque ya lo somos desde el momento en que nos engendran, porque ser una persona ya te hace ser importante.


@Incredulas - 23/02/15

sábado, 21 de febrero de 2015

Ese miedo a estar mejor

Es mi cuento. Por fin encontré a alguien que me quiere, me valora y me respeta.
Ahora el problema no es él, esta vez soy yo y mis miedos e inseguridades.
Estoy segura que me hace bien, que su compañía me hace bien, sus chistes, que me venga a buscar, que pasemos recreos juntos, y sobre todo, me hace bien el amor que me demuestra. Pero todavía hay algo que me queda pendiente, siento que no estoy completamente bien con él.
Por lo general, no me gusta demostrar que tengo miedo o que no estoy segura de algo, pero hoy me sale demostrarlo acá. 
Me asusta pensar que un día se pueda despertar y no quererme más, que pueda pasar que ya no quiera estar conmigo y no soporto vivir con la idea de que ya no este más para mí. 
No estoy segura de confiarle el corazón y que me defraude, como me pasó muchas veces, aunque sé que con él son pocas las probabilidades de que eso pase, porque él es distinto...O al menos eso creo.
Me parece que es hora de abrir mi cabeza y mi corazón a cosas nuevas...Bueno, no tan nuevas porque a él ya lo conozco y conozco su peor lado. Quizás es eso lo que me da miedo: el pasado. Su pasado. Y a lo que realmente le tengo miedo es a que me vuelva a hacer lo mismo. Pero esta vez está cambiando, está distinto y me lo demuestra todos los días y no sólo con palabras, sino con hechos también. 
Voy a dejar mis miedos y mambos de lado y disfrutar de lo lindo que es el amor a su lado, por más que sea un poco difícil...Porque como dice Callejeros: "es tan perfecto que asusta".


@Incredulas - 21/02/15

viernes, 20 de febrero de 2015

¿Quién soy?

Nunca les pasó de preguntarse "¿quién soy?"...Pero no me refiero a esa pregunta superficial a la que uno responde con su nombre y apellido, creyendo que eso nos indica en su totalidad lo que somos. No, no, en serio, ¿quién soy? ¿Cómo soy? ¿Por qué soy? ¿Soy mis palabras? ¿Soy mi historia? ¿Soy lo que me impone la sociedad? ¿Soy la que demuestro o la que en realidad quiero ser? ¿Soy mis sueños o mis logros? ¿Quién soy yo en verdad? Y a todas esas preguntas, cuyas voces en mi cabeza me las preguntaban a gritos, les contesté: soy quien yo quiero ser. 
Lo importante no es quién sos, sino que tengas la libertad para poder decidir día a día que tipo de persona querés ser, hasta dónde querés llegar y cuánto más allá del límite de la barrera podés alcanzar. Uno mismo se pone sus propias limitaciones.  
El camino de la vida es muy largo, y vos muy joven, y no podés pretender a tan corta edad saber qué es lo que querés para el resto de tu vida. Por eso hoy, ahora, en este momento, vos, ¿quién querés ser? ¿Hoy querés ser tranquila y familiera? ¿O preferís ser fiesta, amigas y joda? ¿Y si querés ser canción y melodía? Vos podés ser lo que quieras, sólo si te lo proponés.
Tenés la libertad de decidir...Decidir quién hoy querés ser. No te preocupes por mañana, falta mucho para eso todavía. Centrate en el ahora, el hoy, concentrándote en qué persona querés ser.
Y así, construyendo día a día a la persona que vos deseás ser va a llegar el momento en un futuro lejano, donde tengas el placer de decir: "soy, fui y seré todo lo que siempre quise".


@Incredulas - 20/02/15

jueves, 19 de febrero de 2015

Cuando una amiga te traiciona

Hay cosas que son difíciles de perdonar. Para mí, la falta de códigos entre amigas es una de ellas. No sé si diría imperdonable pero es algo que debilita mucho una amistad, y a veces llega al punto de romperse por completo y que nada vuelva a ser lo mismo.
Es horrible ver cómo alguien a quien vos querés mucho y te preocupás por que esté bien, te caga de esa forma.
Obvio que todos nos mandamos cagadas, porque nadie es perfecto, pero, ¿por qué no pensar antes de mandarse la cagada? ¿Tanto cuesta?. Es mejor pensar antes de cometer un error, que después tener que explicar lo que pasó o pedir perdón.
Quizás (teniendo mucha compasión), se puede perdonar una vez...Pero ya cuando pasa más de una vez o la misma persona se lo hace a más de una amiga del grupo, es difícil perdonar.
Es increíble ver cómo una persona que está haciéndole falta a los códigos, en ese momento, piensa cosas como: "ya fue, me va a perdonar" o "nadie se va a enterar"; o cómo pone excusas, por ejemplo: "había tomado de más", "no sabía que te gustaba" o "yo no tuve la culpa".
Por más que digan que no hay que pelearse con una amiga por un pibe, lo que jode no es que esté con el pibe, sino la actitud. Y más si la "víctima" es alguien que no se lo haría nunca a ninguna amiga.
Son pocas las personas que perdonan esto, pero por más que lo hagan, esa relación jamás vuelve a ser igual. Siempre esa mochila del pasado pesa, tanto en reproches como en culpa.
Pensemos, chicas, somos amigas. No hay necesidad de forrear a la otra o de pelearnos  por un pibe. Hay miles de chicos en el mundo, no nos metamos justo con esos prohibidos. Realmente no cuesta nada decir "no" ante esa situación. Un simple "no" ahorraría miles de problemas.
Si sos la amiga que faltó a los códigos: pensá dos veces las cosas. No es necesario mandarse cagadas, de última si te gusta el pibe, andá de frente y hablalo, no hagas cosas de las que te podés arrepentir porque después va a ser muy tarde.
Y si sos a la traicionaron: hay personas que no valen la pena...Las que sí lo valen, te lo demuestran todo el tiempo y las que no, te apuñalan por la espalda.


@Incredulas - 19/02/15

miércoles, 18 de febrero de 2015

Entrelazados - Capítulo 45

Ya estaba harta de soñar despierta todo el tiempo, encima a veces lo que pensaba era tan real que dudaba si ocurrió o no. Ya le pasó una vez pensando que Pache la engañaba, y ahora le estaba pasando escuchando una deliberación del juzgado que no era la que iban a decir en realidad.
Macarena abrió los ojos y se encontraba aún abrazada al cuerpo de su hermano, mientras éste la abrazaba y daba consuelo, esperando el fallo de la jueza. Miró hacia la derecha y ahí estaban Vera y Celeste, sus amigas, fieles como siempre. Le hacía falta Rocío para alentarla como siempre, pero por trabajo no había podido ir así que la comprendía. Luego observó para la izquierda y los vio a Lautaro, Nicolás y Bautista sentados juntos, agarrándose las manos entre ellos, gesto que le dio muchísima ternura a Maca. Por último observó al gordo Ale que se tapaba la cara, y Malena que le acariciaba la espalda.
Casi sin darse cuenta, Macarena posó sus ojos en su novio. Allí estaba él, vestido de traje, se pudo bañar después de dos meses y medio allí dentro, entre la mugre, el peligro, los delincuentes y demás. Fue un tiempo larguísimo donde Macarena no podía dormir y casi no tenía vida, ya que se la pasaba entre la facultad y la cárcel todos los días. Deseaba con todo su corazón volver a la normalidad y poder eliminar esto de su cabeza, aunque sabía que todo cambiaría en Pache, porque no es dato menor haber matado a alguien.
Finalmente, el veredicto final fue que el delito cometido por Pachetti fue negligencia, homicidio culposo, y aquí en nuestro país es excarcelable, por lo que le dieron la libertad, con la condición de sacarle el registro y el auto utilizado para seguir realizando autopsias y exámenes.
Todos, por fin, pudieron respirar y volver a abrazar a su amigo como antes, quien no paraba de llorar de la emoción que sentía, y a la vez el miedo...

Lautaro fue dejado por Rocío una vez más. Para colmo, ella lo hizo de la manera más humillante posible, diciéndole la famosa frase: "no sos vos, soy yo". Lauti siempre supo que el problema de su relación no era él, sino los mambos internos de Rocío. Intentó con todas sus fuerzas volver a enamorarla, hacerla sentir única, darle la seguridad que necesitaba para volver a ser la pareja feliz que eran al principio. Pero comprobó que nada de lo que haga podía cambiar los sentimientos de Rocío, y la realidad era que ya no sentía nada por él, solamente un amplio cariño por las cosas vividas y un gran respeto por haber sido un buen amigo en momentos donde ella más necesitó apoyo. La realidad de hoy en día era que Rocío tenía un corazón latiendo fuerte cuando aparecía Nicolás, y aunque intentaba engañarse un montón de veces creyendo que aún lo quería a él, Lautaro lo terminó aceptando. Decidió, por fin, no rogarle más y dejarla ser feliz. La quería tanto que prefería que esté contenta con otro chico que la quiera de verdad, el tema es que Lauti sabía que nadie la iba a querer jamás de la manera que él la quería.
El joven optó por empezar a cambiar su actitud. Si bien optó por dejar las cosas bien con Rocío, para que no haya rencores ni incomodidades al momento de cruzarse en una juntada de amigos ya que compartían el mismo grupo, por otro lado quiso empezar a hacer su vida de verdad. Tenía diecinueve años, era joven y bonito, seguramente iba a conseguir mujeres y olvidarse de Rocío tan pronto como conozca a otra.

Rocío, por su parte, se sentía relajada. No tenía más obligaciones amorosas con nadie. Finalmente, luego de mucho tiempo, pudo ser sincera por completo con Lauti. Le había dado mucha lástima dejarlo, y sobre todo que él se haya puesto a llorar frente a ella, pero al fin y al cabo era lo mejor para ambos y ella ya no quería seguir mintiéndose a sí misma, y mucho menos a él que tanto la había apreciado y cuidado todo este tiempo.
Rocío no sabía si en verdad lo dejaba por Nicolás, por capricho, por ganas de estar sola o qué, pero la realidad era que no iba a meterse en la relación de Nico con Vera ni iba a utilizar a Lautaro para estar con alguien cuando en verdad no lo amaba como él a ella.
Por primera vez en su vida, Rocío quería hacer las cosas bien. O quizá no tan bien...
Cada vez que los jefes se iban del estudio jurídico, Santino llamaba a Rocío a su oficina, cerraban la puerta, revoleaban hacia el suelo todo lo que se encontraba sobre el escritorio y allí hacían el amor una y otra vez. Rocío pensaba que tenía el mejor trabajo del mundo, y Santino, que siempre fue un ninfómano por excelencia, no dudaba un segundo en estar con ella. Le importaba poco que Lauti esté sufriendo o que Nico haya sentido cosas por ella, nunca fue un chico con bastantes códigos y tampoco se sentía culpable.
- Si no le contamos a nadie, entonces nadie se entera, por lo tanto nunca pasó.- le decía Santino a Rocío para mantener ocultas las cosas y así no se armaba lío. A la rubia le encantaba toda esta adrenalina de estar juntos en secreto, o al menos como amigos con beneficios. Por otro lado, se moría de ganas de que Nicolás se entere y se quiera matar, y ahí se de cuenta que su verdadero amor es ella y no la estúpida de Vera. Pero también pensaba en qué sucedería si Lautaro se enteraba, y supuso que se iba a entristecer mucho, y no quería que él sufra. Por primera vez, Rocío priorizó los sentimientos de Lautaro sobre los de ella y optó por seguir la idea de Santino de no decir nada a los demás, cosa que además hacían más divertidos esos encuentros clandestinos en horario laboral.
Santino le generaba a Rocío cosas que ella nunca había sentido. Tenía tanta práctica, tanta técnica, tantas ideas, tantos ruidos, tantas posiciones que dejaban a la rubia obnubilada y sin saber cómo seguirle la mano. Se sentía totalmente dominada por él en la cama, y sin embargo dejaba que lo haga porque la pasaba realmente bien.

A Santino siempre le había parecido hermosa Rocío, desde aquella primera noche que la conoció en el Álamo.
- Me gustaste con el maquillaje descorrido, vomitando, toda despeinada y con la ropa desacomodada.- le dijo una vez a la rubia, quien murió de amor.
Por respeto a la linda relación que había formado con Lautaro y Nicolás, llegó un momento donde Santino quiso dejar de lado sus sentimientos y enfocarse en otras chicas, como así lo hizo con Emma o un par más de su facultad, pero cada vez que estaba con alguna, cerraba los ojos e imaginaba que era Rocío.
Ahora sus sentimientos y ganas de estar con ella habían sobrepasado todas las barreras de la amistad que tenía con los otros dos chicos, y se priorizó a él por primera vez, sin sentirse culpable ni un poco.

Con el retorno de Pache a su vida normal, Macarena le organizó una cena en el club. La condición era ir todos vestidos de blanco y que Pache vaya de rojo, para llamar más la atención que los demás. Ya era sábado y tenía todo preparado, excepto su novio que no quería saber nada con ir a una fiesta.
- No estoy de ánimos, Maca, de verdad.
- ¿No tenés ánimos? ¡Hace un par de días que estás libre, después de que pensamos que te ibas a morir en la cárcel, amor!.- exclamó ella.
- Me sigo sintiendo mal por todo lo que pasó.- mencionó Pache mirando al suelo.- No es nada fácil.
- Mi vida...- dijo Maca en tono tierno, tomándolo del mentón a su novio y dándole un lindo beso.- Sos un chico fuerte, vas a poder afrontar esto. Lo importante es que estás con la gente que querés, ya está.
- Maca, maté a una chica...¿Entendés eso?.- dijo Pache corriéndole las manos de su cara a Macarena, en tono distante.
- No fue tu culpa, Marian.- consolaba Maca.- Estabas borracho, no eras consciente, mi amor, sino te hubieran metido en cana, ¿entendés?.
- ¡Pero me chupa un huevo lo que diga el juzgado, si la justicia en este país es una mierda! Yo merezco estar adentro, merezco morirme yo.- gritó Pache exasperado.
Macarena lo tomó fuerte de la cara y lo agitó para que se calme. Su novio respiraba totalmente agitado y cerró los ojos con fuerza para evitar lagrimear.
- Mariano, sos una persona maravillosa, y nadie cree que seas el culpable. Fue un error como puede tener cualquiera, porque si vos eras consciente de tus actos no lo habrías hecho.- dijo Maca.- Tenés que seguir adelante que sos pendejo, no estanques tu vida por esto. Sos un chico fuerte y vas a poder mejorarte. Además, no estás solo...- ella apoyó su frente con la de él.- Estoy yo siempre acá con vos. Y juntos vamos a salir de esta. Te lo prometo.
Esas palabras lo calmaron un poco más, generando que él se ahogue en un mar de llanto, abrazado a su novia que le acariciaba la espalda y le daba besos en la cabeza. Sabía que no estaba solo, pero aquel fantasma de Emma lo iba a perseguir por siempre...y todos lo sabían.

Vera estaba muy emocionada porque la fiesta de esa noche sería la primera en la que iba como novia oficial de Nicolás. Ya llevaban una semana con el título oficial y ella aún no podía creer la manera tierna en que él le pidió de ser novios.
Habían ido al Jardín Japonés, y cuando estaban en un puente mirando un lago que había allí con patos, Nicolás sacó de su mochila una cajita rosa. Para abrirla y ver qué había, Vera se sentó en un banquito que había un poco más alejado del puente, y Nico se quedó parado frente a ella. 
Vera abrió la caja y notó que estaba llena de chocolates, había un papel enrollado color celeste que decía: "Lo más lindo de mi vida está al fondo de la caja". Ella, emocionada, comenzó a sacar los dulces de la caja, dejándolos a un costado del banco, para ver qué había en el fondo de la caja. Allí se encontraba un espejo que reflejaba la cara de Vera, y a un costado un cartel que decía: "Vos sos lo más lindo de mi vida. ¿Querés ser mi novia?". Los ojos de la joven se empañaron en un instante, se puso de pie dejando todo en el banco, y se abalanzó sobre Nicolás, dándole un montón de besos y repitiéndole una y otra vez que sí, que quería estar con él para siempre. Luego, ambos se miraron a los ojos y dijeron aquellas palabras por primera vez.
- Te amo, hermosa.- le dijo Nico con ternura.
- Te amo, Nico.- repitió la muchacha también con mucho amor en sus palabras.
Y aquí estaban hoy, una semana después, preparándose juntos en la casa de Vera para ir a la cena de Pache en el club. Ella estaba totalmente indecisa y no sabía qué ponerse. Nicolás le elogiaba toda la ropa que se probaba, pero Vera no le creía y seguía intentando con nuevos conjuntos.
- El blanco engorda. Macarena tendría que haber elegido otro color, tipo no sé, el negro.- dijo Vera mientras se miraba al espejo probándose unas calzas blancas.- ¡Parezco una ballena asesina!.
Nicolás se rió y continuaba luchando con la corbata de su traje. Vera se volteó y lo miró.
- ¿Traje te vas a poner? ¿No es un poco mucho?.- le preguntó con una sonrisa.
- Mi amigo Pache merece ser recibido como corresponde.
La verdad era que el traje completamente blanco le quedaba hermoso a Nico, y resaltaba muchísimo sus ojos verdes. Continuaba peleándose con la corbata ya que no sabía hacer el nudo, así que Vera se ofreció a hacérselo. Finalmente, ella optó por ponerse una pollera acampanada corta blanca, franciscanas también blancas, top blanco de crochet y se hizo una trenza cocida en el pelo. Los dos eran realmente una pareja para poner en la torta de casamiento. Hermosos estaban ambos.

Como no tenía con quién ir ya que cada uno iba con su pareja, Lautaro le preguntó a Ale si podía ir junto a él y Malena. El gordo dijo que sí con buena onda. Lauti se pusó una chomba blanca con un chupín blanco y zapatillas grises ya que blancas no tenía. Alejandro se vistió con una remera común blanca, chaleco de jean y bermudas blancas. Croto como sólo él sabía ser. Malena, sin embargo, estaba hermosa: se puso un vestido manga tres cuartos de encaje con la espalda descubierta. Era corto y dejaba lucir sus hermosas piernas. Alejandro cuando la vio la silbó y le dio un beso.
- Estás preciosa, reina.- le dijo. Y ella sólo se limitó a sonreír mientras se ponía frente al espejo para colocarse los aros de perla.- ¿Qué te pasa?.- preguntó él un poco fastidioso chequeando que Lauti no los esté escuchando.
- Nada, sigo caliente por el temita este de Bariloche.- explicó Male.- Nos vamos a tener que sentar y discutirlo bien qué va a pasar con nosotros, porque en menos de dos meses me voy.
Ale comenzó a transpirar por los nervios que le daba el sólo hecho de pensar que su novia se iba de fiesta a otra provincia donde las hormonas están duplicadas. Para colmo, ella era realmente hermosa y cualquiera le iba a tener ganas.
- No peleemos ahora, ¿dale?.- preguntó él tiernamente.- Cuando volvemos si querés te quedás a dormir acá en casa y lo hablamos, pero no ahora antes de ir a la cena de Pache, es muy importante para él que yo esté ahí, y que esté bien.
- Ah, ¿o sea que lo mío no es importante? ¿Bariloche no es importante?.- dijo Malena recelosa.
Ale se frotó el pelo.
- No, sí. No, digo que sí. Ay, Dios.- no le salían las palabras, como aquellos días cuando gustaba de ella y ni se animaba a saludarla.- Sí que importa, pero quiero hablarlo mejor y...a solas.- dijo Ale mirando hacia donde estaba Lautaro, quien se reía mirando la tele: estaban dando Friends y a él le encantaba esa serie.
- Listo, está bien.- Malena tomó sus maquillajes, se acomodó el pelo y se dirigió al living para terminar de acomodar y ya ir directo a la cena.

Celeste ya estaba de tres meses y medio, y la pancita un poco se iba notando, sobre todo porque estaba comiendo muchísimo y tenía antojos a cada rato. La última vez le agarró antojo de ciruelas a las tres de la mañana, así que Bauti se levantó totalmente cansado y sin ganas, pero finalmente luego de recorrer todo el barrio en bicicleta a esa hora, le consiguió las ciruelas a su novia, pero cuando llegó a su casa ella ya se había dormido de nuevo. Optaba siempre por no enojarse, porque además le parecía tierno, pero a veces Celes era poco comprensiva y le pedía cosas insólitas.
- Dale, quiero mantequilla de maní.
- Celeste...¡Son las doce de la noche y mañana trabajo a las seis! ¡Además eso no existe acá en Argentina!.
Y cuando escuchaba gritos o gente discutir, ella lloraba, por lo que no dudó en largar un mar de llantos sin consuelo.
Estaba totalmente sensible y en algunos casos hasta inaguantable, pero Bauti ponía lo mejor de sí para aguantarla y protegerla lo máximo posible. Ya llevaba dos meses Celeste viviendo allí, y comenzó a trabajar en la librería de su padre atendiendo a la gente. Pusieron la casa de Bautista en venta, para poder tener más plata y así alquilar un departamento más pequeño, ya que ese caserón les quedaba enorme. A él le daba mucha pena tener que dejar la casa de su abuela donde vivió desde pequeño, sobre todo por los recuerdos que había de ella, pero comprendió que también había que soltar las redes que no te dejan volar, y tener a ella siempre en su mente con una sonrisa, que es de la manera que le gustaría ser recordada. A veces pensaba en ella, en sus demás abuelos y en sus padres...¿Estarían orgullosos de él? ¿Qué consejo les darían en este momento de su vida? Cosas que nunca iba a saber...
Como a Celeste ya no le entraba la ropa y no tenía nada blanco, se puso un vestido corto de color negro que tenía, y lo cortó con unas chatitas blancas. Sabía que Macarena la iba a matar, pero todo calmaría cuando den la feliz noticia aquella noche.

Cinco minutos antes de que sea el horario de encuentro en el club para la cena de Pache, Rocío y Santino recordaron que tenían que ir. Estaban tirados en la cama de él, en su departamento, mirando Frozen. Santino detestaba esa película pero a la rubia le gustaba tanto que optó por verla con ella. Rápidamente los dos comenzaron a arreglarse.
Rocío se puso una pollera larga blanca tiro medio con un top corto también blanco que dejaba ver su ombligo con su piercing rosa. Se puso argollitas blancas en la oreja y en los pies unas plataformas altas negras, pero como la pollera era larga no se veían, así que no se preocupó.
Santi se puso una camisa blanca con un chupín blanco y en los pies unos zapatos acharolados también de ese color. Era todo un bombón, y el look mejoraba el doble cuando Rocío olió que tenía puesto el perfume One Million, que tanto la derretía.

Finalmente, todos llegaron a la cena. Se saludaron con abrazos, elogios y besos sin parar. Pache estaba con bastante cara de amargado, pero al menos los chistes que había los festejaba en incluso él también hacía algunos, pero se notaba que no era el mismo de siempre.
Cuando vio llegar a Celeste vestida de cualquier forma, Macarena se dirigió hacia ella bruscamente.
- ¡¿Qué hacés así vestida, boluda?! ¡Ay, no te la puedo creer! ¡Sos la peor!.- realmente a Maca le enojaba que no sigan las reglas que ella imponía, sobre todo en la fiesta donde el único de color debía ser su novio.
Celeste la miró, le sonrió, le hizo el símbolo de la paz con los dedos y siguió caminando con Bauti para sentarse en la mesa, junto a Vera y Nico.
Rocío y Santino, por supuesto, llegaron tarde, y a algunos les asombró que lleguen juntos...Pero por otro lado, nadie sospechaba de lo que hacían en verdad sino que les pareció casualidad...Excepto a Celeste y Macarena, que conocían perfectamente a su amiga.
Una vez que todos se sentaron y se ubicaron, Maca se puso de pie con una copa en la mano y miró a sus amigos.
- Gracias a todos por estar acá. Es muy importante para Pache y para mí que estén ustedes siempre en nuestra vida, porque son los que nunca nos fallan y siempre están ahí, firmes, al pie del cañón. Gracias de nuevo. Brindo por ustedes.
Y todos hicieron fondo blanco con el vino que tenían servido frente a ellos, excepto Celeste, por supuesto.
Luego de comer el asado preparado por Pache mismo, y de haber tomado todos unas cuantas copas, la única sobria era Celeste. ¡Hasta Bauti y Vera, que no tomaban nunca, se habían puesto borrachos! Era el momento ideal para hacer el juego que todos hacían cuando se juntaban: el juego de las confesiones.
Maca se ofreció y empezó ella. Se puso de pie con un shot de tequila en la mano.
- Confieso que pensé que Pache iba a ser culpable.- dijo con la voz gangosa y entendiéndosele muy poco.
Luego, vino el turno de Pache.
- Confieso que la ocultaba antes a Maca porque me daba vergüenza.- dijo riéndose, mientras su novia se tomaba el tequila con él al mismo tiempo.
Nicolás se puso de pie, agarrado de la mano de Vera, entrelazados sus dedos, y levantó un vaso de Fernet.
- Confieso que la tengo un poco chiquita.- y todos comenzaron a reír desaforadamente. Vera y Malena sabían que lo que decía era cierto...
- Confieso que no soy rubia natural.- exclamó Vera, y nadie se lo había imaginado. Ella nunca lo hubiera querido admitir, pero ya lo hizo y se sentía un poco mejor.
- Confieso que no me puedo olvidar de Rocío.- dijo Lauti tiernamente.
- ¡Confieso que me tiene harta que Alejandro no me deje ir a Bariloche!.- interrumpió Malena, mientras el gordo la miraba mal.
- Confieso que nunca terminé el secundario.- dijo Alejandro, y los pibes lo empezaron a burlar mientras él se reía.
- Confieso que sigo fumando porro aunque les diga que no.- mencionó Santino, pero nadie se sorprendió.
- ¡¡Confieso que Vera me re gustaba!!.- gritó Bauti, y Celeste se puso de pie y se alejó, pero nadie notó eso porque todos estaban muy enfiestados, borrachos y riéndose.
- ¡Y yo...confieso que estoy con Santino y me lo garcho hace mil sin que ustedes lo sepan!.- exclamó Rocío.
El silencio fue fatal, y la borrachera de algunos pareció desaparecer instantáneamente con ese comentario.

Continuará...